Lenguaje entre cuerpos

Te hablo dese mi otredad
Mi cuerpo
Hablo a tu otredad
A tu cuerpo
Son los espesores sinceros
En quienes debemos confiar
No hay estrategias, tampoco tácticas
No hay simulaciones
Son lugares no colonizados por la culpa
Son territorios libres
No tienen necesidad de ser redimidos



jueves, 19 de junio de 2014
Lenguaje entre cuerpos

Sebastiano Monada

Te hablo dese mi otredad
Mi cuerpo
Hablo a tu otredad
A tu cuerpo
Son los espesores sinceros
En quienes debemos confiar
No hay estrategias, tampoco tácticas
No hay simulaciones
Son lugares no colonizados por la culpa
Son territorios libres
No tienen necesidad de ser redimidos

Te hablo desde esa comarca
No es la mía
Hablo a ese otro paraje
No es el tuyo
Son lugares autónomos
No nos pertenecen
No son propiedad de nadie
Son como la concavidad infinita de la noche
Como la melancólica brisa de la mañana
Bañada de escarchas encaracoladas
Soñando con el eterno comienzo del fuego
Rebelión imposible
Derrotada de antemano
Por la paciente reflexión de la quietud oscura

Fuego adolescente
Intempestivo lanzamiento afectivo
Confiado a la intrépida travesura
Desgarradora de la nada
Herida hecha con cuchillos de gitanos muertos
Apenas le hace un rasguño
Mientras el silencio eterno cava en el olvido
Las hondonadas ensimismadas de las caídas
A la meditación muda
Sin conceptos y sin figuras

Por eso te hablo desde ese eterno comienzo
Donde debemos retornar
Escapando al bullicio de nuestras pretensiones

Aunque no lo creas
Solo nuestros cuerpos permanecerán
Mientras nosotros abandonamos
Rápidamente el mundo de las alegorías
Nuestros cuerpos forman parte de esta meditación muda
También de este intrépido alzamiento intempestivo

Nuca gobernamos nuestros cuerpos
Esa fue la creencia del ego
Autoengaño individual
Perdido
En el magma incandescente colectivo

Como verás
Apenas somos una sensación momentánea del cuerpo
Una imaginación circunstancial
Un pensamiento provisional
En la eternidad meditada por el poblado vacante
Aglomeraciones quietas
Veloces en sus caídas abismales
A la intimidad insondable de una interioridad no encontrada

Te hablo
Debemos dejar de pretender
Abandonar todo orgullo
Dejemos llevarnos por esa meditación sideral
Por ese fuego rebelde
Contraste inscrito en cada partícula virtual del universo

Tú y yo amamos a nuestros seres queridos
Cuantos más sean mejor
Nos acercamos así a la inmensidad cóncava de la meditación
Ese amor es la nave del viaje
No anclemos en un presente inexistente
Dejemos a las corrientes llevarnos a lo desconocido
Sepamos, en la distancia,
La clave del amor a nuestros seres
Recordemos sus ojos
Memorias u olvidos de lo que nunca fue
Dibujemos rus rasgos
En el mapa de los recuerdos
Démosle el abrazo vallejeano
Cuando estemos con ellos
Como volviendo de un largo viaje
Desde donde los extrañamos añorablemente

Ahora sabemos
Nadie es culpable de nada
Tampoco víctimas de historias no contadas
Somos personajes dúctiles
En narrativas convulsionadas
Por la intrepidez de la fábula

Hablemos entonces
Como dice el pueblo, con sinceridad
Sin tapujos ni cuidados
Sin mascaras blancas, con piel negra
Hablemos apasionadamente
Convirtiendo nuestras sensaciones iniciales en palabras
Evitemos la mediación de la razón abstracta
Estrategia atrevida de la dominación imposible
Por eso mismo violenta y sangrienta
No hagamos daño buscando imponernos
Tratemos de apoyarnos para seguir adelante

Solo quedamos tú y yo
Tú, la aparente otredad
Yo, la aparente mismidad
Tú, las multitudes no descubiertas
No conquistadas
Yo, las multitudes descubiertas
Sin embargo, desconocidas

Solos quedamos
¿Por qué matarnos?
¿Crees que esta es consecuencia?
¿No es mejor marchar juntos en los espacio-tiempos
De la meditación hermética de monjes ignotos?
Corpúsculos imperceptibles

No sé
Dime tú