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Salud.
Gracias por escribirnos y por interesarte en nuestra Minga de Trabajo Voluntario, que como podrás ver en el texto del tipo de trabajo voluntario que está en un enlace un poco más abajo, se trata de efectuar talleres y actividades de construcción como huerta y más, entre voluntarios y vecinos, escapando al paternalismo de los “foráneos”. La idea es que quede allí funcionando de manera propia por parte de los vecinos una serie de iniciativas que puedes ver en el programa, por lo que no sólo vas a ver el contenido de varios talleres, sino podrás ver como viene o no el vecino, como se enlaza en diálogo protoactivo y constructivo con sus propios vecinos y voluntarios, si adquiere o no rasgos de autocomprensión de que está saliendo del encierro del individualismo interactuando con los otros y desplegando iniciativas de creación, imaginación, participación, en fin. La idea no es repatir la receta de la socialización, sino descubrir nosotros mismos los caminos y lenguajes que la misma gente descubre y recorre al tiempo que martillamos con ellos para hacer las mesas y bancas del comedor.
Las asambleas vecinales argentinas surgen espontaneamente de la potencia de la multitud misma, sin desconocer que en muchísimas partes habían activistas que veían allí el terreno abonado para sembrar la semilla que tenían guardada en un frasco pero que arrojaban para acá y para allá muchas veces cayendo en tierra árida. Al fin aparecía algo donde poner esa simiente, sin embargo no percibieron que surgían por todas partes nuevas semillas de frutos desconocidos, nuevas subjetividades, nuevas sensibilidades que parecían derribar las camisas de fuerza que cada uno nos ponemos y permitían brotar los elementos instintivos y atávicos de la comunidad, aspectos que no podían ser capturados por la razón para estructurarlos de algún modo, sino que debían crecerse libremente desplegando sus propios pinceles y trazos.
Gracias, hermanos argentinos, ustedes nos permitieron ver que el instinto más limpio y rico que no ha conseguido eliminar la sociedad del poder, se brota por todas partes y que está ahí agazapado esperando su momento de extender sus lazos hacia el otro, por lo que no es posible hacerlo en planos individuales o separados, sino que hay que estimular los encuentros para que evadiendo el lenguaje, la lógica, las opciones y la racionalidad instrumental, esos recuerdos genéticos se puedan estirar como un gato durmiendo y sacudiéndose ver al otro haciendo lo mismo e inventar desde lo ancestral nuevas maneras de entender como tenemos que hacer juntos las cosas cotidianas.
Es eso, hermano, si estamos próximos, podrás contribuir con tu simple mirada, si no es así, te deseamos lo mejor.
Jaime Yovanovic (Profesor J)
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