Columnista de la Jornada analiza la otra campaña

31.Dic.05    Análisis y Noticias

Viernes 30 de diciembre de 2005

La otra.
Luis Javier Garrido

La definición fundamental que tiene que darse en la campaña presidencial de 2006 es una: en torno a las políticas económicas y sociales neoliberales que han devastado al país, y en ese escenario la otra campaña de los zapatistas va a tener un papel clave.

1. El esperado año electoral de 2006 se inicia en México no con la confrontación de proyectos entre los candidatos presidenciales de los tres principales partidos políticos de México, que aún deben observar por unos días más la tregua electoral dispuesta por el IFE, sino con el inicio de la otra campaña, en la que un grupo de la comandancia general y de las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional recorrerá el país a fin de establecer un diálogo con los mexicanos y buscar la constitución de una nueva fuerza política que se oponga al proyecto capitalista neoliberal que ha depredado el planeta.

2. El primero de enero de 2006 como fecha de arranque de la otra campaña reviste un significado especial, pues fue hace 12 años, el primero de enero de 1994, fecha de entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA o TLCAN), impuesto por Washington a nuestro país, y que ha sido la piedra angular de la consolidación del proyecto neoliberal, cuando el alzamiento zapatista conmovió a México y al mundo al hacer escuchar el reclamo de los más desposeídos frente a la miseria y la explotación que han entrañado estas políticas.

3. En estos 12 años, México ha tenido escasos avances y profundos retrocesos en su vida pública, en un difícil proceso que la clase dominante ha buscado mistificar con un discurso sobre la “transición política”, que no es entendido por el pueblo porque no corresponde a la realidad. Mientras el desmantelamiento de la nación y el empobrecimiento de las mayorías es cada día mayor, los cambios electorales y la alternancia política, lejos de producir una democratización en la toma de decisiones, han conducido a conformar un sistema de partidos políticos que, en lo esencial, no representan más que los intereses de sus propias burocracias, que han terminado por someterse al proyecto neoliberal impuesto por los organismos financieros internacionales y por el gobierno de Washington y que, como corolario, han avalado la supuesta legitimad democrática de dicho proyecto.

4. El hecho de que en días pasados se hiciera público que con el pretexto de “democratizar” la vida pública mexicana, diversas instancias del gobierno de Estados Unidos, y en particular el Instituto Nacional Demócrata (IND) y el Instituto Nacional Republicano (INR), brazos internacionales de los dos principales partidos de Estados Unidos, han estado asesorando desde hace por lo menos cuatro años a los tres principales partidos mexicanos y a otros grupos “tradicionalmente subrepresentados”, y que para 2006 la Agencia Estadunidense para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) les brindará un apoyo técnico, político y financiero con los 500 mil dólares votados por el Congreso estadunidense para que “reformen sus políticas” (Milenio Diario, 26/12/05), es una evidencia más de lo que ha sido “la transición mexicana”.

5. La definición central que tiene que darse en la campaña electoral de 2006 es, por lo tanto, una sola: en torno a las políticas económicas y sociales neoliberales que han devastado al país, y al sistema de poder económico y político que las sostiene, y ese ha de ser el meollo del recorrido de los zapatistas: escuchar la voz de los oprimidos de todos los rincones del país, que expresarán mejor que nadie las injusticias de las políticas que han aplicado los últimos gobiernos neoliberales del PRI y ahora el gobierno neoliberal panista de Vicente Fox, que traicionando todos sus ofrecimientos de campaña buscó consolidar el poder oligárquico que asfixia a México.

6. El principal adversario de los zapatistas en su recorrido habrá de ser, aunque no lo hayan expresamente reconocido, el gobierno de Vicente Fox, que representa a esas mafias de poder económico, financiero, industrial y narcopolítico que se han enquistado en el país y que buscan perpetuarse en 2006: un poder para el que el EZLN no existe, como lo evidencia el volumen Una nueva relación: compromiso con los pueblos indígenas (Fondo de Cultura Económica, 2005), uno más de los infames minivolúmenes de justificación de su deplorable sexenio que Fox ha hecho publicar, y en cuyas 216 páginas no existe referencia alguna a sus ofrecimientos sobre la paz en Chiapas, y hay hacia el final una sola mención del EZLN, para recordar sin autocrítica alguna el fracaso del diálogo (p. 202) y para justificar la contrarreforma constitucional.

7. La otra campaña, al ser una defensa de los derechos de los mexicanos, de sus comunidades y de la nación, debe conducir por lo mismo a desnudar los mecanismos del poder económico y político que avasalla a los derechos de todos, y en particular de los desposeídos, y a fortalecer la conciencia colectiva a fin de poder plantear desde abajo las políticas de resistencia al capitalismo neoliberal que tanto urgen en el país.

8. Las especulaciones que se han hecho desde junio pasado sobre la nueva iniciativa zapatista habrán llegado a su fin y tendrán que plantearse las cuestiones de fondo. Es verdad que desde la publicación del texto del subcomandante Marcos sobre “La (imposible) ¿geometría? del poder en México”, el 18 de junio, y en particular luego de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, el 28 de junio, se ha especulado más sobre el impacto que esta iniciativa pudiera o no tener sobre la campaña oficial que sobre el fondo de la propuesta, pero también es cierto que la responsabilidad ha sido en buena medida de los propios zapatistas, que sin necesidad descendieron al debate electoral.

9. El tiempo ha llegado, sin embargo, para ellos de plantear las cuestiones de fondo y de alejarse de la política tradicional: de tomar distancia frente a la coyuntura.

10. El 2006 puede ser el inicio de un nuevo periodo de la historia mexicana, pero ello depende de la inteligencia y de la generosidad de quienes luchan desde el compromiso con el pueblo, y por eso pueden entender la voz del México profundo.