Kirchner y el CaLLejón sin SaLida

15.Mar.05    Análisis y Noticias

Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

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Masa y Poder Nueva Serie
PROKLA 2
(PROblemas de la lucha de KLAses)

Kirchner y el callejón sin salida.

Capitalismo flexible: canje de la deuda, inflación, latencia del QSVT.

“El 71% de los encuestados percibe que Argentina está gobernada
por unos cuantos poderosos en su propio beneficio”
(Latinbarómetro, 2005)

“La condición ideal para cualquier jefe de estado sería que cada año
aparezca un nuevo enemigo, odiado por la opinión pública,
aparentemente fuerte pero en realidad débil”
(N. Christie)

“La verdad cuando encuentra su nivel, flota”
(G. Paley)

“Todavía estamos en el infierno”
(Presidente Kirchner, 2004 y 2005)

Canje de la deuda y acumulación del capital: el día del anunciado triunfo antiimperialista del canje de los bonos defaulteados de la deuda externa, el protocolo de la Casa Rosada (la sede del gobierno en Buenos Aires) escenificaba mejor que cualquier “misce en scéne” al partido del orden burgués: en el Salón Blanco se alineaban, a la derecha de Kirchner, la nueva fracción burguesa que hegemonizó la expropiación violenta de plusvalor desde el 2001, allí sonreían los capitostes de IRSA, Unilever, Volkswagen, Ford, Daimler-Chrysler, Arcor, AEA, Ledesma, Roggio, Coto, las asociaciones empresariales del gran capital: UIA, los lobos de la Bolsa, Sociedad Rural, asociaciones de bancos: ABA, ADEBA y los cooperativos (Heller). A la izquierda del Señor, un poco incómodos entre tanto Armani y Hugo Boss, se sentaban los líderes sindicales Moyano, Rueda y los cuatro jinetes piqueteros del sistema, encabezados por D’Elia y Ceballos. Radiografía impecable de la alianza precaria del nuevo bloque de poder que desea eternizar la estabilización robada a la insurrección popular.

• El capital nacional no puede mantener su expansión sin créditos externos. Kirchner ha debido guardarse su “Patagonia Rebelde” de Dubai 2003 y multiplicar por cuatro su oferta inicial.

Es el “País en Serio” encarnado en los actores principales, la dramatis personae del nuevo ciclo de acumulación. Contra la peregrina idea que el canje es una suerte de valiente “autodeterminación política” (los fervientes republicanos de los ’70 de “Página 12”) o simplemente un arreglo maniqueo con los banqueros omnívoros de siempre (izquierda a lo PO), este neopopulismo de corto vuelo tiene raíces políticas internas y necesidades económicas más profundas pero profanas. Y todas tienen que ver con el esquema de acumulación y su interrelación con el mercado mundial. “The Economist”, esa eminencia gris del mercado bursátil más antiguo del mundo, con suspicacia denominó a la operación de canje de última hora de K como “Screeching to the precipice”, frenando justo al borde del precipicio: claramente señala no la novedad de una exitosa picardía criolla de Lavagna a Wall Street sino el desesperado pedido de auxilio del capital nacional que no puede mantener su expansión sin créditos externos. Frenar antes de desbarrancarse no tiene nada de jugada genial sino mucho de supervivencia vital e improvisación. Pasar de un precio de 8 céntimos a 35 con tasas usureras fue el precio que las necesidades de nuestra miserable burguesía y su clase política le ha hecho pagar al pueblo argentino. Kirchner ha debido guardarse su “Patagonia Rebelde” de Dubai 2003 y multiplicar por cuatro su oferta inicial.

• El canje, que generará ganancias especulativas del 15% anual, no es tanto una rendición a los banqueros como el límite definitivo del patrón de acumulación basado exclusivamente en el plusvalor absoluto.

