¿Izquierda v/s movimientos sociales?
El fin del ciclo de la propuesta de Marta Harnecker
Por el Profesor J
Diversos autores han escrito y llamado la atención sobre la distancia que se ha abierto entre izquierda y movimientos sociales.
Marta Harnecker dio línea al escribir sobre la izquierda política y la que llamó izquierda social. El EZLN consiguió articular ambos conceptos hablando de la izquierda de abajo mediante la voz de un fuerte movimiento de pueblos originarios. La Conaie en Ecuador, agrupación de las tres grandes federaciones indígenas de ese país, ha hecho un partido político y participado en gobiernos, elecciones y alcaldías. Y como esos hay muchos ejemplos.
Algunos partidos de izquierda formaron la Vía Campesina y algunas organizaciones se negaron a participar conservando la autonomía, tal fue el ejemplo del zapatismo, que prefirió seguir desarrollando vínculos horizontales con decenas y decenas de movimientos, comunidades y agrupaciones de todos los estados mexicanos antes de sumarse a una instancia dirigida desde corrientes partidarias.
Las organizaciones argentinas de la Vía Campesina tuvieron un vuelco más hacia la autonomía social con la incorporación del Movimiento Campesino Indígena, que cuenta con organizaciones con seria experiencia de horizontalidad y autonomía como la UST de Cuyo y el movimiento Giros de Rosario, declarados simpatizantes zapatistas. Antes de entrar estos colectivos las organizaciones seguían las directrices del MST de Brasil formando sus cuadros en las escuelas de esa agrupación, con lo que llegaron a constituir el Frente Popular Darío Santillán, seguidor de las ideas de Harnecker, que subordinó a decenas de colectivos que aún estaban en proceso de maduración y de formación de autoconciencia de sus posibilidades autogestionarias.
¿Cuál es la orientación de Harnecker que influyó en el MST y en el Frente Santillán, así como en el movimiento Surda de Chile?
Esta autora, formada en la escuela estatista del llamado marxismo estructuralista de Althusser, diferencia por una parte los movimientos y organizaciones sociales y populares, y por la otra a los partidos y destacamentos de izquierda guiados por el principio de la toma del poder para instalar el socialismo, llegando a la conclusión de que deben estar juntos, pero dirigidos por la izquierda política, es decir, la vanguardia, que debe subordinar al resto para concitar el apoyo y la adscripción a la necesidad de dirigir los procesos de cambio desde el estado revolucionario. El movimiento se forja desde las necesidades, identidades y reivindicaciones de los de abajo, que son llevados a confiar en que el destacamento de vanguardia podrá satisfacer los requerimientos populares si accede al aparato del estado, único lugar desde donde pueden darse soluciones a las necesidades populares. La acción reivindicativa es llevada a movilizaciones y actos potentes que puedan foguear el espíritu de lucha, que permitirá el reclutamiento de los más combativos y el convencimiento generalizado de que hay una alternativa mejor de administrar la cosa pública, que son justamente los políticos profesionales de esos partidos políticos de izquierda, revolucionarios o reformistas, así puede tomarse el aparato que determina ciertos niveles de distribución hacia los más pobres sumándolos al apoyo de ese gobierno.
La conclusión de Harnecker deja muy mal parados a los movimientos, pues simplemente les otorga el rol de base de sustentación de gobiernos progresistas, lo que sucedió con el MST de Brasil, cuya base de sustentación propia fue reducida en una tercera parte mientras el gobierno Lula entregaba canastas de alimentos a los nordestinos mediante el Plan Hambre Cero, llegando a distribuir alrededor de dos millones de esas canastas mensuales, lo que se mantiene hasta el día de hoy sin otorgar soluciones ni posibilidades reales de alimentación a esa gente, convitiéndolos en un público electoral dependiente y aún cautivo. La creciente dinámica de incorporación de extensos sectores sociales a la lucha por la tierra, la vivienda y otras, llegó a amenazar seriamente la estabilidad del modelo, por lo que el capital apoyó la alternativa conciliadora del PT. Cada canasta no puede costar menos de 10 dólares cada una, por lo que la clase dominante se ha dispuesto a seguir soltando esos 20 o más millones de dólares mensuales a sabiendas de que van hacia la domesticación social. La rendición del MST, que durante 9 años no ha desarrollado ni siquiera una acción de recuperación de tierras como hacía antes con gran apoyo de la población en general, sino apenas una que otra acción propagandística contra la soja transgénica, si bien ha consolidado su cada vez más pequeño núcleo duro de cuadros fogueados para la lucha, ha significado la división de las organizaciones del campo, que hoy se cuentan por decenas y decenas, cuando antes eran sólo seis, el fin de la reforma agraria, ya que Lula no ha instalado ni un solo asentamiento, el avance sostenido de la gran burguesía agro-exportadora, la disminución de las luchas sociales y sindicales en las ciudades, habiendo caido el índice de huelgas a límites increibles.
