Clajadep :: Red de divulgación e intercambios sobre autonomía y poder popular

Imprimir

La caída de Gadaffi

25.08.11

El coronel no tiene quien le escriba, ni quien le salve.

Gadaffi fue junto a Argelia uno de los principales gobernantes progresistas de la época de la lucha de descolonización africana. Entendió que su principal enemigo era Estados Unidos y apoyó las luchas sociales y gobiernos progresistas en nuestro continente en la década de los setenta, especialmente a Cuba y Panamá, donde mandó cualquiera cantidad de dinero para contribuir a que el canal fuese panameño. También apoyó al MIR chileno y otros movimientos políticos, no en su calidad de luchadores precisamente, sino más bien para revolver el gallinero del patio trasero del monstruo.

Nuestro continente tiene una deuda moral con el gobierno libio, sin embargo, a poco andar, fue mostrando su veta de burócrata y autoritario, que le llevó a distanciarse del pueblo libio hasta quedar prácticamente aislado cuando hoy día las ratas abandonan el barco que se hunde, levantando ahora las críticas que callaron en su momento. La Otan aprovechó el levantamiento de los jóvenes trabajadores del petróleo e inyectó armas a aquellos que le aseguraban que la salida sería al más puro estilo occidental, dejando a los jóvenes de lado, aún cuando se la habían jugado mientras los actuales dirigentes esperaban el desarrollo de los acontecimientos antes de sacar la cabeza de avestruz del agujero. Exiliados libios en Europa hicieron de puente con las potencias y canalizaron el chorro de ayuda a sus amiguitos, los actuales “líderes”.

Aún está por verse si los jóvenes y trabajadores van a aceptar tranquilamente un gobierno occidental que les mantendrá en la misma situación. Gadaffi había subordinado a las diferentes comunidades y naciones que allí habitan y que la prensa llama de tribus, disminuyendo así su categoría para justificar internacionalmente el nuevo sometimiento que se avecina. También está por verse si esas comunidades van a aceptar el cambio de color de la bota, que seguirá siendo la misma. Previendo esas “dificultades”, los gobiernos y prensa levantan la posibilidad de que se produzca un vacío que sería llenado por choques internos al estilo Irak, con lo que están justificando con antecedencia la presencia de tropas europeas y yanquis, todas las cuales ya se soban las manos ante la eventualidad de entrar y controlar la riqueza petrolera del país. Ese petróleo fue el que permitió la formación de la casta burocrática privilegiada que rodeaba al clan familiar del dictador y buena parte se destinaba a la satisfacción de las necesidades italianas, que habían encontrado en Gadaffi la gallina de los huevos de oro, ya que está a pocos kilómetros un país del otro e Italia ahorraba una enorme cantidad de dinero negociando con el coronel la venta del oro negro que hacía andar su economía en un porcentaje asustador, ya que se llegó a crear una especie de dependencia que permitía estrechar los lazos amistosos de todo tipo.

Una de las banderas de batalla del dirigente libio había sido la construcción de un río de cemento que se adentró en el desierto para irrigar y permitir grandes plantaciones de árboles que estimularían un fuerte desarrollo de la agricultura. Se hizo el río y circuló agua hacia regiones desérticas, sin embargo hubo reticencia de la población para trasladarse a pleno desierto mientras no se viera efectivamente que crecían los bosques y las plantaciones, lo que nunca llegó a un grado que modificase sustancialmente el panorama como para ser una alternativa de vida, de modo que el proyecto funcionó de forma irrisoria sirviendo para hacer propaganda durante varios años hasta que fue silenciándose paulatinamente. Fue una magnífica idea, casi única a nivel mundial, pero el uso indebido del dinero para favorecer a los sectores privilegiados demostró que no basta nacionalizar las riquezas ni levantar grandes proyectos si no se asegura un control y dirección desde abajo, desde las comunidades, en la administración pública, ya que hasta ahora las burocracias dirigentes han priorizado por la vinculación estrecha al capital internacional.

Si no ha habido experiencia de construcción de formas organizativas y protagonismo desde abajo, difícilmente se podrá influir en las decisiones de los gobernantes, por lo que una de las lecciones más importantes a extraer de esa y otras experiencias similares, que caen de la sartén al fuego, es que hay que organizarse desde ya en los barrios y localidades, para evitar que, sea el gobierno que sea, tenga las manos libres para administrar el capitalismo contra su pueblo, ya que los burócratas cometen el grave error conceptual de proponer administrar el modo capitalista de producción “a favor” del pueblo, lo que hasta ahora ha sido un chiste. Ya llegará la oportunidad de administrar el estado desde la coordinación horizontal de las comunidades y organizaciones locales, por lo que la semilla hoy no puede ser transgénica, es decir, no hay que entregarse a la conducción de los partidos, sino establecer formas de autogobierno local en todas partes.

Fuera la Otan de Libia!
Asegurar la autonomía y potencia de las localidades para enfrentar cualquiera que sea la situación.

Un saludo fraterno
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
profesor_j@yahoo.com


https://clajadep.lahaine.org