Nuevas manifestaciones contra expropiaciones en aldea del sur de China
(AFP) – hace 2 horas
WUKAN, China — Nuevas manifestaciones congregaron este jueves a miles de habitantes de una aldea del sur de China convertida en símbolo de la lucha de los campesinos contra expropiaciones de tierras que consideran abusivas.
El ambiente de desconfianza frente a las autoridades podía palparse en Wukan, localidad de 13.000 habitantes donde nuevas manifestaciones de protesta se desarrollaron, según un fotógrafo de la AFP presente en el lugar.
Los habitantes de esta localidad costera acusan a las autoridades locales de haber expropiado sus tierras sin compensación. Las autoridades niegan estas acusaciones y afirman que siguieron el procedimiento legal.
Las autoridades de Lufeng, cuya jurisdicción abarca a Wukan, indicaron que la policía, los agentes antidisturbios y los bomberos fueron desplegados alrededor del pueblo con cañones de agua para “garantizar la estabilidad”.
Los manifestantes llevaban banderolas pidiendo al gobierno central que intervenga en su favor, así como retratos de Xue Jinbo, uno de los manifestantes que falleció el domingo mientras estaba detenido.
Los habitantes de Wukan, en la provincia de Guangdong, acusan a la policía de haber matado de una paliza a Xue, quien en septiembre encabezaba las manifestaciones contra las expropiaciones, las que culminaron en violencias.
Las autoridades afirmaron que el hombre murió por causas naturales.
“Tenemos mucho miedo que más gente sea detenida pero no podemos aceptar que uno de nuestros líderes haya sido muerto de una paliza”, confió uno de los que manifestaban.
“Tenemos derecho a la justicia. Nos quitan la tierra y los campesinos son detenidos y apaleados hasta matarlos. La gente está furiosa, pero debemos mantener la calma. Sólo el gobierno central puede ayudarnos frente a los responsables locales corruptos”, agregó este habitante cuya identidad no fue revelada por razones de seguridad.
“La tierra nos permite ganarnos el sustento y es desgarrador cuando la perdemos”, afirmó otro agricultor local. “No nos oponemos al gobierno, sólo queremos recuperar nuestras tierras”.
Desde el jueves pasado, Wukan ha sido escenario de un bloqueo por un número creciente de policías, en tanto la prensa oficial china se ha mantenido extremadamente discreta sobre los acontecimientos en esta aldea, y los datos por la red Internet al respecto estaban bloqueados por la censura.
No obstante, el miércoles la agencia oficial China Nueva consideró útil precisar que Xue, de 42 años, había muerto de una “crisis cardíaca” y que “ninguna huella aparente de violencia” había sido detectada en su cuerpo.
Las expropiaciones se convirtieron en un agudo problema en China en donde cada vez más campesinos acusan a los jerarcas locales de corrupción y de enriquecerse revendiendo sus tierras, expropiadas, a promotores para proyectos inmobiliarios.
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Represión del régimen de Pekín
China aísla a un pueblo que lucha contra las expropiaciones
Desde hace una semana, 1000 policías impiden que ingresen alimentos
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Foto: AFP
PEKIN.- En un intento por aplacar el creciente malestar de los pobladores rurales con el gobierno de China, unos 1000 policías bloquean desde hace una semana la localidad de Wukan, en el sur del país, símbolo de la lucha de los campesinos chinos contra la expropiación de tierras practicada por jerarcas del Partido Comunista.
“Hay vehículos de policía y bomberos alrededor del pueblo”, declaró un habitante contactado por teléfono. “Aún tenemos un poco de agua y alimentos, pero no por mucho tiempo”, dijo este hombre, que solicitó el anonimato.
“Queremos que el gobierno central [de Pekín] se ocupe de nuestro problema. No abandonaremos la lucha, queremos que los jerarcas corruptos sean detenidos”, agregó.