Tanto ha sido el daño de haber limitado la acción de los movimientos a los intereses partidarios, que ya es imposible ocultarlo y el propio Rebelión, órgano web de izquierda, uno de los más visitados en lengua castellana, ha tenido que publicar un extenso análisis que desnuda el papel del MST, con lo que de carambola se efectúa una seria crítica a las tesis de Harnecker. Hay que señalar que ninguno de los dirigentes nacionales del MST es autónomo, sino que son militantes, casi el 90% del PT y el resto de partidos “aliados” en la máquina.
Los dirigentes de Clacso han tomado partido por el ataque a las posiciones divergentes de quienes apoyan la autonomía de los movimientos sociales, en especial el anterior secretario general, Atilio Borón, que lanzó internamente su texto contra el libro de John Holloway “Cambiar el mundo sin tomar el poder” mediante el abuso de poder, esto es, utilizando descaradamente los recursos e infraestructura de Clacso para difundir rápidamente a miles de intelectuales, investigadores y profesores su postura temerosa y contraria a la de Holloway, y Emir Sader, actual secretario general de dicha organización, que escribe en Rebelión artículos donde ataca fuertemente la autonomía. Casualmente (es un decir) Sader apoya al MST y al gobierno del PT. Todo está imbricado.
En el caso de Venezuela, las ideas de Harnecker llevaron a la necesidad gubernamental de formar el partido único, tratando por todos los medios de someter a la población a esa propuesta. Serias dudas manifiesta al respecto Roland Denis, que había sido nominado Viceministro del Poder Popular e intentó que los órganos barriales y populares desarrollaran una mayor autonomía respecto de la dependencia al partido único y al estado. Sus textos son verdaderas aulas de como operar esa autonomía en la base manteniendo el apoyo al proceso revolucionario. Sin embargo no duró mucho en el cargo y ahora hay un firme chavista que no entiende nada de poder popular, pero si de disciplina, verticalidad y autoritarismo. Para esas corrientes siempre va a ser más importante la máquina que la población. Se entiende que sus mentores soviéticos se hayan desmoronado sin pena ni gloria.
Los campesinos venezolanos fueron más difíciles de domesticar, digo de concientizar y subordinar al plan Harnecker. Tanto era así que hubo que pedir auxilio al MST de Brasil, especialista en ello. Así cinco meses antes del Forro Social de Caracas llegan decenas de cuadros del MST a instalarse durante cuatro meses entregando “cursos de formación” a dirigentes y mandos medios del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora, que se había caracterizado por tomas de tierras y una fuerte oposición a la derecha, defendiendo al gobierno de Chávez pero desde posturas más autónomas. Finalizada la “concientización” y ya de regreso a su país los educadores del MST, el Frente Zamora solicita su incorporación al partido único de Chávez. Las palabras están de más, los hechos hablan por si solos. Chávez tiene una deuda con el MST, así hacen política y contubernios por arriba. Para eso quieren “dirigir” a los movimientos sociales.
En Bolivia, la situación está muy próxima a la ingobernabilidad, ya que después del gasolinazo, que concitó enorme oposición popular, ahora ya tenemos 10 días de Huelga General convocada por la COB por aumentos salariales y otras necesidades. Apoya la huelga la poderosa Federación de Juntas de Vecinos de la ciudad del Alto, prácticamente la que ha tumbado gobiernos y puesto a Evo en el gobierno. La coordinadora nacional para el cambio, que agrupa asociaciones dirigidas por el MAS y algunas autónomas, ha decidido salir a la calle a enfrentar la huelga. Hace falta el MST de Brasil para domesticar a los “revoltosos”.
La COB está dirigida por sectores troskistas, algunos otros sectores políticos de izquierda, por indigenistas o simpatizantes de ellos y autónomos. Firmes en la huelga están los mineros y las poderosas federaciones regionales de maestros. Sin embargo se han plegado sectores independientes de diferentes rubros, los poderosos fabriles de Cochabamba, conocidos por su dirigencia simpatizante del zapatismo mexicano, el Movimiento Sin Tierra, que no ha podido ser cooptado por el MST brasileño, así como la más importante agrupación indígena, la Confederación Nacional de Ayllus y Markas del Qollasuyu, Conamaq, decidió rechazar la propuesta de la coordinadora del cambio para salir a enfrentar a los huelguistas.
