La economía boliviana en la actualidad

El gran perdedor y el más explotado con estos “programas de desarrollo” del
gobierno “indígena-popular” es, lamentablemente, el pequeño campesino y el indígena de las distintas regiones.



¿Bolivia con la enfermedad holandesa?:
La economía boliviana en la
encrucijada electoral

Bernardo Corro Barrientos
El autor es Boliviano, Doctor en economía, Consultor independiente;
Universidad de Bordeaux, Francia, Universidad Nacional Autónoma de
México. México.
bcorro@gmail.com

¿Qué está en juego en las
elecciones de octubre próximo?
¿Se trata sólo de cambiar un
presidente por otro? ¿Se trata
de cambiar o fortalecer el auto-
ritarismo actual? ¿Se trata de
mejorar o estancar la economía
y las condiciones de vida? Las
respuestas a estas preguntas no
están claras. Los padres de
familia aún no saben cual será
el futuro para sus hijos y para
el país.
Uno de los interrogantes
serios es sobre el desarrollo
económico. Las políticas aplica-
das en los últimos años no con-
tribuyeron a resolver el grave
problema del atraso económico,
del empleo y de los ingresos de
las familias. Muchos se dan
cuenta que el país vive actual-
mente una prosperidad super-
ficial y efímera, que pronto cam-
biará cuando caigan los precios
internacionales del gas que el
país exporta.