Y es que la verdad del canje no está en el porcentaje de aceptación sino en la aceptación del bajísimo índice de inversión del capital, por debajo del 17% del PBI. Un porcentaje que en la plena guerra comercial, tecnológica y de I+D es absolutamente escasa para mantenerse a flote no sólo en el mercado mundial sino en las tasas de ganancia media de la tercermundista Latinoamérica. Simplemente veamos burguesías exitosas (Irlanda), burocracias autoritarias con poblaciones semihambrientas (China) y veremos que hoy la globalización exige tasas de inversión en capital fijo cercanas al 40% del PBI. Competitividad que le dicen. Corea un 33%; Singapur un 33%; Tailandia un 30%, a todos ellos les llegó capitales frescos sin los cuales no habían podido crecer, sumado a una clase obrera semiesclava y con niveles de vida propios del pre-capitalismo o la barbarie asiática.

• La deuda pesificada anterior aumentó en dos años 7.325 millones de dólares por el impacto que tuvo el CER.

Argentina tuvo una tasa de inversión de casi el 40% entre 1900 y 1930; cayó al 17% en la década de los ‘80; subió en la primera etapa del posfordismo de Menem al 20%. Dado que el nivel de depósitos privados en el sistema financiero nacional es muy pequeño (el 16 o 17% del PBI, la cuarta parte de lo que tiene EE.UU. o Brasil), con un mercado de capitales exiguo, con una burguesía que tiene millones de dólares resguardados en el exterior (incluidos gobiernos provinciales) la fracción burguesa depende de la bondad imperial, de la simpatía del demonio. Y es que la estrategia de expansión basada en la explotación intensiva de la fuerza de trabajo se ha topado con su límite natural, con la barrera infranqueable del capital orgánico, con la pulsión objetiva a revolucionar las fuerzas productivas. Falta el capital para financiar la reproducción ampliada. El canje, que generará ganancias especulativas del 15% anual, no es tanto una rendición a los banqueros como el límite definitivo del patrón de acumulación basado exclusivamente en el plusvalor absoluto, en la transferencia de riqueza de estos dos últimos años basada exclusivamente en la reducción del precio del trabajo. Recordemos brevemente que la relación deuda/PBI era a fin del 2001 de 54% mientras ahora es del 72%, ¡sin computar los U$S 20.000 millones que quedaron fuera del canje! Además ha cambiado dramáticamente la composición de la deuda en la canasta de monedas (muy importante en relación con la lucha interimperialista entre el dólar y el euro): mientras en el 2001 el 66% era en dólares, 15% en euros, 3% en pesos, 35 en yenes y 13% en varias monedas menores, ahora la composición por monedas quedó en un 37% en dólares, 37% en pesos indexados por el CER (=inflación), 14% en euros, 2% en yenes y el resto un 10%. ¿Qué significa? Que con el cebo de ganancias extraordinarias e inusuales en cualquier país capitalista se está intentando atraer dinero fresco para renovar el ciclo de acumulación. Que el propio estado capitalista debe reprimir a los capitales individuales en el uso de la inflación, ya que la deuda pesificada anterior aumentó en dos años 7.325 millones de dólares por el impacto que tuvo el CER. Además que se ha minimizado la parte en dólares, que nos beneficiaba, en el contexto de la decadencia del “seigniorage” (señoriaje monetario) del dólar en el mercado mundial. Un antiimperialismo al revés, que nos perjudica al revalorizar artificialmente el peso¡¡¡¡¡ Simplemente esto significa un nivel de esfuerzo fiscal que recaerá sobre la pauperizada clase obrera y los segmentos medios. Veremos cómo el gobierno de K., como el rey Luis Felipe en Nápoles, está planeando una fiesta populista sobre la erupción del Etna.

Inflación y lucha de clases: “danser sur un volcan”: La aparición de la inflación salvaje es la desobediencia del capital individual al capital colectivo, el sabotaje del burgués particular al “Capital-Parlamentarismo”. Shell podrá ser el hugonote de turno del “Capital-Parlamentarismo”, y mañana Aguas Argentinas o Edesur, pero es un proceso que comenzó apenas el capital tocó el límite de la expansión perversa post-2001.