Los aumentos salariales en los últimos años han sido destinados a la administración pública, a los trabajadores de empresas estatales y a los militares y policías, manteniéndose congelado el sector de trabajadores de empresas privadas por la necesidad del go bierno de “negociar” y contentar a la patronal, lo que sólo ha terminado favoreciendo el reagrupamiento de la derecha. Muy injusto, anómalo y poco ético ha resultado el plan del MAS de contentar a la burocracia del aparato administrativo y represivo elevando sus ingresos por encima de los demás trabajadores. La estrategia es debilitar la capacidad negociadora de los dirigentes de la oposición popular, mostrando que si la gente se pliega al MAS, podrá obtener mejores salarios. Pero esa sucia política sólo se sostiene cuando se trata de pugnas entre partidos que disputan los hilos de las marionetas. No funcionan cuando la autonomía, la asamblea, la horizontalidad y el mandar obedeciendo se establecen o rescatan como práctica social. Vaya usted a Google, haga el ejercicio, escape de los periódicos de su tendencia, coloque Bolivia y luego clique arriba en noticias. Vea como cada día diferentes organizaciones sociales y comunitarias se pliegan al apoyo a la huelga y que la derecha está muy callada, esperando que se debilite el gobierno, ojala sin que eso signifique un fortalecimiento de las autonomías y capacidades territoriales. Pero no pueden tener en consideración que cuando las marionetas rompen los hilos, ya no hay sociología, administración ni represión que haga volver a las ovejas al redil. He ahí la garantía del cambio, cosa que interesa poco a la vieja izquierda burocrática enceguecida por el apetito de poder
Recordamos que el gobierno de Allende en Chile hizo concesiones a la patronal y a los militares para “evitar” el golpe que ya estaba programado y financiado desde antes de asumir el gobierno. Poco va a conseguir Evo si no negocia con los trabajadores, ya que planteó una mesa de negociaciones con algunas personas, pero que él ni iría, a lo que los huelguistas respondieron que querían discutor con él, ya que esos nominados no podría tomar decisiones. En estos días están aumentando las acciones callejeras, bloqueos y dinamitazos en las calles, así como la incorporación de nuevos actores a las dinámicas de huelga y bloaqueos.
¿Que eso es lo mejor para Evo? Claro que no, sin embargo no hay que esperar otra cosa, ya que la vieja manera izquierdista de dirigir subordinando a los movimientos está un tanto difícil en la época actual, por más que argumenten y escriban constantemente y por todos lados Harnecker, Borón, Sader y cohorte. Poco a poco van surgiendo nuevas voces desde esos mismos movimientos y desde algunos intelectuales que han conseguido mantener la ética y la dignidad saliéndose del círculo de hierro de la nomenklatura de Clacso y allegados.
En Ecuador, Correa ha decidio lanzar toda la carne en el asador y levantó un plebiscito que divide por una parte los intereses del gobierno y por la otra las necesidades planteadas por el movimiento indígena y otros sectores sociales. Se ha lanzado a una campaña más fuerte que la electoral visitando regiones e inaugurando obras. En Cotocachi en un gimnasio varios alcaldes gobiernistas juntaron algunas decenas de personas, lo que fue reconocido por los medios informativos del gobierno, que ni se atrevieron a inventar que fuesen “cientos”, sin embargo el corresponsal de Prensa Latina noticia que se trataba de miles, lo que fue reproducido en grandes titulares en el Granma y demás medios cubanos. Hay que tener más cuidado con el manejo de la información, pues se aproxima a una línea de cuerda floja donde pende equilibrándose peligrosamente la ética.
Ningún partido ha podido penetrar a la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Conaie, la que eligió nuevos dirigentes en su último congreso la semana pasada. Sin embargo, por arte de magia, surgen nuevos dirigentes repitiendo acciones divisionistas que el gobierno de Gutiérrez había impulsado para conseguir quebrar a la Conaie, el gran objetivo de la clase dominante, los partidos políticos y los militares de ese país. Nadie duda que hay mano negra del gobierno Correa, que de varias maneras esta atacando a los movimientos autónomos para subordinarlos, ya que no ha podido invitar al MST de Brasil para que le haga la tarea que bien hizo en Venezuela y Argentina. Este nuevo dirigente se postuló dentro de las elecciones de Ecuarunari, la agrupación de comunidades indígenas de la Sierra, que reune quechuas, otavaleños y varios más y había sido alcalde, sin embargo obtuvo menos de la cuarta parte de los votos contra el otro candidato, que fue nominado entonces por Ecuarunari para ir a disputar la presidencia con las demás agrupaciones de la Conaie. Sin embargo en el Congreso, este personaje quiebra el encuentro y se retira con unos pocos dirigentes que le siguen, pongamos que menos de la décima parte de los delegados, o menos aún. En realidad una parte ínfima, que sin embargo fue aprovechada por el gobierno para volver a la carga contra la Conaie encendiendo titulares del división, quiebre, etc. al interior de su fantasma.
