Brasil, dos miradas: Análisis del MST y reflexiones del Profesor J

Vea la entrevista al “comandante” Stédile, miembro destacado del politburó del MST, brazo agrario del PT, partido de gobierno.



Brasil, dos miradas: Análisis del MST y reflexiones del Profesor J

Vea primero el análisis del MST en la entrevista al “comandante” Stedile publicada en el día de hoy en La Jornada de México y luego algunas reflexiones del Profesor J

Es hora de que el gobierno se alíe con el pueblo: MST

Periódico La Jornada
Martes 25 de junio de 2013, p. 2

En entrevista, Joao Pedro Stédile, integrante de la directiva del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, habla sobre el significado y las perspectivas de las movilizaciones en Brasil.

–¿Cómo analiza usted las recientes manifestaciones que vienen sacudiendo a Brasil en los últimos días? ¿Cuál es la base económica que las ha producido?

–Hay diversas evaluaciones de por qué están ocurriendo estas manifestaciones. Me sumo al análisis de la profesora Erminia Maricato, que es nuestra mayor especialista en temas urbanos y que actuó en el Ministerio de Ciudades en la gestión de Olivio Dutra. Ella defiende la tesis de que existe una crisis urbana instalada en las ciudades brasileñas, provocada por la actual etapa del capitalismo financiero. Hubo una enorme especulación inmobiliaria que elevó 150 por ciento los precios de los alquileres y de los terrenos en los últimos tres años. El capital financió –sin ningún control gubernamental– la venta de automóviles y el envío de esos dineros al exterior, lo que transformó nuestro tránsito en un caos. Mientras, en los últimos 10 años no hubo inversión en el transporte público. El programa habitacional Mi Casa, Mi Vida, empujó a los pobres hacia las periferias, sin adicionar condiciones de infraestructura.

“Todo eso generó una crisis estructural y que las personas estén viviendo en un infierno en las grandes ciudades, perdiendo tres o cuatro horas por día en el tránsito, cuando podrían estar con sus familias, estudiando o participando en actividades culturales.

“A eso se suma la pésima calidad de los servicios públicos, en especial los de salud y también los de educación, desde la escuela primaria y la enseñanza media, de la que los estudiantes salen sin saber redactar. Y la enseñanza superior cambió locales de ventas de diplomas por una de prestaciones donde están 70 por ciento de los estudiantes universitarios.”

–Y desde el punto de vista político, ¿por qué sucedió?

–Los 15 años de neoliberalismo, más los últimos 10 años de un gobierno de convivencia de clases, transformaron el modo de hacer política en apenas un referente de los intereses del capital. Los partidos políticos envejecieron sus prácticas políticas y se transformaron en meras siglas que aglutinan, en su mayoría, a oportunistas que quieren ascender en sus cargos o entrar a la disputa por los recursos públicos.

“Todos los jóvenes nacidos después de las ‘directas ya’ [N de la R: 1984, al final de la dictadura] no tuvieron oportunidad de participar en política. Hoy, para disputar cualquier cargo, por ejemplo de edil, el candidato precisa tener más de 3 millones de reales; un diputado cuesta alrededor de 10 millones [un dólar equivale a 2.24 reales]. Los capitalistas pagan y después los políticos obedecen. La juventud está hasta la madre de esa forma de política burguesa, mercantil. Pero lo más grave fue que los partidos de la izquierda institucional, todos ellos, se amoldaron a esos métodos. Envejecieron y se burocratizaron. Y, por tanto, generaron en la juventud ojeriza, distanciamiento, con esa forma de actuar. Y tienen razón: la juventud no es apolítica, al contrario; tan es así que sacó la política a las calles, aunque no tuviera definida conciencia de su significado. Sin embargo, está diciendo que no aguanta más ver en la televisión esas prácticas políticas, que secuestran el voto de las personas basándose en la mentira y la manipulación. Es que los partidos de izquierda precisan reaprender que su papel es organizar la lucha social y politizar a la clase trabajadora. Si no, caerán en la fosa común… de la historia.”

¿Por qué ahora?

–¿Y por qué las manifestaciones estallaron hasta ahora?

