La sorpresiva incorporación de nuevos movimientos y dinámicas sociales a la palestra de la lucha callejera y construcción de propuestas alternativas de hecho en los más disímiles países muestra un territorio social activo y multitudinario para el cual se proponen tres salidas:
La primera es sistémica, procura el control y la retomada del orden y subordinación a las formas y ritmos de la dominación, para lo cual las instituciones se encuentran abocadas a estudiar y aplicar medidas de contención y represivas, siendo destacable la ausencia de resultados concretos, lo que redunda en un crecimiento del antagonismo, movilizaciones y batallas callejeras.
La segunda es la reformista y procura mantener la forma y ritmo creciente de las movilizaciones con la perspectiva de instalar sobre ellas mecanismos de dirección, coordinación por arriba y eventuales negociaciones y acuerdos con las instituciones o sustitución de las estructuras administrativas, en plazos cortos mediante juntas de dirección organizadas por líderes y dirigentes conocidos que puedan cohesionar población en torno a sus propuestas, como ha sido el caso de Egipto, donde la población cayó de la sartén al fuego, sin embargo sigue el despliegue de diversas iniciativas por abajo. También a mediano o largo plazo, en procesos de acumulación de fuerzas para posibles intentos de asalto al poder (propuestas revolucionarias) o para llevar a la población inquieta de vuelta al redil en procesos eleccionarios (Honduras), plebscitarios o constituyentes (un sector en Chile).
Una tercera, que se abre paso en dos sectores: muchas bases sociales y algunos grupos o movimientos organizados, que apunta a desplegar inciativas organizativas autónomas asentadas en barrios y localidades para fortalecer la construcción desde abajo por vía del empoderamiento que permita continuidad independientemente de quienes se reparten los puestos administrativos en negociaciones, acuerdos, elecciones o golpes de mano. Esa corriente se abre camino de forma bastante clara en los Indignados españoles, asambleas griegas, sectores de la resistencia hondureña y colombiana, así como en los municipios autónomos mexicanos, zapatistas y no zapatistas. Sin embargo es posible apreciar esa dinámica en muchas comunidades y movimientos sociales bolivianos, ecuatorianos y peruanos, así como en algunos sectores incipientes en Chile.
Principales características del período
Crisis del capital.
Expresada en la caida de las bolsas y los intentos en Estados Unidos y Europa de enfrentarla trasfiriendo el peso a la eliminación de beneficios sociales, lo que ha encontrado notable respuesta en especial en países europeos, tales como Inglaterra, Francia, Grecia, España, Finlandia y otros. Otra cara de la crisis es el límite a que se está llegando respecto a la destrucción de la naturaleza por el extractivismo y las peligrosas y dañinas modificaciones al medio ambiente, lo que lleva a comunidades y ecologistas a movilizarse en todas partes contra el avance depredador, en defensa de las tierras, agua, naturaleza y la vida.
Crisis de las instituciones.
Los partidos han sido el principal objetivo castigado por las actuales dinámicas sociales y es notoria la irrupción de los movimientos sociales, algunos de los cuales aspiran a sustituir a los partidos para regresar a ellos como en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil y un sector de la resistencia hondureña con el empresario Zelaya a la cabeza, o como varias agrupaciones chilenas, en tanto otros revierten sus esfuerzos hacia la autoorganización e instalación de formas de vida y relaciones internas locales de reforzamiento económico, sanitario y demás necesidades que son resueltas en base a las propias iniciativas de la población.
Los gobiernos estan siendo incapaces de administrar y aún de controlar las dinámicas y su brújula se orienta hacia la sustitución de los espacios decisorios mediante el rescate del rol partidario, por ejemplo en Chile donde Piñera hace denodados esfuerzos por transferir al parlamento la crisis de relaciones con el movimiento estudiantil. Los gobiernos que han optado por soluciones militares, como Siria, han aprendido que la población no está dispuesta a someterse tan fácilmente y tendrán que subordinarla mediante el más feroz genocidio, lo que atraería el estupor y rechazo internacional.
Las movilizaciones.
De forma impresionante las multitudes se están volcando a las calles en muchos países, lo que expresa una tendencia de difícil integración, en la cual los resultados probables se darán sobra la base de negociaciones y acuerdos por arriba, intentando los sectores institucionales y reformistas evitar la conformación de espacios de contrapoder que garanticen avances por abajo en propuestas de nuevas organizaciones y aún de nueva economía.
El vacío de poder.
Todo ello lleva a un vacío de poder ante el cual las viejas propuestas insurreccionales pueden pensar que se trata de condiciones similares a las de 1917 o 1960, sin embargo la estructura interna del capital y del trabajo hoy en día no ofrecen las condiciones materiales para instalar procesos liberadores y todos los gobiernos progresistas se están subordinando al capital extractivista y globalizado generando fuertes disputas con las comunidades, movimientos autónomos, defensa del medio ambiente y población en general. Por ejemplo en Chile, donde diferentes corrientes están confluyendo en la propuesta de renacionalización del cobre, sin prestar atención a las metodologías y tecnologías destructivas que ello acarrea independientemente de la propiedad, intentando apagar de la información y de la cnciencia que la única forma de tratar la minería hoy día es mediante la incorporación de nuevas metodologías apropiadas y amigables con la naturaleza, pero ello no interesa a quienes estám enceguecidos por el acceso al poder.
Lo más prudente, en atención al avance sostenido del mejoramiento de las condiciones de la población y el cambio, es que ese vecío de poder no sea llenado en el centro o superestructura estatal, sino en las localidades y municipios para consolidar capacidades locales de resistencia y construcción de nueva economía de relación directa entre productores y consumidores.
Es necesario que las personas en las dinámicas sociales no sigan pensando que las soluciones vienen por arriba, ya que ello es escuela permanente de subordinados y de la pasividad que caracteriza a la dominación. Es necesario que la gente pueda empoderarse de sus espacios inmediatos, agruparse, producir y consumir juntos, como nueva escuela de aproximaciones a constituir sujetos autónomos que administren su propia vida y desde allí establecer tejidos hacia las localidades adyacentes, tejidos inmediatos de intercambio, cooperación y apoyo mutuo.
Esa sería la construcción de una nueva democracia, una democracia barrial desde donde levantar mediante el protagonismo las propuestas de constituyentes con vecinos electos en asambleas barriales abiertas. El desarrollo del protagonismo local y el tejido relacional entre barrios y comunas configura una horizontalidad, diferente de la verticalidad estatal.
Saludos
Jaime Yovanovic prieto (Profesor J)
municipiosindependientes@yahoo.cl