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La política y la mentira

18.07.03

Tristemente muchas veces nosotros mismos somos los que acondicionamos a la que será víctima de las mentiras de la política. Mentimos a los hijos, mentimos a los amigos … y lo llamamos ‘mentira piadosa’ o decimos ‘hay que levantarle el ánimo’. En Brasil existe la pésima costumbre de no decir no. Dicen ‘si’, sin compromiso, y al otro día no aparecen, contentándose con tener la explicación que impidió la realización de la afirmación. De modo que tú no sabes si lo van a hacer o no. A ese pueblo lo tienen castigado con fútbol y carnaval, lo que ayuda a afirmar en el imaginario social a la sociedad del espectáculo. Miles de pastores y curas se encargan diariamente de promover el cielo, el maná, la abundancia, etc. para otro momento, nunca para ahora, a condición de ser ‘mansos’. No era de extrañar que Lula, el gran mentiroso, se uniese a un pastor evangélico como vice y mintiese descaramente a ese vilipendiado pueblo. Tanto ha sido así que un jurista está levantando una acusación contra él por ‘estelionato electoral’, esto es, ofrecer una cosa y cuando recibe los votos hacer otra, mentir, engañar.

Bush, el socio de Lula para la restructuración capitalista continental, es tan mentiroso como su cómplice, pues dice a todos los vientos que Irak está lleno de arsenales atómicos, químicos, biológicos y de todo lo que se les ocurrió, y hoy poco a poco están levantando el velo y muy lentamente se está abriendo paso en la opinión pública que se trataba de una mentirilla piadosa, la aceptación generalizada hace de la conciencia un terreno de fácil juego de malabares, y todos los Mandrakes y aprendices de brujo entran en el baile de máscaras a hacer piruetas para atraer la atención de las desprevenidas víctimas.

Ya Hugo Adan ha denunciado que en Perú, el toledismo juega también a la mentira llenando periódicos con el ‘rebrote de la amenza senderista’ en el mejor estilo fujimorista, con lo que justifica el recorte de libertades y derechos de su democracia, que como toda democracia no pasa de ser otra soberana mentira. Las clases dominantes uruguayas, muy expertas, jamás informan, por ejemplo el diario ‘El País’ de Montevideo, de las luchas sociales, huelgas, movilizaciones o lo que sea, intentando mostrar el show de una sociedad ‘pacífica’. La últimas huelgas y luchas reivindicativas en fábricas aparecen en la noticia una vez ‘solucionadas’ con titulares como ‘Fin del conflicto en la empresa tal o cual’, y recién allí la población se entera de que ‘había’ un conflicto, con lo que el imaginario se construye a partir de los puntos de acuerdo y no del antagonismo. Kirchner por su parte no lo hace nada de mal, también poco a poco se arranca el antifaz y refuerza notablemente las formas y acciones de la represión contra las luchas sociales. Para qué vamos a hablar de Gutiérrez, que ya está en pelotas y no le queda prenda para cubrirse las vergüenzas, o del presidente de Colombia, el tal Uribe, tanto o más mentiroso que sus colegas regionales.

Podemos traer muestras de las mentiras de Aznar, como miente en relación al pueblo vasco, y de Berlusconi, o aún de los chinos, que dicen que son socialistas o comunistas, cuando ya todos saben que se trata de un capitalismo moderno y en acelerada vía de desarrollo gracias a la superexplotación de ese pueblo.

Las instituciones, estados, elecciones, etc. son también una mentira, puesta allí para engatuzar a la población con la fachada de la ‘democracia’ que oculta, (en parte) que se trata de instrumentos de dominación que deben ser retirados para la expansión de la libertad. Los ejércitos están para defender la ‘patria’ y en realidad se arrojan contra su propia población, demostrando que la tal ‘patria’ es la de los patrones. La policía está supuestamente para combatir la delincuencia y la vemos cada día desalojando pobres de terrenos donde buscan vivir, campesinos que buscan trabajar, apaleando estudiantes, en fin, la verdad es que se trata de instrumentos antidisturbios y contrainsurgentes.

Muchos sectores de izquierda se instalan en el medio del antagonismo de los pueblos con las instituciones, intentando conciliar lo irreconciliable, negociando y estableciendo alianzas con los empresarios, que muy gustosos las aceptan.

La lucha de resistencia de los pueblos es titánica, pues deben evadir la represión del sistema y al mismo tiempo a los vendedores de ilusiones, los que reparten las ‘mentiras piadosas’, de allí la importancia de los sectores en lucha que están desarrollando sus propias formas de conciencia, su propia visión del mundo y concentrando sus esfuerzos en la construcción de redes de apoyo mútuo, intercambios y control territorial desde donde vincularse horizontalmente con los otros sectores en lucha en una vasta red de poder popular o contra poder o como le quieran llamar, que ‘instala’ la nueva vida en los territorios abandonando la quimera de la ‘toma del poder’, que hasta ahora sólo ha servido para que los burócratas mentirosos asuman la conducción del aparato.

Con la acción y propuestas concretas de esos sectores autónomos en rebeldía en los más diversos países donde crece el poder popular, ya no hay donde perderse, esconderlo es oportunismo, tergiversarlo es mala fé, continuar con las vías de la toma del poder ya es alejarse de los hechos y de la dinámica objetiva de la resistencia continental, o sea, se trataría de una equivocación y, en muchos casos, de otra mentira. No es de extrañar que de las filas de los sectores de la izquierda mentirosa surjan los principales ataques al desarrollo de las formas autónomas de resistencia. La izquierda consecuente, por el contrario, trabaja junto a las autonomías y a la construcción del poder popular, en muchos casos con la intención de controlar y dirigir los procesos organizativos y de lucha, por lo que las alianzas y actividades conjuntas deben entender eso y hay que decirles muy claro a esos compas que deben respetar los criterios de estos otros grupos, pero no será por medio de discusiones bizantinas que las cosas se van a delimitar, sino por el desarrollo creciente del asambleismo y la disminución de las prácticas verticales.

La mentira es derrotada en los hechos, pues la construcción de los espacios sociales asamblearios pone de cara con la población en el día a día a los que vienen con soluciones elaboradas desde arriba, por lo tanto alejadas del protagonismo social, esto es, una nueva mentira, sea del Estado, sea del comité central o del Olimpo.

Profesor J
Clajadep
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