–Probablemente haya sido la suma de diversos factores del carácter de la sicología de masas, más que de una decisión planeada. Se sumó todo el clima que comenté, más las denuncias de la superfacturación de las obras de los estadios, lo que resultó en un acicate para el pueblo. Observen algunos episodios. La red Globo recibió del gobierno del estado de Río de Janeiro y del municipio de la ciudad 20 millones de reales de dinero público para organizar el showcito de apenas dos horas del sorteo de la Copa Confederaciones. ¡El estadio de Brasilia costó mil 400 millones, en tanto no existe transporte público en la ciudad! La dictadura de la FIFA y la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) es explícita y se impuso –junto con las pillerías–, y los gobiernos se sometieron. La reinauguración de Maracaná fue una venda que intentaron poner al pueblo brasileño. Las fotos eran claras: ¡en el mayor templo mundial no había ningún negro o mestizo! Y entonces, lo del aumento de las tarifas de ómnibus fue apenas la chispa para encender el sentimiento generalizado de revuelta, de indignación. La gasolina para la chispa vino del gobierno paulista de (Geraldo) Alkmin que, protegido por los medios de comunicación que financia, está acostumbrado a golpear al pueblo impunemente, como hizo en (el barrio de) Pinheirinho (en la ciudad de San José dos Campos) y en otros sitios rurales y urbanos, mandando a la policía a cometer una barbarie. Ahí fue que todo mundo reaccionó.

“Ahora bien: la juventud despertó. En eso hay mérito del Movimiento Pase Libre, que supo capitalizar esa insatisfacción popular y organizó las protestas en el momento justo.”

–¿Por qué la clase trabajadora aún no ha salido a las calles?

–Es verdad; la clase trabajadora aún no está en las calles. Quienes están en las calles son los hijos de la clase media, los de clase media baja y también algunos jóvenes de los que André Singer llamaría subproletariado, que estudian y trabajan en el sector de los servicios, que vieron mejoradas las condiciones de consumo, pero que además quieren ser oídos. Estos últimos aparecieron en algunas capitales estatales y en las periferias.

“La reducción de la tarifa del transporte público interesaba mucho a todo el pueblo y ese fue el acierto del Movimiento Pase Libre, que supo convocar movilizaciones en nombre de los intereses más generales. Y el pueblo apoyó esas manifestaciones y eso está expresado en los índices de popularidad de los jóvenes, sobre todo cuando fueron reprimidos.

“La clase trabajadora demora en moverse, pero cuando lo hace afecta directamente al capital, lo cual todavía no ha sucedido. Creo que las organizaciones que hacen los enlaces con la clase trabajadora aún no han comprendido el momento y tienen un comportamiento tímido. Pero la clase, como clase, creo que está dispuesta a luchar. Fíjese que las huelgas por temas reivindicativos salariales ya recuperó la ocurrencia de los 80. Entiendo que se trata de una cuestión de tiempo para que los enlaces con la clase trabajadora acierten en las banderas que la hagan mover. En los últimos días se percibe que en algunas ciudades menores y en las periferias de las grandes ya comienzan a haber manifestaciones con banderas de reivindicaciones bien formalizadas. Eso es muy importante.”

–¿Y las voces del MST y los campesinos?

–Es verdad. En las capitales donde tenemos asentamientos y agricultores familiares más próximos a lo urbano, ya estamos participando. Incluso doy testimonio de que fuimos muy bien recibidos con nuestra bandera verde y nuestra reivindicación de reforma agraria y alimentos saludables y baratos para todo el pueblo. Entiendo que en las próximas semanas podrá haber una adhesión mayor, incluso realizando manifestaciones de campesinos en las terminales y municipios del interior. Entre nuestra militancia está todo el mundo loco por entrar en la lucha y movilizarse. Espero que se muevan rápido…

–¿Cuál es su opinión acerca de la violencia que ha ocurrido en algunas manifestaciones?

