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Respuesta de las comunidades indígenas a las amenazas de guerra, al aumento del extractivismo y el auge de la represión

Jaime Yovanovic (Profesor J) :: 11.04.17

La vida contra la muerte. Despliegue de la potencia protagonista: Significativo repunte y salto cualitativo de la resistencia indígena.
Metrópolis levantan muros, acrecientan la guerra y gobiernos de izquierda y derecha aumentan represión, de modo que resistencia sube de nivel pasando a mayores coordinaciones y controles territoriales.

Respuesta de las comunidades indígenas a las amenazas de guerra, al aumento del extractivismo y el auge de la represión

La vida contra la muerte. Despliegue de la potencia protagonista: Significativo repunte y salto cualitativo de la resistencia indígena.

Metrópolis levantan muros, acrecientan la guerra y gobiernos de izquierda y derecha aumentan represión, de modo que resistencia sube de nivel pasando a mayores coordinaciones y controles territoriales.

Desde el inicio de la ofensiva del capital y los estados para destruir las comunidades o expulsarlas para disponer de los territorios en el extractivismo que requiere el actual momento del proceso de acumulación, las comunidades han tenido que pasar de fase en fase.

La primera fase deriva, tras la caida del muro y de la consolidación de la globalización capitalista, en el surgimiento de las luchas autónomas llamadas altermundistas o antiglobalización, ya finalizada la fase productiva de la acumulación basada en el fuerte papel estatal, que finalmente tumbó gobiernos liberales, socialdemócratas y socialistas para el libre juego de la circulación para la realización de las mercancías y fuerte rol del capital financiero. El modelo neoliberal campeaba enseñoreándose de todo, incluyendo los cuerpos, sin embargo la acumulación sobre la producción, es decir sobre la plusvalía, llegaba a su fin cumpliéndose la previsión de Marx en el capítulo “Fragmento de las máquinas” de su texto previo al Capital, los “Grundrisses”, donde establece la que llama “Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia”, en que explica que a mayor tecnología, menos mano de obra, esto es, menos capital variable (productor de nuevo valor), y a menos capital varianle, menos plusvalía, por lo tanto menos porcentaje de ganancia en cada mercancía.

Ello significa que aumenta fuertemente la presencia del capital constante en cada mercancía, esto es, materia prima, combustibles, agua, etc, que no modifican su valor en el proceso productivo, no incorporan nuyevo valor, de allí la desbandada de la jauría extractivista contra la madre tierra, el agua, las selvas, montañas, bosques, mares, etc. con una furia desenfrenada, para lo que había que pasar por encima de los habitantes de los territorios y regiones.

Las izquierdas, conscientes de la necesidad de la acumulación para administrar estados y gobiernos, se oponen tenazmente a las luchas autónomas antiglobalización y se cierran como tenazas de dos patas por encima de los movimientos sociales que surgían por todos lados unificándose de facto en las calles y campos con las comunidades indígenas y aún obreros industriales y extractivos, todos juntos contra la globalización, cada uno desde sus demandas, necesidades, reivindicaciones y territorios.

La primera pata de la tenaza fue organizar a los sectores campesinos que eran dirigidos por partidos políticos constituyéndose así la Vía Campesina, que consiguió fracturar, debilitar y finalmente aniquilar la AGP, la Acción Global de los Pueblos. La segunda pata fue la formación de ATTAC, que reivindica la tasa Tobin a la circulación financiera que la ONU cobraría y entregaría a las grandes ONGs, como Greenpeace, Oxfam, etc. Eso lleva a que se unifiquen por países las ONGs con sindicatos y partidos en la que llamaron la “sociedad civil” que empezó a levantar programas participativos y se unifican todos ellos en el Forro Social de Porto Alegre, cuya finalidad era acabar con la autonomía y territorialidad de las luchas para centralizarlas en torno a la disputa de los gobiernos. En Europa los filiados a Attac se encargaron de disciplinar las dinámicas antiglobalización y encauzarlas estrictamente a las demandas hacia el estado.