• En los tres últimos años, gracias a la providencial mano de obra barata de Duhalde-Kirchner y al ejercito industrial de reserva inagotable, el capital se ha permitido aumentar su tasa de ganancia reduciendo su stock de capital fijo, maquinaria y equipos, reduciéndolo a $ 14.650 millones, una descapitalización brutal, cifra que es inferior a la que había en 1980.

Debe entenderse desde el punto de vista de la lucha de clases qué significa la inflación. La inflación es siempre una política deliberada para impulsar la acumulación del capital manteniendo e incluso, en el caso del gobierno de K, elevando la tasa de ganancia. La inflación regula el ritmo de la expansión económica, detenida o estancada, esta destinada a aumentar la ganancia del capital a costa del trabajo e impulsar en último término la acumulación. Es una alternativa del “Capital-Parlamentarismo” a otros métodos de intervención directa en lo económico (keynesianos), a reducir el peso del capital variable (salarios). Pero hay algo más interesante: la inflación como mecanismo de succión de plusvalor permite que el capital deje para más adelante, si la clase obrera lo permite con su inacción colectiva, lo que debería hacer: reorganizar la producción revolucionando los medios de producción. En los tres últimos años, gracias a la providencial mano de obra barata de Duhalde-Kirchner y al ejercito industrial de reserva inagotable, el capital se ha permitido aumentar su tasa de ganancia reduciendo su stock de capital fijo, maquinaria y equipos, reduciéndolo a $ 14.650 millones, una descapitalización brutal, cifra que es inferior a la que había en 1980. La inversión de estos últimos años se ubicó en niveles similares a los de 1990 o si quieren, a los de la tortuga Illía: 1963. La del 2005, con suerte, apenas podrá superar la de 1990. La utilización de la capacidad instalada en la industria llegó en el primer trimestre del 2005 al 66,3%, retrocediendo a niveles del 2003. En este parate de la realización del capital se encuentra a la cabeza la industria automotriz, fracción burguesa privilegiada con superganancias en la época menemista, con una utilización de su capital fijo de tan sólo un 31,5% en la cresta de la explotación del plusvalor absoluto¡¡¡¡. Es decir: la crisis se ha transformado en una crisis de realización clásica.

• En las últimas encuestas sobre imagen positiva,
Kirchner, ha perdido treinta puntos en un año.

La conclusión política no puede ser más clara: la clase obrera con una presencia antagonista puede actuar como estímulo para forzar a los capitalistas a modernizar la producción. El resultado no puede ser más paradójico: el capitalismo argentino decayó no por exceso de militancia obrera sino debido a la insuficiencia, a la fragmentación y segmentación de la clase, a la alianza suicida entre los trabajadores fordistas y sus sindicatos con el “Capital-Parlamentarismo”. La otra cuestión es porque la inflación como recurso de elevar la tasa de ganancia apareció ahora: la respuesta está del lado de la clase obrera. Durante el 2004 se duplicó la conflictividad en la lucha de clases con respecto al 2003. Se registraron 226 paros y medidas de fuerza (el 68% en el sector público), lejos del promedio de los últimos 25 años, que fue de 387. No sólo en conflicto institucionalizado: también han crecido la acción directa (cortes de ruta) del movimiento de desempleados, triplicando al año 2003 (concentrándose más del 50% en Capital Federal y GBA), llegándose a un promedio mensual superior al del año 2001. Súmese a esto las últimas encuestas sobre imagen positiva de Kirchner, ha perdido treinta puntos en un año, y tendremos la composición de lugar. Lentamente se agota el esquema de acumulación iniciado con la devaluación y renace el antagonismo, pero lo que se modifica es la forma de la lucha de clases. Kirchner ha elegido, en el presupuesto 2005, la inflación (8%) porque: 1) no es capaz o no está dispuesto a enfrentar los problemas básicos surgidos por el desarrollo del capitalismo posfordista; 2) no ha sido capaz de enfrentar la crisis del 2001 en medida suficiente para resolver los problemas desde una estrategia del capital colectivo (y la respuesta instintiva del burgués es desafiar el corsé que bloquea la acumulación); 3) sabe que la respuesta obrera al mecanismo de inflación, en el contexto del capitalismo flexible y precario (el sindicato es un fósil herbívoro), será difusa, poco concentrada y débil en el nivel organizativo, en parte debido a la nueva composición de clase.

