La otra historia del Juez Garzón

23.Sep.06    Análisis y Noticias

Fernando Baltasar Garzón Real, es uno de los jueces con mayor relevancia y poder en España. De visita en nuestro país, sus partidarios no se cansaron de agasajarlo con cuanto homenaje se les viniera a la cabeza, agradeciendo, por cierto, su actuación en el arresto del ex dictador Augusto Pinochet en Londres. Pero quien es en verdad el juez a cargo del juzgado 5, de la tan conocida Audiencia Nacional de Madrid. Quién está detrás de este amante de la buena mesa y los ritmos flamencos, postulado al premio Nobel de la paz, que estudió para cura y se arrepintió para convertirse y transformarse en celebridad mundial, al perseguir genocidas y dictadores latinoamericanos. Aquí van algunos antecedentes para aclarar su enigmática vida. Y cada cual saque su propia conclusión.

Baltasar Garzón nació en octubre de 1955, en Torres, una pequeña aldea en Jaén. Su padre Idelfonso Garzón Cruz, fue agricultor y luego dueño de una bencinera. Su madre, María Real, una esforzada dueña de casa. Sus primeros estudios fueron en el seminario, pero se arrepintió de ser cura por que su fe era incompatible con su espíritu “ fiestero y juerguista” como señala Pepe Rei, columnista del desaparecido diario Egin, cerrado por orden de Garzón.

Decidido a estudiar leyes, se titula en 1980. Sus amigos recuerdan su gusto por la lectura de García Lorca, la música barroca italiana y la ópera. También por su “grotesca” afición de torear vaquillas. Otros de sus pasatiempos favoritos son las películas de Woody Allen e Ingmar Bergman y, por sobre todo, la adicción desmedida a la coca-cola dietética. Para sus amigos y conocidos, un gran contador de chistes y un refinado comensal.

Su primer destino como juez fue en la provincia de Huelva, en el verano de 1981. En esa misma fecha se casa con Rosario Molina. En agosto del mismo año, pide su traslado a su natal Jaén. En ese tiempo se traslada en dos oportunidades más, hasta que decide dar el salto a Madrid para ocupar el puesto de inspector responsable de la zona de Andalucía, en el Consejo del Poder judicial. En esa época comienza su amistad con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), a través de su relación con su superior, Ignacio Sierra Gil de la Cuesta, presidente de la Primera Sala y cercano a la tendencia de Felipe González, quien sería presidente por cuatro periodos consecutivos, entre 1982 y 1996.

Pero Baltasar quería más y muy pronto comprendió que trabajando cerca de quienes detentaban el poder lo conseguiría con mayor rapidez. Así, en 1987 logra llegar a la Audiencia Nacional y desde ese momento comienza su estrellato.

Conocida es su “ vocación” casi enfermante por el trabajo, con jornadas de 20 horas y sólo tres de descanso. Garzón podía pasar días sin despegarse de su oficina. Seguro de su poder allegado al Partido Socialista, decide incursionar en política presentándose a diputado, como número dos del partido en Madrid, nada más y nada menos, que como brazo derecho de Felipe González en su camino a una nueva reelección. Tras el triunfo de Felipe, es nombrado como Jefe del Plan Nacional Contra las Drogas, cargo de menor importancia pero con rango de Secretario de Estado. Desempeña su función por algún tiempo, pero Garzón esperaba más, no es de los que le gusta ser un “ culo anónimo” de la segunda fila. Según se sabe, Felipe González le había propuesto un cargo de importancia nacional, algún ministerio, dirigir la policía y la Guardia Civil o al menos una cartera que le permitiera seguir su ascenso en el poder. Pero en política las promesas no suelen cumplirse y Felipe González no lo llamó a formar parte de su entorno cercano. Al sentirse abandonado y traicionado por sus amigos del PSOE, Garzón decide separarse de los socialista, acusando a Felipe González de “haberlo usado como señuelo electoral”.

