No a las elecciones y sí a la organización
Cherán: esto apenas empieza
Aquí las palabras “dignidad, libertad y tranquilidad”, son las que se respiran después del alzamiento, aunque, lamentan, “los ataques de grupos criminales no han terminado” y continúa la tala clandestina en una parte de sus bosques.
Adazahira Chávez y Gloria Muñoz
Cherán, Michoacán. Este 14 de abril, la comunidad purhépecha de Cherán celebró el primer aniversario de su alzamiento y de su camino hacia la autonomía. Ante el Consejo Mayor y otras autoridades purhépechas, además de organizaciones solidarias, los comuneros recordaron que no se han cumplido las demandas de seguridad, justicia y reconstitución de su territorio, razón por la que, señaló Salvador Campanur en el acto central, decidieron la suspensión del próximo proceso electoral federal en este territorio y la reivindicación de su derecho a la autodeterminación.
Durante la jornada de celebraciones, autoridades y habitantes coincidieron en que el reto actual es consolidar un proceso organizativo más apegado a su identidad, horizontal e igualitario, diferente al modelo que las instituciones promueven y que los lleva a funcionar de una manera vertical y limitada por los tiempos electorales.
“Esto apenas comienza. La lucha continúa”, señaló el comunero Pedro Chávez, quien llamó a “no caer en el juego de los partidos y en su modo mercantilista y egoísta”.
Cherán está de fiesta y no es para menos. Luego de que unas 15 mil hectáreas de sus bosques fueran saqueadas por talamontes vinculados con el crimen organizado, el 15 de abril de 2011 los 20 mil pobladores “vencieron el miedo, se levantaron y tomaron el control de su pueblo, su territorio y el destino en sus manos”.
El 11 de abril empezaron las fiestas tradicionales que se empalmaron con la celebración del primer año de la autodefensa de su pueblo. Música, danza, muestras artesanales y un acto político central convocaron a miles de pobladores de los cuatro barrios de Cherán, de las comunidades vecinas y de otras partes de México y del mundo, como Argentina y Brasil.
Después de los honores a la bandera purhépecha y de la presentación de los invitados especiales, Salvador Campanur informó que las autoridades del Consejo fueron llamadas a una Comisión de Diálogo con el Instituto Federal electoral (IFE) con respecto a la realización de las elecciones federales del próximo julio. El IFE, dijo, quiere que haya elecciones, pero Cherán K’eri, a través de sus asambleas, ha ratificado cinco veces su decisión del 15 de abril: no más partidos ni procesos electorales aquí, pues son un proceso que “no nos va a salvar de la muerte”.
Cherán K’eri es el nombre completo de esta comunidad de la meseta purhépecha. Aquí las palabras “dignidad, libertad y tranquilidad”, son las que se respiran después del alzamiento, aunque, lamentan, “los ataques de grupos criminales no han terminado” y continúa la tala clandestina en una parte de sus bosques.
Esta comunidad logró que las instituciones reconocieran su forma de gobierno (en las pasadas elecciones estatales, lograron una sentencia que reconoció su derecho a las elecciones por usos y costumbres, y el Consejo Mayor tomó posesión el pasado 5 de febrero) y se ha vuelto un referente para los movimientos sociales en el país a través del trabajo de jóvenes, mujeres, hombres y ancianos. Reforestan sus bosques y piensan ya en un vivero propio porque la ayuda del gobierno no ha sido la necesaria, pero lo más importante es la salvaguarda de su territorio a través de barricadas, fogatas y de la ronda tradicional que está a cargo de la seguridad de la comunidad.