Los pobladores de esta localidad costera de 20.000 habitantes acusan a las autoridades locales de haber expropiado sus tierras sin compensación. Las autoridades niegan estas acusaciones y afirman que siguieron el procedimiento legal.
Desde hace una semana, la policía mantiene bloqueado el pueblo, en donde los habitantes se manifestaron ayer por tercer día consecutivo y se declararon determinados a continuar su movimiento de protesta.
El conflicto aumentó su intensidad el lunes, cuando los residentes se enteraron de que uno de los representantes que habían elegido para negociar con el Partido Comunista local había muerto bajo custodia policial. Las autoridades dijeron que el hombre, de 42 años, murió a causa de un infarto, pero sus parientes dijeron que el cuerpo exhibía signos de tortura.
DESPLIEGUE
En Lufeng, cuya jurisdicción abarca a Wukan, indicaron que la policía, los agentes antidisturbios y los bomberos fueron desplegados alrededor del pueblo con cañones de agua para “garantizar la estabilidad”.
“Nadie se atreve a dejar el pueblo ahora. Si uno quiere hacerlo, tiene que escribir su nombre en una lista. No sabemos qué significa eso. Muchos están muy atemorizados para salir”, dijo el comerciante Qiu Yankun.
“Todos los ingresos [al pueblo] están bloqueados y sólo algunas mujeres y niños tienen el derecho a pasar luego de someterse a interrogatorios. La presencia de los periodistas está absolutamente prohibida”, declaró otro habitante.
Las expropiaciones se convirtieron en un agudo problema en China, donde cada vez más campesinos acusan a los jerarcas locales de corrupción y de enriquecerse revendiendo sus tierras a promotores para proyectos inmobiliarios.
El malestar en Wukan comenzó en septiembre pasado, cuando miles de personas tomaron las calles para protestar contra las expropiaciones de tierra cultivable y acusaron al gobierno de tomarlas en forma ilegal, con poca o ninguna compensación.
Después de dos días de protestas, durante las cuales se registraron destrucciones de vehículos policiales y saqueos de edificios públicos, la policía antidisturbios intervino y lanzó un operativo “brutal”, según dijeron residentes locales.
Con el orden restablecido, las autoridades prometieron investigar las acusaciones y comenzaron a negociar con un grupo de pobladores. Pero la muerte del negociador local agudizó el conflicto.
Agencias AP, AFP y diario NYT
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El asedio de Wukan, un pueblo rebelde contra el régimen comunista
15 de diciembre de 2011 • 02:42
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La población de Wukan, un pequeño pueblo de 20.000 habitantes en el sur de China, protagoniza desde hace años una modesta rebelión contra las autoridades en protesta por la expropiación ilegal de tierras y la corrupción, un conflicto que se ha recrudecido esta semana hasta convertirse en un auténtico asedio.
La situación recuerda a la de una guerra medieval: los habitantes de la ciudad han echado a los líderes comunistas locales, han bloqueado con troncos y otros grandes objetos los accesos por carretera, y unos kilómetros más adelante la policía ha colocado también alambradas, intentando cortar el suministro de alimentos.
Los habitantes de Wukan, que han podido lograr alimentos “clandestinamente” de otros pueblos, se han armado con lanzas caseras fabricadas con palos de bambú y esperan el embate de las autoridades, que hoy han asegurado a través de la agencia oficial China News que habrá duros castigos a los líderes de la rebelión.
Esta dantesca estampa tiene su origen en un conflicto de tierras que se prolonga desde hace años en el lugar, cuyos habitantes aseguran que han perdido decenas de hectáreas expropiadas por las autoridades.
Desde septiembre, las protestas se han recrudecido con manifestaciones, sentadas masivas y hasta enfrentamientos violentos con los lugareños, que llegaron a destrozar vehículos policiales y edificios del gobierno local.
Pero la gota que colmó el vaso fue la muerte de Xue Jinbo, un carnicero de Wukan que había sido designado por sus vecinos como uno de los representantes de la protesta para negociar con las autoridades.
