Primero de Mayo. Por la expulsión de los partidos en los sindicatos. Por la recuperación de la mancomunalidad. Todo es común.

PRIMERA PARTE
Breve historia y génesis del sindicalismo.
SEGUNDA PARTE
Análisis somero de la historia sindical.
TERCERA PARTE
La crisis y derrumbe del sindicalismo actual.
CUARTA PARTE
Brotes de nuevo sindicalismo.
QUINTA PARTE
Rescatando el espíritu de familia de la mancomunidad



Primero de Mayo. Por la expulsión de los partidos en los sindicatos. Por la recuperación de la mancomunalidad. Todo es común.

PRIMERA PARTE
Breve historia y génesis del sindicalismo.

SEGUNDA PARTE
Análisis somero de la historia sindical.

TERCERA PARTE
La crisis y derrumbe del sindicalismo actual.

CUARTA PARTE
Brotes de nuevo sindicalismo.

QUINTA PARTE
Rescatando el espíritu de familia de la mancomunidad
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PRIMERA PARTE
Breve historia y génesis del sindicalismo.

EL SINDICALISMO.
Tomado de http://cursos.aiu.edu/derecho%20laboral%20colectivo/pdf/tema%203.pdf

3.1. Antecedentes históricos.
El sindicalismo, se origina con la revolución industrial en el último tercio del siglo XVIII, dando lugar a que la máquina sustituya al trabajador manual, cuando la fábrica ocupa el lugar de taller, cuando la gran industria suplanta a la economía del artesanado y la producción de mercado local, se transforma en producción para el mercado mundial.
La introducción de la máquina, produce grandes ganancias a los industriales, obtenidas a costa del sufrimiento del naciente proletariado de las fábricas, la fatiga excesiva, la insuficiencia en la alimentación, la disciplina imperante, etc. Que debían de soportar los operarios. Tanto la moralidad, la higiene, la seguridad, salud, no causaban ninguna preocupación al empresario, incluso le regateaba el salario a obrero.
Además, las mujeres y niños eran explotados sin misericordia, se les destinaban los trabajos más duros y humillantes, exponiendo con ello, sus vidas. En esta época, el trabajador era una verdadera penuria, un sufrimiento para el trabajador.
Es así como el operario se convierte en esclavo de la máquina y el trabajo del hombre se hace menos valorizado. Con la Revolución Industrial, se produjo una radical transformación que se operó en e campo de la industria en Inglaterra, en el último tercio del siglo XVIII, porque fue la invención de la máquina y su incidencia productora, lo que produjo la verdadera revolución industrial.
Para los trabajadores el Estado les era opositor, más importante y primordial que tiene el obrero para transformarse en fuerza a la que le asiste un poder, es la unión, es la posibilidad de asociarse, en defensa de sus intereses laborales y esto era justamente a lo que se oponía el gobierno al no permitir dichas asociaciones.
Así las cosas, el obrero estaba a su suerte, incluso si se enfermaba, situación muy común, al no poder trabajar no cobraba y era rápidamente reemplazado por otro trabajador, que esperaba una oportunidad en ese sentido.
La revolución industrial, se ubica por el año 1775 y unos años después, en 1789 se produce la Revolución Francesa, la cual reivindicaría los derechos del hombre.
Pero se produce una situación paradójica, se cree que dado que el hombre es libre, no debe agruparse, ni formar coaliciones de obreros. Pues ello atenta contra la libertad en general y en contra de la libertad de trabajo en particular. Es así, como en la Declaración de los Derechos del Hombre y la ley Chapalier de 1791, se imponen sanciones a todos aquellos que constituyen asociaciones de artesanos, obreros o jornaleros.
Dada la situación planteada y la imposibilidad legal de que los trabajadores se agrupen en defensa de sus intereses, optan por iniciar el movimiento en la clandestinidad, recogiéndose el sentido societario de los gremios.
Sin embargo, ya entrado el siglo XIX, las masas obreras con sus movimientos clandestinos y su ideario sindicalista, comienzan a expresarse en diversas formas, que en un principio se manifestó en forma de huelga con características de motín, posteriormente se da la simple coalición de obreros de una misma fábrica, o diferentes.
La última etapa se concreta con la formación de sociedades de resistencia, con objetivos de imponer por coacción moral o física al resto de los trabajadores, al paro colectivo de la especialidad laboral, que culminan con la auténtica aparición del sindicalismo, que se presenta con una estructura más evolucionada, con una rigurosa diversificación de oficios e industrias, frente a la estructura social imperante y que busca un lugar legalmente en el conjunto económico-social de su época.
El sindicalismo en este período, existía de hecho pero no de derecho y su aptitud estaba dirigida a obtener esa conquista y es a la que se orientaba la masa trabajadora.
1
3.2. El movimiento obrero europeo en el siglo XIX.
1
El sindicalismo; Disponible en:
http://www.xoc.uam.mx/~orom3192/restomundo/EL%20SINDICALISMO.htm
Fecha de consulta: 27 de
marzo de 2009.

