La chacra como espacio de interaprendizaje intergeneracional

No se distingue al hombre como sujeto pensante, decisor y a la naturaleza como materia inerte, muerta, sujeta a la manipulación, a la voluntad y al egoísmo del hombre



La chacra como espacio de interaprendizaje intergeneracional

Por Víctor Laime Mantilla
Servindi, Perú

19 de abril, 2015.- Las poblaciones originarias son en esencia sociedades agro-céntricas. Todas las actividades que tengan que ver con el desarrollo de la persona, la familia y la comunidad están en función al quehacer cotidiano en la chacra (1) y, a partir de ello, se han construido infinidad de acciones que se complementan y se armonizan con el todo, con el mundo que le rodea; teniendo como vehículo la chicha y la coca.

A partir de ello, se generan conocimientos y aprendizajes de manera intergeneracional a través del ejemplo, el rito, la observación y la práctica. Esto se resume en el saber ser “runa”, en el saber hacer “ruway”, en el saber pensar “yachay” y en el saber sentir “munay”, producto de la construcción colectiva y luego gozar de los derechos colectivos que parten primero, por los deberes para luego ejercer una ciudadanía plena, intercultural e intergeneracional (derechos).

La actividad agrícola no se constriñe sólo a la producción, incluye en cada momento la regeneración del conjunto de circunstancias para la continuidad de la vida armoniosa. El andar de la vida es un acto que envuelve a todos los seres que habitan el entorno, desde lo más lejano y distante en el presente del “runa” (2), sin exclusión alguna (comunidad humana, naturaleza y deidades).

Estos espacios se pueden definirse en el wata muyuy como ciclos de vida, resumidos o vivenciados como “laymi o chakra muyu” (3), espacios donde se garantizan la continuidad del tiempo, el espacio y la vida. Por ello, las personas están en estrecha relación con el acontecer del clima, la chacra organiza la subsistencia de las familias alrededor de los ciclos de vida de las plantas y los animales; por ende, los aprendizajes están en función a ellas que se organizan principalmente sobre la base de las temporadas y variedades de la época de lluvias y de secas.

No se distingue al hombre como sujeto pensante, decisor y a la naturaleza como materia inerte, muerta, sujeta a la manipulación, a la voluntad y al egoísmo del hombre.

“La idea de la regeneración, en el modo de vida de las comunidades campesinas andinas, parte del hecho de que todos los seres que habitan el cosmos son seres vivos y la naturaleza es el centro de regeneración de la vida. Así, los ciclos regenerativos de la naturaleza moldean los ciclos regenerativos de la comunidad humana” (Apffel, 1995, p. 246).

Los espacios rotatorios de tierras cultivables dentro del territorio comunal conocidos como Laymi o muyu (4) , en la que cada familia posee una pequeña parcela de cultivo conocido como “chaqra” (chacra) y que cada familia posee en distintas partes y de manera rotatoria, están de acuerdo a las lógicas de interacción natural.

Por ejemplo, para el poblador del ande los aspectos atmosféricos tienen sus propios nombres, sus propias lecturas e implicancias; en función a esto, la comunidad distribuye a cada familia la parcela de cultivo rotatorio y, generalmente cada familia accede a su chacra en distintas partes: entre la parte alta, media y baja del territorio (laymi o muyu).

En la sabiduría colectiva, al granizo se le conoce como persona coja o el que tiene un solo pie (manco), a la lluvia como persona normal que tiene dos pies, al viento como calvo, etc. De acuerdo a estas caracterizaciones cada fenómeno atmosférico tiene su propio comportamiento. Por ejemplo:

El granizo, como es cojo o manco anda saltando, por lo tanto, su andar no es parejo, es decir, anda saltando de lugar en lugar, de sector en sector; como tal, sus efectos no serán generalizados o parejos, así que cuando cae granizo en la parte alta malogra las chacras de ese sector; en cambio en la parte media o baja no se verán perjudicado los cultivos por el granizo.

La lluvia, como tiene dos pies, anda de manera casi siempre uniforme, por lo tanto llueve todo el espacio comunal ya sea la parte alta media y baja sin saltear, sus efectos se ven en todo el espacio territorial de cultivo.

