Análisis de la carta de Hernán Aguiló A los 50 años de la fundación del MIR

Esta carta contiene tres temas como eje e hilo conductor: el primero se refiere a sus críticas a la propuesta de Marco Enríquez Ominami, reflexiones sobre las causas de la crisis del MIR y finalmente algunas ideas sobre el quehacer político actual. Sobre las dos primeras nos parece irrelevante concentrar la atención en esos temas



Análisis de la carta de Hernán Aguiló A los 50 años de la fundación del MIR

Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

Esta carta contiene tres temas como eje e hilo conductor: el primero se refiere a sus críticas a la propuesta de Marco Enríquez Ominami, reflexiones sobre las causas de la crisis del MIR y finalmente algunas ideas sobre el quehacer político actual. Sobre las dos primeras nos parece irrelevante concentrar la atención en esos temas, ya que seguirán habiendo cientos de opiniones divergentes y sólo sirven en este caso para definir la postura personal de Aguiló, por lo que analizaremos el último punto sobre la actualidad, que nos parece un interesante aporte a todos aquellos, personas y grupos que reivindican el legado mirista, de enorme trascendencia en su época, esto es, desde su fundación hasta mediados de los 80, donde junto a la emergencia de las protestas populares que movilizaban miles y miles de pobladores, trabajadores y jóvenes en las barricadas que incendiaban el país, poco se ha analizado su profunda interacción y retroalimentación con las formas de vida compartida que se desplegaban en muchísimos barrios de diversas ciudades: las colonias urbanas, las ollas comunes y comedores populares, bibliotecas barriales, en fin múltiples iniciativas que no sólo atraían y reunían luchadores contra la dictadura, sino que lo más importante era que configuraban una propuesta de salida por abajo, desde lo social, desde las localidades, que en definitiva llegó a ser también la dinámica de los campamentos de pobladores sin casa en la época de Allende, que junto a los cordones industriales, comandos comunales y consejos comunales campesinos no eran sólo la fuerza social revolucionaria, sino una nueva manera de vivir y compartir la cotidianeidad, tema que cuesta comprender a los vanguardistas y aparatistas de la revolución, más interesados en descubrir los modos de asaltar el poder que en desplegar la potencia, iniciativas, protagonismo y creatividad popular en las cuadras y barrios, el principal déficir histórico de las izquierdas, dada la tradición marxista-leninista de concentrar la conducción y la represión en el viejo aparato estatal, lo que ha traido solamente la caida de las experiencias socialistas, izquierdistas y progresistas, cuyos principios son compartidos y deseados por millones en el planeta, pero cuya práctica ha demostrado que son más de lo mismo: aparatos de poder, con lo que han ido perdiendo simpatías a nivel universal, lo que se recuperó en parte con la victoria de Lula en Brasil, para luego decaer a la actual crisis. Luego se volvió a recuperar en parte con la victoria de Syriza en Grecia, pero luego se vio que era un partido más de administración del capital. Y así nos tienen de victoria en victoria y de caida en caida, sin alimentarse y aprender de la gente en su día a día, lo que el Che llamó el socialismo cotidiano, cuestión que todos metieron rápidamente debajo de la alfombra, para evitar que fuese componente de los análisis necesarios, ya que la lucha por el poder enceguece y esos árboles no dejan ver el bosque del cambio necesario.

De allí el mérito de las reflexiones de Aguiló, para lo cual proponemos la lectura de la carta a continuación y vamos a intercalar comentarios en la parte que interesa:

[Carta de Hernán Aguiló]
A LOS 50 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL MIR
La Fundación Miguel Enríquez, organización creada y organizada bajo el alero del partido Progresista liderado por Marco Enríquez Ominami, ha organizado un seminario denominado a “A los 50 Años de la Fundación del Mir”.
Recientemente ha sido publicada una carta de Manuel Cabieses, director de la Revista Punto Final y ex miembro de la Comisión Política del MIR, quien había sido invitado por Andrés Pascal a participar en dicho Seminario. En su carta entre las razones que señala para no participar en dicho evento dice lo siguiente: “Rechazo el aventurerismo político de MEO que ha puesto en evidencia sus vínculos con SQM, fuente de recursos de los políticos que sostienen el sistema” y más adelante agrega “Creo lamentable, además, que esta persona exponga en el seminario sobre “Neomirismo, la izquierda transformadora del siglo XXI”.
Apoyo plenamente lo señalado por Manuel en su carta a Andrés Pascal. Con Manuel Cabieses como ex miembro de la Comisión Política del MIR, me tocó compartir tareas de dirección clandestina en Chile entre los años 1980 y 1986. Por lo mismo, conozco de su lealtad y su transparencia para expresar claramente sus posiciones políticas. Lo conozco como ex compañero en la dirección y lo conozco como amigo, independiente que tanto en el período de la clandestinidad como en la actualidad, hayamos tenido diferencias respecto a la política nacional e internacional. Pero, no he dudado en darle mi apoyo.
Aparte de las razones que Manuel señala en su carta deseo expresar lo siguiente respecto al progresismo y al neomirismo que organiza este Seminario.
La Fundación del MIR, es producto de una necesidad política de conducción revolucionaria de las masas para liderar un proceso de cambios profundos de la sociedad chilena, cuya base política y social era la clase obrera y el pueblo. El programa del MIR, desde su fundación fue un programa anticapitalista, consecuente con el contenido de clase del mismo. El MIR en su historia, no concibió el proceso de liberación de los trabajadores y el pueblo a través de alianzas y acuerdos políticos con sectores de la gran burguesía y menos con grandes grupos económicos trasnacionales. Es por eso, que el programa político del MIR, conllevaba también un deslinde claro y categórico con los programas reformistas que durante la década del 60 y desde antes desarrolló la izquierda tradicional en Chile. Para el MIR, en los trabajadores y el pueblo estaba la fuerza social y política del cambio y de la liberación, la fuerza social revolucionaria de la transformación. Eso fue lo que llevó a Miguel Enríquez a liderar el proceso de fundación del MIR y posteriormente el proceso de crecimiento y constitución del MIR como Partido al interior de las organizaciones de los trabajadores y el pueblo.
En este proceso de lucha revolucionaria, el MIR y los sectores revolucionarios que estaban por desarrollar estos cambios libertarios, sufrieron dos grandes derrotas táctico-estratégicas, la primera durante los primeros años de la dictadura militar donde entre otras dolorosas pérdidas, murió en combate Miguel Enríquez. La segunda, se produce entre los años 81 y 86. Esta segunda derrota táctico-estratégica, coincide con el inicio del derrumbamiento del socialismo real a nivel mundial y el inicio de la reinstalación del capitalismo a nivel mundial, favorecido y en muchos casos impulsado por las propias burocracias del socialismo real.
Independiente de cuales hayan sido las causas tanto de las derrotas táctico-estratégicas del MIR, como las causas del derrumbamiento del socialismo real, hacia el futuro no es posible algún proceso liberador, si el mismo no es anticapitalista y si no tiene como sustento político y social a los trabajadores y al pueblo. En esto el programa fundacional del MIR sigue plenamente vigente.

