El muy probable éxito de Marichuy, la candidata presidencial del Congreso Nacional Indígena

Gane o pierda las elecciones, obligará a sus contendientes a poner en las mesas de debate, en los tuits, en los eslóganes, en el imaginario colectivo, el tema de la desigualdad como un obstáculo al desarrollo nacional. Eso, sin duda, será un éxito por sí mismo.



El muy probable éxito de Marichuy, la candidata presidencial del Centro Nacional Indígena

Nuestro columnista explica por qué será bueno para México su intención de ser presidenta de México.
Enrique Paredes
Viernes, 02 de Junio de 2017
https://www.elcontribuyente.mx/noticia/2947/-el-muy-probable-exito-de-marichuy-la-candidata-presidencial-del-centro-nacional-indigena-

Hace unos días el Congreso Nacional Indígena, un mecanismo de consultas que se reúne sin temporalidad y que se define como un espacio para “fortalecer nuestras luchas de resistencia y rebeldía”, anunció que María de José Patricio Martínez “Marichuy” será su candidata presidencial independiente en 2018.

Como cualquier independiente, Marichuy necesitará alrededor de 850,000 firmas para hacer oficial su candidatura (el 1% del padrón electoral). El presupuesto que el Instituto Nacional Electoral (INE) le otorgue para su campaña, será considerablemente menor al que le asigne a los partidos políticos; y sus oportunidades de recaudación para la contienda estarán también debajo de las de los otros independientes que hasta hoy figuran, quienes se encuentran posicionados en las élites productivas, políticas e internacionales.

Ser indígena en México significa, entre otras cosas, que las probabilidades de ser pobre son más altas. Por ejemplo, en el último informe oficial de CONEVAL (2012), resultó que tres de cada cuatro personas que hablan lengua indígena, y poco más de siete de cada diez personas que viven en un hogar indígena, son pobres.

Si se es mujer, habrá la mitad de probabilidades de contar con seguridad social (en 2012 por cada 10 hombres ocupados y asegurados, sólo había cinco mujeres ocupadas y con seguro social). También se trabajará más sin paga; en el hogar las mujeres laboran entre 10 y 20 horas semanales más que los hombres.

Si la campaña de Marichuy es intensa, activa, mediática, y aprovecha el simbolismo de ser mujer e indígena, gane o pierda las elecciones, obligará a sus contendientes a poner en las mesas de debate, en los tuits, en los eslóganes, en el imaginario colectivo, el tema de la desigualdad como un obstáculo al desarrollo nacional. Eso, sin duda, será un éxito por sí mismo.