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Durban o la resolución de no hacer nada

23.12.11

Los principales gobiernos occidentales acordaron en Durban que hasta 2020 no habrá ningún protocolo que sustituya al de Kyoto para frenar el calentamiento global.

Durban se convierte en la feria global del CO2

SARA PLAZA CASARES (MADRID)
JUEVES 22 DE DICIEMBRE DE 2011. NÚMERO 163 NÚMERO 164
Una acuerdo para seguir acordando. Poco más. Esa es la principal conclusión alcanzada en la Cumbre de Durban (Sudáfrica), que culminó el pasado 10 de diciembre tras dos semanas de negociaciones, con la promesa vaga de crear una nueva hoja de ruta para alcanzar un acuerdo más ambicioso que el Protocolo de Kyoto, pero que no tendrá efectividad hasta 2020.

“La resolución es la inacción”, ésta es la conclusión de Tamra Gilbertson, portavoz de la organización Carbon Trade Watch, que, tras acudir a la cumbre, valora lo allí acontecido como “nada nuevo sobre el terreno”. “Hasta 2020 no habrá nada firmado, lo ponen en futuro para que la responsabilidad recaiga sobre otros gobiernos, los que les sucedan en el poder”, expresa.

No obstante, hay novedades positivas en la resolución alcanzada, ya que Estados Unidos, que no forma parte del Protocolo de Kyoto, se ha comprometido a entrar en las negociaciones para un nuevo acuerdo. “Las negociaciones siguen y eso es positivo. Si se hubieran roto, habríamos quedado vendidos a los grandes lobbies de los combustibles fósiles. Eso sí, es un pequeño paso que es tremendamente insuficiente. Necesitamos un salto con pértiga pero estamos dando un brinco de pulga”, expresa Raquel Montón, responsable de la Campaña de Energía de Greenpeace.

Según los científicos, si no se alcanza un objetivo más ambicioso de reducciones antes de 2015, se corre el riesgo de que la temperatura aumente dos grados. “A la atmósfera le dan igual las fronteras. En 2015 las emisiones tendrían que estar bajando, así, en ese año deberíamos estar atados ya a un compromiso, pero no lo vamos a lograr. Ahora mismo, aunque insuficiente, lo único que tenemos es el protocolo de Kyoto”, sentencia Morón.

Este acuerdo, que expira en 2012, se prolongará en un segundo período que acabará bien en 2017 o bien en 2020. Durante la cumbre, la UE ratificó que seguirá adelante con él, pero Rusia, Canadá y Japón anunciaron que se caen del segundo período de compromiso. Canadá ha anunciado además que abandona el Protocolo de Kyoto.

“En 2012, los países que no hayan cumplido sus objetivos tendrán que pagar. Por eso se retira Canadá, para eludir la multa”, explica la portavoz de Greenpeace. “Canadá no firmará otro nuevo período que no incluya a los mayores emisores”, expresaba durante el encuentro Andrew MacDougall, el portavoz del primer ministro canadiense, Stephen Harper.

Y es que muchos países condicionaron su posición a lo que hiciera Estados Unidos. Pero sus dardos de presión también se lanzaron contra China e India, las dos potencias emergentes que, según el protocolo de Kyoto, no tienen obligación de reducir sus emisiones.

Presión sobre China e India

“Es lo que llamamos el juego de las culpas”, expresa Alejandro González, responsable del área de Cambio Climático y Energía de Amigos de la Tierra. “El mundo rico ha generado la crisis climática y tiene que responsabilizarse de solucionarla. No vale culpar a los demás de la falta de avances. China tiene unas emisiones por persona mucho menores que las de los países occidentales. En India, millones de personas, en condiciones de pobreza, van a sufrir las consecuencias del cambio climático”, sentencia González.

Sin embargo, durante la cumbre todo fueron presiones sobre estos dos países emergentes para que entren dentro del acuerdo. Pero “si Europa, EE UU y Canadá no son los primeros en aceptar un acuerdo de reducciones ambiciosas y vinculantes, lo que haga el resto de países es irrelevante”, señala el portavoz de Amigos de la Tierra.

Para esta organización “el resultado de las negociaciones en Durban es inaceptable”. Así, explican que, entre otras medidas, hubiera sido necesaria “la reducción de un 40% de las emisiones de CO2 respecto a 1990 para los países industrializados por su responsabilidad histórica en la crisis climática”. Por el contrario, la UE hizo mucha fuerza para imponer una nueva hoja de ruta “presionando a los países del Sur para que se incluyan en ella y reduzcan sus emisiones”, explica Gilbertson.

Resistencias en Durban

Mientras en los despachos los dirigentes decidían el futuro del planeta, en las calles de Durban, Vía Campesina, organización global que agrupa a campesinos y campesinas de todo el mundo, creaba su propia asamblea de los oprimidos para exigir a los allí reunidos que tengan en cuenta a quienes directamente van a sufrir las consecuencias del cambio climático.

“Consideramos que, ante negociaciones de esta naturaleza, es mejor no llegar a ningún acuerdo que alcanzar un acuerdo que condene a la humanidad y a nuestro planeta a un futuro de catástrofes climáticas”, expresaban en una declaración redactada en vísperas del final de la cumbre. “Estamos viendo que el futuro de la humanidad corre peligro porque los responsables de la devastación de la naturaleza tratan de eludir su responsabilidad y borrar la historia”, concluían. Pero la principal protagonista de la cumbre, que fue la Tierra, no olvida.

Descuelgues

A falta de un acuerdo más ambicioso, la única cuerda a la que agarrarse sigue siendo el Protocolo de Kyoto. Durante la cumbre se ratificó su ampliación en un segundo período que comenzará en 2013 y se alargará hasta 2017 o 2020, aspecto todavía por decidir. Japón, Rusia y Canadá han anunciado que no continuarán con esta segunda pfase. El Protocolo de Kyoto, en el que que están presentes 37 países industrializados y la Unión Europea (pero no Estados Unidos), establece la reducción del 5% de las emisiones globales con respecto a 1990.

Nueve años de espera A propuesta de la Unión Europea, se ha acordado negociar un nuevo pacto contra el cambio climático, que tendrá que decidirse antes de 2015 pero no entrará en vigor hasta 2020. La UE pujaba porque el nuevo pacto, en el que entran tanto los países emergentes (China e India) como Estados Unidos, fuera vinculante, pero, como confirma Greenpeace, Estados Unidos ha conseguido mantener una cláusula que no deja cerrada la forma legal del acuerdo y que abre la puerta a un escaso compromiso legal.

Fondo verde

Los países ricos se han comprometido a crear una bolsa de cien mil millones de dólares anuales que, a partir de 2020, aportarán los países en desarrollo para mitigar el impacto del cambio climático. Esta propuesta, que nació en la Cumbre de Cancún, “ha quedado sin financiación”, denuncia Amigos de la Tierra. En Durban sólo se han aprobado sus mecanismos de funcionamiento y su capitalización, que provendrá de aportaciones directas de los presupuestos de los Estados desarrollados y otras “fuentes alternativas de financiación”.


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