Tras ello, vuelve a su antiguo puesto en la Audiencia Nacional y comienza a gestar su “Gran venganza”. La oportunidad se le presenta en 1988, tras desempolvar un antiguo proceso contra los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), grupo paramilitar creado por el gobierno de Felipe González, que operó entre los años 1983- 1987 y que asesinó a 23 militantes y simpatizantes de la organización independentista vasca ETA. De este modo, el juez Garzón se va en picada contra sus ex amigos y lleva a cabo un proceso que culminó con la condena del ministro de Interior, José Barrionuevo, del Secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera y del Jefe de la Lucha Antiterrorista, Francisco Álvarez, entre otros funcionarios de gobierno y policiales.

Tras el proceso contra los GAL, el juez se empieza a forjar la fama de duro e incorruptible. En este trance, constató los crímenes del grupo paramilitar, creado por el gobierno de González y financiado con fondos reservados del Estado Español. Pero esta guerra sucia no sólo dejó más de una veintena de muertos, sino que al mismo tiempo, un cúmulo de historias horrendas sobre torturas y detenciones violentas. Finalmente, el escándalo de los GAL dañó de manera certera al PSOE e impidió una nueva reelección en 1996. Los socialistas, por su parte, acusaron a Garzón de falta de profesionalismo e incluso alevosía en su trabajo. Desde ese instante el juez pasó a convertirse en un enemigo declarado para los socialistas españoles.

Sus casos más renombrados

La fama de súper Juez caló hondo en la península y el rostro de Baltasar Garzón comenzó a ser reconocido. Se dice que escoge con lupa los casos, que prepara todos los detalles antes del golpe final, que supervisa personalmente a las fuerzas policiales que van a intervenir. Nada debe quedar al azar, pues le encanta aparecer de la mejor manera en los medios de comunicación. Prueba de ello es el caso Pinochet, aquí, el Juez sorprendió a todos los periodistas facilitando un extenso currículum suyo en cuatro idiomas distintos.

Dirigió sus dardos al narcotráfico y en la provincia de Galicia desbarató, en vivo y directo para las cámaras de televisión, una gran red mafiosa. Luego tomó su helicóptero, a sus policías de confianza y se marchó, al más estilo Holliwoodense. Luego encaminó sus pasos hacia el tráfico de armas. Arrestó al árabe Monzer Al Kassar, en 1992, pero AL Kassar no era un simple traficante de armas, pues poseía una enorme fortuna y nexos con varias esferas del poder político y militar en España. El árabe encargó una investigación aparte para saber los reales motivos de su detención. Ahí se descubrió una extraña asociación entre policías y otro negociante sirio, que casualmente era un competidor directo de Al Kassar. No habían dos lecturas posibles, su detención era una forma de alejarlo del lucrativo negocio de la guerra. El árabe fue absuelto en 1996 de los cargos que Garzón levantó en su contra.

También investigó a Jesús Gil, ex alcalde de Marbella y dueño del club de fútbol Atlético de Madrid por corrupción y a otros prominentes personajes de la vida ibérica. Pero España le quedó pequeña para sus aspiraciones, así que puso sus ojos en otros casos, esta vez sobre violaciones a los Derechos Humanos. Su mayor acierto internacional lo dio al promover una orden de arresto contra el dictador Augusto Pinochet, por la muerte y tortura de ciudadanos españoles durante la dictadura militar en Chile. Al mismo tiempo, levantó cargos por genocidio contra funcionarios militares argentinos.

También se fue contra la cuñada del ex presidente argentino Carlos Menen, a quien acusó y procesó por “ narco lavado de dinero” en 1991, cuatro años después, el caso fue sobreseído a petición del propio Baltasar Garzón. Pero el juez tiene sus días. Se le ocurrió ordenar el arresto de Osama Bin Laden, jefe de la Red terrorista Al –Qaeda, creyendo, ingenuamente, que podría hacer lo que toda la maquinaria estadounidense aún no logra. Pero sus desatinos suman y siguen. Firma una orden de detención contra el corresponsal del canal de noticias árabe Al Jazira, Taysser Alouni, por el presunto delito de pertenecer a una célula española de Al Qaeda. La medida, que despertó airadas protestas de la Federación Internacional de Periodistas, permitió que Alouni dejara la cárcel después de 45 días de encierro.

