Clajadep :: Red de divulgación e intercambios sobre autonomía y poder popular

Imprimir

Autonomías en movimiento

02.06.11

Por Giovanna Gasparello y Jaime Quintana Guerrero

Para quienes tratamos de crear otras formas de convivencia y nuevas
prácticas políticas, los procesos indígenas de construcción de
autonomías son una referencia obligada.
A través de ellos, los pueblos indígenas tejen su pasado y su futuro
en un presente que busca ser libre. A partir de sus historias, culturas,
modos de convivir y trabajar, rechazan las recetas de los gobiernos
neoliberales que quieren verlos integrados al mundo del trabajo
alienante y del consumo compulsivo, perpetuando sus condiciones
de desigualdad y marginación.
En una práctica de resistencia (que no significa estar inmóviles
parando los golpes del sistema, sino que es un lento caminar hacia
otras direcciones, hacia un destino propio), los pueblos indígenas
han ejercido otras formas de resolver conflictos y establecer la paz en
23. Marcha contra el desarme de la Policía Comunitaria, San Luis Acatlán, Guerrero,
marzo 2002.260
Otras Geografías
sus sociedades, otras formas de aprender y enseñar, de curar-se de
comunicar-se, de trabajar y producir lo que necesitan.
El libro que tienen entre las manos recoge experiencias diferentes
con un elemento en común: la conciencia del poder que poseen los
pueblos para decidir sobre su destino.
La percepción que cada uno tiene de este poder es diversa, así
como las maneras de nombrarlo.
Este artículo expresa las ideas que los coordinadores del libro
hemos elaborado sobre estos temas. Para nosotros, la construcción
de este documento ha implicado un paulatino acercamiento
a los procesos de autonomía que aquí se relatan. A través de
largas pláticas con quienes ahora consideramos nuestros amigos
—autoridades comunitarias o integrantes de las organizaciones—
que nos han brindado una gran confianza
y disponibilidad, poco a poco hemos ido
conociendo sus luchas y sus historias.
En este texto expresamos nuestra
interpretación sobre las autonomías, y
resaltamos algunos temas transversales
emergentes de los varios artículos
y experiencias.
Autonomías: proceso y diferencia
Las experiencias de organización indígena incluidas en este libro
describen el camino que han recorrido hasta ahora, los retos que
enfrentan y sus objetivos pendientes por alcanzar. Es decir, se definen
como procesos en construcción, entendiendo el proceso como un
trayecto, donde las debilidades y los límites evidenciados pueden
representar los eslabones de una escalera que aún se tienen que subir
hacia la construcción integral de la autonomía, la cual se desarrolla
por etapas y de acuerdo a las condiciones, internas y externas, en
continua transformación.
el elemento en
común de estos
procesos de
autonomía es
la conciencia del
poder que poseen los
pueblos para decidir
sobre su destino261
otros enfoques
El carácter procesual de las autonomías es evidente, ya que cada
pueblo tiene una historicidad propia y las formas en que ha construido
sus dinámicas de autogobierno son diferentes en los diversos lugares.
Además, éstas cambian en respuesta a las particulares presiones y a
las mutaciones del contexto político-social.
Al respecto, un distinguido intelectual indígena escribió: “por
higiene mental, la discusión de las autonomías no puede provenir
solamente de disertaciones teóricas sino, y sobre todo, de la reflexión
de las realidades concretas en las cuales se matizan ciertas prácticas
autonómicas, conservadas a pesar, y aun en contra, del Estadonación dominante”.
3
Por lo tanto será en la praxis concreta y a partir de ella, a través
de procesos de diálogo y negociación, que se determinarán formas y
modos de las autonomías, sin pretender un marco de universalidad
en ellas.
4
Esto no excluye la urgente necesidad de un marco
constitucional que deberá establecer las competencias y los ámbitos
generales de ejercicio de las facultades autonómicas; subrayando
otra vez que tal marco general debe ser fruto de una negociación a
nivel nacional y conllevar una profunda reforma del modelo estatal
mismo.
Según la posición que aquí se expresa, autonomía no significa
aislamiento, sino participación igualitaria en el diálogo nacional a
partir de una identidad social diferente, compartida. Una identidad
a la vez indígena, que implica el derecho a la diferencia, y mexicana,
la cual significa derecho a la igualdad en el acceso a los recursos y
participación ciudadana plena.
En una visión ideal se tiende a considerar autónomas aquellas
experiencias que abarcan de forma integral todos los aspectos de
la vida de un pueblo; pero es difícil encontrar movimientos que
3
Floriberto Díaz Gómez, “Comunidad y comunalidad”. En: La Jornada Semanal, 11
de marzo del 2001.
4
León Olivé propone que las autonomías sean fruto de una interacción transcultural.
En: León Olivé, Interculturalismo y justicia social, México, UNAM, 2004, p.103.262
Otras Geografías
hayan alcanzado tal nivel de organización. Las experiencias de
Oaxaca, Guerrero y Sonora construyen y ejercen autonomía en
ámbitos específicos de la vida social, sin poner todavía en discusión
otros aspectos que siguen funcionando según las reglas políticas y
económicas del sistema dominante.
Las autonomías se construyen a partir de vivencias cotidianas,
sobre la base de problemas y exigencias concretas, cuya resolución
por parte de los pueblos organizados constituye la fuerza de las
instituciones autónomas.
En este libro hablamos de autonomías en plural. Esto se debe a
que “así como no hay una cultura india ni un movimiento indio, no
puede haber un tipo de autonomía que convenga a todos los pueblos
indios ni a todos los países”.
5
Como emerge de la lectura del presente
libro, las autonomías nacen de contextos históricos, sociales,
políticos y económicos diferentes; a partir de necesidades diferentes;
que encuentran estrategias diversas de organización autónoma. Las
funciones que dan los pueblos a sus instituciones autónomas son
distintas, así como el sentido que otorgan a la idea de autonomía.