1. El modelo burocrático
de Estado y el «síndrome
holandés»

El modelo económico burocrá-
tico actual se encuentra en rea-
lidad fuertemente influenciado y
dependiente del fenómeno
económico conocido en la litera-
tura económica como el “síndro-
me o la enfermedad holandesa”.
La enfermedad consiste en que
por la fuerte demanda cíclica
internacional de recursos natu-
rales, como el gas, los ingresos
crecientes del país desde el año
2004 generan como consecuen-
cia una fuerte demanda al
exterior de bienes manufac-
turados de consumo y otros.
Las importaciones en aumento
de estos bienes, por vía de im-
portaciones legales e ilegales, se
traducen en una competencia
desleal y avasallante sobre los
productos manufacturados y
otros nacionales. Esto genera
quiebras y pérdidas a los pro-
ductores nacionales grandes,
medios, chicos y micros, inclu-
yendo a los campesinos e
indígenas, de los diferentes
sectores y regiones. El incre-
mento del consumo interno de
algunos sectores sociales, fenó-
meno que ocurrió antes en
varios países latinoamericanos,
contribuye al bloqueo de
importantes sectores producti-
vos internos.
Por otra parte, los ingresos
crecientes del Estado por las
exportaciones de gas (así como
otros ingresos anuales, como el
narcotráfico y las remesas de
bolivianos en el exterior), se
traducen en un incremento del
gasto público y privado en la
economía. Estos gastos gene-
ran, sin embargo, altas presio-
nes inflacionarias, que el go-
bierno aplaca con la oferta
externa, con importaciones y el
contrabando. De este modo, los
sectores productivos internos
se encuentran bloqueados en su
desarrollo.
El modelo económico buro-
crático actual, dependiente de
los recursos naturales, en lugar
de enfrentar al fenómeno cíclico
de la enfermedad holandesa, se
ha sometido a su dinámica, lo
ha convertido en su “modelo
económico”, y no ha tomado las
medidas para un desarrollo in-
terno diversificado y equilibrado
de largo plazo.
2. Estancamiento de la
matriz y efectos en la
economía
El gobierno ofreció en 2006
con el Plan Nacional de Desarrollo
y lo repitió en 2010 con la Cons-
titución Política del Estado que
para lograr el desarrollo era
necesario cambiar la matriz
productiva y “pasar de un mode-
lo productor y exportador de
materias primas a un modelo
productor y exportador de ma
nufacturas”. Nueve años des-
pués, sin embargo, el país
continúa con la matriz produc-
tiva de hace cien años y depen-
diendo cada vez más de la ex-
portación de gas. No se generó
en los últimos años ni ampliación
de la producción de materias
primas ni la diversificación de las
actividades productivas. Los
factores estructurales profun-
dos que generaron el atraso
histórico de largo plazo y el
subdesarrollo permanecen y se
amplían.
El estancamiento acentuado
con el modelo burocrático de
Estado tiene varias conse-
cuencias negativas. Primera-
mente, la promesa de pasar a
“un modelo productor y expor-
tador de manufacturas” fue
interpretada por el gobierno de
manera burocrática, restrictiva y
excluyente. En lugar de promo-
ver con ese objetivo el desarrollo
de los diferentes sectores pro-
ductivos, el gobierno se concen-
tró en tratar de potenciar única-
mente al sector estatal extrac-
tivo y excluyó a las empresas
micro, pequeñas y medianas, es
decir, a la inmensa mayoría de
las fuerzas productivas del país.
Al cabo de 9 años, sin embargo,
la élite burocrática en el poder
no logró ni siquiera plantar los
cimientos de una base industrial
estatal sólida y diversificada de
recursos naturales ni tampoco
impulsar la integración de los
sectores empresariales medios,
chicos y micros con la trans-
formación de los recursos natu-
rales. Cerca del 90% de las em-
presas del país y del empleo,
urbano y rural, continúan aisla-
dos y atrasados, sin perspec-
tivas de desarrollo.
En segundo lugar, las unidades
empresariales medias, chicas y
micros, no sólo fueron excluidas
sino que sufren también cada
vez más por la política guber-
namental antiinflacionaria de
promoción de importaciones y
del contrabando de bienes ma-
nufacturados y alimenticios. Con
el pretexto de “bajar la inflación
y el costo de la canasta básica
de los alimentos y bienes de
consumo”, el gobierno abre am-
pliamente las puertas a la pro-
ducción externa y con esto blo-
quea el desarrollo y la moderni-
zación de las pequeñas unidades
productivas nacionales.
En tercer lugar, al bloquear las
actividades mencionadas, el
gobierno impide simultánea-
mente la innovación y el desa-
rrollo tecnológico de las mismas,
lo que significa, el bloqueo del
mejoramiento tecnológico del
sector productivo mayoritario
del país. El desarrollo futuro
productivo y tecnológico del país
se encuentra, por consiguiente,
bloqueado y las empresas ma-
yoritarias se ven imposibilitadas
de modernizarse para enfrentar
la oferta externa. Programas gu-
bernamentales lujosos tales
como el satélite, el teleférico o
la distribución de computadoras
no podrían contribuir a la moder-
nización de las empresas más
chicas, pero sí contribuyen al
aumento de la dependencia
tecnológica externa.
La opción del modelo buro-
crático de potenciar únicamente
los enclaves extractivos esta-
tales y a los monopolios priva-
dos aliados, beneficiados con la
“enfermedad holandesa”, se tra-
duce en que éstas, intensivas
en altas tecnologías, incremen-
ten anualmente su propia de-
pendencia de las importaciones
de tecnologías e insumos ex-
tranjeros (el caso de las impor-
taciones masivas de automó-
viles, entre otros). Como resul-
tado, el modelo burocrático y
monopólico actual se caracte-
riza, por una parte, por incre-
mentar su propia y creciente
dependencia tecnológica externa
y, por otra parte, por causar el
bloqueo tecnológico y el atraso
