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CARTILLA DEL bUEN VIVIR
Buen Vivir / Buen Convivir
SUMAK KAWSAY
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Cartilla del buen vivir
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LA CARTILLA del BUEN-VVIR
propone construir un mundo nuevo para vivir una vida desde la dig-
nidad y la justicia, un mundo nuevo que sustituya al actual orden, en-
fermo terminal.
Saber vivir la vida, a partir de las raíces más hondas de nuestra
humanidad, de nuestra cultura y de nuestros valores es la propues-
ta de esta Cartilla del Buen-Vivir. Proponemos unas fuentes antiguas
donde brotan a borbotones las aguas del Buen Vivir. Están ahí, muy
cerca de nosotros mismos. Estas aguas cristalinas y frescas son para
que individual y colectivamente saciemos nuestra sed. Ojalá que este
Buen-Vivir nos ilusione, lo practiquemos y levantemos anhelos de cam-
bio tanto dentro como fuera de nuestro entorno.
Pero antes démonos cuenta de que vivimos mal y a qué nos lleva
este mal-vivir.
EL MAL CAMINO DE LA CULTURA OCCIDENTAL
Urge un cambio de paradigma. Si no cambiamos radicalmente
el camino que llevamos nos estrellaremos en poco tiempo contra un
muro. Además este tiempo lo acortamos más si nos ponemos nerviosos
y apretamos el acelerador o si intentamos meternos más en el mismo
mal camino.
Venimos caminando por el camino de la cultura occidental (judeo-
cristiana, griega y romana) que, en lo económico, se concretó en el
capitalismo de los últimos siglos y se agrava en el capitalismo neolibe-
ral del momento. Queremos tener más a como sea, y tener más que
el otro y a costa del otro y del planeta tierra, nuestra madre.
Con esta lógica de tener más a costa del otro, la sociedad que
ha construido el capitalismo es una catástrofe, y esto se refleja en este
dibujo de la copa de Champán de la p. que guarda un equilibrio
circense y que por estar tan desequilibrada pronto caerá
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LA COPA DE CHAMPAN QUE HAY QUE QUEBRAR
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Queremos tener más a costa del planeta tierra, nuestra ma-
dre, a quiern tratamos con total irrespeto, como un torturador y
ladrón trata a su victima. Estamos devastando más de los recursos
que la tterra tiene y reproduce para nosotros, los humanos, y para
otras especies con quienes compartimos la mesa de la vida.
Por nuestra culpa la tierra está muy enferma. Tiene la enfer-
ma la piel (deforestación y desertificación). Se está quedando sin
agua dulce (¿qué beberemos de aquí a poco tiempo?) y no encuen-
tra cómo purificarnos el aire, que nosotros llenamos de humo que,
cuando era poquito, era purificado por los bosques y árboles que
nuestras criminales motosierras han talado. La catástrofe está a la
vista: sin vegetales, sin agua y sin aire, los humanos perecemos de
aquí a 5, 15 o 50 años. La tierra ya sin nosotros tardará mucho en
regenerarse y la vida tendrá que comenzar a partir de las cuca-
rachas, o de los pocos afortunados que encuentren un arca de Noé
y que reiniciarán la historia humana a partir de las cavernas.
La Tierra derrama lagrimas
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Nos habíamos hecho a la idea de que nuestro planeta no tenía
límites y que podíamos exprimirlo a nuestro gusto y que siempre ha-
bría jugo que extraer, tanto jugo como nuestra capacidad de exprimir.
Pero no es así, la tierra tiene sus límites. Nuestro planeta tiene lo sufi-
ciente para todos, si lo compartimos equitativamente pensando no sólo
en nosotros, sino también en las generaciones futuras tanto humanas,
como del sin fin de especies con las que cohabitamos nuestro planeta.
Para la codicia del hombre occidental capitalista y neoliberal que
se cree Rey del universo y Medida de todas las cosas, nunca habrá
suficiente para apaciguar su sed desmedida. Hasta aquí ha llegado el
sistema. El capitalismo tiene un cáncer terminal que no hay que curar,
sino firmar su partida de defunción y enterrarlo. Y enterrarlo ya, antes
que la tierra, nuestra madre y madre de todo lo que vive, decida va-
cunarse contra el virus tan insolente y nefasto que somos los humanos.
