Análisis de coyuntura. 20 de octubre 2004

21.Oct.04    Análisis y Noticias

Después del entusiasmo y la euforia de las movilizaciones de Praga, Seattle y Gotemburgo, y del levantamiento zapatista con su convocatoria a la rebeldía con autonomía, quedó configurado de manera explícita el territorio del antagonismo entre el capital y los pueblos. La objetividad de la explotación y la miseria abría paso a elementos de subjetividad manifestados en esas acciones y en la irrupción de multitudes con más o con menos organización en Ecuador, República Dominicana, Argentina y Bolivia, así como en otros lugares del planeta, en especial las dinámicas insurreccionales de Kabila en Argelia, la Intifada en Palestina y otros.

La caída del capitalismo de estado en Europa Oriental, la migración masiva de poderosos partidos comunistas al campo de la socialdemocracia, la reorientación capitalista de los procesos de liberación nacional en África y Asia y las derrotas de algunas de las importantes experiencias guerrilleras en diversos lugares, todo ello sumado a la crisis del estado por las nuevas exigencias del mercado y la acumulación de ganancias, llevaron a importantes sectores de izquierda a plantearse la tarea de volver atrás, sin asumir las modificaciones estructurales del mercado, del estado y aún de los pueblos y, dentro de ellos, de las dinámicas de los movimientos sociales.

Había que volver, según ellos, a revalorizar el estado como instrumento de redistribución de parte de las ganancias capitalistas en especial atendiendo servicios básicos como educación y salud, lo que llevó a la formación de modalidades de defensa del capitalismo tradicional frente a lo que se ha llamado aberraciones del neoliberalismo y de la globalización, que vendrían a interrumpir la linealidad y determinismo históricos del desarrollo de la modificación de las relaciones económicas y sociales mediante el uso del instrumento estado. Esas estrategias reiterativas, en vez de promover nuevas formas de organización social desde la marginalidad y acordes con los nuevos tiempos, se empeñan en contener las dinámicas populares para reorientarlas como base de apoyo al acceso estatal por parte de los aspirantes a administradores.

Así el capital ha contado con el firme apoyo de las izquierdas estatistas y no ha vacilado en aliarse con ellas consolidando el sector empresarial, la infraestructura tecnológica y las fuerzas del mercado en todos los países, así como las fuerzas represivas que, con el pretexto del aumento de la delincuencia, refuerzan el cerco a las áreas donde se concentran las multitudes miserables.

Esas izquierdas niegan que el capital es un imperio que se expresa con diversas modalidades, o no les importa con tal de construir masas cautivas ilusionadas con las posibilidades de obtener beneficios o derechos por vía del papá Estado. Las connotaciones ideológicas de esas viejas estrategias frentepopulistas saltan a la vista: la formación de fuertes núcleos de población que adscriben a los representantes y subordinan su futuro a la capacidad que éstos tengan de maniobrar dentro del sistema para rasguñar migajas. El Estado es la panacea. Todo ello juega en contra –y lo saben- del desarrollo de una conciencia donde el protagonismo social identifique su potencial para resolver sus problemas por sí mismo.

Si el principal destacamento armado del capital invade Irak, esa no es una manifestación de voluntad de dominio de un solo país, sino parte de la estrategia general capitalista tendiente a asegurar la continuidad de la propiedad, el mercado y la ganancia a nivel planetario, evitando anticipadamente el desarrollo de áreas donde se afinque la contestación o los pueblos puedan irrumpir amenazando las bases de las relaciones capitalistas configurando bolsones de comunidades donde se demuestre que otro mundo es posible cuando la gente asume plenamente su entorno con sus propias manos.

Pese a ello, ha habido una notable migración de sectores de izquierda hacia las tareas estratégicas de organización social territorial distanciándose de las pugnas por dirigir el estado, así como ha habido también una importante expansión del ideario anarquista y del marxismo libertario, además un enorme aumento de las corrientes autónomas de organización local, un gran crecimiento de la autoconciencia de comunidades originarias y de pueblo-nación, un despliegue impresionante de centros culturales, colectivos comunitarios, escuelas alternativas, autogestión económica y otras iniciativas de jóvenes, mujeres, desempleados, etc. en las periferias de las ciudades, como también importantes y diversas formas de autoorganización social territorial nacidas desde las localidades sin influencia de corrientes de pensamiento, en especial ante el avance depredador de las empresas mineras, madereras, petroleras y otras.

Las elecciones en Estados Unidos, Ecuador, Uruguay, Chile y otros lugares, no modificarán esos factores esenciales por más que se aplauda a Kerry, que de ganar sólo administrará lo avanzado y conquistado por Bush. En Ecuador y Chile la abstención y el voto nulo podrán demostrar el distanciamiento de la población de las prácticas institucionales. En Uruguay el Frente Amplio espera ganar con el apoyo del MERCOSUR, en especial de Kirchner y Lula, nada de izquierdistas por supuesto, más bien astutos agentes del capital.

Así puede verse configurada la coyuntura con el capital, por una parte, acondicionando sus fuerzas en todo el planeta con una inteligente visión estratégica y tendiendo puentes hacia la izquierda que se agarra a ellos alegremente cargando la ideología de la derrota y la subordinación, y, por el otro lado, la expansión lenta pero segura de las prácticas de organización y lucha local donde crece la presencia de sectores diversos que se desprenden de los marcos institucionales o de las viejas estrategias de la toma del poder para auxiliar al desarrollo de la capacidad estratégica de avanzar sostenidamente conquistando territorios donde se vivan nuevas relaciones sociales. La vieja política de ganar estado tras estado está siendo substituida por la nueva estrategia de conquistar localidad a localidad, territorio tras territorio.

Profesor J
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