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Experiencia universitaria comunitaria

05.11.10

Polis, Revista de la Universidad Bolivariana
Universidad Bolivariana
ub@ubolivariana.cl
CHILE
ISSN (Versión impresa): 0717-6554
2001
Bárbara Matus Madrid
CENTRO YUNGAY. EXPERIENCIAS DE UN CENTRO COMUNITARIO INSERTO EN
UN ESPACIO ACADÉMICO.
Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, año/vol. 1, número 002
Universidad Bolivariana
Santiago, Chile
Revista de la Universidad Bolivariana Volumen 1 Número 2 2001
Centro Yungay: experiencias de un Centro Comunitario inserto en un espacio
académico.
Bárbara Matus Madrid
*
“El Centro Yungay es un espacio formativo, transversal y abierto, que desde la universidad
potencia y acompaña a las comunidades locales en su desarrollo, promocionando el respeto a los
derechos humanos, la autogestión, la identidad y diversidad, resignificando desde esa práctica el
discurso y hacer universitario” 1.
La misión del Centro Yungay ha emergido con nitidez después de un tiempo de espera activa 2
de sus principales promotores al interior de la universidad. Esta espera activa devela un proceso complejo
de decantamiento de ideas, acciones, y recursos, aportados por diversas personas en las distintas etapas de
desarrollo por las que ha ido pasando la Universidad Bolivariana y el propio Centro Yungay. Sus
protagonistas han sido las comunidades cercanas y lejanas al barrio donde este se encuentra, alumnos de la
universidad y un creciente equipo de profesionales con motivaciones diversas y complementarias de
trabajo comunitario. Esta breve presentación pretende adelantar el proceso afectivo, y de compromiso, que
ha dado a luz a este espacio, y la actitud positiva con que algunos “bolivarianos” recibimos sus juveniles
pasos.
Fundamentos Teóricos y Reflexiones que originaron el Centro Yungay
Desde hoy, con el tiempo transcurrido, observamos varias vertientes pioneras de la idea de generar
un Centro Comunitario, los lineamientos principales tienen dos fuentes, la idea de dinamizar y aterrizar la
práctica universitaria a través de la interacción sistemática y permanente con la realidad donde se enfatiza
la consolidación y construcción de nuevos sujetos colectivos, en una práctica transformadora de quiénes
participan en el proceso, alumnos, docentes y comunidades.
*
Antropóloga, Encargada de Formación Comunitaria del Centro Yungay /Universidad Bolivariana
1
Texto correspondiente a la Misión del Centro Yungay, elaborado colectivamente por el equipo del centro en
octubre de 2000.
2
Tiempo de Espera Activa, es tomado de la palabra “Quercum”, voz nativa apropiada por los pescadores chilotas
para denominar un tiempo que reune a los distintos pescadores que buscan un lugar provisional y seguro para esperar
el paso del temporal, tiempo en el cual están alertas al cambio del tiempo y activos remendando sus redes y otros
utensilios.
Estas ideas se encuentran ya en el primer proyecto que promueve la creación del Centro: “El
Proyecto Centro Yungay se propone constituir un Centro de Investigación, Educación y Comunicaciones
sobre desarrollo y participación local, que preste servicios y apoye el desarrollo en primer lugar de la
comunidad barrial, conocida como Barrio Yungay, situada en el entorno inmediato de la Universidad
Bolivariana, y en segundo término, que vaya progresivamente extendiendo su accionar a otros barrios y
comunas de la ciudad de Santiago(…). En esta perspectiva la Universidad rediseñará su quehacer
educativo en base a Talleres de acción comunitaria. Esto es aplicable al conjunto de las actuales carreras”
(Jacques 1993: 1,2).
