Más allá del Foro Social Europeo: Espacios Autónomos

16.Sep.04    Análisis y Noticias

Un breve análisis del rol sociopolítico del Foro
Social Mundial- Foro Social Europeo

Primero debemos entender el Foro Social Mundial
(FSM) –y en consecuencia el Foro Social Europeo
(FSE)- como instituciones paralelas al desarrollo
de las instituciones capitalistas de gobierno.

Durante los últimos treinta años, el capital se
expandió tanto horizontalmente (por todo el
planeta) como verticalmente (la “comodificación” de la
vida diaria, por ejemplo el ocio). Fueron creadas
nuevas instituciones para dirigir la dinámica de
los mercados mundiales, tales como el Banco
Mundial, el Grupo de los 8 (G-8), la Organización
Mundial del Comercio, etc. El Foro Social Mundial fue
originalmente creado como una “oposición” a tales
instituciones, y más específicamente como una
“oposición” al Foro Económico Mundial que tuvo lugar
en Porto Alegre en 2001. El Foro Social Europeo
es el hijo del Foro Social Mundial y centra su
crítica en las políticas de la Unión Europea (UE).

¿Pero a qué se opone realmente el FSM-FSE?
Echando una mirada a sus principios y objetivos (o
incluso peor, a los objetivos de sus miembros), vemos
principalmente demandas reformistas tales como
tasas sobre corporaciones, políticas
gubernamentales protectoras/anti-privatización, poder para la
“sociedad civil”, etc. Estas demandas son
básicamente “sistémicas”; intentan controlar los “malos”
efectos del neoliberalismo, como si las políticas
fueran el problema, y no el mismo capitalismo y
sus instituciones como un sistema total (1).

Por decirlo de forma diferente, el Foro Social
Mundial no defiende el cambio antisistémico. Pide
simplemente “capitalismo de rostro humano”, “un
nuevo contrato social por la justicia global”. Así,
vemos el FSM, y también el FSE, como una nueva
“Internacional reformista”, como “socialdemocracia
extra-institucional” que se ha ajustado a la
nueva política internacionalizada del capital (y al
simultáneo descenso de la política parlamentaria
al nivel del Estado-nación).

En la práctica, el FSE, como un agente
extra-gubernamental que trata de influenciar las políticas
de la UE, debe presentarse como “un negociador
legítimo”. Así, actúa dentro de los límites de las
instituciones actuales sin desafiarlas en
absoluto. Su cooperación con instituciones del status
quo, como gobiernos nacionales y partidos, y la
condena de cualquier movimiento anti-sistema que
rompa radicalmente los límites impuestos del control
social (2) son manifestaciones de su conformidad.

La síntesis del FSE es bastante problemática. Su
principal característica es “pluralidad/
diversidad”, como resulta de un viaje a la inclusión.
Esta pluralidad/ diversidad ayuda a la circulación
de diferentes experiencias, ideas, luchas. Además,
consigue atraer hacia la política a mucha gente
que están empezando su actividad política. Así,
parece tener aspectos positivos. Pero
inevitablemente presenta una falta de un análisis social
común, global y de una acción común de los grupos que
participan en el FSE, que lleva al FSE, como
cuerpo de poder (3), hacia objetivos minimalistas.

Tratemos este punto más profundamente, al sugerir
diferencias en el análisis diferentes objetivos
en la lucha social. Muy brevemente, como
anarquistas/ antiautoritarios, conceptualizamos el
capitalismo como un sistema que se desarrolla a través
de dos corrientes dinámicas –la primera tiene que
ver con “la competición de los capitalistas”; la
competición entre instituciones capitalistas
(como las empresas) que está basada en la economía de
mercado y lleva al “desarrollo económico”, a la
“comodificación” de cada aspecto de nuestras vidas
(expansión vertical) y a la mercantilización de
toda parte del planeta (expansión horizontal). La
segunda tendencia, y más importante para
nosotros, es la “competición social”, la competición
entre el capital y la sociedad, relacionada con el
desarrollo histórico del Estado (por ejemplo del
Estado liberal y sus crisis al Estado de bienestar/
socialdemocracia y ahora a las “redes de
seguridad”/ Estado neoliberal; de la sociedad de la
disciplina a la sociedad del control, etc.) (4).

