Sindicalismo y movimentos son coto de caza de partidos. Todos somos comunistas, excepto el Partido Comunista. Queremos el común

¿Por qué los partidos disputan las directivas de los sindicatos, federaciones estudiantiles y movimientos sociales? Desde que los aparatos políticos están presentes, luchan por acceder a los puestos de mando, sean del color que sean, izquierdistas, derechistas, centristas y extremos, lo que les lleva a apoyar u oponerse a gobiernos, apoyar u oponerse a estrategias de poder, negando así el despliegue de la potencia creativa y constructiva de los trabajadores, estudiantes, pobladores y demás sectores o dinámicas sociales.



Sindicalismo y movimentos son coto de caza de partidos. Todos somos comunistas, excepto el Partido Comunista. Queremos el común

La pregunta del millón es ¿por qué los partidos disputan las directivas de los sindicatos, federaciones estudiantiles y movimientos sociales? Desde que los aparatos políticos están presentes, luchan por acceder a los puestos de mando, sean del color que sean, izquierdistas, derechistas, centristas y extremos, lo que les lleva a apoyar u oponerse a gobiernos, apoyar u oponerse a estrategias de poder, negando así el despliegue de la potencia creativa y constructiva de los trabajadores, estudiantes, pobladores y demás sectores o dinámicas sociales.
Todos tenemos derecho a un trabajo digno, un estudio digno y una vida digna, pero de ahí a que la lluvia de promesas de diferentes estructuras que cada una ofrece lo mejor de lo mejor para atraer votantes, nos parece una simple reproducción de los modos de justificar y mantener el status quo del establishment, lo establecido, es decir el predominio de la política y la economía sobre el mundo de la vida y las capacidades cohibidas y arrinconadas de la gente.
Los partidos temen a la iniciativa protagonista del mundo social, es decir, del mundo real, temen a las personas de carne y hueso, que deben abandonar su creatividad e iniciativa para transferirla a los líderes y salvadores que venden la pomada que todo lo cura y el elixir de la vida eterna. Temen porque la autonomía social y comunitaria avanza desde abajo en todo el planeta y van perdiendo el manejo de los hilos de las vidas ajenas. Por ello no les queda otra que ponerse piel de oveja y colgarse la etiqueta de “autónomos” para que les sigan y les voten, pues la convicción de que los partidos están de más crece como reguero de pólvora y fuego en la pradera por todos lados.
No cuesta nada juntarse entre independientes o autónomos en un sindicato, federación, centro de estudiantes o junta de vecinos, hablar con los vecinos o colegas y definir entre ellos los principales problemas y soluciones posibles, practicar la horizontalidad permanente, el intercambio y la instalación de nuevas formas de relaciones sociales directas constructivas, circulando la idea de sacar a los partidos que más que dedicarse a los problemas concretos, ya se sabe que irán detrás de la estrategia y las líneas de acción provenientes del comité central, del gobierno o de la oposición. Pararle el carro a los oradores y activistas que buscan hacerse los simpáticos y que entienden y manejan bien los asuntos, para luego hacerse los líderes que instalarán la comodidad y el conformismo de que los “representantes” se encargarán del papeleo y el trazado de las acciones. Las instituciones y empresas apoyan esa dispersión y divisionismo, como por ejemplo entre los portuarios dirigidos por la DC se instala la pasividad y el autoritarismo sindical que negociando con la patronal decide quien trabaja y quien no, lo que otorga “fortaleza” a la cúpula sindical, o entre el funcionalismo público, donde la “solución” entregada por De la Puente es el voto castigo en las próximas elecciones. ¡Plop! Oportunismo puro y duro.
Cada vez son muchos los que ya no desean más la política, pero no tienen el hábito de desplegar iniciativas constructivas de cambio desde los corazones y nuevas relaciones sociales que permitan el despliegue de la potencia, ya que para eso están los partidos machacando y el sistema reproduciendo el individualismo, la pasividad, la subordinación, sometimiento y la verticalidad a todos los niveles y en todas partes, como diciendo: “No haga nada, apoye a su partido y vote en cada lugar por ellos, que se harán cargo de las cosas, que para eso están, para hacernos la pega, negociar o golpear la mesa”, “usted siga caminando como zombi y haciendo su rutina, que si no lo hace usted, nadie lo hará por usted”, “no tema, aparecerá algún día el salvador, siga, camine, circule”.
La CUT, la Fech, el Colegio de Profesores, lugares donde los partidos son los únicos protagonistas, por más que digan que van a escuchar a las bases o que ahora son “autónomos” (jajajajaja), no son más que parte del proceso de manipulación y acumulación de fuerzas de cada orgánica que aspira al poder y podrá acrecentar su ganado para competir contra los otros o hacer alianzas por arriba gritando unidad: “el pueblo unido, avanza con partido”. La “unidad” de los dirigentes que van a disputar espacios de poder, es exactamente lo contrario del despliegue de la potencia social en sus formas de creatividad y construcción de nuevas formas de vivir, de compartir y de otro mundo posible, lo que hasta ahora, gracias a las vanguardias, se ha transformado en una rotación izquierda-derecha en los puestos de mando que va avanzando paso a paso a la negociación, acuerdos y pactos para administrar los estados según la necesidad del capital globalizado, ya que nadie desde arriba va a sacarle el cascabel al gato extractivista.
Jaime Yovanovic (Profesor J)
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