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Valparaíso y la Ruta Turística Eco-Comunitaria

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 26.12.16

El turismo está dividiendo a las personas, además de deshumanizándolas, algunos guías turísticos arreglan propinas con los dueños de locales donde traen visitantes y no se interesan por las necesidades, gustos y sensaciones de su grupo. El turismo normalmente “afueriza”, “externiza” el paso de las personas, les remarca que son solamente transeuntes que deben gastar y los habitantes son solamente “nativos” en vitrina. De esa manera reproducimos las distancias y la instrumentalización de las relaciones humanas con el sello estricto de la circulación monetaria y la comercialización de los tiempos y espacios.

Valparaíso y la Ruta Turística Eco-Comunitaria

El turismo está dividiendo a las personas, además de deshumanizándolas, algunos guías turísticos arreglan propinas con los dueños de locales donde traen visitantes y no se interesan por las necesidades, gustos y sensaciones de su grupo. El turismo normalmente “afueriza”, “externiza” el paso de las personas, les remarca que son solamente transeuntes que deben gastar y los habitantes son solamente “nativos” en vitrina. De esa manera reproducimos las distancias y la instrumentalización de las relaciones humanas con el sello estricto de la circulación monetaria y la comercialización de los tiempos y espacios.

Para sumergirnos en el tema tomemos el caso de los estudiantes de gastronomía, cuya meta es ser alguna vez contratados en un hotel o restaurante, lo que no deja de ser una buena perspectiva debido a la llegada de miles de turistas, en especial este verano que se anuncia caluroso y en esta región, donde no sólo llegan cientos de miles de santiaguinos huyendo de la capital a respirar aire puro, sino también miles de argentinos y usuarios de hoteles flotantes o cruceros, de modo que hay materia, sin embargo toda la energía y creatividad se vuelca en la reproducción de lo que cuestionamos, por lo que es usual ver compas anarquistas, rebeldes o izquierdistas, críticos del mercado, ganándose sus pésitos preparando y sirviendo los pĺatos o copetes del mercado turístico , lo que no es diferente de los obreros haciendo funcionar la fábrica del capitalista. No decimos que no hay que hacerlo, todo profesional o trabajador del rubro que sea, está inserto en la máquina de reproducción capitalista, y algunos piensan aún en dirigir la administración del estado para que la acumulación derivada del extractivismo pueda llegar a los pobres, en tanto cada vez más se ven personas y grupos practicando las iniciativas de autosostenimiento, huertas, artesanías, productos naturales, autogestión, administración comunitaria, etc. y unos pocos de ellos se articulan en redes internistas de socorros mutuos, como los compas de Volnitza en santiago, o sea, los conscientes lo hacen para que los demás lo vean, la vanguardia. Fuera de esos grupos conscientes, hay miles de iniciativas de sobrevivencia y miles de ellos se dejan atrapar fácilmente por las redes del comercio alternativo de la circulación de drogas, esto es, el comodismo, el facilismo, negocio redondo, ya que sólo tienes que fumar y fumar invitando otros participando en la multiplicación del uso de estupefaciente, la falopa, la pasta, en fin, y como ya no hay ética, hasta las guerrillas colombianas han juntado su dinero para comprar armas operando el narcotráfico, lo que ha llevado en algunos barrios de Santiago y Concepción a mantener ciertas modalidades de interacción.

Cuando hay un cierto sentido ético, de compartir, respetar el cuerpo y los sentimientos de los otros, no se trata de lanzarse contra los narcos, pues ellos no son el problema, aunque la policía anda reclutando soplones por todos lados, son sólo consecuencia o resultado de problemas mayores, entre los cuales la necesidad de la contrainsurgencia de controlar y administrar los movimientos y mantener activas las bandas en los barrios para justificar la represión y militarización, o sea, la mini-balcanización. En este terreno se mueve el estudiante de gastronomía que puede organizar talleres con señoras, amas de casa, vecinas, sin hacer cátedra, pues las viejas del barrio son las mejores cocineras del mundo y hacer en conjunto una cocinería con un entorno adecuado, como la huerta, la quebrada o la vista al mar, construir entre todos un comedor sencillo, llenar de verde, flores y artesanías, tejerse con emprendimientos del mismo o de otros cerros. No “organizarse”, por favor, que ahí vienen los que traen otros intereses, sino articular factores que permitan el flujo de turistas y que cada emprendimiento siga haciendo lo suyo de la mejor forma posible. Es claro que los guías y empresas van a decir a los turistas que no vayan allá y que consuman acá, apelando a pretextos como que no hay regulación sanitaria, pero se trata de emprendimientos familiares y comunitarios donde consumen los vecinos, como una olla común, o se realiza trueque. Es como los vendedores ambulantes, pero al revés, pues en vez de ir al flujo, traen el flujo al barrio.

Nuestro amigo, el estudiante de gastronomía de nuestra historia, no necesita abandonar la carrera ni dedicarse al barrio a tiempo completo, bastando un par de horas a la semana y sus talleres no sólo permiten intercambiar conocimientos y experiencias desde el saber académico técnico-profesional hasta los saberes sociales, ancestrales, populares y originarios, sino que al mismo tiempo contribuye de manera eficaz a la motivación, ya que no opera solamente para el “turismo” o los usos domésticos, sino que propone algo nuevo, algo creativo, esto es, atraer al turista al mundo de la vida barrial, compartir mundos, humanizar el turismo en torno a dinámicas de compartir el barrio, así se enriquece el marco de las relaciones cotidianas y se obtiene un ingreso que hace falta en el hogar. Ese turista se siente en casa, o, mejor aún, hace casa con sus anfitriones, se dan la mano, se abrazan, cantan y bailan.

Y las otras profesiones o vocaciones, por ejemplo la bliblioteca popular, el reforzamiento escolar, la salud barrial, la producción de alimentos, condimentos y medicinas naturales, la murga barrial, la bioconstrucción, los juegos de niños, los talleres en la junta de vecinos, la limpieza de quebradas, el coro de niños, en fin, son tantos los espacios sociales y dinámicas barriales, que si el visitante pudiera conocer y compartir, dejaría de ver el mundo como una colección de postales.

Vamos a conversar del tema, traiga sus ideas y abramos el abanico de posibilidades en el día del turismo del Foro Mundial del Saber Aplicado a la Ciudad, allí podremos analizar el turismo actual y descubrir como hacemos para que el turista salga de la vitrina y se adentre en el mundo de la vida.

Jaime Yovanovic (Profesor J)
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Foro Mundial del Saber Aplicado a la Ciudad: https://www.facebook.com/events/1786317211641862/


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