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En defensa del robo

16.03.12

EN DEFENSA DEL ROBO

Señores: Ahora saben quién soy: un rebelde que vive del producto de sus robos. Además he incendiado varias residencias y defendido mi libertad contra la agresión de agentes del poder. He puesto al desnudo toda mi existencia de lucha, que someto como un problema a sus inteligencias. Como a nadie reconozco el derecho a juzgarme, no imploro perdón ni indulgencia. No imploro a aquell@s a quienes odio y desprecio. Ustedes son l@s mas fuertes; dispongan de mi como lo crean justo. Envíeme al presidio o al cadalso; poco importa. Pero entes de separarse, déjenme decirles una última palabra (…). Ustedes llaman aun hombre ladrón y bandido; aplican contra él rigores de la ley sin preguntarse si podía ser otra cosa. ¿Se ha visto jamás a un rentista volverse ladrón? Confieso no conocer a ningun@. Pero yo, que no soy rentista ni propietario, que no soy sino un hombre que no posee mas que sus brazos y su cerebro para asegurar su conservación, he debido seguir otra conducta. La sociedad no me concedió mas que tres medios de existencia: el trabajo, la mendicidad o el robo. El trabajo lejos de repugnarme, me agrada. Incluso el hombre no puede pasarse sin trabajar: sus músculos, su cerebro, posees una suma de energía ha invertir. Lo que me ha repugnado es sudar sangre por la limosna de un salario; es crear riquezas que se me habrían birlado. En una palabra, me ha repugnado abandonarme a la prostitución del trabajo. La mendicidad es el envilecimiento, la negación de toda dignidad. Todo hombre tiene derecho a disfrutar del banquete de la vida.

EL DERECHO A VIVIR NO SE MENDIGA, SE TOMA.

Robo es restitución, recuperación. Antes que verme encerrado en una fábrica, como en presidio; antes que mendigar aquello a lo que tenía derecho, he preferido rebelarme y combatir frente a frente a mis enemig@s haciendo la guerra a l@s ric@s, atacando sus bienes. Me doy cuenta, claro está, que ustedes habrían preferido que me sometiera a sus leyes, que como obrer@ dócil y domesticad@ creará riquezas a cambio de un salario irrisorio, y que con el cuerpo gastado y el cerebro embrutecido fuera a reventar en cualquier esquina. Entonces no me llamarían ?cínico bandido?, sino ?honrado obrero?. Con halagos, me habrían otorgado incluso la medalla al trabajo. Los curas prometen a sus incaut@s un paraíso; ustedes, manos abstractos, les prometen un pedazo de papel. ¡Mucho les agradezco tanta bondad, tanta gratitud, señores! ¡Prefiero ser un cínico consciente de sus derechos antes que un autómata, una cariátide!. Desde que tuve dominio de mi conciencia, me dediqué sin escrúpulo alguno a robar. No comparto su pretendida moral, que predica el respeto por la propiedad como una virtud, cuando no hay peores ladrones que l@s propietari@s . Señores: dense por satisfech@s de que este prejuicio haya arraigado en el pueblo, ya que ese es su mejor gendarme. Conociendo la impotencia de la ley ?mejor dicho, de la fuerza- han hecho el mas sólido de sus protectores. Pero tengan cuidado: todo termina. Todo lo que es construido, edificado por la fuerza y la astucia, la astucia y la fuerza pueden demolerlo. El pueblo ha evolucionado todos los días. Imagínense que enterados de estas verdades, conscientes de sus derechos, tod@s l@s muert@s de hambre, tod@s l@s indigentes, en una palabra todas las víctimas de ustedes, se armen de una palanqueta y vayan al asalto de sus viviendas para recobrar las riquezas que crearon y que ustedes les robaron… ¿Creen ustedes que así serían mas desdichad@s? Opino lo contrario. Si reflexionaran bien, preferirían correr todos los riesgos antes que engordarles a ustedes mientras gimen en la miseria. Se dirá: ¡la cárcel, el presidio, el cadalso! Pero ¿qué son estas perspectivas comparadas con una vida de embrutecimiento, compuesta por todos los sufrimientos? El minero que disputa su pan a las extrañas de la tierra, sin jamás ver el sol, puede parecer de un instante a otro, víctima de una explosión de grisú; el plomero que peregrina por los techos puede caer y quedar despedazado; el marino sabe cuándo parte, pero ignora cuando si volverá al puerto. Much@s otr@s obrer@s contraen, ejerciendo sus oficio, enfermedades fatales, se agotan, se envenenan, se matan creando para ustedes; incluso los gendarmes, los policías, sus lacayos, a cambio de un hueso que les dan a roer, hallan a veces la muerte en la lucha que emprenden contra l@s enemig@s de ustedes. Empecinad@s en su estrecho egoísmo, ustedes siguen siendo escéptic@s respecto a esta visión, ¿verdad? Parecen decir que el pueblo tiene miedo… Lo gobernamos mediante el temor a la represión; ¡si grita, lo arrojamos a la cárcel, si rabia, lo deportamos a presidio; si se agita, lo guillotinamos! Mal calculado señores, créanme. Las penalidades que ustedes aplican no son un remedio contra los actos de rebelión. La represión, muy lejos de ser un remedio, un paliativo siquiera, no es mas que una agravación del mal. …Las medidas coercitivas no pueden sino sembrar el odio y la venganza. Es un ciclo fatal. Por lo demás, desde que ustedes cortan cabezas, desde que llenan cárceles y presidios, ¿han impedido que se manifieste el odio? ¿y? ¡Contesten! Los hechos demuestran su impotencia. Por mi parte, ya sabía que mi conducta no podía conducirme mas que al presidio o al cadalso. Ya ven que eso no me impidió actuar. Si me dediqué al robo, no fue en busca no de lucro, sino por una cuestión de principios, de derecho. He preferido conservar mi libertad, mi independencia, mi dignidad de persona, antes que hacerme artesano de la fortuna de un amo. En términos mas crudos, sin eufemismos, he preferido ser ladrón que ser robado. Claro esta que yo también repruebo que una persona se apodere, violentamente y con astucias, del fruto del trabajo de otro. Pero es precisamente por eso que le hice la guerra a l@s ric@s, que roban sus bienes a l@s pobres. También yo querría vivir en una sociedad de la cual estuviera proscrito el robo. No apruebo el robo, ni lo he utilizado sino como medio de rebelión, apto para combatir el mas inicuo de los robos : la propiedad individual. Para destruir un efecto, es necesario antes destruir la causa. Si hay robo, no es sino porque hay abundancia de una parte y escasez de la otra, porque TODO pertenece solo a un@s poc@s.

LA LUCHA NO SE EXTINGUIRÁ HASTA QUE LAS PERSONAS COMPARTAN ALEGRÍAS Y DOLORES, TRABAJO Y RIQUEZAS, HASTA QUE TODO PERTENEZCA A TOD@S. Anarquista, revolucionario, hice mi revolución; ¡que venga la Anarquía!

Este texto es un pedacito del libro Jacob, recuerdos de un rebelde de Bernard Thomas. Editado por Txalaparta en el 91. Amén.

LA COSA ESTÁ CLARA. LA BARRICADA SOLO TIENE DOS LADOS.

TÚ SABRÁS DE CUAL ESTÁS.

LEE Y DIFUNDE.

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