ESTE MAL CAMINO NO ES EL NUESTRO; DEJÉMOSLE.
En el momento actual y para nosotros, centroamericanos, los mo-
dos más nefastos de vida son: el sueño americano: Vivir como los grin-
gos: ganar mucho para gastar: gastar en Coca-colas, en Mac-Donalds
y en chicles, en viajar como hormigas locas y centrar nuestro ideal de
felicidad en estupideces como estas. O darse la buena vida: como la
mayoría de europeos que se les va la vida en chupar, comer, viajar
y llenar la existencia de ruido y movimiento, no sea que la quietud y
el silencio les den el susto de ver que su existencia está vacía. Buena
vida de una minoría a costa de la mala vida de las mayorías que
cohabitan el planeta-
Reconocemos como nefastos esos modos de vida que nos han
metido en la cabeza y en los huesos. Y es bueno que ya no queramos
dejar de ser nosotros mismos para ser como el otro, sobre todo cuando
ese otro es el más tonto, el rico. Y que nos perdonen europeos y grin-
gos. Podemos seguir modelos más cercanos y más nuestros. El modo
de vida originario de los pueblos prehispánicos de nuestra Abya Yala.
El modo de vida propiciado por EL BUEN VIVIR, en quechua, Sumak
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Kawsay y en maya-quiché, Utz Kaslemal.
Hasta ahora nuestra guía fue el Norte. Nos equivocamos. Que
nuestra guía sea el Sur: nos proponemos un tipo de vida humana en
armonía con nosotros mismos, en armonía con nuestro prójimo, y en
armonía con el planeta tierra, nuestra madre.
BUEN-VIVIR, BUEN-CONVIVIR, SUMAK KAWSAY
El Sumak Kawsay, el Buen-Vivir como un modelo de vida (frente
al modelo de vida occidental) se origina en los pueblos indígenas de
las tierras andinas y de las regiones mayas de Abya Yala (América),
y hunde sus raíces en la noche de los tiempos. El Buen Vivir es la bús-
queda permanente del equilibrio mediante la participación de todos.
Equilibro entre entre ser humano y naturaleza, entrehombre y mujer,
equilibrio entre la producción y el consumo en la línea de una eco-
nomía del suficiente y no de la acumulación. Este modelo de vida no
se gasta porque lo usen los demás. Se ofrece para todos los pueblos
del planeta Tierra. Buen-Vivir es Bien-Estar con uno mismo, Bien-Estar
con los otros a los que no se les impide estar bien y Bien-Estar con lo
que nos rodea, el entorno cósmico, con quien compartimos gozosos su
bien-estar. La noción implica convivencia comunitaria, igualdad social,
equidad, reciprocidad, solidaridad, justicia, paz. El Buen-Vivir se
teje en la relación de la persona con las otras personas, en el Buen-
Convivir, y en la buena relación con el entorno cósmico: la vida animal,
la vida vegetal, la vida de los elementos de la tierra, el aire, el agua,
el sol, la luz, las tinieblas, el firmamento y el Misterio que es el último
fundamento de nuestra vida con el que nos relacionamos por medio de
ritos, mitos y leyendas.
De un mito de su libro sagrado, el Popol-Buh, les nace a los mayas
este respeto y buena relación con lo que nos rodea. El mito de la crea-
ción de los mayas dice así: Los Creadores decidieron crear a nuestros
abuelos. En el primer intento, nuestros abuelos fueron hechos de barro;
pero se humedecían dentro del agua, eran muy flojos y no se sostenían
y, tras una consulta, los deshicieron. En un segundo intento los hicieron
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de madera pero eran duros con las otras cosas de la creación y se
olvidaron de sus Creadores. Los Formadores decidieron destruirlos y
al acto de la destrucción vinieron las aves, los animales, las cacerolas,
los comales para sumarse al castigo y recordarles que “mucho mal nos
hacíais”. Al tercer intento los hicieron de maíz. Y esto sí que funcionó.