El impresionante sumario que el súper juez levantó contra el corresponsal árabe, volvió a la memoria lo que muchos de sus colegas piensan de Garzón, que la mayoría de sus casos son inventados”. Y a sí lo señala Joaquín Navarro, Magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid, en una entrevista del año 2003, al periódico Gara “Garzón es un juez que se inventa casi todo. Lo que ocurre es que está actuando respaldado por el poder político y por el Ministerio del Interior. Garzón se permite el lujo de dictar autos de procesamiento o de prisión absolutamente fabulados, dando por demostradas vinculaciones orgánicas y funcionales de diversos sectores con ETA”. Pero también los cuestionamientos vienen de fuentes más cercanas, Francisco Javier Santaella, quien durante varios años fue secretario general del Sindicato de la Policía Uniformada, por tanto, colaborador cercano del Baltasar Garzón, ha señalado que “en el trabajo de Garzón priva la precipitación y el afán de acaparar la prensa sobre la rigurosidad de sus investigaciones”. Y la actitud de este ex colaborador no es la única, pues muchos de sus actuales enemigos están en sus antiguas amistades.

Ayseer Alouni, corresponsal de la red Al- jazira

La tortura que persigue al Juez

Pero el hombre sabe jugar a dos manos. Por un lado se gana las simpatías de la izquierda solicitando la extradición de Pinochet, y por el otro, encarcela arbitrariamente a quien se le cruce por su camino, esgrimiendo su ya famoso “combate contra el terrorismo”. Su ensañamiento ha sido total con los independentistas vascos y en general, con toda la izquierda adberzale (vasca). En su lucha contra ETA (Euskadi Tas Askatasuna, en español patria vasca y libertad) ha encarcelado a cientos de personas, a cerrado medios de comunicación y lo más repugnante, ha permitido el ejercicio de la tortura.

Las acusaciones que vinculan a Baltasar Garzón con hechos de tortura bajo sus procedimientos, no son recientes. Ya en 1992 y para evitar cualquier reivindicación nacionalista en los juegos olímpicos de Barcelona, envía a la guardia civil y encarcela a 60 militantes catalanes. La mayoría de ellos atestigua ante Baltasar denunciando tortura por parte de la policía, Garzón no acepta ninguna denuncia y hace oídos sordos. Luego vino el turno a los ciudadanos vascos. Bajo excusa de la lucha contra ETA, el Juez inicia una feroz persecución a la disidencia o a cualquier alternativa crítica al gobierno Español. Ordenó el registro de varias sedes de la Coordinadora de Alfabetización y Euskaldunización de Adultos (AEK) y el arresto de su tesorero (organización encargada de la enseñanza y alfabetización de la lengua vasca, llamada Euskerra). Luego dirigió el cese de actividades de Orain SA, empresa vasca de comunicación que publica el diario Egin y su estación radio. Le siguen el cierre de Egunkaria, el único diario en lengua vasca. Estos hechos han sido duramente criticados por los movimientos de defensa del Euskera, que consideran que el cierre de periódicos atenta más contra la cultura vasca que contra el terrorismo de ETA. En octubre del 2002 ilegaliza el partido Herri Batasuna, organización política de izquierda que cuenta con aproximadamente un 15% de representación en el parlamento vasco. Y esto no es menor en España, pues por primera vez se ilegaliza un partido político, medida que no ocurría desde la dictadura de Francisco Franco.

Así mismo ha investigado a otras organizaciones del llamado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), como Jarrai, Haika Segi, Kaki y Ekin, Pero el puño de Garzón fue más lejos. Rayando en la locura, no se avergüenza en vincular y procesar al coro musical Euskaria, alegando que forma parte de uno de los frentes del entramado de ETA.

La policía vasca en acción

Es tanta su devoción por la figura “legal” de la incomunicación, que incluso a dictado cátedra a países latinoamericanos. Así lo señaló el año 2003 en Bogota, Colombia, En esta oportunidad y en el marco de un congreso contra la delincuencia organizada y el terrorismo, el Juez y Javier Zaragoza, fiscal español antidrogas, expusieron sus ideas y se manifestaron a favor de proyecto de “estatuto antiterrorista ” que el gobierno colombiano considera “vital para combatir a los grupos armados ilegales”. Pero los fiscales fueron más allá y tratando de explicar y justificar el aislamiento como método de acción policial contra los detenidos, explicaron que en el tema de las garantías procesales en España, existe la figura de la “incomunicación” de detenidos en el marco de investigaciones criminales. “Para nosotros es básica la incomunicación en los primeros días de reclusión de un terrorista, de un narcotraficante o de un individuo que pertenece a una organización criminal”, señaló Zaragoza. Garzón, por su parte, agregaba “impide que haya un contacto con abogados al servicio de las organizaciones criminales” (agencia La Haine)