Radio Ñomndaa, La Palabra del Agua imagina la autonomía
como un proceso integral, como una “verdadera forma de vida”,
que no se puede alcanzar cabalmente mientras haya divisiones en
las comunidades. Para los triquis de San Juan Copala, “la autonomía
es sencillamente ser como somos, caminar como caminamos, con
nuestra forma de ser”, y también es un instrumento para contrarrestar
la violencia política. “Para el pueblo yaqui, el carácter autonómico
nos lo da tener nuestro territorio”, y la aspiración es no depender del
exterior.
Aunque diferentes entre ellos, todos estos “caminos autonómicos”
tienen como común denominador la apuesta hacia una nueva relación
entre el Estado y los sujetos colectivos que conforman la sociedad
5
Pierre Becauge, “Más allá de lo jurídico. Reflexiones sobre procesos autonómicos
indígenas en América”. En: Leticia Reina (coord.) Los Retos de la etnicidad en los
estados nación del siglo XXI, México, 2000, CIESAS-INI-Porrúa, p.319.263
otros enfoques
nacional. Es decir, se están re-apropiando
del poder que tienen como pueblos y lo
están ejerciendo, creando formas nuevas
de vida y de convivencia.
Para las experiencias presentes aquí,
habrá que ver si la autonomía será “una
alternativa -de gobierno, de economía, de
sociedad, de cultura- al capitalismo”, como
sugiere Gilberto López y Rivas. En un
sentido similar, Jorge Santiago considera que “la autonomía no es un
objetivo, sino una forma de lucha, de organización, en función de un
objetivo superior que es la transformación de las relaciones sociales”.
Una región autonómica
De las experiencias que conforman este libro, tres se encuentran
geográficamente muy cercanas. La Montaña y la Costa Chica de
Guerrero (donde están la Policía Comunitaria y Radio Ñomndaa)
colindan con el territorio triqui, donde surge el Municipio Autónomo
de San Juan Copala. Desde su formación, estos tres procesos se
relacionan entre sí, buscando elementos en común e intercambiando
experiencias, a pesar de que cada pueblo tiene una historia y formas
de organización diferente.
Los acomunan las condiciones de discriminación por parte de
los gobiernos locales y los grupos de poder mestizos, que dominan
la economía y la política. Además, en toda la región encontramos
situaciones de violencia extrema, con diversos orígenes: delincuencia
común y descomposición social, violencia del Estado como represión
y como violencia estructural (que se traduce en histórica injusticia
social), conflicto interno a los pueblos debido a divisiones entre
organizaciones y militancias políticas.
En los casos expuestos, los pueblos han enfrentado la violencia y
han buscado la forma de resolver sus causas, a través del ejercicio de
la autonomía.
“así como no hay una
cultura india ni un
movimiento
indio, no puede haber
un tipo de autonomía
que convenga a
todos los pueblos
indios ni a todos
los países”264
Otras Geografías
Las autonomías son también, y sobre
todo, una necesidad para la defensa de la
identidad de los indígenas.
6
En las voces de
la Policía Comunitaria, de las autoridades
yaquis, de la Radio Ñomndaa y del
Municipio Autónomo triqui encontramos
reivindicaciones identitarias: conciencia del
ser indígena, reclamos sobre un territorio
propio, referencias a un pasado que se conoce, se trata de rescatar y
se reinterpreta continuamente para integrarlo en proyectos de vida
colectivos.
Repropiándose del poder de decidir y construir su futuro, los
pueblos afirman su derecho de ser, de existir en tanto pueblos. En
este sentido, como enseña la experiencia de San Juan Copala, la
lucha para la autonomía es también una lucha para la sobrevivencia
de la colectividad. Atrapados en una disputa sin límites de violencia
entre las organizaciones políticas de la región, los triquis se veían
en la perspectiva de perder sus propias formas de gobernarse, crear
acuerdos, resolver los conflictos, y dejarse arrastrar en una guerra
intestina que terminaría de quebrar el ya fragmentado tejido social.
Para las experiencias que se relatan en este libro, la afirmación
de su identidad no se da en términos excluyentes, sino que se abre a
la diversidad cultural que existe en los territorios, reinventando las
estructuras y el sentimiento comunitario.
Con el intercambio de prácticas y reflexiones parece conformarse
una región intercultural, en la que florecen nuevas formas de
6
López y Rivas af irma que “las autonomías, tal como las concebimos en nuestra
América Latina, son procesos de resistencia mediante los cuales pueblos o etnias
soterradas y negadas recuperan o fortalecen su identidad, a través de la reivindicación
de su cultura, el ejercicio de derechos colectivos y el establecimiento de estructuras
político-administrativas con diversas competencias, ámbitos y niveles de aplicación y
una base material propia […], respetando los usos y las costumbres que les dotan de
identidad y les permiten resistir la hegemonía de un estado y un régimen político que
los ha mantenido olvidados y marginados durante siglos”. En: Gilberto López y Rivas
y Leo Gabriel (coords.) Autonomías indígenas en América Latina, México, Plaza y
Valdés, 2005, pp. 33-34; 63.
los pueblos han
enfrentado la
violencia y han
buscado la forma de
resolver sus causas,
a través del ejercicio
de la autonomía265
otros enfoques
organizarse colectivamente. Los pueblos de la región están rompiendo
las divisiones y las fronteras étnicas, abriendo espacios de diálogo
constructivo entre las culturas.
Elementos comunes: seguridad y justicia, educación y
comunicación
El hecho de que los procesos autonómicos tengan varios elementos en
común, hace más fecundo el intercambio entre ellos.
El primer tema compartido es la seguridad y la resolución de
conflictos, que es la base de cualquier intento de organización
autónoma. Garantizar la seguridad de los propios pueblos, marcar
un alto a la violencia, significa restituir la libertad a los individuos y
a la colectividad. Una vez que hayan reconstituido las relaciones de
convivencia y la confianza, los pueblos pueden edificar su futuro:
organizarse para construir sus instituciones educativas, de salud, de
producción y de comercio. Pero todo esto no es posible mientras los
pueblos estén amenazados en su cotidianidad por la violencia y el
miedo que los inmoviliza.
En años recientes, el tema de la seguridad se ha vuelto central
en el discurso oficial de los gobiernos en muchos países del mundo.
Para los Estados, ignorar estratégicamente los conflictos sociales,
alimentar el miedo de la población y después aplicar políticas
represivas que limitan las libertades y violan los derechos de todos
los individuos, se ha vuelto una eficaz estrategia de control.