En una de las tres grandes barricadas colocadas en los accesos a la comunidad, en la que se revisa el tráfico vehicular y se controla la llegada y salida de cualquier persona, un grupo de comuneros relata que “los integrantes del crimen organizado sembraron el terror, robaron, destruyeron cultivos, impidieron la siembra, secuestraron y asesinaron”. Para Cherán había destrucción ecológica y económica –las actividades productivas, como siembra y ganado, se detenían por la inseguridad-, desplazamientos, miedo y muertos. También, explican, destrucción social y cultural por el ataque a su cosmovisión al ser alterada la relación entre hombre y naturaleza, destruidos sus lugares sagrados y arrasado el hábitat de animales y plantas. El atrevimiento de los talamontes llegó hasta los bosques más cercanos a las casas. Dicen los comuneros: “ya nada más faltaba que entraran a nuestras casas y nos cachetearan”.
Cuando tocaron el manantial del que se abastece la comunidad, se rearticuló la organización ancestral y la autodefensa por la vida y la comunidad. Hombres y mujeres se lanzaron a las barricadas y 264 fogatas se encendieron para defender la vida.
Las mujeres en esta lucha han sido decisivas; un año después, siguen alimentando las fogatas con comida, pero sobre todo con su presencia y su determinación. Hoy, cuentan, todos pueden andar por la comunidad sin el miedo de antes, porque saben que entre ellos se cuidan.
Los jóvenes reconocen la importancia de sus trabajos para esta caminante autonomía. Saraí, Daniel y Javier relatan que son ellos los que han remozado las calles principales de Cherán, coordinado marchas en la capital del estado y fundado Radio Fogata “para contrarrestar las mentiras del mal gobierno”. El nombre de la radio, que cumple ya casi un año también, “es un homenaje a las fogatas y al dios del fuego, el principal en la religión purhépecha”.
Esta organización, señalan los comuneros, “ha costado no sólo desvelos sino vidas”. Los obligó a “recurrir a los abuelos, fuente de identidad y guía, que han marcado el camino del ser purhépecha en la autonomía, que de por sí es su forma”.
En el acto político del aniversario están presentes autoridades tradicionales de Nurío y Tarícuaro, comunidades vecinas que refrendaron su solidaridad con este pueblo alzado.
Los pobladores dicen estar contentos con su gobierno. Los respetan pero saben, a la vez, que son sus iguales, que los escuchan, que los ven en los barrios y asambleas, que siguen el mandato que se les refrendó hoy: “servir y no servirse, representar y no suplantar, construir y no destruir, convencer y no vencer, obedecer y no mandar; en suma, no hacer con sus hermanos lo que el gobierno les ha hecho”.
Los habitantes de Cherán, con este proceso joven pero una resistencia que viene desde la invasión de América, advierten que están prevenidos contra algunas estrategias gubernamentales. Durante el proceso de deliberación sobre la petición del IFE, decidieron levantar un acta de acuerdo para que después no intentaran dividirlos con dádivas. Reiteran que una de sus fortalezas y necesidades es la unidad, mientras que durante el tiempo que toleraron al gobierno partidista lo que obtuvieron fueron “promesas incumplidas y división”. Recuerda Campanur que los partidos no se han solidarizado con la autodefensa comunitaria, y que “han preferido anteponer sus intereses”. Por eso insisten en que van a seguir organizándose en lugar de acudir al proceso electoral que es “bajo, sucio y feo”.
El gobierno tiene otros modos de actuar frente a estas autoridades (tata k’eris, les llaman en la lengua local). Las autoridades de la Secretaría de la Reforma Agraria exigen un modo de nombrar al Consejo de Bienes Comunales, que “no respeta la autonomía y la libre determinación” de este pueblo. Aquí consideran a esa Secretaría responsable del despojo y robo que han sufrido, pues “no detuvieron lo que hoy se padece”.
A los gobiernos federal y estatal se les exige que cumplan su trabajo: que castiguen a los culpables del despojo, los asesinatos y el terror, y los identifican: paramilitares, crimen organizado y narcotráfico, en complicidad con partidos y el mismo gobierno. El clamor de justicia, reiteran, no ha sido escuchado. Por eso, esto apenas empieza. Las fogatas no se han apagado.