Llama la atención en la policía, su gusto por los golpes en los testículos y colocar bolsas plásticas en las cabezas para asfixiar. En el libro “garzón la otra cara” del periodista Pepe Rei, de 1999, se dan cuenta de 200 casos de presos vascos sometidos a torturas, todos declararon frente a Garzón, pero el juez no acogió una sola denuncia, es más, desestimó todas las pruebas médicas, incluso se atrevió a decir e ironizar, en más de alguna ocasión, que las heridas podrían ser auto inferidas. Nada le importó, ni narices rotas, mandíbulas quebradas y las marcas evidentes de la tortura. Rei, quien estuvo en la cárcel en varias ocasiones por órdenes del propio juez Garzón, expresó en una entrevista a la agencia EFE, en 2001, que en las cárceles del País Vasco «hay varios jóvenes que no tiene ninguna relación con la lucha armada ni con otra actividad que pueda considerarse penalmente delictiva, cuyo único delito es ser jóvenes y querer una Euskal Herria independiente».

Portada del Libro de Pepe Rei

El conflicto en el país vasco no es nuevo y la tortura tampoco, así lo constatan distintos organismos de defensa de los Derechos Humanos. Los informes de Amnesty International y de las Comisiones Contra la Tortura de las Naciones Unidas y de la Unión Europea documentan cada año las torturas en las estaciones de policías. Pero la tarea se hace difícil, en el año 2000, el gobierno Aznar ordenó el cierre de las páginas de Internet de la Asociación contra la Tortura.

Las cifras oficiales sobre casos de tortura son decidoras, sólo en el año 2002 los casos registrados son 150. El caso de Unai Romano, detenido por la Guardia Civil en el 2001, impactó a todo el mundo. Luego de su detención fue torturado violentamente. A la salida de la cárcel se retrató junto a una fotografía de sus días de detención, como siempre, el Juzgado Central de Instrucción número 1de la Audiencia Nacional de Madrid, vecino al quinto del juez Baltasar, desestimó todas las acusaciones. Nuevamente quedó en evidencia la complicidad o la desidia de la Audiencia Nacional con la práctica sistemática de la tortura.

Esta realidad ha llevado que organismos de todo el mundo se manifiesten contra esta situación. Sin más, el director de la Organización Mundial contra la Tortura, Eric Sottas, declaró en una entrevista publicada por el periódico catalán Avui que “en España se tortura”, agregando que no puede entender que esa manera de actuar sólo sea exclusiva de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, sino que también implica a la Etzaintza, la Policía Regional Vasca.

También lo hizo saber el Relator Especial en la cuestión de la tortura de la ONU, Theo Van Boven y el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa (CPT), quienes consideraron que el Estado Español no ofrece garantías suficientes contra la tortura en dependencias policiales.

El comportamiento y el constante silencio de la Audiencia Nacional y en especial de Baltasar Garzón, sobre toda denuncia de tortura, se debe, según el periodista Pepe Rei “a un pacto implícito con la cúpula del Ministerio del Interior, que a cambio facilita notablemente su trabajo y le permite apuntarse «éxitos» estentóreos”.

En este contexto, nadie se salva de Garzón, Jóvenes, periodistas, voluntarios, músicos y todo aquel que a los ojos del Juez, parezca “sospechoso”. Así lo demuestra la organización de Derechos Humanos, “Gestoras Pro-Amnistía”, con 13 miembros detenidos por el Juez.