A todo esto, los gobiernos caían como moscas y los movimientos sociales aliados con las comunidades indígenas tumbaban uno tras el otro distanciándose de los partidos y desplegando su potencia constructiva de otro mundo posible tras el que se vayan todos. En Venezuela fue el Caracazo, despertar y movilización de la población que sin partidos se apoderó de la capital del país. En Argentina la población tumba al gobierno y crece la influencia de los piqueteros, Movimientos de Trabajadores Desocupados y asambleas vecinales autónomas. En México los zapatistas inician los municipios autónomos. En Bolivía la Coordinadora del Agua y la Central Campesina, dinámicas potentes declaradamente autónomas de los partidos políticos, se unifican con los cocaleros del Chapare, que se incorporan a trabajar con los autónomos de la AGP, pero muy luego estos cocaleros son coordinados y apoyados por los partidos de la Vía Campesina, que dejaron varios “asesores” con Evo Morales. En Ecuador las comunidades indígenas y el incipiente movimiento ciudadano, también tumban gobiernos.

Los movimientos sociales finalmente son cooptados por los partidos y la política estatal, abriéndose paso los llamados gobiernos progresistas, que supieron aprovechar el boom de la exportación de commodities para instalar un modo clientelar, es decir ampliar algunos beneficios del estado, pero insistiendo fuertemente en el desarrollo del modelo extractivista, que les permitió favorecer sectores medios como profesionales, estudiantes, funcionarios estatales y comerciantes (la misma clientela de Evo Morales en Bolivia y del Frente Amplio en Chile), en formas de gobierno que combinan sentimientos nacionales como territorio identitario de sentido patriótico, y populares entendiendo por pueblo las multitudes de Perón y Evita. Tras las victorias electorales de Lula y Kirchner, que se unifican con el nacional-populismo chavista de Venezuela, gracias al trabajo organizativo e ideológico del Forro Social, se viene la ola progresista que asume la misma distancia y rompimiento con los movimientos indígenas, campesinos, barriales, etc. que los gobiernos derechistas, y se arrojan con militares, leyes, empresas, represión y cooptación sobre los territorios de las formas de vida comunitaria.

Fue tan grande la ofensiva extractivista en todos los países, despojando territorios y asesinando dirigentes, que las comunidades en resistencia toman mayor distancia de las instituciones que las atacan y que las engañan. La acción zapatista de organizar los municipios autónomos y las formas de autogobierno indígena, se encontró con experiencias muy maduras y avanzadas como la Alianza Territorial Mapuche, que extrajo de su propia experiencia ancestral las formas organizativas del Pu Lof Mapu Xawun, la relación horizontal entre territorios, asunto que no existe en la circulación de información a la que estamos acostumbrados con las dos prensas, la comercial y la ideológica.

Así, la primera fase de resistencia indígena contemporánea de salir a luchar junto al resto de las formas autónomas de la antiglobalización, abre paso a un repliegue generalizado de reforzamiento de las formas propias organizativas, económicas y del buen vivir en extensas y diversas áreas en todo el continente que, a medida que se acrecentaba la ofensiva extractivista y represión estatal para someter los territorios a la voracidad empresarial, se avanza en la necesidad de precisar dichos territorios, delimitar, reconocer, legalizar, etc. y se consigue la declaración normativa de la OIT de la consulta a las comunidades antes de entrar a sus territorios a explorar o explotar los hidrocarnuros, mineras, hidroeléctricas, parques eólicos, etc.

Esta fase de repligue, defensa jurídica y delimitación de territorios, continúa hasta hoy, sin embargo la agresión ha sido aún mayor, lo que ha llevado en todos lados a acceder a la fase de la autodefensa y al autogobierno. La interacción de comunidades y foros donde analizan en conjunto esta situación y aprenden unos de los otros, los ha llevado a pasar desde el autogobierno a otra fase, la actual, de ampliación del tejido horizontal de territorios en común profundamente ligados e interactuando con la madre tierra, respetando el protagonismo y autonomía de cada uno, que se asemeja al confederalismo democrático levantado históricamente por las formas de vida comunitaria (como el pulof y el toqui), por la comuna de París, por el consejismo, por la autonomía operaia, por los cordones industriales y consejos comunales, por el confederalismo kurdo y otros, que se diferencian radicalmente de la idea del “poder popular”, “contrapoder” o “poder paralelo”, ya que no se asumen como trampolines para el asalto al poder central de los estados, que ha dejado de ser terreno de disputa, quedando sólo para los clubes políticos de derecha y de izquierda, las dos caras de la misma moneda que estrangula a los pueblos, en tanto la sociedad, las comunidades y los ṕueblos van asumiendo paso a paso una mayor aproximación a los ritmos y requerimientos de la madre tierra y del común en un proceso sostenido de cambio civilizatorio desde abajo en medio de las crisis de la civilización de la destrucción y la muerte.

