Marcos en Unión Hidalgo, estado de Oaxaca

08.Feb.06    Análisis y Noticias

Martes 7 de febrero de 2006

El tercer Diálogo Nacional baja la cabeza ante el plan de destrucción neoliberal, dice

Ofrece Marcos apoyo a campesinos opuestos a proyecto eólico de la CFE
Agreden a la caravana zapatista con una estampida de toros bravos en La Venta, Oaxaca

La Jornada

Unión Hidalgo, Oax., 6 de febrero. También en Ranchu Guabiña hace aire. Y mucho. Está donde el mar y el viento se juntan, en un sentido literal, telúrico, científicamente comprobable. Por eso el avance neoliberal ha puesto ahora los ojos en la región, y en capilla a los zapotecos del sur del Istmo y a los pescadores ikoots (huaves) de las lagunas. Y está a punto de destruir una región preciosa para México. Y nada menos que por su aire.

La otra campaña vino a encontrarse hoy con decenas de luchas de toda la región, de manera emblemática en el lugar donde nació hace poco un Consejo Ciudadano que pudo ser alternativa de gobierno (de forma de gobierno) y terminó en la cárcel: Unión Hidalgo (Ranchu Guabiña, en zapoteco). El subcomandante Marcos también habló en la plaza central de La Venta, después de recorrer las instalaciones de energía eólica que puso allí la Comisión Federal de Electricidad para uso de una empresa española.

Campesinos en resistencia contra el proyecto de energía eólica en el Istmo expusieron la complicidad del gobierno federal en favor de los intereses industriales de las empresas foráneas, y documentaron lo que significaría una barrera de aspas girando a todo trapo en la región zona de mayor tránsito sur-norte-sur del mundo. Sí, del planeta. No es figurado. Ya caen pájaros y murciélagos por millares en La Venta y La Ventosa, donde brotaron los nuevos molinos de viento. Decapitados.

Empresas hispanas como Gamesa e Iberdrola han encontrado el respaldo de las secretarías de Energía, Medio Ambiente y Reforma Agraria, además de la CFE, para levantar el muro de las navajas, una nueva frontera para el país. Toneladas de concreto destruirían los mantos acuíferos para sostener los molinos. Un pescador ikoot dijo: “Si los peces y las aves hablaran, ¿qué dirían?”

En seguida enumeró la contaminación de las escolleras de Salina Cruz, que ha cambiado las corrientes marinas y “ha matado las lagunas”. Aseguró que los pueblos ikoot dicen no al proyecto eólico en el Istmo y la barra de Santa Teresa. Se ha desatado una presión masiva y agresiva para que los ejidatarios arrienden 30 años sus tierras, a precios de risa, y desde ellas se genere electricidad para el mercado mundial. Así los dividen. Y los despojan. “¿Quiénes somos, quiénes son ellos?”, se pregunta el pescador, preocupado por la identidad, la cultura, la sobrevivencia de sus pueblos.

Más tarde, en Unión Hidalgo un joven ikoot, estudiante de bachillerato en San Mateo del Mar, dijo: “Esta tierra no es de nadie. Fue prestada a nosotros. Es un nido para un rato y después nos regresamos”.

“Convertir el aire en una mercancía”

Tras escuchar numerosas denuncias descriptivas del desastre casi inminente en el Istmo mexicano, el delegado Zero expresó a los pobladores de La Venta esta mañana: “Hace rato que fuimos allá donde están los molinos, recordamos una historia que se escribió hace más de 400 años, don Quijote de la Mancha, cuando un caballero andante y su escudero se enfrentaron contra unos molinos de viento y tuvieron una discusión sobre si eran molinos de viento o gigantes. El Quijote insistía en que eran gigantes, mientras que su escudero le decía que en realidad eran sólo molinos de viento. Y esto viene al caso porque 400 años después nos encontramos con que es cierto, eran gigantes, y que este gran sistema que nos está oprimiendo, matando y despojando de nuestras tierras y de nuestros bienes, ha hecho lo que parecía imposible, que es convertir el aire en una mercancía. Porque lo que nos han explicado aquí los compañeros es que detrás de esos molinos están los grandes gigantes de las empresas trasnacionales que quieren despojar de la tierra a los comuneros, ejidatarios y campesinos de la zona del Istmo”.

A los pobladores de La Venta les dijo: “Sabemos, gracias a su palabra, el plan de trampa y de engaño que están haciendo, y lo que van a destruir si instalan todos esos molinos de viento para poder vender energía eléctrica. Sabemos también que detrás del proyecto hay empresas trasnacionales de la altanera España, de Estados Unidos y de Francia. Esos tres grandes poderes extranjeros se han dirigido con desprecio, racismo y humillación a los habitantes de esta tierra. Ni siquiera los quieren informar, ni los toman en cuenta sobre lo que está pasando. Sabemos también que funcionarios del gobierno municipal, estatal y federal han evitado en todo momento informar directamente a la gente y responder a sus preguntas sobre ese proyecto.

“Sabemos que empresas que hacen el coyotaje del contrato están tratando de romper la unidad de la comunidad de estos lugares, tratando de conseguir que personas individuales les arrienden la tierra o se las vendan para instalar estos molinos. Sabemos también de la gran molestia que existe en todos los compañeros y compañeras de esta zona, porque desde un principio se ve que hay mal detrás de ese proyecto, porque no lo quieren hablar claro y además porque han empezado a dividir lo que hasta ahora estaba unido, la comunidad.”