La helada, como es ciego, anda con mucha precaución, y generalmente por las pampas o planicies. Por ende, cuando hiela, siempre malogra en las partes planas o extendidas, y sus efectos se notarán más en las partes llanas.

El viento, como es pelado siempre tratará de reflejarse y frecuentará en limpiar las partes planas o pampas extensas y las laderas extensas.

Estas formas de interpretar y entender de manera sencilla y como a un ser humano los ciclos atmosféricos, han hecho que las comunidades originarias planifiquen su propio desarrollo garantizando su seguridad alimentaria, ya que los ciclos atmosféricos tienen su camino, su propia forma de andar y actuar en situaciones específicas.

Las instituciones que en la actualidad trabajan en prevención de desastres, podrían tomar en cuenta alguno de esos conocimientos para implementar algunas estrategias que mitiguen desastres naturales.

En la actualidad la Ley Nº 24656 Ley General de Comunidades Campesinas, permite que las comunidades puedan parcelarse si así lo desean sus miembros, es sobre esta base, que algunas comunidades -felizmente aun minoritarias- ahora, so pretexto de modernizarse, han procedido a parcelarse definitivamente.

En esas comunidades que se han parcelado, viene ocurriendo problemas serios de tenencia o acceso a la tierra, especialmente para los jóvenes que suben de estatus a ser comuneros calificados. No había este problema de tenencia de tierras para los jóvenes cuando el principio comunitario originario se mantenía vigente, en donde la tierra era de la comunidad y como tal les permitía ejercer sus derechos personales y sus derechos colectivos y, en función a esto, se permitía re-distribuir la tierra para los jóvenes que hayan cumplido deberes y normas comunitarias para ser categorizados como comuneros calificados y automáticamente ejercer el derecho a usufructuar la tierra.

En la actualidad, todos esos principios se vienen degenerando en algunas comunidades originarias del ande, especialmente en la concepción de la distribución de tierras. Viene progresivamente apareciendo con mayor frecuencia el concepto de propiedad privada.

La parcelación definitiva es el principio de la propiedad privada. Bajo esta denominación cada familia accede a una cantidad de terreno, cada familia las cuida, las cerca, etc. Aparentemente es una buena decisión, pero en el futuro genera problemas económicos. Por ejemplo: cuando una pareja tiene dos o 3 hijos después de un periodo de vida, necesariamente tendrá que repartir entre sus hijos como herencia o como traspaso de bienes y, estos a su vez, harán lo mismo hasta dividirlos en parcelas insignificantes, en muchos casos los harán desaparecer el terreno.

Contrariamente aquellos que no tienen hijos o herederos empezaran a venderlos y el que tiene dinero podrá acumular territorios, siendo el nuevo propietario de extensiones de tierras, es decir, algunos acumularán terrenos y a otros les faltará; como consecuencia se asistirá a la desaparición de la comunidad originaria y al incremento de niveles de pobreza y por ende a la desaparición de todo un sistema de conocimientos y saberes culturales.

En consecuencia, la chacra en concepción originaria es el espacio del equilibrio y la autorrealización individual y comunitaria en armonía con lo corporal y lo espiritual. La chacra permite la organización, la competencia sana y exposición de habilidades en situaciones de alegría y perfecta armonía entre el entorno familiar, comunitario y el entorno de la pacha (5).

Para el “runa” el trabajo no es un castigo ni una obligación de algún ser supremo, sino es una continua celebración a la vida, en la vida y para la vida; por lo tanto, no necesita de un descanso, feriado, porque la misma cotidianidad es una constante. El “runa” sin trabajar se deprime, tiene que estar en un permanente andar y venir.

Notas:

(1) La palabra “chacra” procede del quechua antiguo chakra, espacio pequeño para el cultivo y la cría de animales domésticos. Chakra: espacio de cualquier actividad humana de producción, sea agrícola, ganadera, intelectual, construcción.

(2) Ser humano que tiene las condiciones necesarias para vivir en sociedad.

(3) Chakra muyu/laymi: Espacios territoriales de cultivo de manera rotatoria.

(4) Espacios rotatorios de terrenos asociados de cultivo, destinado para la producción de la papa en el primer año y en el segundo año a la siembra de habas, cebada, trigo, ollucos u otro producto de altura. Rotan cada dos años.

(5) Espacio y tiempo.