Nuestros abuelos no se olvidaron de sus Creadores, no fueron duros
con el resto de los seres con quienes compartieron la creación. Aun
ahora cuando tienen que cortar un árbol, se toman un momento para
pedirle permiso y decirle que lo hacen porque tienen que construir
su casita y que les perdone. El Dios de los occidentales se fió mucho
de su gente y ”les dio el mando sobre las obras de sus manos y todo
lo sometió bajo sus pies” (Salmo 8) y, por excesiva confianza, les dejó
un precepto que ha causado estragos: “Manden y sometan la tierra”
(Génesis 1,28). Tal vez, si se arrepiente de haber creado gente así,
también contará con el aplauso de la creación entera.
- El Buen-Vivir personal se logra cuando se vive por lo que uno es,
y no tanto por lo que se tiene; y si se puede vivir con 4, se es mejor
persona que viviendo con 40. El Buen-Vivir personal tiene que ver mu-
cho con estas expresiones: Principio del Suficiente, asencillar la vida,
ser más con menos, decrecimiento. Cada una de estas expresiones es
un tesoro al que volveremos. Buen-Vivir personal es también el del
otro humano y del mundo que nos abriga tanto a humanos, como a
millones de especies que también viven.
- El Buen-Vivir con el entorno humano es toda esa trama de aten-
ción, de ternura, de cuidado, de espacios de libertad y que se facili-
tan mucho cuando se han aminorado la tendencias posesivas. Cuando
se vive con 40 en lugar de con 4, seguramente hemos tenido que dejar
a varios de nuestros vecinos con menos de lo que precisan. Tal vez
supone haber dejado a otros viviendo con uno o menos de uno. Yo des-
truyo mi Buen-Vivir cargando un peso de 36 más de lo necesario y
destruyo el Buen-Vivir de los vecinos a quienes les reduzco su espacio
vital que, quizás, no tienen la suerte de ser de 4, sino que precisen de
8, a lo mejor, por soportar alguna deficiencia o enfermedad.
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- El Buen-Vivir con el entorno cósmico: la relación con el pájaro
que me regala su vuelo y su canto, con los microorganismos, nuestros
imprescindibles aliados, con el árbol que me da sus frutos, que presta
sus ramas al viento para que brote la música y me acondiciona el aire
que respiro. Cuánta veneración habrá que derrochar con la noche y
sus estrellas, con el frescor del agua y con la luz del atardecer. La tie-
rra está viva, es nuestra madre, es la Pachamama.
- El Buen-Vivir con el Misterio, con la Energía amorosa que nos
sustenta a cada uno de los seres, de cuyas huellas nos han hablado los
grandes orientadores de la humanidad. Jesucristo, nuestro más cerca-
no aproximador a este Misterio, lo vivenció como Padre y se encontra-
ba con El en el silencio del descampado y de la noche y en la humana
atención al prójimo en su andar por campos y aldeas.
LIGEROS DE EQUIPAJE
Caminar por la vida ligeros de equipaje lo consiguieron Buda,
Jesús de Nazaret, Francisco de Asís, y, más cerca de nosotros, Gandhi,
Teresa de Calcuta. Todos caminaron con algún tipo de calzoneta y
algo similar a una sábana. Antonio Machado lo deseo para sí, sobre
todo pensando en el final de su vida: “Y cuando llegue el día del
último viaje / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar/ me
encontraréis a bordo ligero de equipaje/ casi desnudo como los hijos
de la mar.”
PRINCIPIO DEL SUFICIENTE
Aprender y enseñar a vivir con el suficiente:
Tome nota. Está Usted a punto de entrar por el camino de la sa-
biduría. La frugalidad, la sencillez, la austeridad y la sobriedad son
absolutamente necesarias para la supervivencia material y social
del género humano, son indispensables para vivir unas relaciones in-
terpersonales auténticas. Personalmente le irá bien. Entre otras cosas,
alcanzará la libertad.
