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Un zapatista en la ciudad

25.11.10

Un zapatista en la ciudad

Diario Los Andes, Perú
Escribe: Aldo Santos | Opinión - 19 nov 2010

La selva Lacandona huele a café, a maíz, a hierba fresca, a rebeldía y zapatismo; por su parte la ciudad de México tiene una mezcla de ruido, smog y miedo, es que México ha cambiado vertiginosamente en los 10 años en los que Noé vivió entre las recónditas comunidades de Chiapas, allí confundido entre la vegetación, las comunidades autónomas zapatistas y el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), buscó su propia revolución, aquella que seguramente gestó, mientras estudiaba en la Universidad Autónoma Metropolitana y esperaba impaciente las reformas que nunca llegarían.

Cuando regresé a la ciudad de México “Tenía miedo hasta para cruzar las calles”, me dice. La selva de cemento no es la misma que la de Chiapas y Noé es uno de los tantos y tantas jóvenes que llegaron a Chiapas cautivados por el proyecto de liberación, autonomía y justicia social que propugna el zapatismo o el encanto de una ciudad que como San Cristobal de las Casas, se divide entre el desprecio, la simpatía o el desinterés respecto del movimiento zapatista.

“Los compas”, que es como cariñosamente llaman a las mujeres y hombres de las comunidades que se han adherido al movimiento zapatista, sostienen desde 1994, un proyecto de autonomía y auto sostenibilidad que los ha llevado a renunciar a cualquier tipo de subvención o intervención estatal en sus comunidades, y en ese tránsito de la lucha por su autonomía han recibido también, el apoyo de cientos de mexicanos y movimientos sociales del resto del mundo.

El proceso zapatista, lleno de aciertos y desaciertos seguramente, se ha convertido para muchos en la esperanza de un México y un mundo diferentes, es por ello que jóvenes como Noé, lo han dejado todo para sumarse a esta causa que tiene tanto de incierto como de práctico; por lo menos eso me dejan entender luego de conversar con algunos de sus adherentes.

“Fui por unos días y me quedé”, dice un despreocupado Noé, mientras empuña la única arma que ha empuñado y disparado en su vida de revolucionario, una video cámara con la que ha emprendido varios proyectos audiovisuales documentando las diferentes reivindicaciones de los movimientos sociales a lo largo y ancho de México, él junto a otros y otras documentalistas, artistas, intelectuales y académicos acompañan lo mismo las reivindicaciones de un sindicato en el Distrito Federal que las demandas de los familiares de las víctimas de la masacre en el lejano poblado de Acteal.

Son, en cierta medida, los promotores mexicanos de lo que algunos conocen como “documental social, otros como documental de movimientos sociales o documental militante, yo me quedo con documental social”, me indica Noé que, con 42 años encima, ha vuelto a la “ciudad interminable”, a la ciudad de México, para seguir con la causa que emprendió la década pasada en la lejana selva Lacandona y hoy como parte de la trupé Son pa’ llevar, inaugurando un nuevo proyecto que ellos mismos denominan como “documental de bolsillo”.

¿Qué es eso del trupé y el documental de bolsillo? Pues la trupé agrupa a videastas, documentalistas o entusiastas apasionados de la música, quienes han conformado el proyecto Son pa’ llevar, en palabras de Noé: “con documentales cortos de intervención musical en espacios públicos y privados”. Una manera bastante novedosa de acercar el arte a la calle, a la web, pues “se graba en una sola secuencia; nos oponemos a la propiedad individual del arte, por ello nos basamos en las licencias Creative Commons”, me informa.

Son pa’ llevar (1) es la nueva batalla de la revolución que ha emprendido Noé y “la banda” de artistas que acompañan la nueva travesía del zapatista en la ciudad. Para ellos el arte es, en gran medida, acaso el mejor fusil para lograr una sociedad más digna, en una tierra que como México, está tan llena de contradicciones y donde la inequidad continúa siendo una pesada carga que las sucesivas revoluciones no lograron resolver.

(*) Para mayor referencia sobre el proyecto Son pa’ llevar, visiten el blog: http://sonpallevar.blogspot.com/


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