Camarada Maduro, si su discurso no muere, el socialismo no nace

Crítica directa al reformismo



Camarada Maduro, si su discurso no muere el socialismo no nace
Por: Efraín José Granadillo | Martes, 05/08/2014

Los discursos edificantes son infinitos, las acciones que los respaldan son escasas. La fuerza que se le imprime a un discurso depende del orador, del emisor. Chávez tuvo esa virtud como pocos, de emitir discursos con refulgente fuerza interior, claro, no siempre, pero en lo medular lo proponía. Es un ejemplo reciente y en el pasado encontramos figuras humanas con mucha luz en sus oratorias. Un educador, un director de empresa o institución gubernamental (de cualquier nivel), un policía, padre, madre o autoridad filial, tendrán frutos en sus subordinados dependiendo de la fuerza cuando expresan sus ideas.

Es claro que sin ética, sin moral elemental el discurso tiene efecto cero en aquél que medianamente tenga conciencia al sentir las palabras que su mente y su corazón reciben.

El camarada Nicolás Maduro tiene la primera atención y autoridad entre tod@s los que vivimos aquí. Este pueblo ya no es el ingenuo de la tenebrosa época adeco-copeyana que reprimía, torturaba sin control judicial alguno, que permitía que militares gringos se inmiscuyeran en nuestros asuntos y que regalaban el petróleo a sus amos del norte. Fue la época cuando por concepto de regalía al petróleo se cobraba entre el 1% y el 16.67%. El precio del barril petrolero estaba en 7 Bs y nadie hablaba del regalo que se le hacía al imperio terrorista. En enero de 1993 el dólar se cotizaba en 81.45 bs. y en diciembre saltó a 105.90 bs. Y no teníamos patria. Los discursos de presidentes y altos funcionarios de ese entonces no hacían nido en las mentes de los venezolanos y devino el “caracazo” de 1989.

Luego apareció como un relámpago el verbo patriota de Hugo Chávez. Ya sabemos lo que siguió. La extraña enfermedad que abatió a nuestro comandante cambió radicalmente el panorama político. Ganamos las elecciones ajustadamente pero con justicia. Hasta entonces se vislumbraba una pequeña luz que podría llevarnos a una posible transición al socialismo bolivariano made in Venezuela. Se cometieron errores pero el discurso de Chávez mantenía encendida la luz de la esperanza. El burocratismo se mantenía luchando contra el pueblo como barco de vela en medio de la tempestad de trámites. Se habló y se actuó contra algunos latifundistas. Se nacionalizó la CANTV y el sistema eléctrico, arterias fundamentales para hablar de soberanía. La pobreza fue combatida con eficacia y la educación se extendió por todo el país. Y etc., etc., etc.

Ahora estamos como la pausa de la octava musical cuando se llega a la nota Mi y debemos pasar a la nota Fa: hay que dar un salto para continuar. El señor presidente ha perdido fuerza en su discurso al no concretar planes que propone y crear más burocracia de la que traíamos. Hay mucho burocratismo en su parlamento público. Nosotros no queremos expectativas emotivas, queremos hechos concretos para en verdad hacerle la guerra al neoliberalismo imperante, a ministros desinformados del Plan de la Patria y con ataduras al parasitario empresariado nacional. ¿Dónde están los ladrones de cuello blanco y maletín lleno que se robaron unos 20 mil millones de dólares de CADIVI (SITME)?

¿Por qué no se combaten las mafias en el Sicad y a los comerciantes que reciben millones de dólares y venden sus mercancías a precio de dólar paralelo? ¿Por qué los ministros del área no rastrean el desvío de baterías y alimentos que no nos llegan? ¿Cuál de sus funcionarios y gobernadores (y alcaldes) hacen cola para obtener una maldita batería o una bolsa de la cesta básica?

Nosotros estamos en la vanguardia aguantando el chaparrón y no vemos luz al final de un túnel que ya se está pareciendo a las cuevas insondables de Afganistán. Su discurso, señor presidente, ha perdido mucha fuerza y eso es peligroso, debe rescatar la credibilidad con hechos eficientes y usted solo no puede hacerlo, debe rodearse de gente realmente comprometida con el legado de Chávez que por cierto nos pertenece a tod@s.

Sin autocritica no hay crecimiento. Fuera el fanatismo. El diablo está en los detalles y estamos hartos de tanto detalle. El contrabando hacia Colombia de casi todo lo que aquí consumismo tiene ruta y gente marcada, no somos idiotas, las causas de ese delito están aquí mismo, no en la “hermana” república. Ojalá y esa frontera se abriera una vez por semana, así nos podríamos recomponer.

Le sugiero, señor presidente, que ponga atención en los discursos de gran contenido que algunos de nuestros intelectuales le hacen cada semana y que el viento se los lleva. Su gabinete está contaminado por reformistas que creen el absurdo de llegar al socialismo de la mano del lobo empresarial. Si el germen no muere la planta no nace.

Debe morir lo que usted y nosotros sabemos que debe morir. Con su actual discurso el socialismo no nacerá. Como decía el eterno comandante: “deseos no empreñan”