El mismo proyecto señala entre sus metas, al cabo de seis años de trabajo: “La comunidad barrial
recurrirá en forma habitual a los servicios prestados por el Centro Yungay: clínica jurídica, centro de
atención psicológica, biblioteca comunitaria(…) Del mismo modo la organización comunitaria del Barrio
Yungay se habrá densificado y fortalecido. Existirán diversos grupos expresando intereses particulares e
identidades diversas: clubes de adultos mayores, grupos ecológicos, talleres culturales, grupos de trabajo
con alcohólicos y con drogodependientes, grupos de animación infantil, etc. Se llevarán asimismo
actividades periódicas de carácter cultural: recitales, presentaciones, ferias, etc.” (Ibidem: 3).
Una segunda vertiente de reflexión que dará sentido al quehacer del Centro Yungay, tendrá que
ver con una reflexión acerca de los estilos tradicionales de construcción de conocimientos que se
practican en las universidades y la necesidad de plantearnos el desafío de transformarlos para hacer
coherencias con el pensamiento que inspira el proyecto institucional, en el sentido de participar en la
construcción de conocimientos contextualizados a los intereses, sueños y necesidades de las comunidades
concretas.
En este sentido, se plantea “consolidar, en el campo de las Ciencias Sociales, una práctica
universitaria innovadora que la identifique como una Universidad Extendida que articula la formación,
la investigación y la intervención sociocomunitaria en un modelo de educación superior orientado a la
transformación de las personas y el mundo. Para ello avanzará progresivamente en la construcción de
espacios físicos, organizativos, académicos, sociales y emocionales propicios para el aprendizaje activo
que comprometa al ser humano en las tareas de aprender a ser, aprender a comprometer, aprender a hacer,
aprender a reflexionar, en un clima de honestidad, transparencia, comprensión, respeto, afecto, optimismo
y responsabilidad. Se tenderá al desarrollo de experiencias formativas que tiendan a la superación de la
compartimentación de los saberes, progresando paulatinamente en la construcción de un modelo de
formación transdisciplinaria.
La Universidad Extendida se define como una red de conversaciones; en esta práctica
conversacional, convergente y multinivelada se encarnan los principios bolivarianos, se realizan sus
perspectivas y se institucionaliza una entidad del mundo actual en continua interacción con su entorno
inmediato, el barrio que habita, desde donde emanan desafíos que se constituirán en campos de
investigación e intervención sociocomunitaria” (Elizalde 1998: 2).
Una tercera vertiente inspiradora de las acciones del Centro Yungay, proviene de la
sistematización de la práctica, reflexión y retroalimentación que su equipo profesional, va acumulando y
perfeccionando a lo largo del proceso de constituirse como tal, reflexión que encontrará continuidad y
reafirmación con los fundamentos antes señalados. En este espacio, -el de la sistematización-, nos
detendremos para relatar la experiencia y significarla.
Reseña histórica del Centro
Como en todas las historias humanas, la idea de existencia de un Centro Comunitario comienza
con una manifestación material y objetiva, la adquisición de una casa que pudiera llamarse Centro
Yungay, desde la cual, y a través de sus puertas pudiera transitar la universidad y la comunidad,
coincidiendo ojalá en un caminar conjunto. Cuando la Universidad llega al Barrio Yungay, a fines de
1993, el requerimiento de las mallas curriculares de las carreras de Derecho y Psicología, hacían necesario
habilitar un lugar donde ocurriera la formación práctica. Al año siguiente, a través de un convenio entre el
Comité de Adelanto del Barrio Yungay y la Universidad, se establece en la sede de ese comité la Clínica
Jurídica y el Centro de Atención Psicológica de la Universidad Bolivariana, ofreciendo el servicio a la
comunidad circundante al comité, estableciéndose las primeras interacciones entre los alumnos de las
carreras antes mencionadas y la comunidad. La dimensión del servicio era modesto, tanto como primera
experiencia práctica, como por la cantidad de alumnos que en ese entonces cursaban los últimos años de
esas carreras. La atención en una casa prestada duró dos años, al cabo de los cuales estos servicios se
establecieron en la casa del Centro Yungay.
