Pedagogía del común y del comun-ismo

Según Marx el ser crea la conciencia y no al revés. Es obvio que no se refiere al ser «humano», sino al sistema de relaciones del modo de producción



Pedagogía del común y del comun-ismo

Por Jaime Yovanovic (Profesor J)

TEMARIO

1. Introducción
2. El ser y la conciencia. Según Marx el ser crea la conciencia y no al revés. Es obvio que no se refiere al ser «humano», sino al sistema de relaciones del modo de producción.
3.

(Sigue)

INTRODUCCIÓN

Normalmente las pedagogías de corte ideológico no lo han hecho para la producción de saber, sino para generar y acrecentar las condiciones para la lucha por el poder o para que los «educados» sigan al grupo educador, es decir, no pueden permitir el libre pensamiento o la cosmovisión autónoma, sino que los demás deben adscribir y sumarse a su modo de pensar para constituir la fuerza social que les lleve a los puestos de comando del sistema, pues con el control del proceso de acumulación capitalista podrán asegurar el bienestar de ciertas capas urbanas y de la llamada clase media y profesional que podrá «integrarse» sin rupturas del tinglado, asegurando así la continuidad sistémica. Ello se ha traducido en la práctica en una educación popular instrumental y oportunista donde cada corriente erige su escuela a donde atrae prosélitos que estudian pedagogía o similares y puede influir hacia la población circundante como medios invasivos de penetración para la concientización y el reclutamiento, como el proceso de colonización desde la llegada de los invasores a nuestro continente Abya Yala, donde había que limpiar y retirar la cultura y contenidos de conciencia existentes para introducir aquellos otros que permitirán el libre ejercicio del poder instituido.

Educar o «educar» (concientizar) dentro del tinglado, utilizando sus formas, valores y relaciones, da en lo mismo, pues al prisionero se le retira del patio y se le lleva nuevamente a la jaula para recibir allí las lecciones. Hace falta operar la construcción de saber desde el mundo de la vida, la cotidianeidad de la gente, aún antes de pensar su participación en los espacios sistémicos con que el sistema lleva a cabo la dominación mediante el chantaje -si no tienes cuarto medio no consigues empleo, por ejemplo-.

Por otra parte si el proceso de construcción de saber no va de la mano con el proceso de reconstrucción del común, sólo reproducimos el status quo, el estado de las cosas. Nosotros provenimos del común, de la horda y la comunidad, eso está grabado en los genes, sin embargo históricamente ello fue quebrado por la propiedad, el patriarcado y el poder, que requieren individuos fragmentados para integrarlos como entes separados a las formas organizativas de la dominación. Por ello un proceso pedagógico debe tender a la reaproximación del ser, a la reintegración del sujeto «Nosotros», por sobre los múltiples pseudo sujetos «Yo», que no pueden ser esenciales aunque les digan que si lo son, como un dios, unipersonal y poderoso.

El acto epistemológico o acto de conocimiento, es un acto de sujeto y como tal revierte en la forma de retroalimentación contribuyendo a la formación de dicho sujeto como tal: El sujeto conoce y, al hacerlo, se constituye como sujeto, haciendo se perfila, actuando toma forma, ejecutando se modela a si mismo. Si se opera con sujetos individuales, se reproduce la existencia de los tales, es decir, se reproduce la existencia del individualismo, por mucho que se ataque el concepto y se hagan discursos sobre la generosidad y la solidaridad, que siempre son actos individuales, aunque se junten miles a hacerlo. La constancia y reiteración en el tiempo-espacio (momentos y lugares) de esos y otros actos individuales hace creer que vivimos en el mundo de las individualidades, que ser individualista es normal y a la larga terminamos defendiendo la distancia entre individuos y el común, ya que en realidad estamos defendiendo lo que consideramos nuestra esencia, equivocadamente definida como seres únicos, distantes, en competencia y de alta auto-valoración como individualidades.

