Mineras canadienses dominan el 14% de territorio centroamericano, ocasionando daños a los recursos naturales.
David Pérez
Redacción Diario Co Latino
“Están despojando a las comunidades de sus recursos naturales, el agua de uso doméstico y cotidiano la dejan envenenada en diques de minas que persistirán miles y miles de años dejándonos, los dueños de las empresas mineras, daños irremediables en el medio ambiente”, refirió Julio González, miembro de una de las comunidades afectadas por la explotación minera en Guatemala.
Ese es el diario vivir de centenares de poblaciones centroamericanas que habitan en territorios cercanos a la exploración o explotación minera. Por ejemplo, en proyectos como “Cerro Blanco” en Guatemala, los niveles de violencia y de enfermedades se han incrementado, lo que desemboca en pobreza y desigualdad social.
Lo anterior es concluido por el Centro Sobre Investigación y Comercio (CEICOM), el que en coordinación con el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL) realizó el foro: “La minería metálica y la criminalización a la resistencia anti minera en Centroamérica”.
Existe un “interés desmesurado” por parte de las mineras por obtener territorio con grandes cantidades de oro, plata, cobre y zinc, para posteriormente explotarlo.
En los últimos 10 años el precio del oro ha incrementado en cerca del 300%, dejando en claro la importancia que tiene para las empresas de este rubro acaparar su producción y comercialización, actualmente la onza de oro se cotiza por encima de $1400.
La mayoría de mineras que se encuentran en suelo Centroamérica son de capital canadiense, existiendo cerca de 400 concesiones para dichas empresas a través de diversos proyectos.
Asimismo, el interés de la industria minera por obtener territorios explotables los lleva a crear estrategias, lo que incluye tratados de libre comercio (TLC), tráfico de influencias en gobiernos, construcción de andamiajes jurídico legales, violación a los derechos de las comunidades, y criminalización y asesinato de líderes comunales.
Ejemplo de esto son los cinco ambientalistas asesinados en El Salvador, represión y encarcelamiento para indígenas en Guatemala y las luchas populares en Costa Rica y Panamá son un claro ejemplo del enfrentamiento entre las mineras y la población.
“Estamos enfrentado una estrategia de las empresas mineras por reprimir la resistencia y la lucha de la población que se traduce, no solo en amenazas y violaciones a las comunidades, sino que llega hasta el asesinato”, explicó Benjamín Ramos, de CEICOM.
Desarrollo es solo para los empresarios dejándonos daños irremediables en suelo y en el recurso agua.