1848
3
y el auge de las ideas contenidas en el Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels.
Y hacia la segunda mitad del siglo XIX, las mayorías de las legislaciones europeas, incluyendo a Francia, suprimen el delito de coalición llegando en
algunos casos, como el de Bélgica, a aceptar expresamente el derecho a la
asociación obrera.
Ya no eran solo los gremios los que clamaban por reformas laborales más
humanas, retribuciones más acordes con un mínimo de vida respetable, sino que la prensa, las sociedades con fines de reforma, comenzaron a criticar al gobierno y exigían que se modificaran las leyes que prescribían los sindicatos. Así, en el año 1824 se deroga la ley que prohibía la asociación sindical y en 1825 se reconoce el derecho de huelga a los trabajadores.
No obstante estos derechos alcanzados, se encontraban vigentes las leyes de atentados contra la libertad de trabajo y de la industria. La lucha de los
trabajadores continúa y en 1871 en Inglaterra, se promulgan disposiciones que permiten la constitución de asociaciones profesionales y en Francia en el año de 1879, se constituye la Federación de Trabajadores Socialistas y en 1884, se reconoce expresamente la legalidad de los sindicatos con diversas limitaciones.
En el año de 1864 se creó en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). La Internacional , primera central sindical mundial de la clase obrera. Ese mismo año se reconoce en Francia el derecho a la huelga como uno de los derechos fundamentales del individuo.
En el año de 1866 la AIT celebra su primer congreso en el que representantes de los trabajadores de distintos países trataron de forma conjunta los problemas sociales que les preocupaban.
En el año de mil ochocientos ochenta y nueve se funda la llamada “Segunda Internacional”, cuyo primer congreso se celebra en París, Francia, el 14 de julio del mismo año. Este congreso declara al día 1° de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores, en conmemoración de los 5 huelguistas muertos tres años antes en mayo de 1886 en Chicago. Desde entonces ha sido un día de movilización global sincronizada de los trabajadores del mundo.
3
Véase; Revolución Francesa de 1848; [en línea]; Di
sponible en la World Wide Web en:
http://www.claseshistoria.com/revolucionesburguesas
/revolucion1848.htm

Además, adoptan la reivindicación de la jornada de ocho horas.
En el año de mil ochocientos noventa y cinco la FNS francesa se transforma en la Confederatión Genérale du Travail. (CGT).
En 1889 se firma en Suecia el primer pacto social entre empresarios y sindicatos.
Desde fines del siglo XIX, en la medida que se fue conquistando el voto universal y secreto, y la posibilidad de que representantes de los trabajadores y partidos accedieran a los parlamentos e incluso obtener el triunfo electoral en un país, el movimiento obrero toma características nacionales.
En este sentido la clase obrera de cada país tiene su propia historia sindical.
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SEGUNDA PARTE
Análisis somero de la historia sindical.

Como puede verse, la clase obrera no tiene fronteras, que sólo son asumidas en el estado-nación mediante el hecho electoral, el reconocimiento del estado de puño y letra del obrero mediante el voto. He ahí la muerte del sindicalismo y su sometimiento a las necesidades de la política, que no se avienen con las reales necesidades humanas, pues su objetivo es la lucha por el poder central, que se imagina el único lugar de donde es posible extraer soluciones, con lo que el protagonismo es aplastado por la dependencia al estado y a los partidos que disputan su control.