–Bueno, primero hay que relativizar. La burguesía, a través de sus televisoras, ha empleado la táctica de asustar al pueblo colocando imágenes de desaforados rompiendo alguna cosa. Son los menores casos, que resultan insignificantes ante los millares de personas que se movilizaron. A la derecha le interesa incrustar en el imaginario de la población que esos son actos impulsados por vagos, y al final, si hubiese caos, imputar la culpa al gobierno y exigir la presencia de las fuerzas armadas. Espero que el gobierno no cometa la bestialidad de llamar a la guardia nacional y a las fuerzas armadas para reprimir las manifestaciones. ¡Eso es todo lo que la derecha sueña!

“Quien está provocando los actos de violencia es la forma de intervención de la policía militar. La PM fue preparada desde la dictadura militar para tratar al pueblo siempre como enemigo. Y en los estados gobernados por los tucanos (N de la R: Partidos de la Social Democracia Brasileña: Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais) aún cuenta con las promesas de impunidad.

“Hay grupos derechistas organizados, con orientación de hacer provocaciones y cometer saqueos. En Sao Paulo actuaron grupos fascistas y contrataron marginales del campo. En Río de Janeiro actuaron los grupos de choque organizados que protegen a los políticos conservadores. Y claro, hay también un substrato de lúmpenes que aparecen en cualquier movilización popular, sea en los estadios, carnaval, hasta en la fiesta de una iglesia, intentando sacar provecho.”

–Entonces, ¿hay lucha de clase en las calles o es sólo la juventud manifestando su indignación?

–Es claro que hay una lucha de clases en la calle, envuelta, todavía, en una disputa ideológica. Lo que es más grave es que la propia juventud movilizada por su origen de clase no tiene conciencia de que está participando de una lucha ideológica. Vean: ellos están haciendo política de la mejor forma posible, en la calle. Y ahí nos escriben: ¿estamos contra los partidos y la política? Es por eso que han sido tan diversas y difusas sus expresiones. Está sucediendo en cada ciudad, en cada manifestación; hay una disputa ideológica permanente de lucha de los intereses de clase. Los jóvenes están siendo disputados por las ideas de la derecha y por la izquierda, por los capitalistas y la clase trabajadora.

“Por otro lado, son evidentes las señales de la derecha, mucho mejor articulada, y de sus servicios de inteligencia, que usan Internet, se esconden detrás de distintas máscaras o intentan generar círculos concéntricos con noticias y opiniones en las redes sociales. De repente, un mensaje extraño genera millares de otros. Y de ahí se pasan a difundir resultados como si ellos fuesen una expresión mayoritaria. Esos mecanismos de manipulación fueron usados por la CIA y el Departamento de Estado estadunidense en la primavera árabe, en las tentativas de desestabilización en Venezuela, en la guerra de Siria. Y es claro que ellos están operando aquí también para alcanzar sus objetivos.”

Protestas manipuladas

–¿Cuáles son los objetivos de la derecha y cuáles sus propuestas?

–La clase dominante, los capitalistas, los intereses imperialistas de los estadunidenses y sus portavoces ideológicos que aparecen en televisión todos los días tienen un gran objetivo: desgastar al máximo el gobierno de Dilma, adelgazar las formas organizativas de la clase trabajadora, derrotar cualquier propuesta de cambio estructural en la sociedad brasileña y ganar las elecciones de 2014 para recomponer una hegemonía total al frente del Estado brasileño, lo que ahora está en disputa.

“Para alcanzar esos objetivos ellos están aún tanteando, alternando sus tácticas. Hay veces que provocan la violencia, para descolocar las metas de los jóvenes. Otras veces incrustan sus mensajes en las consignas de los jóvenes. Por ejemplo, la manifestación del sábado, aunque pequeña, en Sao Paulo fue totalmente manipulada por sectores derechistas que pautaron la lucha sólo contra la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 37 –que reduce las atribuciones del ministerio público– con una terminología extrañamente escrita de forma similar y en el mismo orden. Ciertamente, la mayoría de los jóvenes ni siquiera sabían de qué se trataba. Y es un tema secundario para el pueblo, pero la derecha está intentando levantar banderas de moralidad, como hizo en el pasado la UDN (partido de la derecha, fundado en 1945). Eso es lo que están haciendo en el Congreso, luego, para llevarlo a las calles.