Comentamos:
Este es uno de los elementos donde difiero fuertemente con Aguiló: el anti-capitalsimo, ya que vivir tras el “anti” banaliza el “a favor de”, o sea moverse por reacción y no por acción. El objetivo de la sociedad sin clases ha quedado oculto tras la lucha por el control del estado, que nos ha llevado históricamente a la administración del capital. La lucha antidictatorial concitó la simpatía y adscripción de mucha gente, ya que la gente era golpeada severamente, en cambio el capitalismo más envuelve que golpea a matar, el capitalismo subsume, absorve, ya que son miles de pequeños detalles cotidianos, como pagar el transporte, adquirir un celular o comprar pan, pequeños detalles que modelan comportamientos que al sistematizarse, reproducen cultura, relaciones y psique, lo que sucedió en la URSS, donde la concientización no consiguió superar la cotidianeidad de las distancias individualistas que nunca vivieron el común, la comunidad. Los grandes detalles del capitalismo como la propiedad y la globalización, sólo son comprendidos por algunas personas, por lo que para ser anti-capitalista hay que tener noción de ello o “conciencia” y de paso ir a concientizar a los demás, en un iluminismo degradante por nuestra incapacidad de mostrar nuevas relaciones como hicieron los campamentos de los sin casa en aquella época ya que desde otros campamentos venían a buscar orientación porque veían con sus propios ojos los cambios concretos a nivel barrial, territorial y local entre los vecinos, o como hicieron las colonias urbanas o en el primer semestre del año 2006 en la revolución de los pingüinos, o en el primer semestre del año 2011 los universitarios o como hicieron los profesores en el primer semestre de este año 2015, pasando por encima de las direcciones partidarias, despegándose (por fin!) del cordón umbilical o camisa de fuerza de los partidos. Por ello los trabajadores y el pueblo no son sustento de nada, sino todo ser humano, superando las categorías que nos dividen funcional, estructural y jerárquicamente, son partes componentes de la reconstrucción del sujeto común, la comunidad, nuestra esencia quebrada históricamente por la propiedad, el patriarcado y el poder, que instalaron la sociedad de los fragmentos del ser haciéndonos creer que somos “seres”, para evitar la autoconciencia de fragmentos. A todo aquel que lucha por el poder o por destruirlo, le interesa que nadie se identique a si mismo como fragmento, sino como ser integral, ya que se basan en la argumentación dirigida a la racionalidad individual, al Yo, el gran yo.

Sigue:
Por lo anteriormente señalado, es que en el período post dictadura nunca he apoyado proyectos políticos ligados a la concertación y posteriormente al progresismo liderado por Marco Enríquez Ominami. El programa político y económico del progresismo, es una mezcla de social democracia y neoliberalismo, y en su contenido es mucho más retardatario que los programas reformistas de las décadas del 60 y 70 del siglo pasado, a los cuales Miguel y el MIR nunca adhirieron.
Una de las causas, entre otras que provocó la crisis del MIR en la década de los 80 del siglo pasado, fue el surgimiento en su dirección de posiciones revisionistas que rebajaban los objetivos políticos del programa democrático, popular y revolucionario que el MIR venía impulsando hasta fines de la década del 70. A principios de los 80 un grupo de dirigentes del MIR levantó la Política de Salvación Nacional que en su esencia subordinaba la política de los revolucionarios a las posiciones de la oposición burguesa y que no cuestionaba la política institucional ni el modelo económico impuesto por el régimen militar. Andrés Pascal en un principio apoyó la política de Salvación Nacional y que un pleno posterior del CC corrigió. Pero ya en la dirección del MIR estaban instaladas estas posiciones políticas. La segunda derrota táctica estratégica del MIR y el inicio del derrumbamiento del socialismo real favoreció su fortalecimiento y posterior desarrollo, a la que hoy adhieren algunos ex dirigentes del MIR en el progresismo o el llamado neomirismo.
Adherir al progresismo, no es solo adherir a su programa económico neoliberal y de estrecha alianza con grandes grupos económicos nacionales y trasnacionales. Es además, avalar tal como lo ha hecho la Concertación hasta ahora, la institucionalidad contrainsurgente post dictadura. Es avalar el control y represión de la población y sus movilizaciones sociales, con un sistema institucional contrainsurgente y de inteligencia más moderno aún que en el tiempo de la dictadura. Es apartarse totalmente de los trabajadores y el pueblo.
Si se quiere recoger uno de los legados históricos más importantes del MIR a los 50 años de su Fundación, no se puede tampoco tirar al tacho de la basura el concepto de un desarrollo institucional de los trabajadores y el pueblo desde abajo y alternativo a las constituciones que en sus distintos momentos históricos han sido impuestas desde arriba por el gran capital nacional y trasnacional. A mi entender esto también sigue plenamente vigente, entendiendo que se debe superar y cambiar radicalmente, la propia experiencia y práctica histórica del MIR al respecto, pero rescatando su esencia, que la liberación solo será posible a partir de una nueva institucionalidad que se vayan dando las propias organizaciones de las masas, a partir de su propio empoderamiento político, social y económico desde abajo.