La izquierda continental que ha alcanzado o aspira a llegar a cargos institucionales, o sea, la izquierda de arriba, que se ha distanciado de los movimientos, aplaude a rabiar cualquiera medida de Correa, Chávez o Evo, ya que necesitan esa propaganda de mostrar a la población que efectivamente la solución es confiar en los burócratas buenos, sin embargo hacen un flaco favor a los procesos de cambio escondiendo o aún atacando la autonomía social. Por ejemplo hasta el día de hoy la izquierda chilena ansiosa de seguir en los gobiernos y la llamada extraparlamentaria que se vende al mejor postor para colocar en el parlamento tres diputados con votos ajenos, desconocen y tratan de ocultar en vano la enorme presencia de los cordones industriales, consejos comunales campesinos y redes horizontales de campamentos urbanos de pobladores sin casa durante el período de Allende, que crecían de manera sorprendente en todas partes convocando a la población a la autoorganización y a la construcción de capacidades locales de economía popular y contención del golpe que se veía venir. Fue una especie de pugna de arriba hacia abajo, ya que desde abajo había una clara conciencia de la necesidad de defender al gobierno, pero no de subordinarse a las negociaciones y conciliaciones con la patronal y los militares. Sin embargo los partidos de izquierda en el gobierno necesitaban dar muestras a sus interlocutores de que efectivamente “controlaban a las masas”, pues de otro modo pierden el rol de negociadores, con lo que resolvieron aumentar la represión contra el movimiento campesino e indígena que ocupaba una hacienda tras la otra detrás de la consigna “nadie nos trancará el paso” y acusar a los marineros que se organizaban para defender al gobierno, con lo que legitimaron la tortura en su contra. Todo ello jugó a favor del golpe, pero a esa izquierda no le preocupó mucho y se sacó a los críticos de encima formando un destacamento armado en el cual podrían satisfacer su espíritu contestatario dejando en paz a la vieja nomenklatura del que llegó a ser el tercer partico comunista más poderoso del mundo y hoy día es la máquina más repugnante de negociación y conciliación con el sistema, obligando a salir de allí a una tras otra capa de militantes, como una cebolla descarcarándose. La cantidad de grupos, colectivos y tendencias salidos del PC chileno dan para una enciclopedia, en tanto las nuevas maneras de expresarse la izquierda revolucionaria y la izquierda de abajo desarrollan referentes más contestatarios donde destacan las variadas tendencias y grupos en que se dividió el MIR o colectivos que desarrollaron otras líneas a partir de su experiencia, llegando a ser viejos militantes miristas los fundadores del movimiento Surda, que se fusionó con sectores salidos del PC para dar nacimiento al Partido Igualdad, que traer muchos elementos innovadores, pero manteniendo grandes simpatías por la estrategia Harnecker de dirección del movimiento social desde la izquierda politica que administrará el poder. Así los colectivos provenientes de la experiencia mirista y provenientes de la Surda, han ido creciendo de manera sostenida en centros de estudiantes y federaciones estudiantiles disputando entre ellos y con el PC la conducción de las dinámicas más contestatarias de las universidades y colegios. Un sector de jóvenes autónomos han sido atraidos hacia organizaciones anarquistas, que por su vez desarrollan dos líneas de trabajo, una más vanguardista, que disputa militancia a jóvenes libertarios plataformistas, y otra más social, que abre bibliotecas y centros culturales junto a la población. Estos últimos han podido contribuir a la expansión del sentimiento autónomo entre la juventud y los estudiantes, en cambio los otros dos primeros aparecen más como parte de la disputa de corrientes.
Hay que destacar que en caso chileno algunas organizaciones sociales actuales han avanzado hacia una concepción más autónoma desprendiéndose de los lazos partidarios, aunque bombardeados por los más variados grupos que aspiran a conectarlos a sus orgánicas. El movimiento mapuche basado en sus tradiciones es la mejor expresión de vida comunitaria autónoma que puede verse en estos territorios.
Sigo en una segunda parte luego.
Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto
Profesor J
profesor_j@yahoo.com