La falta de este análisis en el FSM-FSE como un
todo lleva a la inclusión de organizaciones, por
ejemplo ONG’s, que son acríticas e indirectamente
facilitan la expansión del capital, tanto en
términos de “comodificación” y mercantilización (las
ONG’s hablan de “sub-desarrollo” en Corea del
Norte y entonces viene Nike) como de control social
(Amnistía Internacional lanza la “bomba de la
ética” en Yugoslavia y entonces interviene la OTAN).
En otras palabras, eso lleva a la inclusión de
grupos y organizaciones cuyas acciones no son
anti-capitalistas en absoluto (5).

Otro problema respecto a la falta de un análisis
global es dado por el siguiente ejemplo: en el
FSM organizado en Porto Alegre en febrero de 2002,
Lula da Silva (el actual presidente del Estado
brasileño) participó con su partido. En
colaboración con los nacionalistas vascos de Batasuna y
otros “enemigos del neoliberalismo”, promovieron una
acción contra el ALCA (Área de Libre Comercio de
las Américas, que controla Estados Unidos). ¿Pero
podemos considerar realmente a Lula un enemigo
del neoliberalismo? Por supuesto que no. Lula
estaba en contra del ALCA porque éste desafía al
MERCOSUR, una unión económica de Brasil, Argentina,
Paraguay y Uruguay que está básicamente controlado
por Brasil y apoyado por la UE. En otras
palabras, Lula quería proteger su capital (estatal). Así
que las acciones que tomó el FSM fueron
básicamente una parte de “la competición de los
capitalistas”. Pero muchos de los delegados del FSM no
parecieron entender qué estaban apoyando realmente.

Otro aspecto frustrante de muchos grupos y
organizaciones que participan en el FSE –como resultado
de su falta de un análisis global- es el hecho de
que parecen identificar los problemas del
capitalismo sólo a un nivel internacional, y que olvidan
las relaciones capitalistas y sus consecuencias
en nuestra vida cotidiana. El efecto indirecto de
esta postura es poner énfasis sólo en lo central
(la “injusticia de las políticas de la UE”) y
olvidar totalmente lo local (lo que hacen los
gobiernos específicos, los ayuntamientos o los
patrones).

Este énfasis en lo “central” está también
demostrado por las estructuras organizativas del FSE.
Aunque el FSE se publicite como una “democracia
participativa descentralizada”, es en realidad
jerárquico y así se convierte en un campo que otras
organizaciones jerárquicas, como partidos
políticos, intentan controlar para buscar sus propios
intereses. El abandono del Foro Social de Londres
local es una buena muestra de estas tendencias
organizativas.

Para resumir, el análisis del FSE critica el
neoliberalismo como una ideología promovida por los
poderosos del mundo, y no el capitalismo como un
todo, como un sistema socioeconómico y una
relación cotidiana. Además, el FSE no proporciona
ninguna crítica global de otros mecanismos de
dominación como el Estado-nación, que está directamente
conectado con el capital. Como resultado de este
análisis, promueve demandas reformistas usando la
presión simbólica (y no directa, material) (6) y
promueve una vaga visión de una “sociedad civil
democrática”.

Así, el FSE es el perfecto “oponente” para las
actuales redes e instituciones de poder- un
oponente que no desafía realmente, un oponente con
objetivos minimalistas que encajan perfectamente en la
imagen de una “buena, plural democracia”. Y para
profundizar más; el hecho de que el FSM-FSE ha
intentado hasta ahora representar el movimiento
anti-globalización (7) y la “sociedad civil”
demuestra su rol potencialmente peligroso sobre la
escena global, el de convertirse en el nuevo “pool”
donde la gente sentirá que son participantes
políticos, activos, pero donde su esperanza, decepción
o enfado serán filtrados no hacia demandas y
visiones radicales, emancipatorias, sino reformistas.

ESPACIOS AUTÓNOMOS DURANTE EL FORO SOCIAL EUROPEO

Como pensamos que toda persona tiene potencial
para la radicalización, tanto en pensamiento como
en acción, queremos organizar eventos que
promuevan, no sólo diferentes (horizontales) vías de
organización, sino más aún, una crítica radical,
antiautoritaria de las instituciones contemporáneas
de dominación.

