Los grandes cambios municipales a nivel mundial

De manera sorprendente y acorde con la época de crisis de los partidos, instituciones e ideologías, hay una lluvia mundial de candidaturas independientes que no dependen de los partidos ni se subordinan a las instituciones del poder, sino que son electos entre vecinos y sus campañas son más bien orientadas a superar la diferencia entre votantes y abstencionistas para concentrarse todos en la autonomía del común en todos los planos



Los grandes cambios municipales a nivel mundial

Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

Dos nuevas líneas de acción pueden verse en los más variados países en torno al municipalismo, sin contar la presencia de diferentes partidos de izquierda, centro y derecha que siguen la rutina de escoger concejales y alcaldes subordinados al partido de que se trate y a la institucionalidad donde arman sus tejidos de “relaciones” y “negociaciones” a todos los niveles, cargos, funciones y organismos oficiales o no oficiales, aún movimientos sociales que no se articulan entre si, sino mediante las “alianzas” y “acuerdos” entre las directivas partidarias. Por ejemplo a nivel sindical, algunos sindicatos o agrupaciones de sindicatos autónomos o independientes, en vez de acercarse y trabajar juntos con las formas de vida comunitaria o gérmenes del común, finalmente se inclinan a subordinarse a la “fortaleza” de las redes partidarias, como en Chile, donde algunos sindicatos independientes que podrían haber efectuado tejidos barriales a través de las familias, la solidaridad y el apoyo mutuo, han preferido aliarse al bloque estalinista de la UCT, en tanto otros continúan bajo el alero de la CUT, de allí que para una efectiva acción municipal, la experiencia ha mostrado como se han ido desdarrollando los de abajo en la misma medida que se distancian de los partidos y van asumiendo maneras propias de relacionarse directamente con la institucionalidad que impone las reglas del juego del mundo de la vida evitando que nuevas reglas y comportamientos provenientes del compartir cotidianamente en los barrios como una gran familia barrial, puede expresarse de una manera más amplia.

La primera forma de municipalismo que vemos desde abajo es la forma zapatista de los municipios autónomos y la forma confederada de la autonomía comunitaria kurda, ambas provenientes del mundo de la vida local compartida y que muchas organizaciones y corrientes observan sólo como formas “políticas” y estudian aisladamente ese aspecto, sin aceptar el estudio, conocimiento y rol esencial de las formas de vivir y compartir la cotidianeidad, desde la cual surgen las asambleas y órganos de autogobierno, que muchos quieren instalar primero para desde allí “dirigir” las formas de vida y de producción aconómica autogestionaria, o sea, dar pautas desde arriba para el comportamiento relacional, igual que el estado, que emite verticalmente normas de conducta, las leyes, en contraposición al derecho indígena y del común, cuyas normas surjen de lo consuetudinario, es decir, contruidas sobre la base de la experiencia, en la forma de tradiciones, usos y costumbres, que independientemente de contar con miles de años o apenas decenas de años, constituyen la base cuya expansión y multiplicación puede cambiar el mundo.

Cada una de ellas puede, y de hecho lo hace, intervenir en la política del o los estados o municipios donde se encuentran, como en México, donde los zapatistas fueron claros en que el dilema no estaba en votar o no votar, sino en construir lo otro: los espacios de convivencia en barrios y localidades, a lo que se opusieron las corrientes predominantes entre los profesores movilizados, cuya convocatoria no pasaba de la abstención y de la construcción de “órganos de poder popular”, como los miristas, gapos y frentistas chilenos, que su objetivo no es el mundo de la vida, sino el asalto al poder central, de allí su rechazo a la autonomía comunitaria, que se plantea cambiar el mundo sin tomar el poder, como ha sido la declaración explícita de los zapatistas y de los kurdos.

Los kurdos fueron capaces de superar las viejas formas políticas y levantaron candidaturas amplias en Turkía que consiguieron enorme simpatía popular, avalados por la práctica de la autonomía comunitaria en diferentes localidades de Kurdistán ocupado por Turkía y en el norte de Siria, haciendo pedazos la vieja estrategia de la guerrilla y sorprendiendo al mundo con sus “destacamentos de protección popular”, donde las mujeres expresaron su potencia, reprimida por las formas partidarias, verticales y patrarcales, y se transformaron en las principales protagonistas de la expulsión del Estado Islámico de sus tierras.

Como conclusión, vemos que es posible plantear claramente un municipalismo autónomo que bien puede expresarse como tal dentro de las propias instituciones, o sea, puede votar, pero no deje de lado la tarea principal: rearmar el mundo de la vida. Puede elegir, pero que el elector y el elegido tengan claro en su práctica cotidiana, más que el voto o el cargo, la prioridad está en la siembra para la construcción de una localidad comunitaria, autónoma y autosustentable.