En un sentido opuesto, los pueblos indígenas enseñan que la
seguridad se obtiene creando relaciones de respeto y diálogo entre
los individuos, y tratando de resolver los conflictos sociales. Cuando
toda la población se involucra en la construcción de los acuerdos, la
paz será verdadera.
Este proceso implica alejarse de las instituciones estatales,
corruptas y racistas, que no pueden ni quieren garantizar la seguridad
y el acceso a la justicia para la población indígena. Implica también 266
Otras Geografías
la re-invención de sistemas jurídicos propios, que juntan prácticas
tradicionales con nuevas normatividades, las que nacen como
respuesta a nuevos problemas.
En segundo lugar, encontramos la necesidad de una educación
propia, donde los mismos pueblos definan los contenidos y las
formas de transmisión y creación del conocimiento. En esta región,
es un tema que apenas se está empezando a desarrollar, pues habrá
que esperar su evolución para poder realizar alguna reflexión.
Lo que podemos notar es la conexión entre la prioridad de la
seguridad y el desarrollo de propuestas educativas. Pasaron varios
años antes de que la Policía Comunitaria desarrollara actividades
más allá de la impartición de la justicia y la seguridad. Por un largo
periodo se dedicó exclusivamente a consolidar la legitimidad de las
autoridades comunitarias y del sistema de justicia autónomo.
Los proyectos educativos que recientemente tomaron vida en la
región (en particular la Universidad de los Pueblos del Sur) eran
impensables hace una década, ya que no existían las condiciones de
relativa tranquilidad que ahora permiten a estudiantes y maestros
desplazarse para acudir a los cursos. Entre una multiplicidad
de factores, la seguridad comunitaria ha contribuido a crear un
sentimiento de esperanza para la región, así que los jóvenes comienzan
a considerar como opción quedarse a estudiar en la región y trabajar
para sus comunidades.
La Policía Comunitaria de Guerrero es un importante ejemplo
para el Municipio Autónomo triqui, como reconocen las mismas
autoridades. También en este caso el primer desafío ha sido restablecer
las condiciones mínimas de seguridad, cuyo éxito ha permitido el
desarrollo de otros proyectos, entre los que
destaca el Bachillerato Intercultural.
La voluntad de influir en el campo
de la comunicación es el tercer elemento
transversal a estos procesos de autonomía.
hay una conexión
entre la prioridad de
la seguridad y
el desarrollo
de propuestas
educativas267
otros enfoques
Es derecho de la sociedad nacional tener acceso a las voces de todos
aquellos que la integran. Es derecho de la sociedad comunicarse
tanto con el mundo exterior como a su interior. Este derecho no
se ha cumplido, dado que un amplio sector de la sociedad, y en
especial los pueblos indios, han sido privados de los medios que les
permitan hacer oír su voz. […] El diálogo cultural de los pueblos
indios, e intercultural con el resto de la nación y el mundo, a
través de los medios de comunicación, es uno de los instrumentos
más importantes para combatir el racismo, la marginación
y el aislamiento imperantes en nuestro país, que afectan
especialmente a los pueblos indios. En
esta marginalidad y aislamiento, la
sociedad nacional se aísla y margina
a sí misma. […] El uso y apropiación
de los medios de comunicación por
parte de los pueblos indígenas está
intrínsecamente vinculado con el
proceso de autonomía.
7
Mientras los medios de comunicación masivos imponen valores
ajenos y una cultura artificial, el derecho de los pueblos indígenas
a “establecer sus propios medios de información en sus propios
idiomas”
8
es violado por la actual legislación mexicana.
El aspecto más arduo de esta lucha es la sobrevivencia de las
radios comunitarias, que históricamente han tenido un papel
muy relevante en la reconstrucción de los pueblos indígenas, de
sus culturas y resistencias. Como relata Ricardo Montejano, en las
culturas indígenas, que son preponderantemente orales, la palabra
tiene un poder muy grande. Por este gran valor que atribuyen a
7
“Documento de asesores e invitados del EZLN, Grupo de trabajo 5: Acceso a los
medios de comunicación”. El documento es parte de los Diálogos de San Andrés
Sakamch’en, Mesa de trabajo 1: Derechos y cultura indígena, resultados de segunda
fase, noviembre 1995. En: Ce-Acatl. Revista de la Cultura de Anáhuac, n. 74-75,
México, 1995, p.92.
8
Art. 16 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos
indígenas, 2007.
las radios
comunitarias
históricamente
han tenido un papel
muy relevante en la
reconstrucción de los
pueblos indígenas268
Otras Geografías
la palabra, los pueblos han defendido su voz pública y es por
eso que, no obstante amenazas y represión, varias radios (como
Radio Ñomndaa) no han callado ni han prestado su voz para la
propaganda gubernamental o partidista.
También el pueblo yaqui considera tales temas necesarios para su
autonomía, aunque las profundas contradicciones que marcan el camino
organizativo de los yaquis limitan su desarrollo.
Regresaremos sobre la experiencia
yaqui en la reflexión sobre la relación
entre las autonomías y el Estado, ya que
es precisamente el corte de tal relación que
define los alcances de la autoorganización de
este pueblo del norte.
Poder autónomo y la relación con el Estado
La construcción de autonomías en contextos de violencia implica la
re-apropiación del poder de decidir sobre su futuro como pueblos, y
la construcción de nuevas formas de poder más horizontal y plural.
En esto, el caso de San Juan Copala es paradigmático. En un
contexto polarizado, en que las relaciones entre las personas se
estaban corrompiendo, donde el miedo empezaba a dominar la
vida cotidiana, una parte del pueblo triqui decidió romper con la
dinámica de las organizaciones políticas, que al reproducirse cada
vez generaban más divisiones y conflictos. Entendieron que debían
crear una institución más poderosa que las distintas organizaciones
existentes.
Para detener la violencia construyeron un nuevo poder, más
fuerte del que tienen las organizaciones, que se impusiera política
y simbólicamente como una referencia para el territorio al ser
construido sobre el consenso y no sobre la exclusión.