de la gran mayoría de las em-
presas más pequeñas de los
diversos sectores productivos.
En cuarto lugar, la opción de
la élite burocrática por potenciar
en prioridad al sector estatal y
a los pequeños grupos mono-
pólicos privados, excluyendo a
las empresas privadas más pe-
queñas, bloquea la diversificación
sectorial de las actividades
productivas. En este contexto,
el sector industrial manufac-
turero privado más pequeño
continúa constituido mayorita-
riamente, como hace cien años,
por las actividades de produc-
ción de alimentos y bebidas, es
decir, por actividades fuerte-
mente atrasadas en tecnología
y sin capacidad de integración
tecnológica dinámica con otros
sectores tanto internos como
externos, tanto urbanos como
rurales. Estas empresas, al
preservar su tecnología atra-
sada, no tienen potencial para
impulsar y arrastrar el desarrollo
de otras cadenas productivas
situadas en los diferentes
sectores como en la pequeña y
mediana agricultura, en la
minería, en la agroindustria, en
la metalmecánica y otras.
En quinto lugar, la opción
burocrática de limitar su política
económica al potenciamiento de
los enclaves extractivos esta-
tales y monopólicos privados y,
simultáneamente, a la no diver-
sificación productiva, no genera
tampoco al desarrollo de las
diversas regiones del país. El
modelo burocrático concentra-
dor de enclaves se encuentra en
realidad imposibilitado estruc-
turalmente de promover el de-
sarrollo equilibrado de los diver-
sos sectores productivos ubica-
dos en las diversas regiones.
3. Las micro y pequeñas
empresas y las artesanías
urbanas
Las micro y pequeñas empre-
sas ya sean de los sectores
productivos, de servicios y co-
merciales del sector urbano, es
decir, la gran mayoría de las
empresas de las ciudades (más
del 80% de las empresas del
país), son las que más sufren
—junto con los campesinos e
indígenas— de la política esta-
tista burocrática. Para reducir las
fuertes presiones inflacionarias
(la tercera más elevada en Amé-
rica Latina en 2014 según la
CEPAL
) provocadas por la política
de potenciamiento y de depen-
dencia externa de los enclaves
extractivos, el gobierno pro-
mueve las importaciones masi-
vas y el contrabando de bienes
manufacturados y de consumo
a precios bajos. Las micro y
pequeñas empresas bloqueadas
por las políticas guberna-
mentales que impiden su de-
sarrollo tecnológico se encuen-
tran incapacitadas de competir
en igualdad de condiciones
contra estos productos, por lo
que sus mercados locales se
reducen cada vez más.
Frente a la situación econó-
mica y social cada vez peor de
los microempresarios y peque-
ños productores, artesanos y
comerciantes de las ciudades, el
gobierno implementó hace poco
un programa de “microfinanzas
y microcrédito” dirigido a promo-
ver sus actividades. En años
anteriores tanto este gobierno
como los anteriores ejecutaron
estos programas pero fraca-
saron. Estos programas, carac-
terizados por créditos a bajas
tasas de interés y largos plazos,
impactan negativamente contra
estos productores porque tien-
den a incrementar la sobreoferta
de sus bienes y a provocar la
caída de sus precios. Con estos
programas la oligarquía burocrá-
tica de Estado somete a los pe-
queños productores a una com-
petencia capitalista desleal que
limita sus posibilidades de
sobrevivencia.
4. Los pequeños
campesinos e indígenas
Los pequeños campesinos y
los indígenas constituyen otro
importante sector social y pro-
ductor fuertemente golpeado y
reprimido por el modelo esta-
tista burocrático. La oligarquía
burocrática somete igualmente
a estos pequeños campesinos
a la competencia capitalista más
sañuda y desleal con las impor-
taciones y el contrabando masi-
vo de bienes agrícolas y alimen-
tarios. Con el objeto de reducir
la inflación de los precios de los
alimentos provocados por su
política de enclaves extractivos
y de enfermedad holandesa, el
gobierno fomenta, por una par-
te, las importaciones y el
contrabando de alimentos y, por
otra parte, ejerce una política
sañuda de represión de los
precios de los campesinos e indí-
genas en los mercados locales
y citadinos. El gobierno no hizo
nada en estos 9 años para
fortalecer la capacidad produc-
tiva de los pequeños campesi-
nos e indígenas de los valles, del
altiplano y del trópico para que
puedan enfrentar a las impor-
taciones y al contrabando. Ade-
más, con el objeto de deprimir
aún más y permanentemente
los precios de los campesinos e
indígenas el gobierno imple-
menta en estos sectores “pro-
gramas de desarrollo agrícola”
tendientes al incremento del
volumen de la oferta agrícola y
a la caída brutal consecutiva de
los precios. Estos programas se
realizan con el suministro de fer-
tilizantes y con crédito agrícola,
a veces mediante tasas bajas de
interés. La caída de precios
genera, sin embargo, fortunas
a pocos intermediarios y comer-
ciantes, pero logra la reducción
del costo de la canasta básica
en las ciudades, que es el obje-
tivo del gobierno. El gran per-
dedor y el más explotado con
estos “programas de desarrollo”
del gobierno “indígena-popular”
es, lamentablemente, el peque-
ño campesino y el indígena de
las distintas regiones.
El modelo estatista burocrático
causará, con el tiempo, otros
efectos en la sociedad, a medida
que descienden los precios de
las materias primas en el mer-
cado internacional. Este descen-
so ya comenzó. Uno de los
efectos será el declive en el
gasto público gubernamental, lo
que repercutirá en la disminución
del financiamiento de los progra-
mas del gobierno. Esta situación
no será bien recibida por los dis-
tintos sectores de la población.
En previsión de las protestas
populares, el gobierno se pre-
para para modernizar y fortale-
cer sus aparatos represivos.