No se defiende el individualismo, claro que no, se cree que se defiende el ser, que al ser meramente individual, se contrapone al común y por eso los discursos y críticas al individualismo no son asumidos por nadie, aunque todos lo reproducen en sus actos, ya que nadie puede asumir algo que siempre ha sido así, nadie ve una desviación del camino desde un no-individualismo hacia al individualismo, creen que han nacido así y son modelados como tales, es su base existencial. Se nos dice que seamos generosos, que amemos al próximo, aquel que está allá, fuera de nosotros. De allí que para llegar al común, o al menos a la comprensión de lo común, hay que recorrer extensos desiertos y atravesar rocosos y peligrosos conglomerados montañosos. Hay que ser un tanto épico para plantearse ese recorrido, por lo que nosotros no lo planteamos, no pensamos que sea necesario atravesar esos laberintos lógico-imaginarios para alcanzar la comprensión o autoconciencia del común, basta con practicarlo y que los niños lo vean, aunque los motivos para estar juntos sean de carácter instrumental, por ejemplo el reforzamiento escolar de los niños, la salud entre los vecinos, la huerta que les dotará de alimentos sanos o el comité de comprando juntos que les permitirá adquirir productos a menor costo. La práctica del común, el acto de compartir, es lo que genera la autoconciencia del común, que no requiere instalarse en las mentes como concepto, sino que basta que sea sentido e introyectado mediante el simple acto de hacerlo una y otra vez, por ello el común no es esporádico, sino permanente, alternando una actividad con la otra, de modo que la cotidianeidad compartida consiga ganarle a la cotidianeidad de los entes separados. Los actos comunes esporádicos solamente pueden obtener algunos resultados en el plano cultural-consciente mediante la red vertical de pescadores del tejido del intercambio de ideas y palabras por donde sólo circulan las miradas y cosmovisión de los organizadores, los concientizadores. Los actos comunes seguidos, continuos, uno tras el otro, cada día, en la cotidianeidad, no necesitan explicaciones para la comprensión, ni previas al acto para orientarlo mediante la lógica de las opciones, ni durante el acto para darle sentido.

Por eso lo primero es que el facilitador pedagógico deje en casa su ideología, paradigma y guía para la acción, lo que va a resultar difícil, pues le han avisado que si lo hace, va a ser el otro partido o aún la derecha, la que va a venir a apoderarse de las mentes de las personas, o sea, el mismo pretexto de Evo Morales de acusar de agentes de la CIA a las comunidades indígenas que no se pliegan a su práctica estatista centralizadora. De esa manera si no concientizas tú, será otro, lo que no sólo argumenta y legitima el acto de concientizar, sino que define oportunistamente un terreno social donde esa actividad se hace «necesaria». Los grupos más fundamentalistas copian a los evangélicos que dan saltos en las plazas ahuyentando demonios, llamando a «la lucha», pues la compulsión y el espíritu combativo se adquieren o se expresan en ese terreno y allí se verá a quien argumentar para reclutarle y avanzar hacia la formación del glorioso ejército de los pobres y golpeados por el sistema, en los precisos momentos en que las principales formaciones políticas de lucha mundial, como los zapatistas, la ETA y las Farc, deciden abandonar las acciones armadas para asumir como eje la acción social.

Eso no tiene nada que ver con que en las décadas de los 60 a 80, no fuese necesario empuñar las armas, pero evidentemente ya se fue el bus y nos quedamos abajo, la época era otra, además que pocos entendieron que la revolución cubana no fue el ejército revolucionario y su poderío militar, sino que el ejército rebelde trajo la reforma agraria que se ejecutaba en la Sierra Maestra, eran otras relaciones económicas las que bajaban, que no eran sólo una propuesta para cuando se tomara el poder, sino que lo hicieron y crecieron durante años. No fue el discurso rebelde, sino la capacidad de instalar nuevas relaciones económicas las que aproximaron las corporalidades hacia el común, que luego fue quebrado por la instalación del modelo soviético del capitalismo de estado, mediante el cálculo económico que el Che rechazó terminantemente, asunto que esconden los de la «vocación de poder», que muestran sólo al Che guerrillero o del trabajo voluntario, dejando para el romanticismo sus apelos a la ternura, al humanismo, al socialismo cotidiano, al comunismo, a los estímulos morales y más.
Los zapatistas en México y los ex guerrilleros del Quintín Lame en Colombia, así como muchos otros en nuestro continente y en otros lugares, lo entendieron así y fueron capaces de transitar de «la lucha» a la construcción, de la conducción vertical de vanguardia a la horizontalidad asamblearia comunitaria, del concientizar a la construcción autónoma de saberes, del comprar al producir, del pedir o exigir al estado a la creación de condiciones propias de autogestión, de organizar individualidades a las formas de vida comunitaria.