El Municipio Autónomo triqui representa una institución que, al
menos en sus intenciones, gobierna para todos los que están en el
la construcción
de autonomías
en contextos de
violencia implica
la re-apropiación
del poder
de decidir sobre
su futuro
como pueblos269
otros enfoques
territorio, sin importar su militancia política, en un proceso similar
al que está impulsando las Juntas de Buen Gobierno en Chiapas,
donde acuden también los que no se definen políticamente como
zapatistas.
Para lograr esta legitimidad en San Juan Copala, todavía queda
mucho camino por andar, pero el ejercicio de este “otro” poder ha
generado algunos primeros resultados: es un hecho que la violencia
en el territorio autónomo ha disminuido y se han abierto espacios de
diálogo entre las organizaciones en conflicto.
El proceso de construcción paulatina de un poder diverso, no
excluyente y más plural, lo encontramos en todas las experiencias que
participan en este libro, aunque con formas diferentes.
No es igual el proceso de los triquis que el de los amuzgos,
quienes vieron derrotado su Municipio Autónomo precisamente
por los intereses partidistas. En Suljaa’, la violencia sigue latente
por las divisiones políticas que afligen las comunidades. A través
de la palabra y abriendo espacios de comunicación, una parte de la
población trata de sanar las heridas y reparar las separaciones. El
poder que ejercen y defienden no es menor: comunicar significa
difundir ideas y crear puentes entre los individuos. Finalmente,
los pueblos de la Montaña de Guerrero crearon una estructura
muy sólida que garantiza las reglas de convivencia comunitaria. El
poder que la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias
y la Policía Comunitaria tomaron en
sus manos es muy grande: se trata del
monopolio del uso de la fuerza y de las
armas, así como la facultad de crear leyes
y de castigar a los transgresores, que son
funciones sustanciales del Estado.
Este poder “alternativo” que construyen las autonomías se basa en
el consenso y no en la imposición, porque quien lo ejerce en todos
los casos son las asambleas -comunitarias, municipales o regionales-.
Las asambleas son esferas fundamentales para la toma de decisiones;
las asambleas son
esferas fundamentales
para la toma de
decisiones270
Otras Geografías
son ámbitos colectivos donde son representadas todas las diferencias,
que en estos espacios no desaparecen, pero que se redondean lo
suficiente para permitir la creación de un consenso y la toma de
acuerdos. Una característica de estos procesos de empoderamiento
indígena, que llamamos autonomía, es el carácter colegiado de
la toma de decisiones y del ejercicio del poder: los individuos son
fundamentales en la construcción de las propuestas, pero la asamblea
es quien decide sobre el destino de la colectividad.
Construyendo espacios propios de poder, los pueblos que han
tomado el “camino de las autonomías” (parafraseando a López y
Rivas), se han apartado —en medidas diferentes- de las instituciones
estatales o de las dinámicas políticas corruptas que dominaban en la
región.
Los procesos que realmente podemos definir como autonómicos
están creando instituciones y espacios organizativos que se sitúan en
cierta medida al margen del Estado, ya que éste no ha influido en su
construcción ni en las ideas que los caracterizan.
Los procesos de autonomía, más allá de su magnitud, son
prácticas contrahegemónicas que cuestionan las instituciones y
24. Organización de la resistencia comunitaria al operativo de la Agencia Federal de
Investigación en contra de Radio Ñomndaa-La Palabra del Agua, Suljaa’, Guerrero,
julio 2008.
Foto: Colectivo en Rebeldía Suljaa271
otros enfoques
el poder estatales, aunque nunca salen
completamente de su ámbito de influencia.
Cada experiencia de autonomía, en
tanto proceso en el cual los pueblos se
apropian de partes o aspectos del poder
político y decisional, nunca se da fuera o
independientemente del contexto nacional
(donde el ejercicio del poder, el uso de
la fuerza, el control del territorio, de los
procesos económicos y de las estructuras
para el bienestar de la población, son competencia del Estado).
La relación entre las autonomías y el Estado es, en definitiva,
una continua negociación. Cada proceso autonómico se desarrolla
-aunque en los márgenes- al interior del espacio de influencia del
Estado, y en una continua articulación con éste. Por tal motivo, los
logros y los alcances de la organización de los pueblos siempre se
deben medir en relación con las particulares políticas estatales, con
la presión (política, militar, económica) que el Estado ejerce hacia
el proceso y en el territorio, y también con el nivel de madurez,
fuerza y peso político que tiene la organización (lo que determina
la calidad de la negociación).
Como se muestra en los ejemplos de este libro, la negociación
con el Estado puede llegar a resultados diferentes, de acuerdo con la
correlación de fuerza y con el significado que se le da a la autonomía
en cada proceso.
El grupo de locutores y colaboradores de Radio Ñomndaa, a
partir de la constancia en su trabajo comunicativo, ha logrado gran
legitimidad en el municipio. Una buena parte de la población de
Suljaa’ se ha identificado con la radio y la considera una herramienta
importante para la reconstitución del pueblo amuzgo, lo que ha
permitido defender la integridad de la radio frente a los repetidos
ataques del aparato estatal. La clara reivindicación de la autonomía
que caracteriza a Radio Ñomndaa les ha dado la fortaleza para no
los procesos que
realmente podemos
definir como
autonómicos están
creando instituciones
y espacios
organizativos que
se sitúan en cierta
medida al margen
del Estado272
Otras Geografías
ceder frente a los intentos del Estado para eliminarla o igualarla a
los demás medios comerciales.
La Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias no ha
elaborado un discurso definido sobre la autonomía, pero la ejerce
cotidianamente. La relación que ellos buscan con el Estado no mira
a la confrontación directa y; no obstante las múltiples amenazas de
desarme y aprehensión por parte del gobierno estatal, no ha habido
una represión explícita hacia la Policía Comunitaria. Esto se debe
sobre todo a la legitimidad de la Comunitaria en la región. Desde su
creación, la Policía Comunitaria siempre ha buscado una relación
con las instituciones de gobierno local, llegando a arreglos favorables.
Por ejemplo, ha logrado que parte de los gastos de operación sean
financiados por los ayuntamientos, lo que no implica el sometimiento
de la organización al poder municipal.