“He visto en las redes sociales que controla la derecha, además del PEC 37: pedidos de expulsión en el Senado o transparencia en los gastos; declarar la corrupción como un crimen hediondo y el fin del fuero especial de los políticos. Ya los grupos más fascistas gritan ‘¡Fora Dilma!’ y abajo firman por su impeachment. Felizmente, esas banderas no tienen nada que ver con las condiciones de vida de las masas, aunque ellas puedan ser manipuladas por los medios: objetivamente pueden resultar en un tiro en el pie. Al final, es la burguesía brasileña, sus empresarios y políticos quienes son los mayores corruptos y corruptores. ¿Quién se apropió de los gastos exagerados de la copa?: ¡la red Globo y las empresas empresariales!”

Los desafíos

–¿Cuales son los desafíos de tienen ante sí la clase trabajadora y las organizaciones populares y los partidos de izquierda?

–Los desafíos son muchos. Primero debemos tener conciencia de la naturaleza de esas manifestaciones e irnos para la calle, a disputar corazones y mentes para politizar esa juventud que no tiene experiencia en la lucha de clases. Segundo, la clase trabajadora precisa movilizar, salir a la calle, manifestarse en las fábricas, campos y construcciones, como diría Geraldo Vandré. Levantar sus demandas para resolver los problemas concretos de clase desde el punto de vista político y económico. Tercero, precisamos explicarle al pueblo quiénes son sus principales enemigos. Y, ahora son los bancos, las empresas trasnacionales que tomaron cuenta de nuestra economía, los latifundistas del agronegocio y los especuladores.

“Precisamos tomar la iniciativa de pautar el debate en la sociedad y exigir la aprobación del proyecto de reducción de la jornada de trabajo a 40 horas; exigir que la prioridad de inversiones públicas sea en salud, educación, reforma agraria. Pero para eso el gobierno debe recortar porcentajes de ganancia y redefinir los recursos del superávit primario, aquellos 200 mil millones que todos los años van para los apenas 20 mil ricos, rentistas, creadores de una deuda interna que nunca hicimos, aportar en inversiones sociales y productivas. Y eso es lo que la lucha de clase pone enfrente del gobierno de Dilma: ¿los recursos públicos se volcarán para la burguesía rentista o para resolver los problemas del pueblo?

“Aprobar en régimen de urgencia –para que esté vigente en las próximas elecciones– una reforma política de gran aliento, que por lo menos instituya el financiamiento público exclusivo de la campaña; derecho a revocación de mandato y plebiscitos.

“Se precisa una reforma tributaria que vuelva a cobrar impuestos a las exportaciones primarias e impacte los ingresos de los más ricos, reduzca los impuestos de los más pobres, que son los que más pagan.

“Es necesario que el gobierno suspenda las licitaciones sobre el petróleo y todas las concesiones privatizadoras de minas y otras áreas públicas. De nada sirve aplicar royalties en el petróleo para financiar educación, si esos impuestos representan apenas 8 por ciento de la renta petrolera mientras el 92 por ciento va a dar a las empresas trasnacionales que se quedarán con el crudo en las licitaciones.

“Una reforma urbana estructural es necesaria para que vuelva a priorizarse el transporte público, de calidad y con tarifa cero. Ya está probado que no es caro ni difícil instituir transporte gratuito para las masas de las capitales. Asimismo, controlar la especulación inmobiliaria.

“Finalmente, precisamos aprovechar y aprobar el proyecto de conferencia nacional de comunicación, ampliamente representativa, de democratización de los medios y acabar con el monopolio de la Globo, y para que el pueblo y sus organizaciones populares tengan amplio acceso a comunicarse, a crear sus propios medios con recursos públicos. Oí de diversos movimientos juveniles que están articulando las marchas, que tal vez esa sea la única bandera que unifica a todos: ¡Abajo el monopolio de la Globo!

“Pero que esas banderas tengan eco en la sociedad y presionen al gobierno y a los políticos solamente ocurrirá si la clase trabajadora se moviliza.”

