Pugnas izquierda-derecha por el poder y dinámicas de abajo

En todos los paises las luchas por el poder movilizan poblaciones ilusionadas por cambios que a la larga o a la corta resultan efímeros, ya sea por ineficiencia, por dependencia al modelo de acumulación o por los motivos que sean, por lo que tal vez no vale la pena seguir por ese camino y habría que buscar otros.



Pugnas izquierda-derecha por el poder y dinámicas de abajo

Por Jaime Yovanovic (Profesor J)

En todos los paises las luchas por el poder movilizan poblaciones ilusionadas por cambios que a la larga o a la corta resultan efímeros, ya sea por ineficiencia, por dependencia al modelo de acumulación o por los motivos que sean, por lo que tal vez no vale la pena seguir por ese camino y habría que buscar otros.

Ya mucho se ha dicho sobre el fracaso de los estados socialistas y los gobiernos progresistas. Las izquierdas se lavan las manos culpando a la Cia en vez de revisar su vocación de poder. Llueven las autocríticas, pero no se toca la obsesiva necesidad de llegar a dirigir el estado, aunque hay que reconocer el notable avance de la izquierda ecuatoriana de no apoyar al candidato progresista y pedir votos para el banquero Lasso, ya que ambos son lo mismo: neoliberales y represivos, con la diferencia que uno ya está arriba y el otro sólo promete y en medio de sus promesas de campaña está la de liberar a los dirigentes sociales detenidos y en proceso por el gobierno actual. En este caso se trata de sectores de izquierda que rompen con el seguidismo ideológico de camiseta priorizando por los intereses sociales, lo que alabamos aún teniendo en consideración que nada se obtendrá de ese proceso electoral, salvo el reconocimiento histórico de haber rasgado materialmente la camisa de fuerza ideológica y hacer valer los intereses sociales antes que los políticos. Se ha pisoteado la biblia izquierdista y se ha priorizado por algo más de fondo. Aún sabiendo que eso les acarreará costos en los partidos y actividades políticas en el país y el resto del mundo.

La izquierda en el gobierno progresista se ha caraterizado por ser represiva y extractivista, que ha penalizado la protesta social con el argumento de que si “ya estamos arriba, que nadie proteste” manteniendo presos centenares de dirigentes sociales que no se han sumado a la disciplina autoritaria de la llamada “revolución ciudadana”, que está pavimentando el camino a la derecha en vez de avanzar al respeto del protagonismo social, en una lógica dominante de que no hable la gente sino sólo los representantes que lo hacen en su nombre. Y aún quieren que voten por los que les meten presos y destruyen sus territorios en nombre de la acumulación capitalista. Se lo buscaron, de modo que nadie puede lanzar la primera piedra.

Es el mismo drama de los progresistas de Argentina y Brasil, poco dispuestos a ceder la conducción de los procesos al mundo social. Todos deebían seguir a la jefatura aún a costa de sus necesidades. Y así quieren que les sigan. O como Venezuela, donde la derechización del gobierno ha sorprendido a todos militarizando las regiones del Orinoco para introducir 250 empresas mineras, ha desalojado decenas de haciendas recuperadas por campesinos, se ha hecho cómplice del asesinato de dirigentes indígenas, creó la Empresa Minera de las Fuerzas Armadas para envolver a los milicos en las ganancias, y negocia con la derecha en el parlamento el reparto de la torta del Orinoco.

Hay mucho más en este diagnóstico, pero interesa ver la respuesta de los pueblos:

Las dos experiencias más notables son la kurda y la de los zapatistas junto al Congreso Nacional Indígena de México, aunque nos detendremos también en otras que parecen menores, pero denotan la tendencia sostenida que aún no ha podido ser obstaculizada por los estados, a pesar de las zancadillas, represión y encarcelamiento.

En la región norte de Siria, llamada de Rojava, los kurdos están trabajando con otras nacionalidades, etnias y religiones formando cada uno de ellos comunidades autónomas, pueblos y aldeas que se han articulado horizontalmente en el confederalismo democrático, del cual nacieron las Fuerzas Democráticas Sirias que han limpiado buena parte de la región aniquilando los reductos del Estado Islámico y hoy rodean el principal bastión de ese fundamentalismo. Además están empujando con apoyo de diferentes interlocutores, su ingreso al proceso de negociaciones del estado sirio con la propuesta del confederalismo para toda Siria y por extensión a toda la región del Oriente Medio, lo que obviamente no resulta del agrado de los partidos de izquierda ni los de derecha, acostumbrados a gobernar de forma centralizada.

En México los zapatistas de Chiapas y comunidades indígenas de todo el país están formando lo que llaman el Consejo de Gobierno Indígena que tendrá una vocera que será presentada como candidata a la presidencia de la república, no para intentar ganar el puesto, sino para hacer de la campaña electoral un proceso de multiplicación de las formas de autoorganización y autogobierno de comunidades, pueblos, municipios y localidades para la defensa del territorio y la vida.

En la Amazonia ha sido importante la formación de los autogobiernos indígenas y el cierre de territorios para evitar la depredación extractivista y el aniquilamiento de las formas de vida compartida, en especial entre los shuar de Ecuador y wampis de Perú, pero que se está extendiendo paso a paso hacia otras comunidades.

En Colombia están muy avanzados en la formación de autogobierno y control territorial en las regiones del Cauca y cercanías, por lo que pronto vendrán novedades, a pesar de la intensa represión y asesinatos tras los acuerdos de paz por arriba.

Lo mismo sucede en otras regiones del continente, así como en variadas regiones de África. En barrios periféricos ya se observan nacientes experiencias en la capital federal de México y otras ciudades del país, en barrios de Bogotá y otras ciudades de Colombia, en las favelas de Río y otras regiones brasileñas.

Sin embargo no hay ciudad o campo a nivel mundial donde no se observen los gérmenes del buen vivir, la autoorganización y el protagonismo social, en especial más como respuesta a la crisis política y a la destrucción del planeta que a influencia de actores externos como partidos o corrientes ideológicas.

Los estados y gobiernos están respondiendo al avance desde abajo aumentando la represión y cooptación de las dinámicas autónomas, pero con ello sólo evidencian de donde viene el peligro para la continuidad sistémica, de allí que a nivel mundial estamos asistiendo a una serie de readecuaciones nacionales y globales que parte de los países poderosos mediante sus nuevas estrategias de amurallamiento y aislamiento de los “focos infecciosos” y quien sabe por donde vendrá la mano para la inevitable ola represiva que se viene en medio de una crisis creciente que esperan salvar mediante más despojo de tierras y expulsión de población del campo y selvas hacia las ciudades donde les espera la militarización de periferias y la circulación y violencia del narco.

La tarea entonces es apoyar la profundización y la multiplicación de las actividades y formas de vida compartida que van surgiendo en barrios y pueblos donde brotan como callampas tras la lluvia las experiencias de iniciativas protagonistas sin partidos ni conductores.

Jaime Yovanovic (Profesor J)
unlibre@gmail.com