Para defender esta “institución de los pueblos”, las autoridades
regionales han elaborado un discurso que rechaza el “reconocimiento”
y en su lugar pide el “respeto”. Con esto, sustentan su negativa a ser
incluidos en los cuerpos policíacos formales. Argumentan que el
reconocimiento legal no es posible mientras no haya una reforma
profunda de las instituciones, que abra espacios para la inclusión
integral de las experiencias comunitarias y de la jurisdicción
autónoma. Por lo tanto, rechazan acoplarse a los estrechos espacios
de “reconocimiento” permitido
9
por la actual
legislación mexicana. En este discurso,
“respeto” significa coordinación positiva con
las instituciones, mientras éstas no traten de
reprimir o impedir el libre funcionamiento y
desarrollo del Sistema de Seguridad y Justicia
Comunitaria.
9
El término permitido -según Hale- se ref iere a la actual tendencia de los Estados a
abrir espacios limitados y controlados de “autonomía”, así como a reconocer e incluso
enfatizar ciertos niveles de diferencia. En: Charles Hale, “Rethinking indigenous
politics in the age of the ‘indio permitido’”, NACLA Report of Americas, vol.38 (2),
, 2004.
la policía comunitaria
rechaza el
“reconocimiento” y
en su lugar pide el
“respeto”273
otros enfoques
Para el Municipio Autónomo de San Juan Copala, la autonomía
tiene implicaciones particulares. Pareciera ser que el Municipio
Autónomo demanda el reconocimiento del Estado: se enfoca a
recuperar la calidad de cabecera municipal y pide la entrega de los
recursos federales destinados a comunidades y municipios.
Lo que reivindica en la negociación con el Estado es la autonomía
en la gestión de los recursos públicos y la posibilidad de usarlos
para desarrollar proyectos de corte autonómico. A pesar de que
esta negociación aún no llegue a resultados, los triquis de Copala
avanzan en la construcción de su autonomía y en la reconstitución
de su forma de gobierno tradicional.
Donde la relación con el Estado se da de forma claramente
desventajosa para los indígenas, es con los yaquis de Sonora. El
pueblo yaqui tiene una larga historia de lucha en la defensa de su
autonomía, cuyos elementos principales son la identidad cultural y
el control del territorio. Consideramos que la autonomía del pueblo
yaqui ha de ser considerada precisamente a la luz de su ejemplar
historia de resistencia y de la represión que, por más de un siglo, los
gobiernos en turno han ejercido contra este pueblo. La negociación
con el Estado se dio en términos muy desventajosos para los
yaquis. Aunque de forma nominal controlan un enorme territorio,
las políticas de doble cara de los gobiernos posrevolucionarios
terminaron por privarlos de todos los recursos, naturales y
económicos, para aprovechar la tierra. El elemento que ellos
definen como medular para su autonomía -el territorio- resulta ser
más un símbolo que un recurso concreto y aprovechable para su
construcción.
Hay que reconocer la determinación de los yaquis en conservar la
forma de gobierno tradicional en todos sus pueblos, que es respetada
por las instituciones estatales. Se trata de un elemento de fortaleza e
identidad muy importante, cuya persistencia es fruto de su lucha de
siglos. 274
Otras Geografías
Aun así, en el tema de la seguridad y la impartición de justicia,
los gobiernos yaquis han cedido su autoridad a las instituciones del
Estado y tienen una competencia limitada.
El pueblo yaqui sigue en una condición de debilidad hacia el poder
político y económico y pareciera que no logra abrir espacios donde
ejercer la autonomía de forma contrahegemónica, como hacen otras
experiencias.
De esta forma, no está creando poder autónomo que lo pueda
poner en una correlación de fuerza diferente con el Estado. Podemos
pensar a las autonomías como procesos complejos que se construyen
poco a poco, abriendo espacios autogestionados que son como
bastiones desde los cuales enfrentar al poder del Estado y negociar
con él, y cuyo fortalecimiento permite la expansión de la autonomía
a otros temas y otros espacios.
Desde esta óptica, el pueblo yaqui aún no ha logrado construir
su autonomía sin pedir permiso: los asesores yaquis expresan la
necesidad de una radio comunitaria, pero no se atreven a cuestionar
el aparato legal. Asimismo, los alcances de su proyecto educativo
son limitados por las líneas de la Dirección General de Educación
Indígena.
Los mismos asesores yaquis, entrevistados por Enriqueta
Lerma, reconocen su dependencia del Estado y admiten que su
autonomía es, hoy en día, relativa, “distante” y está “empantanada”.
La autonomía para los yaquis entonces parece ser —en este
momento— más una aspiración que una práctica; es la voluntad
de reconstitución de la integridad del pueblo, que se fundamenta
en las sólidas estructuras comunitarias que han defendido a través
de los siglos y del exterminio. 275
otros enfoques
Territorio: raíz de identidad y recurso para el desarrollo de las
autonomías
Necesitamos la autonomía para superar la opresión y la explotación,
construyendo nuevos poderes descentralizados, de abajo hacia
arriba. Pero estos poderes, estas prácticas de autonomía, necesitan
encarnarse en un territorio. Sin territorio propio, autocontrolado, no
existe la menor posibilidad de construcción autonómica. Claro está,
que las autonomías territoriales no pueden quedar encorsetadas en
territorios-islas separados del resto, ya que no producirán ningún
cambio real en la sociedad.El proceso del movimiento indígena parte
de las comunidades, a las que considera las células de la autonomía,
y se va expandiendo como manchas de aceite, hasta conformar
verdaderas regiones autónomas.
10
Las experiencias que integran este libro están construyendo un
sentido político del territorio, como espacio donde se ejerce el poder
autónomo. Según Zibechi, en la actualidad los movimientos sociales
latinoamericanos están construyendo nuevas territorialidades “que se
caracterizan por la diferencia con los territorios del capital y del Estado.
Esto supone que la tierra-espacio deja de ser considerada como un
medio de producción para pasar a ser una creación político-cultural
[…] donde se despliegan relaciones sociales diferentes”.