Enfrentar a la clase dominante

–¿Qué debiera hacer el gobierno ahora?

–Espero que el gobierno tenga la sensibilidad y la inteligencia de aprovechar ese apoyo, ese clamor que viene de las calles –que es apenas una síntesis de una conciencia difusa de la sociedad– de que es necesario cambiar. Y cambiar a favor del pueblo. Para eso el gobierno precisa enfrentar a la clase dominante en todos los aspectos. Enfrentar a la burguesía rentista, desarticulando lo que recibe por intereses y aplicando el capital en inversiones en áreas que resuelvan los problemas de la gente. Promover, de inmediato, las reformas políticas, tributarias. Conducir la aprobación del proyecto de democratización de los medios de comunicación. Crear mecanismos para grandes inversiones en transporte público que conduzcan al final a la tarifa cero. Acelerar la reforma agraria en un proyecto de producción de alimentos aportados para el mercado interno.

“Garantizar de inmediato la aplicación de 10 por ciento del PIB en recursos públicos para educación en todos los niveles, desde las estancias infantiles en las grandes ciudades, enseñanza fundamental de calidad, y hacer universal el acceso de los jóvenes a las universidades públicas.

“Sin eso, cundirá la decepción y el gobierno entregará a la derecha la iniciativa, se harán nuevas manifestaciones intentando desgastar al gobierno hasta las elecciones de 2014. Es hora de que el gobierno se alíe con el pueblo o deberá pagar la factura en el futuro.”

–¿Qué perspectivas le ve a las movilizaciones en los próximos meses?

–Todo aún es una incógnita frente al hecho de que los jóvenes y las masas están en disputa. Por eso las fuerzas populares y los partidos de izquierda precisan involucrar todas sus energías en salir a la calle: manifestarse, colocar las banderas de lucha por las reformas que interesan al pueblo. La derecha va a hacer la misma cosa y también levantará sus consignas, conservadoras, atrasadas, de criminalización y estigmatización de las ideas de cambios sociales. Estamos en plena batalla ideológica, que nadie sabe cuál será el resultado. En cada ciudad, cada manifestación, precisamos disputar corazones y mentes. Quien se quede fuera se quedará fuera de la historia.

*Entrevista realizada por el diario brasileño Brasil de Fato para su edición del 25 de junio. Se publica simultáneamente en La Jornada con la autorización de Joao Pedro Stédile, integrante de la directiva del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra.

Clajadep la publica sin pedir autoriuzación a nadie. Que nos demande el comandante Stédile.

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Brasil: un análisis necesario

Profesor J

Un país potencia puede darse el lujo de hacer obras faraónicas, siempre que se cumplan dos condiciones: que produzca una fuerte ganancia y que no se movilice la población. En China tenemos el más exorbitante dispendio de capitales para construcción de ciudades ultra modernas con edificios de cristal y algunos disputando los primeros lugares mundiales de altura, pero allí la población está subordinada y ay! de quienes se opongan a alguna medida del politburó. En Brasil la empresa del cemento consiguió poco antes del gobierno militar hacer la maravilla de ni más ni menos que una nueva capital del reino, esta vez en medio de la selva: Brasilia, el templo de adoración al cemento. Arrasaron hectáreas y hectáreas de selva, tierras y vida animal y vegetal. Nadie sabe si habían comunidades originarias y fueron «limpiadas», sin embargo parece poco probable que esas tierras no formaran parte del habitat comunitario, ya que después «se descubrió» que habitaban indígenas en las proximidades. El viaje a las oficinas públicas no sería problema, se hicieron enormes carreteras que unen a la ciudad sagrada con el norte, el sur, este y oeste. Más ganancias extraordinarias y fastuosas para los empresarios del cemento, entre los que destaca nítidamente Odebrecht, emparentado con el nazismo alemán y principal fuente de apoyo financiero electoral del PT de Lula y Dilma, también destaca Votorantim, empresa archi enemiga de Lula y de Odebrecht.

