Organizaciones mixtecas, tlapanecas, amuzgas y nahuas de Guerrero entregan agenda para su autonomía al nuevo gobernador. Veremos si la acepta. De otro modo…

18.Feb.05    Análisis y Noticias

Requiere Guerrero nueva relación entre gobierno y pueblos indígenas

Presentarán al nuevo gobernador una agenda para el desarrollo de comunidades nativas

En Guerrero hace falta construir una nueva relación entre el Estado y los pueblos indios, y el triunfo de la oposición en las pasadas elecciones, con Zeferino Torreblanca, es una oportunidad para ello, afirmó el coordinador del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera. Advirtió que falta todavía saber qué reacción van a tener los caciques que han estado controlando las regiones de la entidad ante esta derrota, y cómo van a posicionarse en el nuevo escenario político.

Es claro que en las comunidades que se supone eran clientela cautiva de votos priístas hubo una rebelión contra el sistema corporativo, que logró romper su estructura. Esa es una señal importante del crecimiento del poder ciudadano, comentó Barrera, y subrayó que puede haber una transición tranquila, pero también situaciones de “reavivamiento de conflictos provocados por intereses políticos”.

Informó que se entregará a Torreblanca, una vez que tome posesión, la Agenda Estatal para el Desarrollo Integral y de la Autonomía de los Pueblos Indígenas, elaborada por diversas organizaciones mixtecas, tlapanecas, amuzgas y nahuas. La misma se estructura en torno a los derechos fundamentales de los pueblos nativos: el territorio y la justicia comunitarios; derechos civiles y políticos; derechos económicos, sociales y culturales, como salud, agua vivienda, educación, cultura, medios y vías de comunicación; soberanía alimentaria y migración.

Comentó que la citada agenda no se dio a ninguno de los candidatos que participaron en la pasada contienda política, como originalmente se había anunciado, “porque se pensó que eso iba a ser una cuestión mediática, sin compromisos serios”. Se decidió esperar y formalizar un encuentro con el nuevo mandatario, para presentar los ejes temáticos de dicho documento. Se debe entender que son problemas estructurales que tienen que ver con algunas cuestiones federales, pero también con problemas que emergen en el estado y que el gobierno puede contribuir a resolver, indicó.

Las organizaciones que participaron en su elaboración, agregó, manifiestan que es importante hacer los planteamientos de cada región y que se presenten bien los temas de la agenda, así como demandar a la administración estatal compromisos para ayudar a resolverlos, para lo que se requieren decisiones en temas agrarios, políticos, de justicia, de derechos sociales, económicos y culturales, de la mujer, que no se van a resolver en una mesa, pero sí se necesita una reunión de alto nivel para que se entienda cuáles son las razones que inspiran a los pueblos indios de Guerrero que buscan encontrar mecanismos de coordinación y respeto entre el estado y los pueblos indígenas.

En la entidad hay terrenos minados donde los conflictos siguen vigentes, como situaciones de violencia por problemas agrarios, de poder municipal, de narcotráfico, la existencia de muchas armas en la región y el ambiente de impunidad, que sigue cobrando víctimas, y que va a ser difícil extirpar de la noche a la mañana.

“Además están las estructuras que se construyeron por encima y por abajo del sistema de procuración de justicia, que están carcomidas, donde la ley es una simulación para mantener intereses políticos. La extirpación de este cáncer va a cimbrar y crear situaciones de rupturas violentas, de oposición al cambio, y no va a ser tan sencillo, pero cuenta mucho la participación ciudadana, la organización de los colonos para ser un contrapeso real en la toma de decisiones, para no dejar que sean las elites y los grupos de poder los que se enfrasquen en la pelea por los espacios los que decidan, sino la ciudadanía, que tiene el desafío de construir esta plataforma que se dio de la participación abierta y decidida”, agregó Barrera.

El voto no es un cheque en blanco, afirmó, “es el rito de pasaje para poder entrar a una nueva relación, que implica cambio en el ejercicio del poder, pero mayor presencia y participación de la ciudadanía, desafío de todos y sobre todo de la sociedad, que se organiza para poder acotar el cacicazgo y la nueva estructura de poder que se va a formar”.