Pasemos revista a las principales necesidades de la vida y veamos
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cómo se llega al necesario, al suficiente, sin agobios.
El comer
Fausto Milla se ha pasado la vida enseñando a vivir, dando char-
las y proponiendo estilos para vivir bien. Y el principal tema para
vivir bien es ALIMENTARSE bien. Para él, alimentarse bien, adecuada
y suficientemente está al alcance de todos. Es absurdo, al menos en
estas tierras tropicales, pasar hambre y estar desnutridos. ¡Pasamos
hambre en medio de la abundancia! El frijol y el maíz tienen casi
todos los elementos necesarios para la dieta humana y habría que
añadirle nada más frutas y verduras en abundancia y tan abundan-
tes son que, en el campo, no hay que comprarlas: yerbamora, ama-
ranto, espinaca, verdolaga, mostaza, chaya, tuna, etc. Existen sin que
se las cultive y las verduras clásicas de nuestros mercados tampoco
son caras. Bananos, naranjas, mangos, aguacates, diversos tipos de
manzanas y guayabas, aunque duplicáramos la población, no con-
seguiríamos consumir toda la producción. Entonces ¿por qué estamos
desnutridos y pasamos hambre? Entre nosotros, las vacas y los cerdos
están mucho mejor alimentados que los humanos. Su alimentación la
orientan veterinarios y la alimentación humana la planifican los técni-
cos de la Coca-Cola, de los Mac-Donalds, y los fabricantes de golo-
sinas y churros. Nos lavan la cabeza por medio de una propaganda
sutil o descarada y pagamos por estas comidas chatarras y nos veni-
mos de los supermercados cargados de corn flakes, alimentos en latas,
embutidos y conservas y lo que está al alcance de la mano y es gratis
como que nos desprestigia si lo usamos. El consumismo, movido por
tipos codiciosos, sinvergüenzas y necios, nos atrapa.
Y si el suficiente en la comida está al alcance de la mano, también
lo está la salud. Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu
alimento, dijo Hipócrates, un médico antiguo, y Cervantes decía que
la salud del cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Adios a las
medicinas y adios a los médicos.
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¿Cómo y qué beberemos? Somos vecinos de los nicaragüenses,
llamados los pinoleros por la variedad y ricura de los pinoles que
hacían. Casi iguales éramos nosotros, grandes especialistas en hacer
frescos y sabemos de cantidad de frutas, de hojas, de yerbas que son
sabrosas y medicinales. Pues ¿quién nos metió en la cabeza que fiesta
es igual a Coca-Cola y a botellones de plástico? Vayamos siendo ob-
jetores de conciencia contra estos malos usos y costumbres y con ello,
seamos educadores del pueblo. Sin olvidar el agua clara que aun es
del pueblo, y como patrimonio de la tierra y de la humanidad debe
seguir siendo de todos. Que no le asusten diciendo que el agua en
el trópico tiene bacterias malas. Use la purificación solar del agua. Si
Ud. Pone botellas al sol durante varias horas (5) los rayos ultravioletas
del sol matan todas las bacterias y dejan el agua lista para tomar,
aun en el caso que el agua contuviera heces fecales y además de
purificar el agua, los rayos solares SOLARIZAN el agua, la comunican
propiedades para el bien estar del cerebro, del sistema nervioso, de
la circulaciión de la sangre. No pague tampoco por los botellones de
agua purificada.
Pasemos ahora al vestirnos:
Comencemos por los pies. Rabindranat Tagore fue un gran poeta
hindú y fue el que bautizó Gandhi con el prenombre de Mahatma,
hombre grande. Este fue educador, tuvo una escuela. Tagore prefe-
ría que sus alumnos caminaran descalzos para que sus pies tuvieran
contacto con la tierra y activaran los centros sensitivos que poseemos
en los pies. Si condenamos nuestros pies a ir enfundados en una pe-
zuña (zapato) perdemos un gran porcentaje de nuestro contacto con
el mundo y desactivamos estos centros sensitivos y de transmisión de
armonía a todo el organismo. El sucio del suelo no tiene comparación
con el sucio acumulado en el zapato, que no se lava nunca, y tampoco
con el acumulado en el calcetín. Las concesiones que damos a la vani-
dad no son cosa de bromas. Los hombres tendemos a calzar las botas
del patrón y las mujeres a lo que nos programan las modas, casi todas
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no aptas para estas tierras tropicales.