11
Para el autor, el tránsito de la lucha por la tierra a la lucha por el
territorio, corresponde a la evolución de la lucha por derechos a la
lucha por la autonomía y el autogobierno; y al tránsito de la resistencia
a la dominación a la afirmación de la diferencia.
En los respectivos capítulos, Ana Esther Ceceña y Jorge Santiago
describen la diferencia que existe entre las percepciones que tienen
los pueblos indígenas y el poder neoliberal con respecto al territorio.
Para unos, el territorio es la vida misma, es una concepción del
10
Raúl Zibechi, “La autonomía es más que una palabra. Reflexiones a propósito del
Enero Autónomo”, en www.rebelion.org/hemeroteca/sociales/040119zibechi.htm.
11
Raúl Zibechi, Autonomías y emancipaciones. América Latina en movimiento”,
México, Bajo Tierra-Sísifo Ediciones, 2008, p.222.276
Otras Geografías
mundo y genera un entramado de valores y símbolos; para el otro,
representa un elemento de disputa y competencia.
Ambos autores ayudan a comprender lo que el poder dominante
quiere de los territorios indígenas, y las estrategias —en el ámbito
latinoamericano y en el caso chiapaneco— que despliegan para
lograr sus intereses.
Desde este punto de vista, conocer las formas en que los procesos
de autonomía están construyendo sus territorios nos ayuda a
comprender el sentido y el alcance de sus luchas de liberación,
y el peso que tienen contra la ofensiva de los Estados y el capital
trasnacional.
Este texto registra también testimonios de defensa del territorio. El
“aire” (la frecuencia radiofónica) es el territorio que reivindica Radio
Ñomndaa en su labor por rescatar una iniciativa de comunicación
comunitaria amuzga, del monopolio de los medios masivos. Por
otra parte, el Sistema de Seguridad y Justicia Comunitaria avanza
hacia la construcción de una región autónoma, creando una red
entre las comunidades. En tal proceso también participan —en
formas diferentes— las organizaciones productivas y los proyectos
educativos. El Municipio Autónomo de San Juan Copala apuesta
por la reconstitución de un espacio político con una larga historia
en México: el territorio municipal. Para el pueblo yaqui, el territorio
adquiere un significado aún más profundo, ya que su defensa ha sido
la base de la larga lucha de resistencia y constituye la raíz misma
de su ideal de autonomía. Pero la memoria y la palabra aún no son
suficientes. En la realidad, hay un enorme vacío en estos procesos
con respecto a los territorios en los cuales se desarrollan, que provoca
una inevitable dependencia hacia el sistema político y económico
dominante.
Mientras se otorga un profundo sentido político y simbólico al
territorio, no se da la misma importancia a la tierra como base de la
existencia y reproducción de los pueblos y los individuos. Es decir,
es necesaria una reflexión profunda al interior de las experiencias 277
otros enfoques
autonómicas acerca del aprovechamiento de sus recursos y la
producción que garantice su subsistencia. En algunos casos se
percibe la necesidad de generar actividades económicas propias,
pero es todavía una idea en términos muy generales.
Entretanto, estos territorios sobre los cuales los procesos
autonómicos reivindican su hegemonía, quedan a merced del
sistema económico dominante. La producción agrícola sigue
quedando en manos de acaparadores y comercializadores que
vienen de fuera, mientras los jóvenes migran masivamente y
abandonan un territorio en el que no ven perspectivas para su
desarrollo. La penetración del modelo económico neoliberal, que
significa explotación, despojo y militarización del territorio, genera
un círculo vicioso: pérdida de valores comunitarios y solidarios,
migración, relegación de la tecnología tradicional y aumento de la
dependencia, con la consecuente reducción de oportunidades para
el desarrollo de la autonomía.
Es urgente una reflexión profunda de los procesos de autonomía
sobre la dimensión económica, que significa aprovechamiento
de los recursos naturales, producción, comercialización y acceso
a la tecnología. Como advierten las conclusiones del proyecto
Latautonomy, (investigación colectiva en la que participaron
Gilberto López y Rivas y Leo Gabriel, y que éste último cita en
su texto), es necesario que en un sistema autonómico exista un
equilibrio entre la dimensión económica-ecológica, la dimensión
político-jurídica, y la dimensión cultural-intercultural.
La larga experiencia en el desarrollo de la economía solidaria que
Jorge Santiago sistematiza en su artículo proporciona importantes
sugerencias para la reflexión y la acción en este ámbito.278
Otras Geografías
Amenazas y oportunidades: represión, ruptura y reacomodo
En los párrafos anteriores se analizaron algunos elementos de
contradicción que los autores mencionan en sus textos: la construcción
de poder autónomo, la relación con el Estado, el vínculo con el
territorio y las perspectivas económicas. Decimos que son elementos
de contradicción porque representan, a la vez, nudos problemáticos
u obstáculos, y también objetivos o perspectivas futuras.
En este apartado mencionaremos brevemente otros elementos
que implican amenazas más directas e inmediatas a los procesos de
auto-organización, y la visión con la cual los pueblos las enfrentan.
Todos los movimientos, organizaciones, colectivos, pueblos
y comunidades que, en este continente, construyen desde abajo
otras formas de convivencia y otras sociedades, o que simplemente
denuncian y protestan contra la injusticia y la desigualdad en la que
están obligados a vivir, son objeto de políticas represivas por parte del
Estado y otros poderes (compañías transnacionales, terratenientes,
partidos políticos), que los enfrentan con violencia más o menos
directa, dependiendo de las situaciones. La misma historia de los
pueblos indígenas es marcada por la represión, que se endureció
después de la formación del Estado nacional y no disminuyó en época
posrevolucionaria, como demuestra la deportación y exterminio del
pueblo yaqui y el bombardeo al territorio triqui.
En este sentido, el presente libro busca denunciar las estrategias
de represión que el Estado ha implementado históricamente en los
territorios autónomos. En tal contexto, hace falta mencionar una
vertiente de la represión relativamente reciente en México, que los
protagonistas del libro no refieren en forma explícita, pero que
comienza a manifestarse con consecuencias alarmantes en todo el
país. Desde su toma de posesión en 2006, el gobierno derechista
de Felipe Calderón ha puesto en marcha una agresiva política
de “combate al narcotráfico” que, lejos de atacar realmente a los
poderosos cárteles de la droga, ha provocado una militarización
capilar del territorio nacional, con el resultado inmediato de 279
otros enfoques
innumerables violaciones a los derechos humanos de la población.