Los enemigos de Garzón

Nadie puede negar que el “juez de hierro” conmueve a la opinión pública internacional. Nos sorprende con sus declaraciones en contra de la guerra que libra Bush en Irak, o de la situación de los prisioneros de guerra en la base norteamericana de Guantánamo, pero lo cierto es que no todos lo ven de la misma manera. Ya tuvo un encontrón con El Sub-comandante Marcos, quien lo acusó, entre otras cosas, de fascista. “Ese payaso grotesco que es el autodeterminado juez Garzón, de la mano de la clase política española, está llevando a cabo un verdadero terrorismo de Estado que ningún hombre y mujer honestos puede ver sin indignarse”, expreso el jefe guerrillero. Garzón devolvió el golpe y lo criticó en duros términos, incluso le enrostro lo de su “ridícula pipa” y lo retó a un debate público. El sub aceptó el desafío y le propuso condiciones: las Islas Canarias como sede del encuentro, le dio a elegir a 4 miembros de un jurado de siete, quienes resolverán al final del encuentro el ganador. También le exigió que en el mismo lugar del debate “en forma paralela pero no simultánea, se realizara un encuentro entre todos los actores políticos, sociales y culturales de la problemática vasca que así lo deseen. El tema del encuentro será ‘’El País Vasco: caminos'’. Luego le agregó “el señor Fernando Baltasar Garzón Real deberá asistir, a hablar y escuchar, a dicho encuentro. Además deberá esforzarse por convencer al gobierno español de que contribuya, con medidas de distensión, a crear un ambiente propicio para el acto, y exhortarlo a que envíe una delegación de nivel al encuentro, sin importar que no tenga capacidad de decisión, pues sólo se les pide que escuchen y hablen”.

Más adelante el SubComandante le explica cual será la pena si él pierde el debate “si el señor Fernando Baltasar Garzón Real derrota en buena lid al Subcomandante Insurgente Marcos, tiene derecho a desencapucharlo una vez delante de quien le venga en gana. Además, el Subcomandante Insurgente Marcos le pedirá disculpas públicamente y se someterá a la acción de la justicia española para que lo torturen (justo como torturan a los vascos cuando son detenidos) y responda a las acusaciones en las que abunda la carta del señor Garzón Real, fechada el 3 de abril de 2003”. Finalmente, le enrostra la penitencia del Juez Garzón si llega a perder en esta justa de caballeros, entre ellas está “se presentarán demandas por delitos de lesa humanidad en contra del señor Ernesto Zedillo Ponce de León, responsable de la matanza de Acteal (perpetrada en las montañas del sureste mexicano en diciembre de 1997) donde fueron ejecutados hasta 45 niños, mujeres, hombres y ancianos indígenas. Como se recordará, el señor Zedillo fue recientemente premiado por el señor José María Aznar, jefe del gobierno español, por su participación en la matanza. De la misma forma se presentarán demandas en contra de los jefes de gobierno español que, durante el mandato del señor Zedillo en México, fueron cómplices de él en ésta y otras agresiones a los pueblos indios mexicanos”. Por supuesto el Juez no respondió y el duelo no se llevó a cabo.

Del mismo modo, las Madres de Plaza de Mayo (acusadas de terroristas por Garzón, tal como años atrás fueron acusados sus hijos por la dictadura argentina), organizaron una manifestación contra Garzón cuando el Juez visitó el país trasandino. En esa oportunidad, Hebe de Bonafini, presidenta de la agrupación, le enrostró a Baltasar los hechos que se le imputan y le exigió el inmediato cese de la represión a los militantes de la izquierda vasca. Así lo hicieron saber en su página Web, al enterarse de la redada en contra de medios de comunicación, declarando que “Las Madres de Plaza de Mayo repudiamos con todas nuestras fuerzas la operación policial y represiva ordenada por el Juez Garzón contra el Diario EGIN y la Radio EGIN. De la misma manera en que las Madres de Plaza de Mayo hemos agradecido al Juez Baltasar Garzón el procesamiento de los genocidas argentinos que ensangrentaron nuestro país, hoy tenemos la obligación de denunciar la conducta vergonzosa y vejatoria de este mismo Juez “

En su visita a Chile, y luego de recibir las adulaciones de casi todas las agrupaciones de Derechos Humanos, de ser nombrado “doctor Honoris Causa” por dos universidades privadas, de recibir distinciones y de asistir a distintos actos de homenaje, “este joven y progresista magistrado”, elevado a la categoría de Paladín de la Justicia, también tuvo palabras para Cuba y Fidel Castro, sosteniendo que “Cuba sufre un régimen «insoportable», que es «absolutamente necesaria» su evolución hacia la libertad y la democracia”.

