Legalidad, ilegalidad y alegalidad

Comienzan los talleres de la Universidad Libre 2014
Esta vez en la Quinta Región, Chile



Lo legal es lo subordinado a la ley, al estado, a las instituciones, lo ilegal es actuar o ponerse en contra de la legalidad, normalmente mediante conductas sancionadas por el poder como delitos. Para el desarrollo del indisciplinamiento de las disciplinas, es decir, retirar las diferentes áreas del saber y del hacer del tinglado sistémico para traerlas de vuelta a los ritmos e interacción directa entre los humanos en común y con la madre tierra, no podemos hacerlo mediante la legalidad, ya que el sistema de normas oficiales apunta a defender el status quo y reproducir la sociedad basada en la propiedad, en las personas separadas y en competencia. Pero tampoco podemos hacerlo en la ilegalidad, ya que no sólo vamos a ser perseguidos, lo que no sería nada nuevo, sino que el grueso de la población no se sentirá en condiciones de participar con nosotros y caeremos en el viejo vicio de las vanguardias.

Por ello hemos escogido el campo de la alegalidad, es decir: a-legal, sin ley, fuera de la ley, pero sin ponerse contra ella ni atentar contra las estructuras y normas del sistema. No seguimos las reglas del juego ni nos arrojamos valientemente contra el tinglado, no somos legales ni ilegales, simplemente vamos determinando nuestras propias normas de comportamiento a medida que avanzamos en el entrecruzamiento de actividades de las formas de vida comunitaria y compartida entre vecinos de un barrio o localidad y que se va haciendo necesario definir en cada momento los pasos y las formas de aquellos pasos. No definimos direcciones, rutas o rumbos, ya que no tenemos objetivos, que serán definidos, si quieren, por los vecinos participantes de la construcción de nuevas relaciones locales: económicas, sociales, educativas, sanitarias y culturales. Eso resulta más realista y consecuente que hacer discursos sobre una sociedad «mejor» que nunca llega porque sus apóstoles se apitutan en el estado con el pretexto de que hay que «acumular capital» para beneficiar y hacer regalos de navidad a la población. Luego se caen o los tumban y así vamos. Si hay que imaginar una sociedad mejor, vamos a aprender de nuestros ancestros que vivían la libertad y fueron ocupados por las instituciones colonizadoras del poder.

Así, desprenderse de los hilos de la legalidad y de la ilegalidad, significa iniciar un camino que no tiene fin, no tiene meta, salvo recuperar las raíces y vivir, como un árbol, un pez o una flor, pero que al hacer camino caminando, estaremos cambiando el mundo desde abajo.

Eso implica que la disciplina del derecho habrá que indisciplinarla para traerla a los cuerpos, las relaciones humanas, la democracia directa, los ritmos naturales de la vida, la producción autogestionaria, la autonomía de gérmenes de formas de vida comunitaria en barrios, localidades y comunas, la utilización de espacios públicos, privados y abandonados, etc. habrá que estudiar la lógica de esos tres conceptos: legalidad, ilegalidad y alegalidad, así como los modos de autodefensa jurídica de los espacios conquistados.

Por eso nos retiramos de la escuela legalista de las ciencias jurídicas y levantamos otra concepción del derecho, como en toda ciencia donde la cosmovisión ancestral se abre camino, como la medicina, que recién en los últimos años se ha venido aceptando la experiencia sanitaria y tradiciones curativas originarias, donde las miradas y las interpretaciones se corresponden con las formas de vida o la base social en cada lugar y momento histórico. Así el modelo autoritario de las instituciones del poder acerca del derecho como norma según Kelsen, se corresponde con la necesidad del poder-sobre, la verticalidad, las jerarquías y el autoritarismo, en cambio la escuela del Otro Derecho se corresponde con el poder-hacer, el despliegue de la potencia, el rescate de las formas de vida comunitaria, la vivencia plena de la soberanía popular desde los cuerpos, la democracia directa, el común por sobre la propiedad, el afecto por sobre el utilitarismo, el intercambio y la reciprocidad por sobre la compra-venta, la autogestión por sobre el extractivismo, la autosustentabilidad por sobre la acumulación, la comuna por sobre el estado.

Bibliografía:

Introducción a la Ciencia del Derecho y Derecho Alternativo. Jaime Yovanovic.
Derecho Alternativo y Pluralismo Jurídico. Universidad Nacional de México.
¿Jueces legisladores? Capeletti.
Las formas de vida comunitaria como estrategia de cambio. Jaime Yovanovic.
Cambiar el mundo sin tomar el poder. John Hollowall.
Poder y contrapoder. Derecho indígena y justicia comunitaria. Jaime Yovanovic.
Las Rondas Campesinas del Perú. Cunarc.
La constituyente de los de abajo. Congreso de los Pueblos de Colombia.
Comunidades urbanas y ciudad futura. Movimiento Giros, Argentina.
Transporte gratuito. Movimiento Pase Libre, Brasil.
Autonomía y contrapoder de los consejos comunales de poder popular. Roland Denis, ex viceministro de Chávez, Venezuela.
Autonomía municipal. Consejo de los Pueblos Mayas de Occidente, Guatemala.
Comunidades emergentes. Varios autores. Página Insumisos, México.
Municipios autónomos zapatistas. México.

Aprendizaje teórico-práctico:
Taller de una sesión teórico práctica semanal en la Quinta Región
Inscripciones: unlibre@gmail.com
Sábados desde las 11:00AM.
Destinado especialmente a estudiantes de primer año de derecho y áreas afines, aunque puede inscribirse quien lo desee.
Colaboración: Estudiantes de primer año, mil pesos. Otros: dos mil.

Fundamentos de la práctica:
El estudiante podrá convivir y desarrollar su vocación desde el inicio con la problemática social, familiar, pedagógica, sanitaria, habitacional, económica y productiva de un barrio mediante entrevistas, apoyo y acompañamiento asesorado directamente por profesionales del derecho sin vinculaciones institucionales, partidarias ni ideológicas, permitiendo así el desarrollo del pensamiento propio, tanto en la población como en el futuro profesional jurídico. Ello permitirá que el profesional jurídico no sea solamente un engranaje del aparato jurídico institucional para domesticar a la población y subordinarla a las reglas del juego de la legalidad imperante, sino un factor contribuyente a la expansión de la potencia, creatividad y necesidades reales de la gente.

Se trata de aprender haciendo, no sólo tragando códigos para ganarse la vida golpeando a la población con la espada del poder, por más que se le prometa que cuando los buenos lleguen al poder todo cambiará, lo que no pasa de ser una gran estafa.

Para la reflexión:
No hay delito ni delincuencia, sólo hay delito cuando aparece en un código elaborado por las pugnas político-partidarias en el legislador del parlamento, donde mandan los lobbies y los acuerdos o batallas campales entre bloques partidarios que se mueven por sus propios intereses y no de la población. Y sólo hay delincuente si lo dictamina el juez tras determinar que el acto del acusado se corresponde con una figura jurídica diseñada por el legislador.
Hoy día la tecnología y la precariedad del trabajo lanzan a la mayor parte de la población a la búsqueda de dinero del modo que sea, ya que el dinero parece ser la única forma de obtener alimentos y satisfacer necesidades. Buena parte de la gente se envuelve en redes del narco, lanzas, prostitución, mercado negro y otros que son perseguidos día a día por las legiones uniformadas. ¿No es más fácil invertir en fuentes autogestionarias de alimentación, servicios y satisfacción de necesidades? ¿O eso puede ser una limitante para la expansión del mercado?