En Bolivia y Ecuador se abandonaron las promesas políticas de Buen Vivir y respeto a la naturaleza, así como cualquier discusión posible sobre escenarios de transición y salida del extractivismo

Preocupa el corrimiento político operado últimamente en aquellos países que suscitaron mayor expectativa política, como Ecuador, Venezuela y —lamento decirlo— Bolivia. No hablo de la Argentina, porque el gobierno de los Kirchner lejos está de haber suscitado dichas expectativas positivas



24-08-2015
Entrevista a Maristella Svampa, socióloga e investigadora argentina
“Me parece poco serio decir que fuimos engañados”

Mauricio Quiroz
La Razón

La socióloga e investigadora argentina fue parte del grupo de intelectuales que hace unos días envió una carta al vicepresidente Álvaro García Linera en la que exteriorizaron su preocupación por las ONG Tierra, Milenio, Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib) y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA). García Linera dijo que “no planteó el cierre, expulsión o restricción alguna” a las ONG citadas y que los intelectuales fueron usados. Svampa plantea aquí sus criterios.

¿Qué opinión le merece la carta de respuesta publicada por Álvaro García a la misiva enviada por personalidades, como usted, con respecto a la situación de las ONG en Bolivia?

Si bien la carta abre a una discusión pendiente sobre extractivismo y modelos de desarrollo, insiste en que las cuatro ONG en el banquillo mienten, que no fueron amenazadas de expulsión y que defienden “los intereses de la derecha política internacional”. Preocupa este tipo de lectura, que además sirve para ocultar otros problemas, vinculados a la expansión de la frontera extractiva en Bolivia y las resistencias que esto pueda generar; otro proceso de confrontación al estilo del TIPNIS.

¿Usted comparte los criterios del Vicepresidente respecto a sus dudas sobre los intereses que motivan los proyectos de las ONG en Bolivia? ¿Siente, como dice García, que hay ONG que utilizaron al grupo de personalidades que escribió la citada carta pública “de reflexión”?

No, no comparto esa visión sobre las ONG citadas en absoluto y además me parece poco serio afirmar que los intelectuales firmantes fuimos “engañados” o manipulados. En lo personal, pienso que muchos de los que firmamos formamos parte de una izquierda crítica, que ha venido acompañando los procesos políticos más interesantes de nuestra región, lo cual no implica ni subordinación ni aval incondicional o cheque en blanco. Hay que romper con esa tradición de las izquierdas de pensar que cualquier crítica a un gobierno que se dice transformador o revolucionario le hace el juego a la derecha.

¿Cuál es su criterio sobre el ejercicio de las libertades de expresión y asociación en Bolivia?

En términos personales, me preocupa el corrimiento político operado últimamente en aquellos países que suscitaron mayor expectativa política, como Ecuador, Venezuela y —lamento decirlo— Bolivia. No hablo de la Argentina, porque el gobierno de los Kirchner lejos está de haber suscitado dichas expectativas positivas. Desde mi perspectiva, este hostigamiento a las ONG y organizaciones indígenas críticas está vinculado a dos cuestiones mayores. Por un lado, en Bolivia, como en cualquier otro gobierno latinoamericano, se promueve la expansión de las fronteras del capital y la exportación masiva de commodities, a través de la multiplicación de megaproyectos extractivos (minería, expansión de la frontera hidrocarburífera en áreas protegidas, soya, entre otros). Pero, a diferencia de otros gobiernos latinoamericanos, en Bolivia —como sucedió en Ecuador también— se abandonaron las promesas políticas de Buen Vivir y respeto a la naturaleza, así como cualquier discusión posible sobre escenarios de transición y salida del extractivismo. Este proceso significó una estigmatización creciente de la narrativa indigenista y ecologista, desplazada por la narrativa populista. Así, en segundo lugar, asistimos al retorno de un populismo de alta intensidad, donde convergen visión estatalista y culto al líder, bajo esquemas hiperpresidencialistas. Esto también está asociado al ejercicio de la política como permanente confrontación entre dos polos antagónicos, el nuevo bloque popular, que encuentra sus nuevos enemigos en el “ambientalismo colonial”, para utilizar el lenguaje del Vicepresidente boliviano.

¿Se ánima a plantear reflexiones sobre este tema? ¿Cuáles?

Entiendo el populismo como fenómeno político complejo y contradictorio, que presenta una tensión constitutiva entre elementos democráticos y no democráticos. Tarde o temprano, eso hace que nos preguntemos sobre el tipo de hegemonía que se va construyendo en esa tensión peligrosa entre una concepción plural y otra organicista de la democracia; entre la inclusión de las demandas y la cancelación de las diferencias. El hecho ocurrido en Bolivia en relación con las ONG, forma parte de esta tensión. Pero sin duda Ecuador, Venezuela e incluso la Argentina, están varios pasos delante de Bolivia en lo que respecta a esta tentación de corrimiento de las fronteras.

Maristella Svampa es doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París. Profesora de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Escribió una veintena de libros y dos textos sobre Bolivia junto con Pablo Stefanoni. Más referencias: maristellasvampa.net.

Fuente:http://www.la-razon.com/nacional/Entrevista-Maristella_Svampa-parece-serio-enganados_0_2330766955.html