Las fuerzas armadas son garantes del «desarrollo» alcanzado en un país que se aproxima a los 300 millones de habitantes y que más parece un continente, que limita con todos los países del sur de nuestro continente Abya Yala, excepto la isla de la fantasía del neoliberalismo: Chile, país formado sobre la base de la ocupación violenta de territorio mapuche al sur y aimara al norte. La marina brasileña cuenta con una planta atómica donde construyen submarinos idem. La aviación cuenta con fábrica de aviones junto a la empresa estatal que vende aviones y avionetas a diferentes países y ya fabrican drones (aoeronaves no tripuladas). El ejército es dueño del país y con cemento se ha construido una especie de telaraña carretera que se adentra en todos los países vecinos atravesando y destruyendo selvas y ríos, por donde ya se han entrenado y lo hacen permanentemente para asaltar a las naciones limítrofes como hicieron con Uruguay para el golpe militar de ese territorio. Otro jugoso negocio y reforzamiento de la operatividad contrainsurgente continental fue la instalación de enormes radares en la selva que separa a Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela (Argentina y Uruguay ya casi no tienen árboles en su frontera con el gigante egoista). Con el pretexto de combatir el narcotráfico que los mismos gobiernos fomentan para idiotizar a la población, general «empleo alternativo» y justificar la militarización de los barrios periféricos.

Es obvio que una red de infraestructura como esa requiere mucha más energía eléctrica que la actual, que ya no alcanza con Itaipú en la frontera con Paraguay, una obra inverosímil por su tamaño y potencia, considerada entre las dos mayores del mundo. Ahora van a la selva amazónica a construir el siguiente de los dos mayores, el tercero, que es la superpoderosa hidroeléctrica de Belo Monte, que por estar escondida entre la floresta, pasaría inadvertida, desapercibida. No llamaría la atención de nadie, ya que no afectaba directamente a nadie. Eso era lo que pensaban, hasta que de la nada salieron cientos de indíos semidesnudos y pintados de colores pavorosos, llenos de plumas, lanzas, arcos, flechas y afilados puñales o yataganes y cómodamente ocuparon las instalaciones de la construcción del proyecto declarando la guerra, así de simple, dejando boquiabiertos a los técnicos, funcionarios y guardias que allí estaban en total impunidad, como Pedro por su casa. El cemento encontró la horma de su zapato.

Ellos, los todopoderosos, los que todo lo pueden, los que van a construir el puerto libre enclave capitalista en Mariel, Cuba, con barcos y barcos de cemento que se pondrán como freno al avance hacia la sociedad sin clases (dije «avance»?, bueno dejémoslo ahí). Esos mismos que convencieron a Evo Morales de hacer pasar su cemento por los territorios ancestrales del Tipnis, donde también los emplumados les salieron al paso (estos indios!), en fin, esos mismos, hubieron de suspender la construcción de la magna obra de Belo Monte, la niña de los ojos del capitalismo brasileño, y mandaron a sus tropas, que no pudieron hacer lo de Guatemala, donde mataron a diestra y siniestra a los salvajes de allá que tampoco dejaban avanzar el «progreso» civilizatorio (esto ya parece plaga! dios mío!), que no pudieron hacer nada, porque, de no se sabe donde, aparecieron más indios que trajeron ecologistas y gente de las ciudades, lo que demostraba que al parecer no eran tan «atrasados» porque no se visten con ropa de hilos plásticos. El asunto es que Belo Monte está ahí, un esqueleto de armazón metálica esperando las caravanas de camiones con cemento que no puede ir a Bolivia ni a la Amazonia ni a otras partes. No importa, con 20 centavos de aumento del transporte estarán los millones que se requieren para mantener el flujo de ganancia que ya no depende del libre mercado como era la época de florecimiento del neoliberalismo, no. Ahora el truco es otro. Después del modelo del estado de bienestar (premio Nóbel a Keyness. Aplausos) y del modelo neoliberal (a rey muerto, rey puesto, aplausos para el otro premio Nóbel, Milton Friedmann), que también se agotó, vino el premio Nóbel para Joseph Stiglitz, ex economista jefe del Banco Mundial, vicepresidente del Banco federal norteamericano y asesor principal del gobierno Carter, que levanta una nueva institucionalidad de interactividad entre estado y mercado. No más estado paternalista ni libre mercado absoluto, un término medio, ambos socios y amiguitos, sin devorarse el uno al otro, lo que llamó el neoinstitucionalismo, asumido por los gobiernos llamados «progresistas» de Kirchner, Lula, Morales, Correa, Ortega, Zelaya, Funés, Humala, Bachelet, Lugo, Chávez y ahora Santos que quiere asociarse a las Farc y entre ambos manejar el ya famoso «término medio».