De vuelta a casa, a partir de cero, no del nivel de conciencia alcanzado por algunos inteligentes ni por los resultados electorales, sino acorde con los desarrollos práctico de actos comunes en la población, sin importar que algunos sean de derecha, otros de izquierda y algunos de centro, ya que proponemos evadir, sortear los laberintos y opciones ideológicas para atender a la producción de subjetividad desde los actos comunes de sujetos individuales que, al hacer comprensión dialogante del acto compartido, es decir, un acto de conocimiento común, ello revierte hacia la germinación del sujeto común en un ciclo constante de actos que les relacionan horizontalmente -actos compartidos- y reflexión compartida de dichos actos. En el fondo es el encuentro de cuatro factores: el acto común, la reflexión común de dicho acto, la germinación del sujeto común y la producción de subjetividad. Esos actos compartidos puedes ser un acto de conocimiento (por ejemplo una sesión de la Educación Popular Comunitaria), un acto de producción (la huerta), un acto de intercambio (la feria del trueque), una minga, una olla común, un almuerzo comunitario, un corte de calle para juegos de niños, olla común y demás, también pueden entrecruzarse, como la escuelita con la huerta y la feria, juegos, conversatorio entre las madres, etc. Se trata no de espacios o actividades desde, en o para la comunidad, sino de formas de vida comunitaria. Todos ellos son a la vez actos de conocimiento, ya que al hacer, se conoce, por fuera de la pasividad de enseñar-aprender, acto de dominación, autoritario y vertical, que forma y reproduce entes subordinados.

Para llegar a aspectos metodológicos que nos auxilien en este andar de caminantes que hacemos camino donde no lo hay, es necesario realizar una exploración en el terreno de la lógica del conocimiento, es decir de los procesos mediante los cuales la gente se informa, conoce. Lo que se llama en la teoría y en la academia la lógica de la epistemología, siendo esta última una rama de la filosofía que estudia la teoría del conocimiento. La lógica de la epistemología en la sociedad de personas separadas subordinadas al poder es una lógica individualista, es decir que tiene la tendencia a formar personas individualistas, que desconozcan y aún rechacen el común. En este caso no interesan los contenidos del saber, sino la forma como se adquieren los conocimientos, que pueden informar de la aceptación del modelo o pueden informar de otro modelo mejor, más justo, igualitario, etc. Así, adaptados al sistema, críticos integrados y antisistémicos, operan con la misma lógica y metodologías de adquisición de sus saberes, una lógica que genera y refuerza la autoconciencia del papel del Yo en dicho acto. El Yo es quien conoce, por lo tanto es el único sujeto que existe junto al otro sujeto «Yo» y a otros sujetos «Yo» y a una humanidad de millones de sujetos «Yo», lo que llevó a algunos filósofos a hablar del solipsismo y a algunas doctrinas a desarrollar el nihilismo, que en el fondo sólo son tentativas de emular a los dioses abandonando el ejemplo de las hormigas y las abejas, así como la posibilidad de reconocerse como fragmento del común arrinconado en el museo del olvido intencional. El sujeto común es inimaginable. Rechazado porque atenta contra la integridad, la ontología y la autoestima del Yo. Nos distancia de los dioses.

En un principio era el Nosotros, el sujeto común: la horda y la comunidad. Luego el patriarcado requiere quebrar ese Nosotros para subordinar a la mujer y al hijo primogénito, quien daría continuidad a la unidad productiva. El sujeto común es sustituido por el Yo-Tú-Él, donde cada uno asume un rol o función dentro de la estructura. Surge la «sociedad», que aniquila la comunidad. He ahí la esencia de la sociología estructural-funcionalista y la de Weber y sus seguidores como Habermas, Luhmann y tantos otros que inundan las academias para formar administradores del tinglado relacional de los «Yo» separados y en competencia.

Por ahora suspendemos el desarrollo de estas reflexiones para ejecutar el Taller de Educación Popular Comunitaria, donde abordaremos estos y otros temas con una práctica en un cerro de Viña del Mar. Usted puede participar y traer de su cosecha. La fecha es lunes 27 de enero a viernes 31 de enero, con alojamiento incluido en la Toma de la Universidad del Mar en Reñaca. La colaboración es de mil pesos diarios el Taller y mil pesos diarios el alojamiento para contribuir al petróleo necesario para el generador de electricidad. Para incorporarse es sólo comunicarse hasta el domingo 26 a las 21:00h, horario de cierre de las inscripciones, al correo unlibre@gmail.com

Después del taller y al calor del desarrollo de la escuelita con huerta, feria barrial y otras cositas, retomaremos el tema y seguiremos profundizando con nuevos conocimientos adquiridos en los actos de conocimiento de personas, niños, jóvenes y adultos de esa localidad.

Venga a formar parte de esta experiencia.

Vea las actividades del TraVol 2014 Trabajo Voluntario Comunitario:
http://clajadep.lahaine.org/?p=15237