Los vestidos no tienen por qué ser un asunto de mucha preocupa-
ción. En nuestros climas cuanto más ligeros y holgados, más bienestar
tendremos. Ni tienen por qué ser nuestros armarios grandes. En prin-
cipio con quita y pon de varios días estaríamos servidos.
Y la casa ¿tendrá que ser muy grande y tener muchos trastes?
Imaginemos una casa en París, la Capital del desahuciado modelo
occidental capitalista. Nos invitamos a un almuerzo. Es un almuerzo de
fiesta: platos para la sopa, platos para carne, platos para el pesca-
do, platos para el postre. Vasos para agua, vasos para el vino, vasos
para el licor. Y todo esto hay que guardarlo en armarios que son ob-
jeto de lucimiento y que hay que mantener limpio de polvo con horas
de ocupación. En contraste, este cuadro que alguien me contó de una
su familia amiga en la India, debían ser unos discípulos de Gandhi.
La casa es un gran salón durante el día, que al llegar la noche por
medio de una adecuadas cortinas se convertían en dormitorio con la
suficiente privacidad. En ellos se extienden unos petates y las ropas
de dormir. A la hora de las comidas hay tantos platos como personas,
y lo mismo de vasos, cucharas y demás enseres necesarios. Hay para
los que están y para posibles invitados. No se ven armarios llenos de
repuestos para cada cosa. Se ve lo suficiente y basta. Esto se aco-
moda mejor con el modelo del Buen Vivir que estamos proponiendo.
Nuestras casas que tengan la privacidad necesaria, que nos protejan
del calor y del frío, que nos faciliten la convivencia.
ASENCILLAR LA vIDA
No es fácil ser sencillo, pero es urgente. No es solo un modo de
comer, beber o vestir; es una actitud ante la vida y una manera de
ser. Nos lo aconseja la ecología, lo reclama la buena antropología,
lo pide la espiritualidad. Sin un estilo de vida sencillo, no hay futuro
para la humanidad. Los ricos deben vivir sencillamente para que los
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pobres puedan sencillamente vivir. Todos debemos vivir sencillamente
para que la tierra pueda seguir siendo nuestra casa.
Asencillar la vida es asencillar nuestras relaciones humanas: pro-
ducir , transformar e intercambiar las cosas a nivel local. Tener acceso
a fórmulas sencillas para construir la casa, sembrar y cosechar nues-
tros campos, cocinar nuestra comida, preparar el vestido, curarnos las
pocas veces que nos enfermemeos y poner ritmo propio a nuestras
alegrías y tristezas.
Ser máS con menoS.
Completemos la frase así: ser más con tener menos. Manejamos
dos verbos: el verbo SER hace referencia al núcleo, a los pronombres
personales (yo, tu, él…) estos sujetos pueden crecer en si mismos, como
la masa de pan que se fermenta. El verbo TENER hace referencia a
cosas. A aquel rico necio que tuvo una gran cosecha y se dijo: “tienes
bienes para mucho tiempo, y se añadió: come, bebe y date la gran
vida”. Cuanto más se aumenta el tener, más se comprime el ser. A
Buda, a Cristo, a San Francisco no nos los figuramos teniendo co-
sas, aumentando posesiones; sino al revés desprendiéndose de cosas
hasta quedarse en calzoneta. Del siglo pasado todos recordamos a
Gandhi y a Teresa de Calcuta. Contemporáneos suyos fueron Roque-
feler y Onasis, los más ricos del mundo en su momento que acumularon
grande fortunas a base de negocios sucios. Pasaron al basurero de la
historia.