• El “País en Serio” tiene hoy índices de pobreza, indigencia, empleo en negro y salarios peor que en plena crisis del 2001.

Crisis, intervención del “Capital-Parlamentarismo” e inflación están asociadas al problema general, sin solución aún, de los problemas de expansión del capital en el 2001. Para que nos demos una idea de lo que significa materialmente la inflación como método de valorización del capital, el aumento de la CBT (Canasta Básica Total del INDEC) en febrero significó que alrededor de 220.000 argentinos cayeran en la pobreza y un aumento del 3% en los indigentes. Al mismo tiempo una transferencia de ingresos brutal hacia la voracidad burguesa: el 40% de los hogares trabajadores tenían en diciembre de 2003 una participación en la riqueza del 18%; en marzo de 2004 es del 17,2%. Los ricos aumentaron su participación en la riqueza más que la inflación, incluso más que el PBI. La radiografía social argentina en el gobierno de K se asemeja a una pirámide de muy amplia base y muy estrecha en la punta: los ingresos del 6% más rico (alrededor de 2 millones de burgueses) equivalen a lo que recibe el 56% restante (alrededor de 21 millones de trabajadores). De tal manera que el “País en Serio” tiene hoy índices de pobreza, indigencia, empleo en negro y salarios peor que en plena crisis del 2001.

El año que vivimos en peligro: elecciones en Santiago del Estero y Catamarca: ¿continuidad silenciosa del QSVT?: las elecciones, los ciclos políticos del capital nos sirven como instrumento de emancipación. ¿En qué sentido? Favorecen el recuento de votos de las fuerzas progresistas; nos informan con exactitud acerca de la fuerza del movimiento y la de los partidos adversarios, suministrándonos el mejor instrumento posible para calcular las proporciones de nuestra propaganda y de nuestras acciones. Además nos corporizan las conductas e instintos de clase de las masas, incluso aquellas más atrasadas o las que no tienen acceso a la propaganda del movimiento. Es un indicador indirecto del grado de legitimidad de masas del “Capital-Parlamentarismo”, de la adhesión al ritual electoral y de la fortaleza o debilidad del “Partei-Staat”.

• Sabotaje a las elecciones de Santiago del Estero y Catamarca. Discrepancia radical con el régimen político (o, incluso, con la democracia in toto: como sistema del capital), en los que no se desea participar de ninguna forma.

Los estudios electorales de la sociología burguesa identifican tradicionalmente la abstención con la ausencia del ejercicio del derecho de sufragio activo, es decir, con el no acudir a votar en un proceso electoral determinado. Anclado en una vieja ideología del fetiche parlamentario (en la falsa dialéctica democracia-dictadura) se presuponía que la abstención era patrimonio del lumpen-proletariado, de los sectores desclasados o, paradójicamente, de capas altamente politizadas y concientizadas de la derecha social. A partir del afianzamiento y maduración del “Capital-Parlamentarismo” (la llamada tercera ola de democratización en América Latina), paralelo al establecimiento del postfordismo, de la propia capacidad de autorreflexión de la nueva izquierda, este punto de vista demócrata-liberal a comenzado a cambiar. La abstención electoral ya no es percibida como un déficit de las masas, como una carencia de nichos precapitalistas, o virtudes de la clase media alta, sino como una discrepancia radical con el régimen político (o, incluso, con la democracia in toto: como sistema del capital), en los que no se desea participar de ninguna forma, en un desinterés por la política o en un convencimiento de que nada puede cambiar realmente gane quien gane las elecciones. Sabotaje activo. Es una suspensión en la creencia burguesa en el mito de la representación y el fetiche del mandato. En la teoría de la acción colectiva es una salida, un éxodo por sobre la voz, sobre la lealtad al sistema (medido incluso con el voto en blanco). Pero, en cualquier caso, sea voluntaria o técnica, la abstención electoral que acabamos de explicitar se caracteriza por la no participación en el proceso electoral, subrayada por el sesgo obligatorio que tiene legalmente en Argentina por ser una abstención no participante, que consiste precisamente en un no hacer, en un no votar, en violar la legalidad de manera consciente.

