Ecuador: El Yasuní y la resistencia social

El Gobierno renunció a una de las promesas capitales con las que caló hondamente en el elector joven. Y apostó por el pragmatismo y el neodesarrollismo extractivista



El Yasuní y la resistencia social
16 de agosto del 2014
Diario Hoy de Quito

Hubo un tiempo en el que, desde el oficialismo, hasta se quiso incluir un nuevo verbo en el diccionario de la RAE: “yasunizar”. Hubo un tiempo de viajes intercontinentales y teletones en el que la Iniciativa Yasuní-ITT lucía revolucionaria. Pero hace un año todo cambió.

Aquellos que siguieron con el sueño del Yasuní pronto fueron vilipendiados como “ecologistas neocoloniales”, “ecofundamentalistas” o “ambientalistas de barriguita llena”… Para ellos quedaron las cadenas, los seguimientos policiales, las amenazas, los flexómetros, el fusilamiento mediático…

Hace un año todo cambió. El Gobierno renunció a una de las promesas capitales con las que caló hondamente en el elector joven. Y apostó por el pragmatismo y el neodesarrollismo extractivista. El Gobierno, finalmente, se desyasunizó. No así los colectivos que aún zapatean por esta causa.

Ecologistas, artistas, académicos de todo el país confluyen, entonces, en Yasunidos: un tejido social que en este año deja varias lecciones en el camino. Una es fundamental: convertir al Yasuní en un potente escenario simbólico. “El Yasuní ya no sólo es el lugar más biodiverso del planeta, ahora el Yasuní es el lugar de la mega diversidad de las resistencias”: así se lee en el manifiesto con el que el colectivo cerró ayer el Tribunal Ético en defensa no solo de esta región de la Amazonia. Yasunidos amplió los porqués de su movilización en favor de entender la democracia no como el poder totalizante de las mayorías, sino como “la suma de las diversas minorías”.

Este mensaje es hoy más que oportuno. En un momento en que varias voces reclaman una consulta popular en defensa de las garantías constitucionales y la alternancia, no faltan aquellos que primero buscan asegurar su baldosa de protagonismo.

Yasunidos, por tanto, tiene aún un largo camino por construir.