Xue murió dos días después de ser detenido por la policía, en circunstancias muy extrañas: la prensa oficial y las autoridades aseguran que falleció de un infarto, en un hecho “desafortunado”, mientras que familiares del líder local aseguran que presentaba señales de tortura, como dedos y rodillas rotas y sangre en la cara.
La muerte del líder -algo que es tristemente frecuente en este tipo de incidentes en China- ha añadido tensión y violencia a las protestas de Wukan, que la censura del país se ha apresurado a borrar en los medios, pero que sin embargo han llegado a la prensa internacional, aunque a muchos reporteros que intentan llegar al pueblo las autoridades les han impedido el acceso.
El caso de Wukan, especial por el inédito desafío que los lugareños han mostrado hacia las autoridades y por su larga duración, es sin embargo uno más de los miles de enfrentamientos sociales que cada año hay en China, aunque los medios apenas presten atención a una decena de ellos.
Según las propias estadísticas oficiales chinas, en el país asiático, segunda economía mundial, hay al año unos 180.000 “incidentes sociales”, y se calcula que un 65 por ciento se deben a expropiaciones ilegales para enriquecer las arcas municipales.
Conflictos laborales y protestas por contaminación medioambiental también son muy frecuentes en el país, y aunque en general estas manifestaciones no tienen tintes políticos, en el caso de Wukan los vecinos han pedido elegir democráticamente a nuevos líderes, tras la expulsión de los jefes comunistas locales.
La razón de estas protestas, según los sociólogos, es la frustración de algunos colectivos olvidados, como los campesinos, por el rápido desarrollo económico chino, que ha aumentado la diferencia entre ricos y pobres y entre regiones más y menos desarrolladas.
En el caso de las protestas contra las expropiaciones, muchos municipios -que a veces están fuertemente endeudados- buscan un rápido enriquecimiento a través de la construcción de urbanizaciones de lujo, campos de golf y otras instalaciones para la clase alta, muchas veces sin arreglo a la ley y tras recibir sobornos, lo que produce masivas protestas.
El Gobierno chino ha prometido este año una campaña contra los campos de golf y otras construcciones ilegales, pero gente como los humildes pobladores de Wukan han decidido que no pueden esperar más: ha llegado el momento de “armarse”, y resistir el asedio de la policía comunista.
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La provincia de Cantón ha sufrido una caída de sus exportaciones de un nueve por ciento. En el conflicto de la empresa taiwanesa de zapatos Pou Chen, que tiene entre sus clientes a Nike y Adidas, unos siete mil trabajadores salieron a las calles de Dongguan para exigir que la compañía no continúe con la transferencia de su producción al interior de China y a Vietnam, de menores costos laborales. También hubo manifestaciones contra Apple, IBM y otras grandes compañías. La crisis no sólo se nota en el sector fabril. En la histórica Nanjing los recolectores de basura fueron el 16 de noviembre dos días a la huelga en protesta por el salario (dos mil yuanes) y las demoras en implementar un acuerdo laboral previo.
El 2 de diciembre último miles de trabajadores manifestaron frente Hi-P, una empresa tecnológica ubicada en los suburbios de Shangai, contra la decisión de la firma de trasladar la planta a otra provincia, despidiendo previamente a 1.000 empleados . La policía intervino y se generaron enfrentamientos que terminaron con detenidos y varios heridos. En Hi-P se fabrican piezas para productos de Apple, Blackberry y Motorota.
La ola de manifestaciones y huelgas de obreros y trabajadores chinos también comprende, entre otros, a las sucursales de la cadena de supermercados inglesa Tesco. En Jinhua, provincia oriental de Zhejiang, cientos de empleados salieron ayer a la calle para protestar contra los recortes de personal que decidió la dirección de la firma. Los empleados bloquearon el ingreso a los centros comerciales y gritaron contra la empresa, mostrando carteles donde piden el respeto a sus derechos.