La distinción del FSL de los principales
procedimientos del FSE es, para nosotros, un claro
ejemplo de los procesos de radicalización. Así,
nosotros aceptamos, tras muchos mítines, duda y
escepticismo, trabajar con el FSL, Indymedia y otros
grupos en un amplio nivel de coordinación para
promover varios espacios autónomos durante el periodo
del FSE. Manteniendo explícitas nuestras
diferencias, consideramos que muchos de los grupos en el
FSE, pero también muchas individualidades que
vendrán al evento, estarán interesados en un análisis
social más radical y en la acción directa.

Así que, en vez de dejar al FSE convertirse en el
nuevo cuerpo representativo de “ciudadanos
sensibles, políticamente activos”, queremos mostrar
“otro mundo posible” que ya está hoy aquí. El mundo
de…

Auto-organización- Solidaridad- Autonomía- Acción
Directa

NOTAS

1. Ver por ejemplo el principio número 4 del FSM
como indicación de su análisis: “Las alternativas
propuestas en el Foro Social Mundial están en
oposición a un proceso de globalización comandado
por grandes corporaciones multinacionales y por los
gobiernos e instituciones internacionales al
servicio de los intereses de esas corporaciones, con
la complicidad de los gobiernos nacionales”.
Entonces, ¿el problema son las malas corporaciones y
los malos gobiernos? En nuestra opinión, no. Es
la “naturaleza” del capital expandirse y llegar a
ser global, ya que las corporaciones deben
desarrollarse (o “morir”) continuamente debido a la
competición en una economía de mercado. Las
políticas/ órdenes/ leyes (ya sean socialdemócratas o
neoliberales) de los estados o instituciones
internacionales sólo regulan el ritmo del desarrollo;
pero no lo pueden parar (como mostró el fracaso de
la socialdemocracia), a menos que eliminemos la
economía de mercado y la relación capitalista que
promueve la acumulación y expansión del capital.

2. Ver por ejemplo las manifestaciones en Génova
2001 o Salónica 2003, donde los foros sociales
promovieron la distinción entre manifestantes
“violentos” y “no violentos”, para ser sumisos con el
status quo y ser vistos como “el legítimo
representante del movimiento anti-globalización”. No
hace falta hablar sobre el nivel de solidaridad
activa que los foros sociales, como un todo, dieron a
los presos políticos tras estas manifestaciones;
sólo muy pocos de sus grupos participantes
mostraron algún interés real…

3. Hay un argumento que dice que el FSE no es un
cuerpo de poder, sólo un foro. Esto es
desacertado ya que en la práctica (si no oficialmente) el
FSE tuvo el poder para hacer cosas, por ejemplo
llamar a grandes manifestaciones contra la guerra.

4. Desafortunadamente, el siglo XX fue dominado
por la política marxista que situaba el control
del Estado como la meta básica de la lucha social
anti-capitalista, sin tener en cuenta que el
Estado, como una institución de gobierno separada de
la sociedad, es una fuente centralizada de
dominación sobre la sociedad misma. Por esto es que la
“competición social” jugó un papel tan crucial en
el desarrollo del rol y forma del Estado.

5. Por no hablar sobre la postura de los miembros
del FSE hacia los Estados-nación.

6. Recordemos aquí la enorme manifestación
anti-guerra en Londres del 15 de febrero de 2003. La
Coalición Stop The War, dominada por el Socialist
Workers Party (SWP) (como sucede justo ahora con
el FSE en Gran Bretaña), consiguió llevar un
millón y medio de personas a las calles. Si toda esta
gente, mientras pasaba, pudiera haber lanzado
sólo una pequeña piedra a la barrera del Parlamento,
ésta hubiera caído; hubiera caído porque un
millón y medio de pequeñas piedras la habrían
golpeado. Pero el SWP, como los foros sociales en otros
países, prefirió “la presión simbólica”. ¿Pararon
la guerra? No. Lo que queremos decir aquí, como
una conclusión general desde un simple ejemplo, es
que la presión simbólica es buena, pero no eficaz
por sí misma para traer el cambio social real.

7. El fenómeno anti-globalización es de todas
maneras demasiado diverso para ser en verdad llamado
un “movimiento”.

Enviado por “noticias autonomas proletarias”