Sigue la Otra Campaña: Marcos en Zacatecas

09.Nov.06    Análisis y Noticias

Ante el delegado Zero, habitantes de La Tesorera admitieron que ha disminuido el desempleo en México, pero debido a que la fuerza laboral se ha desplazado a Estados Unidos Foto: Víctor Camacho

Ejidatarios de Zacatecas derrotan los embates de constructoras y mineras

Ejido la Tesorera, Zacatecas, 7 de noviembre. Con las compañías constructoras y mineras que desde 2004 tratan de acabar con ellos, a estos ejidatarios les pasa como en Sueño con serpientes de Silvio Rodríguez: matan una y aparece otra mayor. No bien se quitaron de encima la empresa Plata, vinculada con el entonces gobernador perredista Ricardo Monreal, llegó la compañía Rivera y Rivera, con mayor agresividad. Lograron vencerla, a principios de este año, también con movilizaciones, bloqueos y negociaciones atendidas de mala gana por las autoridades. Ahora se cierne sobre ellos Minera Company, filial del gigante Peñoles, “el rey del arsénico colateral”, que parece venir por todo; si logra pasar, será el fin del ejido.

Un final que no se ha consumado gracias a que, como reza una manta que recibe esta mañana al delegado Zero, “La Tesorera ya despertó”. ¿De qué? De una larga agonía que ilustra como pocos casos el efecto aniquilador de la modernización neoliberal, montada sobre el desastre rural y el éxodo masivo de campesinos al norte de la frontera, esa maldición zacatecana que ha hecho del estado el primer “productor” de migrantes, al grado de tener más gente suya en Estados Unidos (unos 2 millones) que en Zacatecas, donde la población ronda el millón y medio, y 38 municipios tienen tasas de crecimiento menos cero.

Un ex migrante diría en la reunión de adherentes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en el patio de una modesta casa particular: “¿Por qué (Vicente) Fox dice que hay menos desempleo y no explica la razón? Porque nos empleamos en Estados Unidos. Aquí no tenemos trabajo, pero eso no lo dice”.

Un anciano expresó: “Ya no dejaremos arruinar lo poquito que nos queda. Esto que luchamos ya no es por nosotros, es por nuestros hijos y los hijo de ellos, aunque orita no estén aquí. Con las constructoras estuvimos a punto de irnos. Nos hicieron daño. Y los que estuvieron en las luchas de las candidaturas ya no los hemos visto que digan a ver qué nos falta, en qué pueden servirnos”.

Fundada en 1765, en tiempos del primer auge platero de Zacatecas, “era una comunidad muy callada”, dice un ejidatario. Eso cambió con la llegada de la constructora Plata, propiedad de Luis Humberto Godoy, presunto prestanombres del entonces gobernador Monreal. La empresa se “arregló” con el comisariado ejidal para extraer grava y roca granítica, a su vez producto de la antigua explotación minera, para construir la autopista Zacatecas-San Luis Potosí, que pasa a corta distancia. Una de las mujeres que hablaron ante Marcos afirmó: “La Tesorera hizo la carretera a San Luis. Fue nuestra piedra, nuestra agua, nuestra tierra. No la hicieron las empresas, ni la gobernadora (Amalia García)”.

Ante el trasiego de camiones pesados sacando por viaje 30 toneladas de roca propiedad del ejido, la gente se organizó para impedirlo. A mediados de 2004 apelaron a la Procuraduría Federal del Consumidor y las autoridades locales; tras un periodo de indiferencia, finalmente atendieron a los ejidatarios y Plata se retiró. Sólo para que llegara Rivera y Rivera, empresa que además de extraer piedra instaló una planta de chapopote que generó grave contaminación ambiental.

Las explosiones de la empresa dañaron las viviendas, las vías respiratorias y el sistema nervioso de niños y mujeres. Se calcula que hubo mil viajes de camiones con piedra a través del ejido. Los pobladores decidieron bloquearles el paso, y aunque la Policía Estatal intentó desalojarlos y amagó con gases lacrimógenos y equipo antimotines en noviembre de 2005, el gobierno retiró a la constructora.

A cada triunfo de la ahora organizada comunidad, viene un nuevo reto. Minera Company pretende la explotación intensiva de minerales en 12 kilómetros a la redonda. Eso haría invivibles estas tierras. Contra ello apunta la nueva resistencia. “Nos han dividido ­reconocen­ pero no lo suficiente”. En 1994 se formó la Asociación Civil Ya Basta, para resistir las condiciones de abandono. Es un poblado típicamente expulsor: calles desiertas, mujeres solas, niños y ancianos. El Procede llegó en 1996 y ante la necesidad, muchos ejidatarios vendieron sus propiedades. No obstante, la resistencia se ha extendido, como lo prueba la presencia en la reunión de la otra campaña de representantes de Noria de Angeles, Santa Elena, Nigromante, La Blanca, Troncoso y Tacoaleche.

El subcomandante Marcos resaltó que La Tesorera y Tacoaleche son excelentes ejemplos de lo que hace el neoliberalismo. “Se da la paradoja de que se despuebla el lugar y al mismo tiempo se está repoblando. El capitalismo llega a un lugar, lo destruye, lo despuebla, lo vuelve a ordenar y poblar”. En este caso se trata de destruir el ejido y la tierra comunal, y traer obreros agrícolas para las nuevas grandes haciendas.

“Qué bueno que lo venimos a descubrir en Zacatecas, para acabar de una vez con el argumento idiota de quienes todavía suspiran porque alguna vez coincidamos los zapatistas o la otra campaña con el movimiento del PRD. No sólo no tenemos nada que ver sino que ellos están claramente del otro lado. Ante las denuncias de lo que ocurre con el gobierno de Amalia García y antes Monreal, es necesario remarcarlo porque quienes insisten en juntarnos olvidan que esos ladrones dirigen la supuesta izquierda del Frente Amplio Progresista, al que nos llaman para que pongamos los muertos y ellos los diputados y senadores. Nosotros no vamos por ese camino”, concluyó Marcos.