El delegado zapatista volvió a un viejo tema: “A diferencia de hace 400 años, cuando una sola persona y su acompañante querían enfrentar a los molinos de viento, ahora es un pueblo entero, el del sur del Istmo, el que que se está enfrentando contra esto. Nosotros venimos a decir aquí, la verdad, que no están solos, compañeros y compañeras. Nosotros vamos a luchar con ustedes contra esos molinos de viento y contra todo el proyecto que quiere convertir el Istmo en una nueva frontera, el equivalente del Plan Puebla-Panamá, (que) es el plan transístmico de Andrés Manuel López Obrador”.

Aprovechando la presencia y participación en el acto de Fernando Amezcua, secretario del exterior del Sindicato Mexicano de Electricistas, el delegado Zero llamó la atención a este gremio, “a que recuerden una vieja enseñanza en los ranchos: el hombre acaricia el caballo para montarlo. Y a los trabajadores electricistas les están acariciando el lomo y prometiéndoles una tregua, sólo una tregua, en el proyecto de la privatización de la energía eléctrica, pero van sobre ella también. No se dejen engañar”.

A los indígenas dijo: “Hay que oponerse al proyecto eólico, unidos, como pueblos y decir no a ese proyecto y el gobierno a ver cómo le hace y las empresas extranjeras a ver cómo le hacen. Si ustedes dicen no a ese proyecto, nosotros vamos a estar con ustedes y no va a ser de palabra. Vamos a venir a movilizarnos y enfrentar juntos esos molinos de viento y ahora sí , no como hace 400 años, ahora sí los vamos a derrotar.

“Y quiero decirles que usedes llevan mano en esa lucha, que tal vez allá arriba, los más grandes se van a rendir o se van a vender o van a dudar y va a temblar su corazón, pero ustedes como jóvenes tienen que entender que lo que nos proponemos acá es cambiar ese final, donde gana el molino de viento y gana el gigante y tenemos que hacer que gane el otro. Y el otro somos nosotros. No una persona, ni dos, sino un pueblo. Queremos que sepan y lo lleven en su corazón: no van a estar solos el día que enfrenten esa lucha, vamos a estar con ustedes.

“Porque con el proyecto eólico, viene el proyecto de carreteras, de maquiladoras, de toda la destrucción de la zona del Istmo, del despojo de todas las tierras ejidales y comunales. Y ese proyecto no viene del PRI, ni viene del PAN, viene de aquél al que están cortejando para ver si sí les va a dar algún cargo o les va a dar alguna concesión y los va a destruir. El proyecto de allá arriba significa ni más ni menos la destrucción de los pueblos indios, de las organizaciones sociales, y de la tierra ejidal y comunal en el istmo de Tehuantepec.”

En un día en que también se reuniría en privado en Unión Hidalgo con numerosas organizaciones y grupos, empezando por el Consejo de Ancianos de Ranchu Gubiña, y se dirigiría a Juchitán y San Blas Atempa, Marcos concluyó en La Venta llamando a que “ese viento que ahora quieren convertir en mercancía los gobiernos y las grandes trasnacionales se convierta en un viento de rebeldía, aquí, donde el sureste cambia de nombre. No crean lo que está pasando allá arriba. Mírenlo con ojo crítico. Vean las propuestas de gobierno, vean quiénes las van a operar, traten de apartar un poco la vista de un color o del nombre de una persona. Vean el equipo y el proyecto de nación. Y van a ver que ese proyecto alternativo de nación al que ahora baja la cabeza, el llamado Tercer Diálogo Nacional, ese proyecto es el proyecto de continuación de la destrucción de nuestro país. Nosotros nos oponemos radicalmente a ese proyecto de destrucción, no importa que llegue con la pobre pintura de ser un proyecto progresista y antineoliberal. Es lo mismo”.

Provocación con toros

Antes del mítin en La Venta, el subcomandante Marcos fue a los molinos de la CFE, se encaramó en su camioneta y en sentido figurado los enfrentó. Y qué dijeron, la foto y ya. Miembros de la agencia municipal priísta de La Venta soltaron una estampida de toros bravos de entre los molinos monumentales. Los arrearon con violencia, a pedradas y latigazos, y los hicieron correr entre los carros de la caravana de La otra justo cuando Marcos salía de su vehículo.

Las pedradas no se reservaron a los toros. Fue una provocación. Uno de los más activos inconformes de La Venta contra los molinos recibió una pedrada cerca del ojo, que lo mandó al hospital. Y quien se la arrojó resultaba ser, además conocido priísta y promotor del negocio eólico, el pítcher del equipo local de beisbol.

No eran vacas, sino toros de grandes cornamentas. Y sus arrieros gritaban insultos contra la gente. Aunque les echaron los toros encima, curiosamente muchos de la caravana no se percataron de la agresión. No obstante, los opositores de los molinos de la CFE en La Venta anunciaron que demandarán penalmente por la agresión.

Los molinos del Istmo, donde el viento arrecia, no son alucinación quijotesca. La danza de los millones afloja instituciones y pueblos. Las preguntas son claras. Y la respuesta está en el viento.