Volver a lo comunal y rebajar la “Propiedad privada” que a tantos
deja sin propiedad. Una mujer maya decía: mio es lo que me cabe
en las manos, lo demás es de todos y es muy feo el quehacer de
quien dedica las manos a llenar costales
En un pueblo indígena de nuestra Abya Yala se reconocía al jefe
del poblado buscando al que menos tenía porque lo había dado todo
a favor de sus gobernados. Casi igualito a nosotros. Nuestros gober-
nantes terminan dueños de grandes fortunas. En Guatemala se dice
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que las grandes fortunas tienen las raíces podridas. Ricos descendien-
tes del tiempo de la colonia: los colonizadores, los conquistadores se
repartieron (repartimientos) las tierras por caballerías en proporción
a los méritos de sus fechorías. Otros ricos son descendientes de los
gobernantes liberales que quitaron las tierras a los indígenas para
que criollos y gente “canche”, “traídos para mejorar la raza”, cultiva-
ran café y cochinilla. Y la tercera clase de ricos son las familias de los
último presidentes. En Hondura tenemos, como ejemplo de dignidad,
al presidente Cabañas que renunció a la pensión que le confería su
condición de expresidente y murió pobre; por eso le paseamos , con
su barba patriarcal, pintado en nuestras camisetas. En contraposición
tenemos a Callejas, Flores Facussé y Maduro y al que les nombró a
todos, Miguel Facussé, como los dueños de este país.
Por tener más, los más ricos llegan al ridículo de tener que ence-
rrarse entre rejas para, supuestamente, disfrutar de sus riquezas.
DECRECER
Nos hemos sobrepasado y hay que volver atrás. Como ejemplo
tomemos los carros. De los carros se decía ya hace décadas que eran
instrumentos de crear lentitud y con los que se convivía muy mal. Hoy
comienza a decirse que debe una autoridad mundial prohibir la fa-
bricación y circulación de carros particulares. Son la causa del 25% de
la contaminación, del 25% del gasto de combustible. Son instrumento
de agresión. No hay sitio donde dejarles.
Se comienza a pedir La desaparición de productos y inútiles o
dañinos ( carros particulares, coca-colas, Mac Donalds, churros …) y
de las profesiones inútiles y dañinas ( los agentes de viajes, publicis-
tas, mercadotécnicos) y a pedir que se penalice todo lo que incita al
consumo inmoderado.
En algunas partes de la tierra están apareciendo grupos de
decrecimiento, reuniones para el decrecimiento. Bienvenidos. Ustedes
salvan el honor de los indignados europeos, muchos de los cuales no
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cuestionan el consumismo, sino el que se les excluya del mismo. No-
sotros estamos en el momento oportuno. La mayoría no tenemos que
decrecer mucho. Si nos desprendemos del mal modelo del Norte y
al riquito de aquí le aplicamos el calificativo que le dio Cristo: rico
tonto, estamos muy cerca del Buen vivir.
Bajarnos del vivir mejor al Buen Vivir. Mejor es un adjetivo
comparativo y supone un segundo término que es el otro. Estar
mejor que el otro. Esto rompe la igualdad, la equidad. Y vivir mejor
supone montarse en el caballo del desarrollo que tan alabado fue
(hasta una encíclica papal mereció) y que nos ha llevado a la situa-
ción actual: nos estamos comiendo el mundo.
Decrecer en seguridades. No tenemos atrapada la verdad, ni de-
finidos los contornos de la divino, humano y cósmico con ideas claras
y dsitintas. En realidaqd sabíamos y sabemos bien poco y vivmos en
vueltos en un “misterio”.
Decrecer desenvolviendo nuestra vida donde estamos. Producir
para el consumo local más que para vender a los de lejos. Y con-
sumir lo de cerca. Ir aumentando nuestra antipatia a las cosas en
proporción a los kilómetros que nos alejan de su lugar de origen. y
no consumir nada que venga de más de mil kilómetros.
Renunciar a hacernos presente en todas partes con viajes inúti-
les, y acrecentar nuestra relación hacia todos y hacia el todo. Vivir
en comunión con el sol y con el agua, con el día y con la noche. Vivir
en comunión con todo.