Por eso el gobierno Lula-PT-Dilma distribuye canastas que hacen aparecer como que ha disminuido un 30% la pobreza y los medios azotan con la noticia de que ahora hay una nueva gran clase media que pide más. Más absurdo no podía ser. Los médicos gratuitos a los barrios, como cualquier otro país que ponga médicos gratuitos en sus barrios, no han conseguido resultado ninguno,pues de otro modo no se explica que la principal reivindicación de las calles después de la tarifa cero sea la salud y aún la vivienda.

Veamos el tema favelas, que no ha sido resuelto y cada dos o tres meses tienen que entrar las tropas a poner orden. Si no disminuyen las favelas, no es posible hablar de mejoramiento, ya que la mayor parte de la población vive en el hacinamiento y no es por otro motivo que los 300 mil manifestantes en Rio de Janeiro hayan sido en su casi totalidad los favelados. La clase media salió en minoría en Rio. En Sao Paulo fueron más que nada jóvenes, que como los estudiantes chilenos pueden ser clasificados de clase media?. Lo pongo en duda. En Fortaleza y Belo Horizonte también fue la juventud.

Sindicatos y trabajadores favorecidos por el modelo Lula es claro que no salieron a la calle. Veamos eso: Los dos principales ejes del movimiento sindical organizado son los metalúrgicos del ABC Paulista y los bancarios, ambos filiados a la CUT de Lula. Tanto la federación metalúrgica como la federación bancaria cuentan con un sindicalismo funcional y corporativo de gran magnitud, al punto que cada una de ellas han formado sus propias financieras que intervienes en bolsa, préstamos e inversiones diversas, formando así parte orgánica del engranaje y proceso de acumulación de ganancia. De eso no puede hablar Stédile, obviamente. Eso es observado por la población, que más que la propaganda de que ha crecido la clase media, verifican que han surgido muchos nuevos ricos y sectores pudientes a costa de la población, por lo que no es extraño que la tercera consigna más coreada sea contra la corrupción, en la que ha estado envuelta buena parte de los ministros y dirigentes del PT, que han caído uno a uno.

El otro sector favorecido ha sido la cúpula del MST y algunos de sus principales asentamientos emblemáticos en diferentes regiones del país, que por su capacidad productiva, estrecha relación con los bancos y mercadeo tradicional, se han acercado al estilo sindicalista de los metalúrgicos y bancarios, perdiendo mucha de su base tradicional, algunos de los cuales se fueron a trabajar en la línea de economía comunitaria del movimiento MLST en tanto el MST sigue fortaleciendo un pequeño sector parásito del sistema, ya que de ahí salen dineros para mantener su burocracia dirigente, hacer campañas y recorridos por el mundo hablando de la Vía Campesina y la soberanía alimentaria a condición de acabar la lucha en defensa de los territorios y someterse a los programas del nuevo modelo económico neoinstitucional asentado en el extractivismo dejando pasar las carreteras, las hidroeléctricas y demás que requiere la acumulación. Se entiende que se paseen por todas partes invitando a los campesinos organizados a sumarse a la Vía Campesina, como las organizaciones del PC chileno, Ranquil y Anamuri, hasta que llegaron a Lacandona e invitaron a los zapatistas a sumarse también, pero recibieron una amable negativa, ya que el papel de la Vía Campesina es acabar con la autonomía y sembrar la dependencia a los partidos defensores del modelo «progresista» que se apoya en el cemento para acabar con las comunidades que defienden a la Pacha Mama.

El MST hoy día en Brasil está aprovechando de levantar cabeza en medio de las movilizaciones, como que fuese crítico del PT, cuando en realidad el 90% de su directiva son militantes del PT, como Gilmar Mauro y Joao Stédile.