La segúnda gran corriente de intervención municipal se está dando en diferentes países y el mejor ejemplo lo dan las comunidades indígenas de nuesro continente Abya Yala, que colocan sus candidatos en diferentes partidos o en uno solo, y ganan cargos municipales que no responden al sistema, sino a la asamblea comunitaria. En otros casos, la ley, que aspira a subsumirlos, permite que las comunidades elijan cargos municipales mediante sus usos y costumbres. Así en muchos países los electos municipales, si bien no consiguen grandes resultados, la mayoría sigue los lineamientos de sus autoridades tradicionales y de sus asambleas, lo que desespera a los estados y gobiernos que tienden esos lazos como manera de domesticarlos, como en Bolivia, que al fallar el truco, Evo Morales ha comenzado a cambiar en varias leyes el sentido de la Constitución Plurinacional, ha quebrado la mayoría de las organizaciones sociales creando directivas paralelas y aún ha llegado al punto de reprimir duramente, como hoy día también en Perú, Ecuador, Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Colombia, Panamá, Guatemala, Honduras, Méxido, Nicaragua y Chile.

Sin embargo esta segunda corriente de intervención directa en procesos municipales y regionales ha tenido una expansión mundial hacia las ciudades como resultado de las grandes movilizaciones de indignados que han salido de las marchas y movilizaciones en el centro de las ciudades para dirigirse a los barrios y hacer alianzas prácticas con las necesidades y posibilidades locales. Algunos de esos indignados han alimentado nuevos partidos de políticas centralistas y tradicionales, como el Podemos en España y el Syriza en Grecia, de los cuales no puede esperarse más que negociaciones fracasadas de antemano con el capital, cuyo objetivo es rendirlos como a Evo Morales, Ortega y Correa, y subordinarlos a la necesidad del dinero producido por el extractivismo que destruye a la madre tierra. Pero aquellos volcados a las actividades barriales, la otra economía y formas de vida compartida, no se quedaron atrás y por ejemplo en España tenemos hoy la sorpresa de una buena cantidad de concejales que están profundamente ligados a sus barrios y dinámicas de compartir, con lo que se produce una fuerte coincidencia con las formas de hacer municipalismo de los zapatistas, kurdos y comunidades originarias, donde la prioridad es la construcción de lo otro, de otro mundo posible desplegando en la práctica el mandar obedeciendo. O sea, si el municipio no puede volcarse a las tareas de construcción comunitaria, la labor de hormiga de los concejales barriales no puede ser controlada siempre y cuando no se despeguen de las formas de vida comunitaria y ayuden a sembrar nuevos gérmenes, semillas y brotes del común en otros barrios.

Estas dos corrientes o líneas de acción municipal, la autónoma y la de representates electos de barrios o comunidades, así como candidaturas independientes y barriales en las elecciones municipales por venir en distintos países, tienen mucho en común con ecologistas que defienden la madre tierra, feministas, homosexuales, artesanos, economía solidaria, huertas y granjas, campesinos agroecológicos, experiencias autogestionarias, actividades culturales y artísticas, estudiantes, mujeres, en fin, diversas personas, grupos, iniciativas y experiencias que contribuyen a defender el planeta y a cambiar las relaciones individualistas y competitivas predominantes, por lo que se hace necesario salirse de los partidos y corrientes ideológicas para concentrar esfuerzos en apoyo a los barrios que tienen brotes o posibilidades de acercamiento entre vecinos para tejer nuevas relaciones de compartir la cotidianeidad en formas de vida comunitaria en que los niños puedan crecer y desarrollarse en medio de un contexto distinto al de la sociedad competitiva y de la familia encerrada: la gran familia del barrio.

En todos los países de nuestro continente y en otros, hay dinámicas y aún prácticas o al menos intercambios, sobre la necesidad de entrarle a los procesos electorales municipales como forma de reorientar la simple pugna de votos para ocupar cargos o la lucha por una abstención que sólo aumenta las divisiones entre las personas. Votantes y abstencionistas están invitados a esta reflexión que pone el eje central en la construcción pacífica de espacios barriales de compartir la vida cotidiana.

En la India acaba de ganar elecciones regionales un candidato independiente crítico de los partidos, en Italia crece el movimiento de la anti-política “Cinco Estrellas”, en Rosario el grupo Giros participa en las elecciones municipales asentado en prácticas de construcción barrial, en fin, hay una lista enorme de esas experiencias que demuestran el avance potente de la crítica a lo establecido y de la propuesta constructiva de los de abajo.

La propuesta en Chile es que en varias comunas podamos llevar un candidato o candidata independiente a concejal que base su campaña en visitar los barrios y armando junto a algunos vecinos, con sus propias manos y herramientas, una huerta o reforzamiento escolar, en fin múltiples actividades que permitan que los vecinos hagan algo en común que tenga continuidad en el tiempo, como una feria o un comité de salud natural, construcción en barro, artesanías, reciclaje, murales y energía alternativa, entre tantas posibilidades de despliegue de la potencia.

Ya estamos conversando con personas de diferentes comunas en Chile, participe usted también en este diálogo de piano a cuatro manos y de arcilla modelada entre muchos.

Esperamos sus reflexiones, ya que intercambiando, algo bueno debería surgir. Comuníquese en el correo electrónico de “Vecinos Independientes” vecindep@gmail.com

Abrazos

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Comuna de Valparaíso