• Santiago del Estero: La abstención fue récord: ignoraron el circo entre el PJ y la UCR casi un 40% de santiagueños. Podemos medir este sabotaje en la tendencia histórica: en el 2003 la abstención fue de un 34%.

Sin embargo, la abstención electoral a la que nos hemos referido hasta aquí no agota las posibilidades abstencionistas de un potencial elector en un proceso electoral determinado. Abstenerse electoralmente no significa tan sólo no votar o no participar en las elecciones. También puede significar no expresar preferencia por ninguna de las opciones electorales concurrentes. Por supuesto, el no votar ya implica la no expresión de preferencia alguna, incluso la plena conciencia de estar bloqueando al maquinaria institucional. Pero, y aquí estaría el matiz diferencial importante, también es posible no expresar ninguna preferencia y, sin embargo, no dejar de participar en el proceso electoral (voz sobre salida), porque manifestar preferencia y votar no son ni acciones idénticas ni sinónimos. Se trata, que duda cabe, también de una abstención electoral, pero de una abstención distinta de la anterior y de otro orden, de una abstención participante, que nosotros denominamos abstención activa o leal. Este es un año electoral, previsible con sólo ver el histrionismo en acción de Kirchner, y ya se han celebrado dos elecciones provinciales en provincias de poca importancia económica y social. En las dos ha perdido el candidato del comisario, en ambas ha fracasado el proyecto K. Analicemos brevemente los resultados.
• Santiago del Estero: es la primera provincia en realizar elecciones este año. Es parte de la zona más pobre de Argentina, con casi un 30% de hogares con NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas). Esto quiere decir que el 70% no tiene cobertura médica, el 84% carece de agua potable, un 53% tiene piso de tierra en su hogar y el 93% no posee teléfono. Estaban habilitadas para votar 522.101 personas, para elegir gobernador y vice, además de 50 diputados provinciales. El 27 de febrero la UCR, encarnada en el Frente Cívico, venció al PJ en la carrera por la gobernación. Escrutados más del 28% de los votos, Zamora aventajaba al candidato justicialista Oscar Figueroa 46,5% a 39,8%. Por otro lado, si bien el Frente Cívico se impuso en las elecciones legislativas de la provincia, no logró tener quórum propio, al obtener sólo 24 de las 50 bancas disponibles, mientras que el PJ consiguió 21. Este distrito con una Legislatura unicameral y representación proporcional (D’Hont) por secciones electorales, con la novedad de que, para esta elección, se abandonó el sistema de lemas. En cuanto a la división político-electoral, cuenta con 27 departamentos. La abstención fue récord: ignoraron el circo entre el PJ y la UCR casi un 40% de santiagueños. Podemos medir este sabotaje en la tendencia histórica: en el 2003 la abstención fue de un 34%.

• Catamarca: en el 2003 la abstención fue del 44% y el voto en blanco el 2,7%; ahora es del 56% y el blanco de 3,7%. El nuevo gobierno sólo cuenta con la legitimidad de 35.192 votos o sea: el 15% del padrón¡¡¡¡ Un boicot silencioso, espontáneo y sin organización.