La organización de los trabajadores pasa por tres fases:
Fase mutual (mancomunalidad, comunidad, común, comun-ismo)
Fase de resistencia. El común como forma de vida de subsistencia en resistencia cede el paso a la defensa y resistencia como función separada del mundo de la vida, lo que genera las bases para ser tragados por la política partidista.
Fase de integración política. El sindicalismo entra a formar parte del aparato del estado y como tal se subordina a los candidatos definidos por la cúpula de los partidos.

En la primera fase, los obreros reaccionan con las costumbres campesinas de la proximidad, la comunidad y el sentimiento del nosotros, sin disciplina, sin reglas, salvo las que derivan de la naturaleza, como levantarse con el sol y muchas otras de la reproducción cultural comunitaria que primaba en las periferias de las ciudades y villas donde se amontonaban los operarios. No es extraño que en primer lugar se cuiden entre ellos la salud y de la familia, cuya proximidad e interacción proviene de esa reproducción cultural. El sentimiento del común se mantiene y se refuerza.

En la segunda fase, la fase de resistencia, comienzan los primeros brotes organizativos, disciplinarios y autoritarios, ya que al irse perdiendo la costumbre del común, empujada por el individualismo y el distanciamiento de la vida familiar y barrial, se pasa a una etapa de consensos, democracia, discusiones, debates, planificaciones, etc. donde la racionalidad, la lógica y la argumentación van sustituyendo el predominio de los instintos y de los afectos que permeaba la mancomunalidad mutualista. Surgen y se desarrollan las ideologías como miradas racionales hacia metas lógicas y éticas a alcanzar, se cierra el “no hay caminos, sino que se hacen al andar” del poeta, para asumir caminos predeterminados que no sólo interpretan el mundo, sino que orientan los andares. Se despliegan las ideologías y corrientes anarquistas y marxistas, ambas racionalistas y científicas, desplazando a las corrientes de la ira, como ludistas o blanquistas.

La Comuna de París fue la última expresión de las corrientes que morían ante el avance a paso de carga de la maquinización y del individualismo que descarta el común para quedarse en la superficie del entrecruzamiento de las lógicas y los argumentos teleológicos, y que culminaron gloriosamente demostrando que la emancipación del trabajo no estaba en función del estado, ni en su reproducción ni en su destrucción, sino en función del protagonismo y la construcción del no-estado: la comuna, donde se expresan vivamente las tradiciones del común. Anarquistas y marxistas quedaron en minoría frente a las corrientes blanquista y otras menores, que se impusieron por sobre las ideologías y rescataron el común. Fue por eso que Marx abandonó las ideas racional-estatistas y dedicó el resto de su vida a estudiar las comunas campesinas y lo que llamó “modo de producción asiático”. En tanto Engels y los “marxistas” prefirieron seguir siendo estatistas.

La tercera fase, de integración de los trabajadores a la dependencia hacia el estado y los partidos, es la fase del fin del protagonismo y la subordinación de los sindicatos a la lucha por o contra el poder central.
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TERCERA PARTE
Crisis y derrumbe del sindicalismo actual

El control político, por tanto la muerte del sindicalismo, tuvo su mayor auge en el estado de bienestar de post-guerra, mediante los llamados “Frentes Populares”, donde el empresariado establece alianza con los partidos de izquierda para mantener la cohesión estatal y éstos reciben a cambio apoyo legal e institucional hacia la aristocracia obrera, que comienza una nueva fase creciente de integración sindicatos-gobiernos, como ocurre actualmente en el Cosatu, organización sindical sudafricana dirigida por la alianza entre el PC y el partido de la burguesía afro, el Consejo Nacional Africano, ambos aliados en contra de la expansión desde abajo del panafricanismo de los seguidores de las propuestas sin fronteras de Steve Biko, el líder de la resistencia con el apartheid.

En vez de fortalecer el sindicalismo, los frentes populares los debilitaron, pues expusieron los sindicatos a los vaivenes y sube-y-baja de los avances y retrocesos de los partidos en sus participación o no con el estado.

