Chile: Carta a los familiares y vecinos de carabineros y revolucionarios

Ustedes y nosotros, como vecinos que queremos estar en paz ya estamos cansados de vivir en una democracia de papel que ustedes y nosotros sabemos que funciona sin ética y sin respeto. En esta falsa democracia se disputan tres fuerzas que utilizan la violencia para sus objetivos, las instituciones oficiales, los narcos y los grupos o procesos de preparación de seguidores de viejas estrategias obsoletas vanguardistas que aspiran al poder



Carta a los familiares y vecinos de carabineros y revolucionarios

Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

Ustedes y nosotros, como vecinos que queremos estar en paz ya estamos cansados de vivir en una democracia de papel que ustedes y nosotros sabemos que funciona sin ética y sin respeto. En esta falsa democracia se disputan tres fuerzas que utilizan la violencia para sus objetivos, las instituciones oficiales, los narcos y los grupos o procesos de preparación de seguidores de viejas estrategias obsoletas vanguardistas que aspiran al poder, y cada uno de ellos no vacila en matar a sus adversarios y aún gente que no está en ninguna de esas tres posiciones.

Las instituciones oficiales del estado, con el pretexto de mantener el orden que permita la penetración de las empresas extractivistas y depredadoras en cruel destrucción de la madre tierra, reprimen sin cuartel a las comunidades mapuche y a los defensores de la vida como el pueblo de Caimanes aniquilado por el envenamiento de la minera Los Pelambres del poderoso señor Luksic, que ha financiado las campañas electorales de diferentes gobiernos que han pasado por allá arriba. Hoy día el cobre ya no es ni volverá a ser el sueldo de Chile, pues los ingresos se los devoran los corruptos del poder.

Así, hijos de familias y vecinos deben empuñar las armas oficiales contra su propio pueblo y matar un hermano o hermana, o varios, o dejarlos llenos de perdigones, lo que ustedes no pueden aceptar para ser cómplices del crimen, lo que les otorga a ustedes la obligación moral de hablar con sus hijos y vecinos acerca del rol represivo que los oficiales de los diferentes cuerpos uniformados aliados a los partidos políticos, o más bien a los jefes que dirigen las tropas de militantes engañados por falsas promesas de cambio social, entregan a sus hijos y vecinos.

Por otra parte ya se han descubierto grupos delincuenciales dentro de las fuerzas uniformadas del poder, como el famoso grupo de carabineros que asaltaba gasolineras, tema que no se borra tan fácilmente de la memoria de la gente, por lo que no es de sorprender que se hayan noticiado pruebas de asociación de uniformados o agentes de civil con narcotraficantes, que en conjunto siembran el terror en muchas poblaciones. Todos, ustedes y nosotros, vecinos de otros vecinos, sabemos que los tiros van y vienen, que estamos en medio de pugnas y luchas cotidianas que aparecen de bajo perfil en la prensa servil, pero que forman parte de la vida diaria de la vecindad.

Pero a ellos se suman los grupos que con pretexto de rebeldía y de reclutamiento de jóvenes insatisfechos, disparan a los hijos de ustedes que portan uniforme, creyendo que tal vez con eso están dando inicio a la “revolución” soñada. Esta vez ha caido muerto un uniformado hijo del pueblo, mandado por los oficiales y los partidos políticos a disparar contra quienes recuerdan el asesinato de los hermanos Vergara por la dictadura, algunos de los cuales no se interesan por el pueblo y su protagonismo, sino que quieren ser vanguardia a toda costa.

En la dictadura claro que había que disparar desde todos lados contra los golpistas que asesinaron, torturaron y desaparecieron a miles de hijos del pueblo, aún uniformados que valientemente hicieron frente a las órdenes de matar a sus hermanos y vecinos. El asesinato del los generales Schneider y Prat, así como tantos otros oficiales y cientos y más cientos de personal de tropa que se negaba a disparar, fue la tónica de los gorilas, que hoy día reproducen también los matones de los partidos, muy interesados en mantener el orden que aspiran a dirigir, así como los empresarios que asesinan pueblos enteros con sus venenos del extractivismo minero, petrolero, forestal, pesca industrial, hidroeléctricas y demás que aniquila la naturaleza que es nuestra madre.
Transmitimos a los familiares del cabinero asesinado y a sus vecinos, todo nuestro respeto y consideración, expresando vivamente nuestro rechazo a la lucha armada vanguardista, ya que las formas de lucha las deciden los pueblos y no los que se aferran a la lucha por el poder.

Hoy día ya nadie más tiene que caer por la violencia, venga de donde venga, lo que nos impone a todos una responsabilidad, pues aquí no caben los buenos deseos ni las palabras lastimeras u ofensivas. Necesitamos otra escuela de relaciones humanas y valores de respeto y afecto para re-humanizarnos y re-naturalizarnos. No basta el rechazo a la violencia institucional, narco y vanguardista, hay que cambiar las formas de vida y relaciones entre vecinos en cada barrio, acercarnos y tomar el toro por las astas, hacer en cada barrio zonas de paz, sin represión, sin narcos y sin partidos, para que los hijos no se vean obligados a quedar encerrados en casa y tener que salir a escondidas a ser atrapados por cualquier mal ejemplo, lo que significa instalar espacios de compartir sanamente en cada lugar, salir los vecinos, vecinas y vecinitas, sin preguntar si son de izquierda, centro, derecha, milicos o narcos, sino a que jueguen juntos los hijos y sean ellos los que den forma a las nuevas relaciones humanas de afecto y respeto, que hagan una huerta, una escuelita divertida al estilo de club infantil, con las mamás interactuando, para ver como se despliega el amor.

Allá arriba los jefes van a ordenar seguir peleando unos contra los otros, acá abajo tenemos que hacer lo contrario: Pasar del individualismo al común.

Abrazos

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
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