Pero aún más grave es que “en nombre de la ‘guerra al narcotráfico’
y ‘la lucha antiterrorista’ el país deviene un campo de batalla donde
los verdaderos criminales permanecen en la impunidad y los líderes
sociales son perseguidos, criminalizados, encarcelados con procesos
judiciales frecuentemente absurdos”.
12
Es decir, que la militarización
sirve para “arrasar con todo lo que se mueva”, y el pretexto de la lucha
al narcotráfico se vuelve un instrumento para reprimir toda forma
de disenso, creando un clima de miedo y de supresión de todas las
garantías fundamentales de los ciudadanos.
En estas circunst ancias, cualquiera puede ser acusado de
colusión con el narco, sin que haya la necesidad de probar con
detalle tal acusación; así, organizaciones y líderes sociales son
desprestigiados y reprimidos con una estrategia análoga a la que
ha usado Estados Unidos después del 11/09, al promulgar leyes
“antiterrorismo” que en efecto limitan las libertades ciudadanas.
Un caso alarmante acontecido en meses recientes ha sido el
asesinato de dos dirigentes de la Organización para el Futuro del
Pueblo Mixteco, del municipio guerrerense de Ayutla de los Libres.
En febrero de 2009, los dos indígenas defensores de derechos
humanos, fueron secuestrados mientras presenciaban a un acto
oficial organizado por el gobierno municipal, y encontrados en
un basurero diez días después. Se trata
de un hecho de gravedad por el nivel
de impunidad que pone de manifiesto,
en una zona que desde hace mucho
tiempo sufre la represión del Estado en
su manifestación más despiadada
13
Lo .
12
Pablo Romo Cedano, “La criminalización de la protesta social en México”. En: Kathrin
Buhl y Claudia Korol (orgs.), Criminalización de la protesta y de los movimientos
sociales, Instituto Rosa Luxemburgo y Rede Social, São Paulo, 2008, p.138.
13
Los habitantes de las comunidades ubicadas en el municipio de Ayutla de los Libres
reconocen al Ejercito culpable de la masacre de civiles en la comunidad de el Charco,
el 7 de julio 1998 y de la violación de dos mujeres en 2002, así como el caso de los 14
hombres de El Camalote que fueron sometidos a esterilización forzada en 1998 y 2001.
en nombre de
la ‘guerra al
narcotráfico’ y ‘la
lucha antiterrorista’
el país deviene un
campo de batalla280
Otras Geografías
que sobresale fue que las instituciones, en un primer momento,
deslindaron cualquier responsabilidad afirmando que los dos
indígenas fueron “levantados”, insinuando su inclusión en actividades
delictivas.
Como documenta un reciente estudio,
la acción represiva del Estado tiende a transformar la cuestión
social en cuestión penal […] La ubicación del l@s excluid@s como
amenaza, y de sus acciones como delitos, interfiere la simbología
que consideraba el luchador o la luchadora social como militantes
solidarios, justicieros. Cuando est@s militantes populares eran
reprimidos o encarcelados, nadie dudaba en solidarizarse. Sin
embargo hoy quienes luchan son presentados como delincuentes, y
su prisión es señalada como un castigo ejemplificador.
14
Habrá que valorar, en el transcurso de los próximos meses y años,
la evolución de la estrategia represiva enmascarada por la “lucha al
narcotráfico”. Aquí proponemos algunas breves consideraciones que
nos parecen importantes para entender la realidad de estas “otras
geografías”, territorios en que las redes del narco frecuentemente
rodean los pueblos organizados.
Las formas de represión que padecen los procesos autonómicos
son variadas. Si las autonomías se dan en una constante relación y
negociación con el Estado, podemos pensar que éste usa la represión
cuando se rompe el proceso de negociación, lo que puede suceder por
varios motivos: cuando las autonomías se vuelven más radicales
15
o
cuando el escenario político cambia en términos desfavorables a ellas.
En la actualidad, se ha observado una tendencia de los Estados
a abrir espacios limitados y controlados de “autonomía”, así como
14
Roxana Longo y Claudia Korol, “Criminalización de los movimientos sociales en
Argentina”. En: Kathrin Buhl y Claudia Korol (orgs.), Criminalización de la protesta
y de los movimientos sociales, Instituto Rosa Luxemburgo y Rede Social, São Paulo,
2008, pp.47 y 56.
15
Utilizamos el término radical en su referencia a “la raíz”. Cuando los pueblos vuelven
a sus raíces, a sus historias y culturas, y las implementan en la práctica, sus acciones se
vuelven radicales, por el potencial antisistémico de su diferencia. 281
otros enfoques
a reconocer e incluso enfatizar ciertos niveles de diferencia. Por
otro lado, frente a organizaciones o grupos que salen del ámbito
permitido, a través del cuestionamiento a las dinámicas políticas
existentes o de la reivindicación de la autonomía como facultad de
autogobierno, la represión militar o policíaca es la estrategia común
adoptada por el Estado.
Un ejemplo de ello es la Policía Comunitaria en Guerrero, que gozó
de relativo apoyo y tolerancia política por parte del Estado mientras
cumplía gratuitamente la función de policía auxiliar, entregando
los delincuentes capturados al Ministerio Público. A raíz de la
ineficiencia del sistema formal, las comunidades decidieron instituir
un órgano propio y autónomo para la procuración e impartición de
justicia (la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias).
En ese momento empezaron las amenazas y las acciones represivas
por parte del Estado y del sistema judicial. En el año 2002 todas las
autoridades regionales fueron encarceladas, mientras que en agosto
de 2007 fueron notificadas órdenes de aprehensión contra muchos
Policías Comunitarios, integrantes y ex integrantes de la CRAC, con
lo cual se inició una nueva embestida “legal” contra las autoridades
autónomas.
Las 38 órdenes de aprehensión por “violación a los derechos
humanos”, “privación ilegal de la libertad” y “abuso de poder” se
deben a las demandas presentadas por los familiares o las mismas
personas detenidas y sometidas a reeducación por la CRAC.