Por ejemplo el sindicato de los maestros mexicanos, dirigidos por el PRI, sólo ha sido un buen puente de sometimiento, de allí que en su interior se ha ido creciendo la Coordinadora, cuyos miembros son mayoría en los estados más pobres de México y sostienen que “Por lo anterior, es necesario rediscutir nuestra forma de hacer política al interior de nuestro sindicato, unirnos a las necesidades de los maestros de base, platicar con ellos, realizar reuniones por centros de trabajo, donde los profesores se puedan expresar. Debemos cambiar totalmente nuestra forma de hacer política y crear, desde abajo, en compañía de los maestros un verdadero tejido sindical militante, que esté dispuesto a cambiar su realidad, pero no con paso acelerado, sino con pasos firmes, con los pies sobre la realidad, no pensar que nuestra interpretación del proceso sindical es la única, existen otras y debemos escucharlas, para evitar que una vez más, llevemos a una derrota al movimiento.”

Así se fue dando el proceso interno que culminó en estos días con las multitudinarias movilizaciones contra la reforma educacional autoritaria del estado mexicano donde no arrastraron a la gente, sino que las comunidades, poblados y villas de diferentes estados hicieron suya la lucha y salieron en masa y ya no se podía distinguir donde terminaba la lucha sindical y comenzaba la lucha de familias y barrios. Hubo una extraña imbricación, síntesis y simbiosis de derribada de fronteras entre las estructuras que sustentan la reproducción cultural y modos otros de interactuar los cuerpos y las miradas, ya no en la forma de fuerza social que avala la lucha por el poder detrás de los partidos evangelizadores, muy lejos de ello, sino ahora la construcción de otros modos de entender y atender los más variados aspectos que dicen relación con el estudio, el trabajo, la vida, el territorio, la comunidad y el autogobierno. O sea, del dicho asl hecho no debe haber tanto trecho, pues de la frase de lo que había que hacer “es necesario rediscutir nuestra forma de hacer política al interior de nuestro sindicato, unirnos a las necesidades de los maestros de base, platicar con ellos, realizar reuniones por centros de trabajo, donde los profesores se puedan expresar. Debemos cambiar totalmente nuestra forma de hacer política y crear, desde abajo, en compañía de los maestros un verdadero tejido sindical militante, que esté dispuesto a cambiar su realidad” pasaron a la acción reconectándose desde los cuerpos de los maestros a los cuerpos de sus familias, el fuerte participación de los procesos de recuperación y expresión del común. Recordamos que en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca tuvo una participación preponderante el ala sindical de la Coordinadora.

Así como el ejemplo de los maestros mexicanos, vemos múltiples ejemplos en todas partes, como los trabajadores del metro de Nueva York o sindicalistas negros de Nueva Orleans, en Grecia, en Francia, en Italia, sectores de base argentinos que han ido desarrollando nuevas dinámicas sindicales por fuera de los aparatos, en especial aquellos que han trabajado la perspectiva autónoma de los bachilleratos populares o medios alternativos de comunicación, o los uno o dos sindicatos hondureños que se han aproximado a trabajar con el Copinh, como el destacado trabajo de base que ha realizado el sindicato de trabajadores de la Coca Cola, valga la ironía.