El proceso vivido hasta 1997 se puede denominar de instalación. Para 1998 se cuenta con
recursos humanos y de infraestructura mínimos como para realizar las tareas: coordinadores, secretaria,
los primeros registros estadísticos sistemáticos, y junto a ello el crecimiento, tanto del alumnado
disponible para estas prácticas, así como de la visibilidad de la comunidad y sus diversos requerimientos.
Cabe señalar, que durante los años 1996 a 1998, en el interés de ampliar la formación práctica a todas las
carreras que ofrece la universidad, se trabaja en diversas áreas de necesidad comunitaria con
microiniciativas de talleres, diagnósticos, y otras actividades, desde una estrategia de apertura del Centro
hacia las iniciativas que docentes y alumnos en una especie de voluntariado quisieran realizar, en la
medida que aquellas respondieran a un enfoque comunitario y pudieran contar con supervisión
responsable. Trabajan así, alumnos de antropología, economía, psicología y derecho, en lugares como La
Pintana, Conchalí, y el propio Barrio Yungay.
Otro antecedente importante en este período fue la instalación en el Centro Yungay de una
Biblioteca Barrial, adjudicada a través de un proyecto, y asociado a ella se desarrolló un proceso de
difusión de este servicio en la comunidad cercana, en los colegios, juntas vecinales y contactos con la
biblioteca del Departamento de Cultura dependiente del Municipio. Para finalizar el relato de esta etapa
de instalación, es importante rescatar que aparte de los servicios jurídico y psicológico, los trabajos
realizados se caracterizaron por responder a la articulación de recursos humanos voluntarios, sin una
asignación de recursos institucionales.
A modo de reflexión, este período tiene otras características, más allá de la instalación, fue un
tiempo de mutua observación entre comunidad y universidad, de puesta a prueba de las confianzas, de
registrar mentalmente las caras de unos y otros en un espacio donde la universidad es la recién llegada,
donde fue importante evaluar por parte de la comunidad si los cambios que trajo consigo la universidad al
barrio, tenían también un lado positivo. Esto último por cierto es algo que aún sigue en proceso de
construcción y significación desde ambos actores.
La Propuesta Actual del Centro Yungay
Desde 1999 en adelante, y en un proceso interno de gradual reconocimiento de su centralidad, se
ha ido equilibrando el financiamiento institucional del Centro Yungay, posibilitando la planificación y
ejecución de un proyecto actualizado de trabajo comunitario de múltiples dimensiones, que pretende
responder a una demanda externa e interna tanto cuantitativa como cualitativamente.
Para el equipo del Centro Yungay, más que una carga, es de tremenda importancia que el
proyecto institucional de la universidad contemple como lineamiento estratégico la intervención
sociocomunitaria, por cuanto ha posibilitado implementar una serie de iniciativas. Si bien, éstas son
coherentes con dicho proyecto institucional, en sí mismas significan la concreción de metodologías
innovativas que se orientan en un mediano plazo al perfilamiento del profesional bolivariano, iniciándose
así un proceso de impactos positivos, desde la perspectiva comunitaria, que se extenderán paulatinamente
a todo el quehacer de la universidad. Esto contribuye al posicionamiento que la Universidad Bolivariana
requiere para responder a los desafíos futuros que actualmente enfrenta la educación superior de nivel
global, entre otros, la educación permanente, el desarrollo de competencias para desenvolverse en
espacios de cambio permanente, la formación ética, etc. (Unesco, 1998).
Hoy, el Centro Yungay cuenta con cuatro líneas de trabajo. La primera es el Servicio Jurídico
diferenciado en tres grandes líneas de prácticas formativas de los alumnos: Servicio Jurídico Judicial,
Servicio Jurídico Comunitario y Servicio de Educación Jurídica.
La segunda línea de trabajo la constituye el Servicio Psicológico que cuenta con una línea de
realización de pasos prácticos diferenciados realizados por alumnos, en el ámbito de la atención individual
de personas de diversas edades y familias, y una línea de múltiples iniciativas de servicios psicológicos
comunitarios y organizacionales, también realizados por alumnos.