Se ve que al magistrado no le entran balas, mientras le llueven denuncias por no amparar los continuos reclamos de malos tratos y tortura, en el 2005 se entretuvo dictando cátedra en los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, el nombre curso “ tortura y terrorismo”.

Mientras para algunos el Juez es un héroe a toda prueba, con méritos y virtudes suficientes hasta para el Nobel de la Paz (su postulación ya cuenta con más de 250 mil adhesiones, entre ellas, la de escritor Ernesto Sábato, los cantantes Ana Belén, Víctor Manuel, Luz Casal, Luís Eduardo Auge, Joaquín Sabina y el entrenador de Fútbol Jorge Valdano). Y quizás tenga tanta suerte como Kissinger y Ronald Reagan y algún día se lo den. Mientras tanto, a muchos miles de sus compatriotas sólo les produce miedo, tal como le ocurrió hace unos días a los miembros del grupo musical Garzón, una de las bandas revelación del rock pop independiente de España, quienes recibieron una notificación de los representantes legales de Baltasar Garzón en la que se les insta a “cesar en los actos que constituyen una intromisión a la imagen” del juez de la Audiencia Nacional”. En la advertencia se insta al grupo a que, antes de siete días, cambie el nombre de su página Web (www.superjuez.com) y suprima tanto las fotografías del magistrado que aparecen en la misma como las alusiones que directa o indirectamente se refieren a él. En caso contrario, “se iniciarán las pertinentes acciones judiciales”, y al grupo no les quedó otra que cambiarse el nombre.

Y es que el magistrado despierta amor y odio, tal como lo expresaron 10 mil jóvenes hace algunos años en una plaza de toros de Valencia, cuando corearon su nombre con el calificativo de “ hijo de puta” o como se lo hizo saber el pasado 8 de septiembre, Ignacio Javier Bilbao Goikoetxea, militante de ETA, cuando le notificaban la sentencia por amenazar a garzón en el 2003. El ETARRA amenazó a Garzón mientras éste testificaba, teniendo que ser reducido por un par de policías mientras también insultaba a gritos al presidente del tribunal, Alfonso Guevara, a quien llamó ” Enano mental”, “cabrón”, “borracho”, “parásito” y “cerdo” , mientras a Baltasar le gritaba “ Fascista, no me he olvidado de ti” amenazando nuevamente con pegarle un tiro.

Quizás en este país, donde nos esforzamos por complacer a Dios y al Diablo, nuestra canción nacional debería ser el “ nunca quedas mal con nadie” que corearon hace tantos años el grupo musical Los Prisioneros. Así lo demostraron los que fueron incapaces de condenar a Baltasar Garzón en su visita a nuestro país. Aquellos que lo loaron hasta la saciedad, aquellos que lo santificaron como una especie de apóstol de la justicia, aquellos que por ignorancia, desconocimiento u omisión, lo festejaron y nada dijeron por los abusos que a diario se comete en el País Vasco.

Quizás su osadía de querer arrestar a Pinochet prime por sobre otras cosas. Quizás los distinguidos diputados, abogados de Derechos Humanos, familiares y militantes de una u otra “ izquierda”, nunca se esteraron que su Juez “estrella” tenía un historial tan cercano al fascismo, tan indecoroso, tan infame. Quizás, la miopía política les impidió enterarse que en otro lugar, en otro continente, un pueblo entero está prisionero de un sistema opresivo. Un pueblo que fue y es solidario con nuestros pesares y con nuestras luchas y, que al igual que nuestro pueblo-nación Mapuche, lleva más de cinco siglos buscando su propia autonomía y determinación.

Así es, el pueblo Vasco merece una disculpa por tanto homenaje, medalla y palmoteos en la espalda al Juez. Desde aquí, a su gente, a sus prisioneros políticos, a sus mujeres y niños, un abrazo fraterno y mil disculpas por la ignorancia y la poca solidaridad de algunos de nosotros. Y si en algo limpia tamaña afrenta, sepan que cuentan – incondicionalmente - con algunos de nosotros, los cuales estamos dispuestos a solidarizar contra la cotidiana sinrazón que el Estado español y su juez monigote, comete contra ustedes.

Pablo Villagra Peñailillo

Colectivo de Investigación Social

La Otra Voz