Comentamos:
En este último párrafo está la clave de los aportes de Aguiló, veamos por partes: Dice: “el concepto de un desarrollo institucional de los trabajadores y el pueblo desde abajo y alternativo a las constituciones que en sus distintos momentos históricos han sido impuestas desde arriba por el gran capital nacional y trasnacional”. Aquí no queda claro si el “desarrollo institucional de los trabajadores y el pueblo” es la formación de nuevas instituciones o el despliegue al interior de las ya existentes, nos inclinamos a creer que se refiere al avance interno dentro de las instituciones vigentes, más que a la craeción de lo nuevo, ya que la postura de Aguiló ha sido tradicionalmente defender la “vocación de poder”, pero hemos seleccionado este párrafo para destacarlo y compararlo en relación al siguiente, donde se produce un fuerte viraje con un preámbulo que dice “ entendiendo que se debe superar y cambiar radicalmente”, para llegar una conclusión más explícita: “la liberación solo será posible a partir de una nueva institucionalidad que se vayan dando las propias organizaciones de las masas, a partir de su propio empoderamiento político, social y económico desde abajo”.
Si cambiamos “masas” por gente o vecinos de los barrios, la idea sería más específica, pues la “masa” es la que moldea y conduce la vanguardia, la que ya a estas alturas no tiene nada que hacer, salvo disgregar sus componentes para ctuar simplemente como vecinos. Veamos la idea de la “nueva institucionalidad”, que obviamente no puede hacerse con las “organizaciones” de esas “masas”, puesto que no es posible hoy día ninguna “organización” de la gente sin un mundo de la vida compartido en la cotidianeidad de los miles de detalles en toda vecindad, como hicieron los mapuche al elegir un toque para encabezar la resistencia contra los invasores, desde la vida cotidiana compartida se levantaron como un solo hombre, un sujeto, el sujeto común, el sujeto comunitario, que es lo que las izquierdas no entienden o no quieren entender porque no les conviene, pues quieren “dirigir” y por eso tanta “organización”, que no tiene nada que ver con una nueva institucionalidad, pues va a repetir la anterior, lo que sería jugar con la gente, que tendrá que descubrir en las necesidades de esa cotidianeidad compartida y en las asambleas que devengan de esa necesidad, la distribuión de funciones para llevar a cabo las actividades. Crear “organizaciones”, “asambleas” o estructuras de poder popular, por más que las llamen “comunitarias”, no pasará de poner la carreta delante de los bueyes o de un grupo de caciques sin indios, que llamará a la gente a sumarse o a integrarse, con lo que se reproduce exactamente lo anterior y esas nuevas instituciones nacen viciadas.

Para terminar, los trabajadores hoy día forman parte de la máquina del capital y del estado, por lo que convocarlos en esta época a ser vanguardia o sujeto de la “revolución”, no es más que proponer la administración de la máquina de moler carne, por lo que está muy bien señalar que la nueva institucionalidad contiene su propia economía, otra economía, que sólo puede estar asentada en la producción de alimentos, medicinas, energía y demás en los barrios y localidadesd, urbanas y rurales, instalando en la práctica otra idea concreta de la “propiedad”, sin discursos ni concientizaciones, sino simplemente produciendo en común lo común, lo que es de todos y de nadie, los llamados “medios de producción”, los procesos productivos, los frutos y resultados, y finalmente el consumo.
De modo que al hablar de nueva institucionalidad, estamos hablando de otro modo de vivir, el buen vivir, el convivir y el compartir, en íntima relación integradora con la madre tierra. Saludamos las nuevas reflexiones de Aguiló e instamos a seguir profundizando tanto en las reflexiones como en las prácticas para hacer como dice Eduardo Galeano “mucha gente pequeña en muchos lugares pequeños haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.

Concluye la carta haciendo énfasis en las categorías históricamente restringidas de “trabajadores” y “pueblo”:
Solo un proyecto materializado de los trabajadores y el pueblo puede garantizar los derechos humanos y hacer realizar el “Nunca Más” a la violación de los mismos.
Hernán Aguiló M., Ex Subsecretario General del MIR- Ex Jefe del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en Chile (1976-1986)

Conclusión:
Entre tanto panegírico sin reflexiones en estos 50 años, es necesario destacar el aire fresco que deja pasar la ventana abierta por Aguiló.

Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

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