Una tercera línea es denominada de Gestión Ciudadana, la cual está diversificada en una sublínea
de Barrio y Ciudadanía, otra de Cultura y Comunicaciones y una tercera de Biblioteca Barrial. La
actividad de Gestión Ciudadana se orienta a potenciar la articulación permanente de actividades culturales
barriales, participando como Centro y Universidad en la red de instituciones y organizaciones barriales
locales. Esta participación dinamiza y difunde a la vez, los servicios del Centro en la red comunitaria.
Finalmente la cuarta línea de trabajo está vinculada con el Programa de Pedagogía Universitaria
dependiente de la Vicerrectoría Académica, consistente en la oferta de una malla especial de formación en
Desarrollo Comunitario para todos los alumnos de la universidad, desde segundo año en adelante,
estructurada en dos módulos formativos lectivos presenciales y voluntarios, cada uno con una duración de
un año y un número de pasantías de formación práctica, básicas y avanzadas. Una segunda iniciativa
formativa la constituyen las Becas de Investigación Acción destinadas a la ejecución de proyectos
comunitarios por equipos interdisciplinarios de alumnos de cuarto y quinto año de todas las carreras,
adjudicándose becas a dos iniciativas por año.
A partir del 2001 las cuatro líneas de trabajo del Centro se expresan en cuatro Programas
Temáticos, a saber: “Familia y Violencia”, “Barrio Patrimonio e Identidad”, “Juventud, sexualidad y
drogodependencia en la perspectiva de disminución del daño”, y, “Migrantes e Integración”. La Estrategia
para la articulación de Líneas de Trabajo y Programas Temáticos, contempla:
a) invitación al trabajo conjunto a organizaciones concretas que trabajen el ámbito temático; y
b) celebración de convenios con instituciones y organizaciones para la realización de pasantías de
formación práctica de los alumnos que participan en el CentroYungay.
Sistematización de la acción y opciones epistemológicas
En la lógica de la espiral ascendente de la sistematización: reflexión-acción- retroalimentación-
nueva reflexión, etc. (Velástegui 1996:1), la experiencia desarrollada en el Centro Yungay, responde a una
dinámica permanente de integración del diagnóstico, registrado en las atenciones cotidianas de los
servicios del Centro, con permanentes ejercicios de rediseño de las acciones, de manera de contextualizar
las prácticas de los alumnos, generando una sinergia positiva de atenciones adecuadas, construcción de
sentidos en la acción y la realización de aprendizajes significativos para alumnos y comunidades. En esta
dinámica el error no ha estado ausente, y darse cuenta del mismo ha sido una oportunidad para el
aprendizaje de todos.
Sin embargo, este desarrollo de las acciones del Centro debe reconocer expresamente, su intención
de trascender la mera acción, lo que nos lleva a reconocer los lugares desde los cuáles estamos
interpretando la dinámica cotidiana del trabajo con las personas. Nos define en las orientaciones e
intercambios del equipo profesional, el lugar de las ciencias sociales, y especialmente aquellos espacios
interdisciplinarios que permiten explicaciones más integrales del fenómeno social; de este modo
reconocemos en la epistemología de la complejidad y del sujeto una fuente de sentidos para hacer la
lectura de las problemáticas de las personas que llegan al Centro.
Por qué la epistemología de la complejidad es pertinente y adecuada al planteamiento del enfoque
comunitario? En gran medida es la realidad experimentada y relatada por las personas la que nos lleva a
buscar sentidos en explicaciones multiniveladas y no hegemónicas, que Bolle de Ball expresa muy bien al
señalar que las personas tienen “aspiraciones de reunión de sí mismo (identidad), de reunión con los otros
(fraternidad), de reunión con el mundo (ciudadanía). En otras palabras, de reunión psicológica, social,
cultural (o cósmica) y cognitiva” (1998:1). La reunión tan anhelada también se refleja en el
reconocimiento de la horizontalidad que implica vernos como sujetos.