El año 2005 el PT y el MST no consiguieron evitar que se expresara la autonomía en el espacio intergaláctico del V Forro de Porto Alegre, y los asistentes decidieron formar el Movimiento Pase Libre, que por medio del simbolismo de la lucha por pasar libremente a los buses del transporte público, plantean el pase libre para todas las actividades del mundo de la vida, lo que atrajo la ira de las organizaciones de izquierda gubernamental y seria distancia con el accionar del MST, destinado solamente a hacer propaganda de sus puntos de vista originados en la cúpula de su comité central, a diferencia del Movimiento Pase Libre que sólo en Sao Paulo llamó a 14 reuniones abiertas en diferentes lugares de la ciudad para decidir los pasos a seguir. Cualquiera puede ir y opinar, definiendo los pasos entre todos en la forma de democracia directa. Pero esto no lo va a decir ni apoyar Stédile, el burócrata.

Esa forma de discutir internamente y tomar decisiones, todo ello de forma abierta a la población en determinados territorios y localidades, es una escuela participativa que va forjando otros valores y prácticas.

Para cortar eso de raíz, Dilma ahora propone un plebiscito, trasladar la discusión y las decisiones locales al voto individual, separado y secreto donde se ponga punto final a la discusión y a la movilización, que la energía y potencia social de la multitud de autoorganización se canalice hacia la estricta institucionalidad evitando la fuga de los esclavos y la formación de nuevas constituciones e instituciones alternativas autónomas en las localidades que puedan abrir paso a las formas de vida comunitaria para encarar la problemática de la cotidianeidad con las propias manos.

De allí entonces el llamado a llevar banderas para «apoyar» el movimiento, banderas que fueron agredidas obviamente por la derecha organizada, que no había tenido oportunidad ni espacio para manifestarse y la voluntad o voluntarismo de la izquierda institucional de fracturar el movimiento (ellos y nosotros, tenemos derecho a mostrarnos, etc) permitió que se desarrollaran verdaderas batallas campales con insultos y quemas de banderas. No es que la derecha está aprovechando el movimiento, sino al contrario, la izquierda oficial intentó sacar provecho y se le fueron sus adversarios encima.

Tampoco se trata de un fenómeno «urbano» como pretende el análisis de Stédile, ya que su idea es esconder el fracaso de la reforma agraria y el crecimiento de la simpatía entre los campesinos hacia la propuesta de las empresas agrícolas comunitarias del Movimiento de Liberación de los Sin Tierra, fundado por Bruno Maranhao, que tiene bases en 10 estados del país y que hoy casualmente se encuentra perseguido por el estado para devolver dineros que se habían entregado para fines de reforma agraria y que supuestamente fueron usados para una movilización de ocupación del congreso años atrás.

También es extraño que el comandante Stédile apele a una exclusiva problemática urbana cuando Brasil ha salido en los periódicos mundiales por la enorme cantidad de indígenas que ocuparon la construcción de la faraónica hidroeléctrica de Belo Monte y los otros comuneros que hicieron prisioneros a investigadores extractivistas. Todos estos hechos son demostrativos de que en el campo también se cuecen habas. Stédile esconde el rol del PT y los sindicatos de contribuir a la crisis económica y social que ha lanzado a la población a las calles. Su intento ridículo y propagandístico de mezclar a la CIA con las manifestaciones lo delata como carente de argumentos reales y se trata sólo de buscar simpatías en la izquierda continental, que mira con mucha suspicacia lo que sucede en las calles del país gobernado con votos del PT y del MST.

Dilma tendrá que ser muy malabarista para sortear la actual situación, donde no interesa si va a ganar el PT o la oposición la presidencia el próximo año, ya que ambos tienen que implementar el mismo programa, sino que el detalle va a estar en como la dinámica de calles se transforma en dinámicas localizadas y específicas de cambios concretos desde abajo, tales como empoderamiento territorial autónomo, formación de comunidades urbanas y desarrollo de la Otra
Economía.

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
profesor_j@yahoo.com
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