“Bombardean” Buenos Aires con semillas para recuperar espacios descuidados
Buenos Aires, (EFE).- Mientras buena parte de los porteños huyen u optan por la siesta para guarecerse del agobiante verano de Buenos Aires, un grupo de activistas toma las calles por las tardes para plantar “bombas” de semillas con las que esperan recuperar terrenos baldíos.
Las actividades del grupo Articultores quizá supongan una réplica ecológica a la canción de los ‘80 “No bombardeen Buenos Aires”, del rockero argentino Charly García en alusión a la guerra de 1982 con el Reino Unido por la posesión de las islas Malvinas.
Los miércoles y los sábados, los componentes de este particular “comando” se reúnen para tirar racimos de “bombas” de semillas con las que buscan recuperar “terrenos que están baldíos”, o “canteros abandonados” en Buenos Aires, explicó a Efe Judith Villamayor, la coordinadora del grupo.
Su número es variable, aunque suele rondar la quincena, y sus incursiones no se suspenden ni por el calor ni por la lluvia.
Las “bombas” vegetales que arrojan estos “soldados verdes” siguen el método de reforestación ideado por el microbiólogo japonés Masanobu Fukuoka, que consiste en envolver las semillas con una mezcla de tierra y arcilla en polvo.
De esta manera, las semillas quedan protegidas de los animales y de las inclemencias meteorológicas. La probabilidad de éxito en la germinación de las plantas es un 20 por ciento superior respecto a los sistemas de siembra directa, comentó Villamayor.
Cada “bomba” contiene “mucha cantidad, mucha variedad de especies” vegetales, por lo que aumenta la probabilidad de que “alguna siempre sobreviva”, apuntó.
Esta es “la mejor técnica para recuperar tierras desertificadas por el hombre”, aseguró la coordinadora de Articultores tras asegurar que “cualquiera puede armar esta guerrilla huerta”.
Precisamente, uno de los objetivos de los “ataques” es el fomento de la “soberanía alimentaria”, y los activistas recolectan los zapallos, las acelgas y las rúculas, entre otras verduras que han hecho crecer en la ciudad, rodeadas de asfalto y cemento.
El “comando verde” disemina aquellas especies que mejor resisten en este medio tan hostil para la vida vegetal, incluso “sin riego”, ya que son capaces de crecer únicamente gracias a la alta humedad de la ciudad de Buenos Aires.
También cultivan porotos, quinuas (cereal del altiplano suramericano) y otras especies autóctonas.
Una vez preparadas las “bombas” de semillas, los “comandos” las dejan secar un par de días y después salen a “hacer ataques en los alrededores” de su “cuartel general” del barrio de Once, señaló Villamayor.
La “guerrilla huerta” de este barrio, en la zona centro de la ciudad, trabaja también en la “inclusión de los inmigrantes”: la siembra ayuda a disminuir la “diferencia social en un punto en el que no hay tanta diferencia, que es el cultivo de huertas”, subrayó la coordinadora de Articultores.
La estrategia de bombardeo con semillas tiene también militantes en el barrio de San Telmo, uno de los más antiguos de Buenos Aires, en otras ciudades argentinas como La Plata, Córdoba o Bahía Blanca, en el madrileño barrio de Lavapiés y en urbes brasileñas y chilenas.
En Buenos Aires, que tiene 200 kilómetros cuadrados de extensión y 2,8 millones de habitantes, esta táctica no persigue fines estéticos sino que es fruto de “una apuesta por la autogestión alimentaria y la preservación de las especies autóctonas”, matizó Villamayor.
Al mismo tiempo se incentiva la participación vecinal, la integración de los inmigrantes y el desarrollo de la “cultura libre”, enfatizó.
A la iniciativa -que cuenta con la colaboración del Centro Cultural de España en Buenos Aires, entre otras entidades- se suman habitualmente vecinos de otros barrios de la ciudad que después organizan “células” en su propio entorno.
“No es necesario meternos en la propiedad privada, no hacemos nada que sea nocturno o ilegal”, aseguró Villamayor, que abogó por una reflexión sobre el concepto de “propiedad pública”.
Los “guerrilleros verdes” se sirven además de las nuevas tecnologías para dinamizar su movimiento: sitúan los lugares en los que llevan a cabo sus acciones sobre un mapa en su página web, publican en la red las fotografías de sus incursiones y utilizan las redes sociales para arengar a sus militantes.
“Explotemos la ciudad con fiebre verde”, reza uno de sus mensajes en la red Twitter, en contraste con la estrofa “no bombardeen Buenos Aires/no nos podemos defender/los pibes de mi barrio/se escondieron en los caños” de la canción escrita y entonada por Charly García en alusión a la guerra con los británicos en las Malvinas, que dejó un millar de muertos, la mayoría argentinos.
Nota de Clajadep:
Hermosa iniciativa, digna de ser reproducida, sin embargo cuestionamos que tengan que apoyarse en la embajada espanola.