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Evo Morales y el cuento del lobo

25.08.11

Dice el presidente boliviano que las movilizaciones indígenas son inducidas por el lobo de la CIA y presenta como prueba de ello una llamada telefónica que hizo un miembro de la embajada estadounidense a una organización. Cuando no es la salida al mar, es la CIA el pretexto para desviar la atención. Eso no significa que no estemos a favor de la salida al mar para el pueblo boliviano y en especial para el pueblo aymara, por lo que Chile, Bolivia y Perú deberían retirarse y permitir que sea la nación ancestral andina la que determine el destino de sus tierras ocupadas por los tres estados organizados encima de ellos por los invasores europeos, luego por los llamados independentistas y posteriormente repartidas tras una guerra por intereses de los ingleses. La disputa entre estados no corresponde ni guarda relación ninguna con los intereses de los pueblos. Los tres estados deberían permitir plebiscitos libres de la población aymara y salir de allí con la frente en alto. Mientras tanto hay que aceptar la existencia de estados plurinacionales, lo que Bolivia apunta en su Constitución y Perú tendrá que resolver luego antes de que la insurrección de Puno se extienda a otros lados. Para el caso chileno una nueva constitución debe contemplar también el estado plurinacional, ya que Chile no es una nación, sino que contiene varias.

Las comunidades del Beni en el oriente y Amazona boliviana, rechazan el proyecto de la mega carretera que unirá Brasil con el centro de Bolivia atravesando selvas, ríos, bosques, territorios sagrados y ancestrales. Brasil está tejiendo una red de super carreteras como tela de araña hacia los países limítrofes al mismo tiempo que levanta gigantescos proyectos de mega hidroeléctricas en esos países y en plena región amazónica ante los ojos asombrados de los ecologistas del planeta, que arrasan con el ambiente y las comunidades destruyendo todo a su paso, erigiendo gigantescas torres de alta tensión que van a buscar esa energía paralelamente con las super carreteras por donde circulan ya enormes camiones gastando petróleo como locos y alimentando el capitalismo brasileño fortalecido por los gobiernos de izquierda de Lula y el Partido de los Trabajadores. Brasil tiene grandes intereses e inversiones en Bolivia, por lo que no le costó mucho recibir la aceptación de Morales, que ni siquiera se molestó en consultar a las comunidades, como le exige la legislación internacional que tanto dice apoyar.

Morales olvida que fueron precisamente esas comunidades agrupadas en la CIDOB, Central Indígena del Oriente Boliviano, las que organizaron la gran marcha de los pueblos originarios de miles y miles de comuneros que dio comienzo a la serie de movilizaciones que desembocaron en levantamientos, bloqueos y batallas campales en todas partes y a la cual se sumó también Evo cuando era líder de los campesinos cocaleros del Chapare, región tropical de Cochabamba. O no se olvida y precisamente por ello desconoce su autonomía y derechos para disminuir su valor simbólico, jurídico y tradicional. En gran medida la victoria electoral del MAS se debe a la lucha de esas comunidades, que han sabido criticar las medidas burocráticas como el gasolinazo, el alza del transporte y las medidas restrictivas a la autonomía indígena, lo que obviamente molesta al partido dirigente, que quisiera tener las manos libres para imponer plenamente el modelo del capitalismo de estado desde los gabinetes, los buró, por eso se llaman burócratas.

Ahora esas mismas comunidades vienen marchando desde el Beni contra la super carretera y reciben apoyo y solidaridad de todas partes, por ejemplo Conamaq, el Consejo Nacional y Plurinacional de Ayllus y Markas del Qoyasullu, la más potente de todas las organizaciones bolivianas, ha decidido enviar dos representantes de cada Marka (agrupación de ayllus) de todo el país para estar participando también en la marcha, que recibe apoyo además de Federaciones de Trabajadores, grupos campesinos, otras comunidades y aún de la conocida Fejuve, Federación de Juntas de Vecinos de El Alto, ciudad de donde normalmente bajan millares de alteños a ocupar La Paz cuando es necesario. También ha apoyado la histórica COB, Confederación Obrera de Bolivia, así como sindicatos docentes, municipios, parlamentarios y estudiantes universitarios.

Así, para detener la marcha, no encontró el señor presidente nada mejor que acusarlos de estar dirigidos por la CIA. ¡A los mismos comuneros que dieron inicio al ciclo de luchas que culminó con la victoria a la presidencia y la nueva Constitución! Así entonces todos los demás que apoyan le están haciendo el juego a la famosa CIA, que opera, claro que opera, pero también sabe esperar su momento para clavar su puñal. Los militares ya declararon que están con las organizaciones sociales, con lo que están diciendo que no apoyarán medidas represivas del gobierno. Los comuneros han sabido utilizar su potencial y su arraigo al territorio, iniciando desde sus localidades esta nueva potente marcha, manteniendo y fortaleciendo al mismo tiempo las relaciones fraternas y horizontales con el resto de las comunidades y movimientos sociales.

El ejemplo de Bolivia nos enseña que a los burócratas hay que tenerlos cortitos desde abajo, desde las comunidades y sólo se podrá hablar de un verdadero gobierno popular cuando se establezca realmente el mandar obedeciendo y se desplace a los partidos. La izquierda por eso odia la autonomía, pues quiere que la población siga a los burócratas como soldaditos de plomo, sin embargo la autonomía y las formas de vida comunitaria rurales y urbanas se extienden por abajo en todo el continente.

Bravo por los comuneros del Beni.

Abrazos

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
profesor_j@yahoo.com


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