México: La gran crisis y una nueva constitución desde abajo sin partidos políticos

Iniciativa de centenares de organizaciones de la sociedad civil, para conformar un movimiento social pacífico denominado Constituyente Ciudadana Popular



La gran crisis y una nueva constitución
Juan Manuel Aguilar

Domingo, Febrero 15, 2015 - 17:45
http://e-consulta.com/opinion/2015-02-15/la-gran-crisis-y-una-nueva-constitucion

Los escenarios de crisis política y económica que actualmente vive nuestro país, se unen a los de crisis ambiental y seguridad/justicia que les han precedido, manifestándose a partir de la segunda mitad del siglo pasado; es decir, comenzando con las primeras administraciones de gobierno después de la promulgación del nuevo pacto político-social contenido en la Constitución General de la República en 1917.

Algo se fue descomponiendo a partir de la observancia y aplicación del nuevo marco de principios básicos de 1917 contenido en 136 artículos para la convivencia pacífica en México. Es revelador, por ejemplo, que a pesar de que la protección a los derechos humanos de los ciudadanos han sido extendida en la también conocida como Carta Magna, de ninguna manera el gobierno ha intentado garantizar su respeto en el terreno de la vida rutinaria de la población.

El difícil trance que hoy enfrenta nuestro país, es en sí lo que podría enmarcarse en una crisis de la modernidad, que cuestiona las formas en que hemos entendido el mundo y hemos construido la racionalidad que hoy nos muestra sus efectos.

Estamos en mi opinión, inmersos en una gran crisis; una complejidad estructurada en la que se erigen cuatro componentes principales que son la crisis económica, la crisis política, la crisis social (de seguridad y justicia) y la crisis ambiental. En diferentes escalas de fenómenos y tiempo, cada una de ellas mantiene flujos de relaciones con las otras, configurando vínculos de interdefinibilidad. En esa complejidad de relaciones de interdependencia puede explicarse la dinámica de nacimiento, crecimiento y evolución de la gran crisis y acaso sugerir los caminos para revertirla en valores de igualdad, justicia, honestidad y orden que han sido profundamente trastocados.

Los niveles alcanzados por la gran crisis permiten hoy descubrir entre los grupos y las regiones, a las principales víctimas: los mexicanos más ofendidos, los despojados, los vulnerables, los marginados, los sobrevivientes y los engañados. En contrapartida, la crítica descomposición política también deja fugazmente al descubierto a algunos de los funcionarios públicos, jueces y legisladores más tramposos, así como a otros vergonzantes ciudadanos que desde la iniciativa privada han servido de instrumentos colaboracionistas en las redes de complicidad oficial.

Hoy los efectos del complejo sistema de crisis superan a la intención y esfuerzos gubernamentales por controlarlos. En esta evidente y crucial necesidad de recomponer el piso de la convivencia pacífica, justa y respetuosa, es comprensible que desde el lado de los afectados surjan de manera espontánea, voluntaria y enterada, incontables mexicanos que se suman a numerosas organizaciones en la búsqueda de consensos que permitan el rescate de los valores fundamentales de la coexistencia pacífica.

Por cierto, dos de esos mexicanos estuvieron de visita la semana pasada en la ciudad de Puebla. El Dr. Andrés Barreda Marín, Licenciado en Economía, Maestro en Sociología, Doctorado en Estudios Latinoamericanos, profesor de tiempo completo en la Facultad de Economía de la UNAM y miembro de la Asociación Nacional de Afectados Ambientales, además del Dr. Antonio Turrent Fernández, Ingeniero Agrónomo, Maestro en Ciencias y Doctorado por la Universidad Estatal de Iowa; reconocido como Investigador Nacional Emérito, por el Sistema Nacional de Investigadores y presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad. Estos destacados científicos mexicanos políticamente valientes y socialmente comprometidos, platicaron con representantes de los sectores campesino, popular y académico del estado de Puebla, sobre el esfuerzo que de manera organizada vienen realizando numerosos grupos sociales de varias partes del país, en materia de defensa del maíz y de los derechos de los pueblos.

Coincidiendo con los citados, existen muchos más mexicanos que han propuesto y justificado la necesidad de refundar las normas de convivencia de nuestro país. Entre ellos pueden encontrarse Monseñor Raúl Vera, el pintor Francisco Toledo y el poeta Javier Sicilia, que se han adherido como lo han hecho académicos, artistas, escritores, estudiantes, campesinos y trabajadores, a la iniciativa de centenares de organizaciones de la sociedad civil, para conformar un movimiento social pacífico denominado Constituyente Ciudadana Popular, que el pasado 5 de febrero hizo formalmente pública su propuesta de refundar la nación y el estado y mexicano, replanteando los contenidos de la constitución desde la propuesta del pueblo, al tiempo que exhortan a más mexicanos a incorporarse a la iniciativa, exceptuando a los militantes de los partidos políticos en cualquiera de sus versiones.

Ahí está una alternativa pacífica gestada socialmente que merece ser observada. Salvo mejor opinión de usted, respetable lector(a), creo que hoy no puede soslayarse la situación crítica que vive el país en perjuicio de sus ciudadanos, como tampoco puede afirmarse que las estructuras institucionales construidas a lo largo de los últimos 60 años por los partidos políticos modificando perversamente la Constitución, contengan alternativas para permitir cambios pacíficos que corrijan en beneficio del pueblo mexicano, los desvíos de poder de quienes están para servirlo.

El mejor escenario para observar la indiferencia del modelo democrático actual, lo tenemos frente a nosotros: Podemos ver cómo los partidos políticos hoy viven el carnaval de reparticiones de candidaturas a representación popular, sin que alguna de todas estas finísimas personas y sus partidos tengan una idea o quiera tenerla, sobre el problema social que vive México y los caminos para resolverlos.