Ya tenemos claro que la politización en el sentido de la dependencia a los partidos y su lucha por el poder, ha sido nefasta, pues ha debilitado los sindicatos, los hace elevar su participación en algunas migajas del estado cuando las izquierdas o progresismos acceden a puestos estatales o vieversa, decaer cuando falla la i ncorporación partidaria a los mecanismos institucionales. Veamos el caso del funcionalismo público chileno, donde hay la nada despreciable cifra de un millón de trabajadores que obviamente defienden a los partidos que administran o comparten los asuntos públicos, ya que se trata de su empleo. Costó mucho a Clotario Blest superar la lucha de corrientes y partidos, donde cada uno peleaba lo suyo, sus espacios, sus avances, en detrimento de los otros y, por lo tanto, del conjunto. Hasta que Don Clota argumenta y consigue la necesidad de estar todos bajo un mismo techo. Así nació la Anef, la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, cuyas peleas internas han seguido al punto de que hoy día crece la crítica de los funcionarios hacia todo tipo de partidos y la negativa a participar en las elecciones internas donde disputan los cargos las corrientes partidarias. En la última elección la abstención alcanzó límites intolerables, dejando claro que la enorme mayoría no quiere saber nada con los viejos ni los nuevos partidos. Impresionante el repliegue que han hecho los trabajadores, recordando lo sucedido en las elecciones municipales de Valparaíso donde nadie quiso votar y sólo lo hizo un 30% del electorado, con lo que la base formal de sustentación del alcalde es sumamente endeble. Lo mismo sucedió en la Anef con el Partido Comunista que resultó vencedor asumiendo los principales cargos directivos con unos pocos votantes, lo que de hecho transfiere toda posibilidad de protagonismo a la cúpula partidaria.

En la CUT chilena el dilema es mayor, pues cuando hay elecciones entran en juego los peores vicios de la política y hasta el día de hoy no se ha podido validar el resultado de la última elección, donde se demostró el fraude y debe hacerse otra. Muy bonito. Basta fijarse en el hecho de que las principales disputas cupulares se dan entre los partidos de gobierno que por su vez ha fallado rotundamente en el reconocimiento y efectivación de los derechos de los trabajadores.

Como conclusión tenemos que la inoperancia mundial de los sindicatos es un hecho que cualquiera puede ver, por lo que la recuperación del sindicalismo tiene una ardua labor por delante.

CUARTA PARTE
Brotes de nuevo sindicalismo

Fuera de los indicadores que hemos señalado de la experiencia de los maestros mexicanos y tantas otras que muestran a las claras que hay una ofensiva desde abajo por todas partes, a lo que los partidos resisten a brazo partido declarando verdaderas guerras internas contra los críticos de las burocracias partidarias, veamos los principales indicadores de como se está presentando y puede presentarse la recuperación del sindicalismo.

Digamos primero que la restitución de los principios de mancomunalidad y apartidismo ha sido una constante entre los trabajadores, con mini experiencias en todos los países, destacándose el caso chileno de la Anef, en que Clotario Blest culmina ingresando al Movimiento de Izquierda Revolucionaria que preconiza la lucha armada, severo crítico del estalinismo soviético, pero del que más tarde se retira debido a que se transformó de movimiento en partido.

El MIR, A pesar de sus deficiencias derivadas de su retroceso al convertirse en partido y aspirar al control estatal al igual que el estalinismo que criticaba, tuvo la política sindical más avanzada a nivel internacional a través de los cordones industriales, lo que junto a su política de campamentos de pobladores sin casa, sentó las bases de una recuperación del carácter mancomunal y comunal de las formas de vida y organización social, pero no se interesó en potenciar ese encaminamiento debido a la priorización en la inversión de recursos y personas para la lucha armada y a la dichosa “vocación de poder” que aún postulan los viejos cuadros y que han transmitido a los nuevos seguidores de una organización que supo interpretar una época y posteriormente fue subsumida por el estatismo y el aparatismo.

El segundo ejemplo de recuperación del sindicalismo mancomunado fue la autonomía obrera italiana, en que algunos de sus principales teóricos y dirigentes, al igual que en Chile, pasan a engrosar las filas de la lucha armada en la guerrilla Bandera Roja. La autonomía se apoya en los consejos obreros independientes de fábrica o consejos de huelga, ya no más en el sindicalismo partidario y algunos la resumen en la siguiente frase:

Saber levantar una barricada no quiere decir mucho si al mismo tiempo no se sabe cómo vivir detrás de ella
Marcello Tarí
O, en lo que dijo Marx en los Grundrisse: Si de hecho no viéramos ya hoy, escondidas en la sociedad en que vivimos, las características de la sociedad futura, todo propósito de hacer saltar el capitalismo sería una locura.
Karl Marx, Los Grundrisse
Por último traemos la siguiente frase: Para luchar contra el capital, la clase obrera tiene que luchar contra sí misma en cuanto capital.
Mario Tronti

Tanto la experiencia chilena como la italiana fueron desviadas posteriormente por la lucha por el poder, aunque en Italia ese concepto de autonomía se instaló también en casas okupas y se multiplicó por el país en vastas redes de mancomunalidad. En Chile los seguidores de la autonomía nacidos de la Surda, como izquierda autónoma o movimiento autonomista, no guardan relación con la experiencia italiana, sino que ambos y otros más trabajan la misma concepción y práctica de partido tras el poder.

