La crisis del trabajo y perspectivas de la autogestión


Las organizaciones sindicales se encuentran limitadas por el cerrojo institucional de una estructuración social hoy día basada en una enorme capa social mayoritaria excluida y marginada del empleo, lo que permite a la patronal y a los gobiernos amenazar con el despido blandiendo el miedo a ser reemplazados por alguno de los millones que anhelan también acceder a un puesto laboral.

En esa capa marginada se expande el consumismo orientado desde el marketing de las empresas y marcas, así como por los medios de comunicación subordinados al pago de esa propaganda de productos, algunos necesarios y la mayor parte supérfluos, destinados a expandir la mentalidad consumista y aumentar la presión social para obtener dinero con el cual adquirir esos productos. También aumentan las “alternativas” al trabajo para obtener ingresos, tales como sumarse al narcotráfico, sustraer objetos y dinero en casas, vehículos, tiendas y aún en bolsillos o carteras de las personas, vender productos falsificados, robados o piratas, comercializar el cuerpo propio o de otros, sacar las cosas de casa y ofrecerlas a muy bajo precio en la feria de las pulgas, en fin, en la forma de una gigantesca cadena de circulación mercantil ratona donde muchos obtienen migajas apenas para pasar el día y pocos se enriquecen encabezando esas cadenas o redes. Las connotaciones éticas, de temor y de agresividad entre estos miles de competidores unos contra los otros arrojados por el sistema para morderse y destruirse entre si, hacen sumamente difícil y complejo quebrar las barreras del individualismo exacerbado para acercarse unos a otros a efectuar actividades en común.

Al mismo tiempo la crisis del trabajo golpea la función del rol de género masculino de ser proveedor del hogar, ya que se reproduce la ideología de que hay que ir detrás del dinero como único medio para satisfacer las necesidades, paralelamente con la gigantesca disminución del campo laboral y la precariedad del trabajo que lleva a las personas a entrar y salir constantemente de un puesto a la cesantía, luego otro puesto que en breve nuevamente será cerrado para regresar a la condición de cesante, y así sucesivamente. La inestabilidad y ausencia de trabajo concreto lleva a fallar en el suministro hogareño, lo que conlleva a agudizar crisis familiares, violencia, separaciones, alcoholismo, drogadicción, problemas sicológicos, de stress y diferentes enfermedades, así como la enorme influencia negativa para los hijos. La mujer frente a ello se crece y sale a disputar también las fuentes laborales para traer el dinero que no aporta el macho, Nuevos conflictos. Baja la autoestima masculina. Bueno para la mansedumbre requerida por el sistema. Sin embargo las instituciones vienen en “apoyo” a la mujer y persiguen o meten preso al hombre para sacarle el dinero que no llega, asegurando así la reproducción del rol de género femenino de dependencia al macho. O sea, llueve sobre mojado. De tumbo en tumbo, de mal en peor.

El desarrollo de una economia alternativa en los barrios populares y periféricos de las ciudades permite resolver en parte los problemas y necesidades, bajando la presión sobre los trabajadores activos que ven así disminuir la amenaza real de los patrones de cubrir su lugar con otro si es que no se someten a sus reglas del juego.

Una economía alternativa implica aumentar la formación en los barrios de los Comprando Juntos para abaratar los costos de los alimentos y productos de necesidad, la práctica poco a poco hasta llegar a ser generalizada del uso de energía alternativa para disminuir la presión de las empresas de electricidad y gas principalmente, la solución de los problemas de salud, educación y otros formando comités autónomos para trabajar cada tema, pero en especial la constitución de emprendimientos productivos autogestionarios o también llamados atosustentables por parte de los cesantes, mujeres y jóvenes del barrio o localidad. La comercialización de los productos puede hacerse de forma directa hacia otros barrios o comunidades campesinas o mapuche en la forma de una red horizontal que permita al resto de la gente ver que es posible encontrar soluciones con las propias manos y en conjunto con algunos vecinos, ver que es verdad que se consigue ahorrar gastos y acrecentar el ingreso familiar. Los mapuche, pescadores artesanales, artesanos urbanos o rurales, campesinos, artistas y población en general podrán cambiar sus productos por alimentos y artículos de necesidad sin tener que buscar compradores para conseguir el dinero necesario para comprar ese mismo artículo, pero ese trueque de reciprocidad sólo es posible cuando se vayan conformando los comités de comprando juntos, las huertas barriales y emprendimientos productivos diversos, cuando la gente vea en funcionamiento estas redes de nueva economía, una economía barrial y comunitaria al servicio de las necesidades de las personas de carne y hueso, diferente de la economía de mercado que está al servicio de la acumulación de ganancias de los patrones.

Esos emprendimientos productivos pueden ser de alimentos, como huertas o elaboración de productos sobre la base de materia prima agrícola, entendiendo que una huerta de tamaño medio puede suministrar hortalizas y yerbas medicinales para varias familias. También puede ser la elaboración de artículos alimenticios con productos del mar, como la jibia, que ya ha sido traida masivamente a Santiago directamente por pescadores artesanales de Valparaíso a muy bajo precio y con la cual se pueden preparar empanadas, hamburguesas y una variedad de productos de consumo popular. También se pueden confeccionar ladrillos con tierra arcillosa y muchas otras modalidades que no requieren ir detrás de préstamos o subsidios que nunca llegan o sólo sirven para andeudarnos más, sino que se pueden iniciar con muy bajo costo o casi nada. Hay una lista enorme de productos que se pueden hacer fácilmente y experiencias de diferentes países de como hacer energía alternativa, construir una huerta comunitaria.

Lo importante es que se junten algunos cesantes, mujeres y jóvenes del barrio para dar inicio a esa actividad, para lo cual la Universidad Libre (unlibre@gmail.com http://www.ulibre.org ) otorga información de esas experiencias y metodologías, capacitación, asesoría y acompañamiento de forma gratuita o mediante una cooperación que puede ser un valor bajo a combinar o trueque de reciprocidad.

Si ese desarrollo de otra economía resulta positivo para los trabajadores activos, entonces es pertinente que entre ellos mismos se promueva que pueda divulgarse en su barrio esta modalidad de adquirir dinero para el hogar sin tener que salir a hacer filas o saltar como conejo de un lugar a otro para disputar espacios laborales que ya están ocupados, y menos agrediendo a otros de sus iguales, que pueden ser trabajadores que se matan entregando su vida al patrón para llevar algo a la olla.

También es positivo para los trabajadores activos esta economía alternativa en el sentido que puede disminuir el narcotráfico y la llamada delincuencia, lo que le permite tener en general un mejor pasar y disfrutar un barrio más amable. También aporta fuertemente a su bolsillo disminuyendo los gastos de su hogar, ya que perfectamente los sindicatos pueden promover las dinámicas de Comprando Juntos al por mayor o directamente a los productores, así como en su vecindad apoyar y participar en las huertas y otras iniciativas productivas.

Abrazos

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Coordinador
Red de Comprando Juntos, Producción Autosustentable y Economía de Reciprocidad
redeciprocidad@gmail.com
http://clajadep.lahaine.org