Veamos los principales ejemplos, dejando claro que se trata de un proceso que se está dando en todos los países, unos más avanzados que otros, algunos con mayor grado de cooptación de los estados y que ya ha dejado de ser patrimonio de las comunidades indígenas y avanza rápida y multiplicadamente por regiones afrodescendientes, campesinos, villas y periferias urbanas, de modo que ya no se trata de opinar, aplaudir y apoyar a las experiencias que vienen desplegando el protagonismo por todos lados, sino de sembrar las formas del buen vivir y compartir en cada barrio urbano y relaciones campo-ciudad.

La defensa contra el ducto en los Estados Unidos ha concitado una nueva alianza de diferentes sectores, tales como ecologistas, juventudes, grupos urbanos, mujeres, afros y ex militares con las comunidades, que preparan las nuevas formas de resistencia.

Las comunidades de ambos lados del muro de Trump y las que comparten territorios de ambos países, se reunen y coordinan acciones.

En México, donde se vive la zozobra de atentados y secuestros diarios por parte del paramilitarismo del narco y el militarismo del estado, se están dando los pasos para pasar de la autodefensa a la fase de gobierno general indígena en el Consejo de Gobierno que será elegido en mayo desde las comunidades, pueblos, barrios y tribus de todo el país, dos por cada comunidad, un hombre y una mujer. Ya se ha aprendido a gobernar los municipios autónomos en todo el país desde la gente, sin partidos políticos, sin importar si algunos habitantes siguen las orientaciones de los municipios oficiales, de modo que el concejo de gobierno indígena podrá gobernar el país con base en quienes lo deseen, como familiares de desaparecidos, maestros críticos, actividades de resistencia contra el extractivismo, etc. Además que el concejo de gobierno indígena tendrá una vocera que será al mismo tiempo candidata presidencial al gobierno de México, lo que evita el aislamiento que facilita la represión y permite una campaña de organización de los incorformes en pos de los autogobiernos locales.

El Foro Transfronterizo de comunidades de Guatemala y México decide coordinación de defensa de los territorios, las comunidades, la madre tierra y la vida.

En Guatemala las comunidades se autoconvocan desde el CPO Consejo de Pueblos Mayas de Occidente.

En Honduras, comunidades indígenas lenca, la Ofraneh y movimientos sociales se han juntado en un plantón de defensa del territorio.

Comunidades y naciones indígenas de Nicaragua se coordinan para detener la invasión de sus territorios.

En Colombia las comunidades acaban de emitir un mandato de control territorial y ambiental que impide el ingreso a los territorios de empresas, grupos armados oficiales o no, y visitantes, sin autorización del consejo de gobierno indígena.

En Venezuela se acrecienta la oposición al Arco Minero del Orinoco.

En Brasil los guaraní-kaiowá han retomado 49 haciendas que están dentro de su territorio y hasta ahora los gobiernos sólo han homologado 16 de ellas.

En Ecuador se preparan movilizaciones contra la militarización del territorio shuar y el encarcelamiento de dirigentes indígenas

En Perú los shipibos y otras comunidades emiten declaraciones de fortalecimiento de sus autogobiernos y coordinaciones entre ellos.

La coordinación de las comunidades amazónicas del Perú convoca al Foro Panamazónico para este fin de mes de abril.

En Bolivia la resistencia a las mega-represas sigue creciendo

En paraguay miles de indígenas llegaron a la capital a participar del incendio del parlamento.

En Uruguay se ha constituido el Consejo de la Nación Charrúa.

En Argentina, ante el avance de la minería a cielo abierto, ante la tierra saqueada y vendida a empresas extranjeras, pueblos originarios de Jujuy se están movilizando. Emergen, se unen y entrelazan, para volverse una voz, un grito. Que sale desde lo más profundo y se extiende por valles y ríos, llanuras y montañas. Un pueblo que defiende su tierra, es un pueblo que protege sus raíces.

Finalmente, sin intentar agotar el tema, que se expresa casi a diario en diferentes territorios, está una serie de documentos esclarecedores y la declaración de Autonomía, constituyente, autogobierno desde el pensamiento mapuche, emitida por la Alianza Territorial Mapuche desde sus medios informativos. Anotamos que en estos precisos momentos está siendo allanada la comunidad de Temucuicui por un fuerte contigente policial que lleva hasta hora cuatro comuneros detenidos.

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Jaime Yovanovic (Profesor J)


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