QUINTA PARTE
Rescatando el espíritu de familia de la mancomunidad

La mancomunalidad proviene, como ya visto, de las formas de vida comunitaria campesina y el proceso de proletarización tiene que ver con la domesticación y adaptación de los cuerpos individuales a las exigencias de la máquina y del capital rompiendo con la reproducción cultural de las formas de vida compartida. La lucha de partidos por el poder diluye la comprensión de que es posible cambiar el mundo desde las relaciones cotidianas. Los partidos obviamente son los más interesados en defender esta postura, ya que está en juego el interés personal de ocupar un puesto en la estructura jerárquica del aparato estatal, en especial sectores medios, profesionales y estudiantes que obtendrán su empleo en el tinglado.

Superar la limitación partidaria exige demostrar que es posible hacer las cosas sin partidos, o sea, contar con otro modo de vivir, lo que tampoco interesa a los partidos, ya que la gente debe mantener las soluciones a la distancia, para “luchar” por ellas y controlar el estado que lo hará posible. Hacer las cosas ahora significa desplegar el protagonismo autónomo, de modo que es deseable comenzar ahora a diseñar y practicar las nuevas relaciones no capitalistas.

Es obvio que pueden ser mil maneras, pero en este caso analizaremos la propuesta que pondrá en práctica este año el Sindicato de Trabajadores de la Construcción de Valparaíso en el área de la salud. A través de su Departamento Social ha comenzadoa a entrevistar a los socios y abrir una carpeta de salud de cada uno:

Qué problema tiene: El médico ha recomendado pastillas para la glándula pituitaria.
Para qué sirve la pituitaria y qué problema presenta en usted?
No lo se.
Tarea: Informarnos sobre la pituitaria. Averiguar con el médico el problema específico. Conocer entre nosotros los efectos de esas pastillas.

Así nos cuidamos entre nosotros mismos, hacemos nuestro propio modo de vivir, vamos desarrollando salud natural y preventiva, estrechamos lazos internos. El médico, la enfermera, la psicóloga, en fin, los profesionales voluntarios que donan dos horas semanales, no sustituyen el aprendizaje de los socios, que al mismo tiempo de aprender sobre si mismos y cuidarse en conjunto, se crecen y se apoyan unos a los otros. O sea, a nadie se le pide que recuperemos el espíritu de familia mancomunada, sino que se hace, se opera, se convive, se teje, aprendiendo y solucionando. Los estudiantes del área de la salud podrán aprender junto con nosotros practicando. Nada probaremos sin estudio previo y sin orientación de los profesionales hasta que compartan todo lo que han acumulado de “saberes” dentro de si y sufran el dolor de desaparecer como “autoridad”.

Lo mismo en las demás esferas del saber, conocer, aplicar, etc. como el derecho, la vivienda, la producción de alimentos, la autogestión, etc. Poco a poco, paso a paso. Luego se abre la atención al público en general, siempre gratuito pero mediante truque, esto es, la persona que recibe el beneficio de la atención, a cambio que haga lo mismo o parecido en otro lugar, así ampliamos la presencia de los actos relacionales no comerciales.

Gracias por la atención y estamos a su servicio gratuito para orientación sindical, problemas jurídicos, de salud, etc. asociado o no al sindicato.

Atendemos todo tipo de situación social, laboral, familiar, personal, etc, los martes, miércoles y jueves de 11 a 14h. en nuestra sede de Blanco 1054.

Para multiplicar la mancomunalidad.

Jaime Yovanovic Prieto
Departamente Social
Sindicato de Trabajadores de la Construcción
valparaisohabitat@gmail.com