Cuando decimos que optamos por una epistemología del sujeto estamos aludiendo al acto de
reconocer en cada persona y en los contextos sociales, la interacción o interrelación subjetiva, el valor de
la subjetividad como ordenadora del mundo (desde la experiencia). Asociado a ella, el reconocimiento de
la participación como único lugar desde dónde dar testimonio. La subjetividad también abre el camino al
reconocimiento de la singularidad, la particularidad, la diferencia, como lugar contrahegemónico. Otros
procesos derivados de la consideración de la subjetividad destacan la importancia del acto de comprensión
atribuído por una persona a un acontecimiento, como contrapartida al mero otorgamiento de causalidad.
Y, el tiempo historizado como medida para observar los cambios, en una persona, en una problemática,
en una comunidad de personas, etc. (Pourtois 1994: 108-118).
Complementa estos planteamientos epistemológicos la teoría del construccionismo social, que
reconoce la horizontalidad, la construcción de afectos y el valor del intercambio intersubjetivo como un
componente más del curso futuro que seguirá una determinada experiencia social , señala Gergen “el
conocimiento no es el producto de mentes individuales, sino del intercambio social” (1989: 169). Estas
fuentes epistemológicas, y otras no explicitadas aquí, tienen un elemento común, la devolución al sujeto
de sus potencialidades y capacidades de reflexividad y acción en relación con su situación social. Esta
“devolución al sujeto” es un reconocimiento de que en realidad siempre el sujeto se ha pertenecido a sí
mismo en la experiencia cotidiana, sólo que las voces de los discursos hegemónicos lo han negado hasta el
punto de la propia invisibilidad.
Reflexionar desde este enfoque nos lleva reconocer como estrategia transversal de nuestras
acciones al componente participativo y sus derivados, a saber, la promoción de la autogestión, de la
construcción de nuevos sujetos de derecho, individuales y colectivos, la asociatividad gestada desde
“abajo”, la autonomía y el empoderamiento de los colectivos y comunidades. Suscribir estos postulados
nos plantea un gran desafío: permear las prácticas pedagógicas de nuestra universidad hacia la producción
de sentidos, de coherencias en la comprensión integral y concreta de los seres humanos, desde ellos y para
ellos, incluyéndonos a nosotros mismos en ese proceso. Se trata de resignificar la operación de
abstracción de la reflexión académica, reinterpretando críticamente las mediaciones formales del “interés
académico” que opera por inercias múltiples, para ponerle al servicio de la construcción de sentidos para
seres humanos reales con reflexividad y potencialidades.
A modo de reflexión final podemos afirmar que el Centro Yungay recién empieza y le esperan
muchos desafíos, uno de los cuáles es un desafío cotidiano: encarnar las motivaciones e inspiraciones
paradigmáticas de quiénes nos desempeñamos en este espacio, en acciones formativas, eficientes,
sinérgicas y significativas para quiénes interactúan con nosotros.
Bibliografía
Centro Yungay (2000), Declaración de Misión, Documento de Trabajo, Universidad Bolivariana,
Santiago.
Jacques, Manuel (1994), Proyecto del Centro Yungay. Documento de Trabajo, Universidad Bolivariana,
Santiago.
Elizalde, Antonio. La Universidad Extendida, Documentos de Trabajo, Universidad Bolivariana, Santiago,
1998.
UNESCO (1998), La Educación Superior en el Siglo 21, París.
Velastégui, Gustavo (1996), El Educador Social en Europa, Ponencia sin publicar presentada en
seminario sobre el tema de la Universidad Complutense de Madrid.
Bolle De Ball, Marcel. citado en González Moena, Sergio (1999), “Notas para una Epistemología de la
Complejidad” en Visiones de la Complejidad, Universidad del Bosque, Bogotá.
Pourtois, Jean Pierre y otro (1994) Epistemología e Instrumentación en Ciencias Humanas, Hachette,
Barcelona.
Gergen, Kenneth (1989) La Psicología postmoderna y la retórica de la realidad, Senda, Barcelona.


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