• Catamarca: provincia pobre, con un 19% de hogares con NBI (datos no actualizados del 2001). El Frente Cívico y Social (FCyS), coalición encabezada por la UCR, venció el 6 de marzo al PJ en las elecciones de senadores y diputados provinciales. Escrutados el 98% de los votos, el FCyS obtuvo el 36,2%, seguido por el PJ con el 25,7%, y ubicándose el MAP (Saadismo) en tercer término con el 9,1%. La izquierda clásica, toda sumada, llegó a un 4%. El FCyS confirma su predominio político, al obtener 11 bancas de diputados (el 54% de la cámara) y 6 de senadores departamentales (el 62%), por lo que mantendrá su hegemonía. La participación electoral, con una asistencia del 44,5% se ubica en el nivel más bajo en la historia provincial desde que existe la democracia burguesa. Si en el 2003 la abstención fue del 44% y el voto en blanco el 2,7%; ahora es del 56% y el blanco de 3,7%. Es decir: de un padrón de 222.489, sólo asistieron a las urnas 97.216 catamarqueños. El nuevo gobierno sólo cuenta con la legitimidad de 35.192 votos o sea: el 15% del padrón¡¡¡¡ Un boicot silencioso, espontáneo y sin organización.
Capitalismo flexible,… ¿autonomía flexible?: el sistema de poder posfordista que acecha en las formas modernas de flexibilidad laboral está compuesto de tres elementos: reinvención discontinua de las instituciones (estado); especialización flexible de la producción y concentración sin centralización del poder.

• En el capitalismo flexible, las instituciones estatales del fordismo no ofrezcan ya posibilidades para luchar contra estas mismas instituciones. Ahora el temor ya no proviene de la urna, sino de la actuación ilegal o lateral al sistema (como lo descubrió el piquete desde 1997).

El primer caso más obvio es el “Capital-Parlamentarismo”, la forma política de la “Vülgardemokratie”, la perversión y perfección del viejo estado de partidos. El capitalismo flexible exige que las instituciones estatales en las que se organizaba en el fordismo la dominación de la burguesía, no ofrezcan ya posibilidades para luchar contra estas mismas instituciones. Anular la actuación “legal” del movimiento era la consigna. Ahora el temor ya no proviene de la urna, sino de la actuación ilegal o lateral al sistema (como lo descubrió el piquete desde 1997). Veamos el comportamiento de Kirchner. La herramienta básica del despotismo del capital flexible es el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia), decretos con fuerza de ley, mecanismo bonapartista diseñado en la Constitución de 1994.

• La herramienta básica del despotismo del capital flexible es el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia). Con 70 decretos por año, Kirchner, tiene el récord absoluto. “El capital gobierna sólo”, podría ser la conclusión, y es que el capitalismo flexible sólo puede sobrevivir en el “Capital-Parlamentarismo” con esa mezcla perversa de alta abstención, represión, corrupción y decretazos permanentes.

No es casualidad que se promulgue en el transcurso de la instauración del posfordismo, incluso fue su gran obra orgánica. Reducir a una ficción de poder, a una “Scheinmacht”, el poder político de las masas del pueblo. Y administrar esta ficción cada cuatro años, en alternancias programadas. Pues bien, Kirchner tienen el récord de decretos por año, alrededor de 70 por año, superando a Menem (por 7) y De la Rúa (por 30), a pesar que tiene mayoría en ambas cámaras. Para que nos demos una idea entre 1853 y 1983 sólo se habían dictado 25 DNU. “El capital gobierna sólo”, podría ser la conclusión, y es que el capitalismo flexible sólo puede sobrevivir en el “Capital-Parlamentarismo” con esa mezcla perversa de alta abstención, represión, corrupción y decretazos permanentes. El Congreso, definido por un republicano burgués como una “cáscara vacía de poder”, es ahora poco más que una costosa Dieta de algún príncipe alemán del siglo XIX. Por supuesto, la respuesta instintiva del movimiento a partir del 2001 fue el “¡QSVT!”, reflejo que sigue latiendo en todas las elecciones realizadas en los últimos años. ¿Puede alguno creer en derrotar al Ejecutivo con el Congreso, y al Congreso con la Constitución en la mano? ¿Queda alguna esperanza material en la vieja función del parlamento burgués, ni siquiera como tribuna, o a cualquier eficaz uso revolucionario del sufragio universal que no se enfrente a la realidad dictatorial del capital?
14 de marzo de 2005.
Colectivo Nuevo Proyecto Histórico

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