De acuerdo con Collier y Speed
16
, el discurso de los derechos
humanos se utiliza con frecuencia como mecanismo de control por
parte de los gobiernos. Esto, con el fin de acusar a las autoridades
indígenas de violaciones y limitar su legitimidad, en lugar de
sancionar a las fuerzas policíacas y a las instituciones por los abusos
cometidos. Cuando las autoridades indígenas actúan de acuerdo
16
Jane Collier y Shannon Speed, “Autonomía indígena, el discurso de los derechos
humanos y el Estado: dos casos en Chiapas”. En: Cemos Memoria n.139, México,
2000, pp.5-11.282
Otras Geografías
a su propio sistema jurídico y aplican las
sanciones respectivas, ejerciendo su derecho
colectivo a la autonomía, son habitualmente
acusadas de violación a los derechos
humanos individuales.
Por otro lado, la represión directa siempre
es acompañada de estrategias que tienden a cooptar los procesos
de autonomía. Mientras amenaza a la Policía Comunitaria con la
ejecución de las órdenes de aprehensión emitidas, con la otra mano el
estado ofrece la salida: su integración a la Policía Preventiva o Auxiliar,
lo que desvirtuaría completamente los valores comunitarios y las
funciones del Sistema de Seguridad y Justicia Comunitaria.
Asimismo, Radio Ñomndaa ha sufrido episodios de violenta
represión, como la irrupción de la Policía Federal Preventiva en la
cabina, ordenada por la Secretaria de Comunicación y Transporte
(SCT) en 2008; y la aprehensión de David Valtierra, por motivos
ligados a su participación comunitaria. En aparente contradicción,
a los pocos meses del operativo policíaco la misma SCT ofrece a
la radio el permiso para transmitir legalmente, que implicaría la
homologación de su programación a los criterios que rigen los
medios de comunicación masivos.
Como enseñan las dos experiencias citadas, la cooptación de los
procesos autónomos bien edificados no es posible, ya que la toma de
decisión pasa por las asambleas y las consultas populares, ámbitos
colectivos en los participantes pueden cuestionar y rechazar los
engañosos ofrecimientos de los gobiernos. Si algunos líderes logran
ser cooptados, no lo será (por lo menos en línea de principio) un
proceso de autonomía real que tiene mecanismos colectivos de
control sobre las decisiones.
Otra amenaza a los procesos de organización de los pueblos,
igualmente fuerte que la represión, es representada por las
divisiones internas. La experiencia del pueblo triqui es ejemplar
en este aspecto; en San Juan Copala hay una fuerte lucha para
el discurso de los
derechos humanos se
utiliza con frecuencia
como mecanismo de
control por parte
de los gobiernos283
otros enfoques
defender el proceso de autonomía de los ataques provenientes
de otras organizaciones políticas triquis. Las tensiones desgarran
las relaciones familiares, vecinales y comunitarias, y el nivel de
violencia que pueden alcanzar es muy alto.
Al atacar las relaciones sociales desde su interior, estos conflictos
representan un peligro muy grande para los procesos de autonomía,
ya que pueden despojar a la gente de la voluntad y el ánimo para
seguir organizándose.
El caso de Copala implica un conflicto interno al pueblo triqui,
generado entre varias organizaciones que comparten el mismo
territorio y difieren en objetivos y perspectivas políticas. En
otros casos encontramos conflictos internos al mismo proceso de
autonomía, como luchas por posiciones hegemónicas, luchas entre
grupos de poder o para el control de los escasos recursos económicos.
Según los representantes de Radio Ñomndaa, las divisiones
políticas que se viven en el municipio de Suljaa’ obstaculizan el
proceso de construcción de autonomía e impiden que la radio se
pueda considerar realmente “comunitaria”. Por ello, el reto del medio
de comunicación autónomo es fomentar el entendimiento entre las
personas y la resolución de los conflictos, apartándose de militancias
políticas directas.
Para los procesos de autonomía que aquí se relatan, el gran reto
es lograr la reconstrucción del tejido social, deteriorado por los
conflictos internos, y encontrar espacios de diálogo para detener la
violencia. A pesar del arduo panorama, se pueden observar algunos
elementos esperanzadores, señaladamente el protagonismo de
muchos jóvenes, que se comprometen en los procesos autonómicos
con una visión diferente de los mayores.
Crecidos en los procesos de organización
popular, vivieron los errores de los padres;
en su participación actual tienen gran
claridad en evitar la militancia partidista,
actúan con un ánimo conciliador hacia
otra amenaza a
los procesos de
organización de
los pueblos es
representada por las
divisiones internas284
Otras Geografías
las otras organizaciones o grupos en conflicto y se concentran en el
desarrollo de la autonomía, más que en buscar el enfrentamiento con
los “adversarios”.
La persistencia y el fortalecimiento de los procesos de autonomía
también dependen del desarrollo de amplias redes de alianzas. Las
experiencias aquí mencionadas no están aisladas: en el estado de
Guerrero destaca la lucha del Consejo de Ejidos y Comunidades
Opositores a La Parota (CECOP); el referente estatal para Oaxaca es
la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), que integra a
muchas organizaciones y pueblos indígenas; en el norte, las múltiples
resistencias indígenas se relacionan entre sí y al interior del Congreso
Nacional Indígena Región Centro-Pacifico, instancia muy activa;
las redes de medios alternativos también son variadas, y cruzan las
innumerables experiencias de comunicación comunitaria que se
desarrollan en todo el país.
Finalmente, los ámbitos en los cuales se reconocen estas
experiencias de autonomía son el Congreso Nacional Indígena y La
Otra Campaña zapatista, que funcionan como terreno de encuentro y
diálogo. Estas redes de solidaridad se hacen necesarias para enfrentar
la represión y motivar el desarrollo autonómico: como afirman los
representantes del Municipio Autónomo de San Juan Copala, “es
bastante difícil lograr los objetivos que nos planteamos si cada quien
va a actuar solo”.
Este libro, como espacio de diálogo, intercambio y creación de
ideas compartidas, quiere ser una pequeña aportación en este sentido.


https://clajadep.lahaine.org