07-05-2012
Historia del #15M #12M15M
366 días después de la chispa
Samuel García Arencibia
Rebelión
Introducción.
Este artículo es un intento de resumen de lo acontecido alrededor del movimiento del #15M. Tratándose de un movimiento tan complejo y difuso, el propósito le puede venir grande al autor y a su empeño. El proyecto nace de un propósito de entender este fenómeno, vital en la Historia Reciente de este país y de las sociedades occidentales. Se ofrece a quien lo quiera estudiar y se agradecen las aportaciones para su enriquecimiento entre todos.
El artículo también es una llamamiento para que el lector sume su fuerza a cualquier cometa de transformación positiva que pase a su lado. El día en el que nos pongamos muchos a esa labor, el mundo encontrará una orientación que nos aleje del abismo, pues de la colectividad popular seguramente salga un gobierno más racional que el desquicio en el que andamos metidos.
La causa social del descontento.
Antes de aquel 15 de mayo, amplios sectores de las clases populares y trabajadoras españolas habían acumulado altos niveles de indignación, al apreciar que la crisis social la tenían que pagar ellos con recortes, con sus despidos, sus rebajas de salario y pensiones; los empeoramientos de los servicios públicos de sanidad, educación, atención a dependientes, la inaccesibilidad a la vivienda, la desprotección social; las subidas de impuestos que pagan los pobres.
Frente a esos sacrificios de las clases populares y trabajadoras, llovieron las ayudas al monstruo. Suscitó mucha irritación la corrupción extendida por partidos, grandes empresas, instituciones, los privilegios de los políticos profesionales, las rebajas de impuestos a los ricos, los comportamientos de los bancos y otros agentes financieros en el casino de las finanzas internacionales, los altos sueldos de los ejecutivos, la presión de esos poderes financieros a los países para ahondar en los sacrificios.
Ha molestado especialmente la sensación de que la democracia ha sido secuestrada por grandes partidos, grandes empresas y bancos y grandes medios de comunicación para demoler el estado democrático, social y de derecho. La democracia representativa se ha ahuecado por dentro: los programas ya no comprometen, los políticos callan o mienten para obtener el poder y dan palos cuando lo tienen, las instituciones se han llenado de profesionales que no conocen otro oficio que vivir cómodamente promoviendo unas políticas que un pueblo consciente no admitiría, La indignación por todo esto creó la base de la movilización.
Concepto para este artículo.
En este artículo se llamará movimiento #15M a la organización y la acción popular contra estas políticas de recorte de derechos sociales, la represión contra la protesta, el gobierno que sigue las órdenes de las grandes corporaciones, los acreedores y la plutocracia. La indignación es un sentimiento, pero puede ser el motor de la búsqueda de la conciencia de lo que los medios de comunicación convencionales esconden. Las personas con indignación y conciencia se organizan para exigir y construir un mundo menos malo. El movimiento social es el encuentro de todas esas personas, esa indignación, esa conciencia crítica, esa organización autónoma, esas acciones rebeldes.
Contexto histórico.
Se interpreta que el movimiento #15M es el intento más serio de organización popular autónoma desde el debilitamiento de los movimientos sociales que empujaron a la Historia por el camino del progreso, sobre todo el movimiento obrero. El influjo que salió de las fábricas, las minas, los campos, los ateneos, las casas del pueblo, los partidos obreros, los sindicatos, se debilitó con el transcurso de las décadas. Sus sucesores todavía se siguen esforzando en la defensa de los derechos conseguidos con aquella cultura obrera y popular de solidaridad y transformación.
El #15M supone la adhesión de ciudadanos implicados o no con los movimientos sociales de siempre en la defensa de la democracia y el estado del bienestar que aquellos consiguieron. Desde la calle, desde las redes sociales. Venimos de una situación en la que los defensores ni siquiera hemos tenido la fuerza para plantear la defensa. El movimiento viene a elevar esa fuerza de la oposición de la sociedad a la construcción de un capitalismo más excluyente, en la esperanza de que no tarde en llegar el día en el que la sociedad pueda plantear una nueva ofensiva para construir un sistema más incluyente.
El 15 de mayo de 2011.
La indignación de muchas personas fue creando o potenciando pequeñas asociaciones de afectados por los derroteros de la crisis económica y su gestión: Juventud sin futuro, Malestar.org, Nolesvotes, Plataforma de afectados por las hipotecas, Anonymus, Madrilonia, enojados con la gestión de los contenido digitales a beneficio de la SGAE, solidarizados con el juez Garzón, Attac… Las redes sociales en internet jugaron una gran importancia en el tejido de esta red (Twitter, Facebook) para difundir una información crítica que los medios convencionales omiten o edulcoran.
Algunos de estos movimientos convergen en Democracia Real Ya, que convocó desde su todavía escasa trascendencia una manifestación para el 15 de mayo de 2011, #15M. En el ambiente de malestar general, prendió la chispa. Sin que nadie se lo esperara, a esa manifestación acudieron miles de ciudadanos, emocionados al ver que se producía una protesta contra una situación social degradada, se rompía un silencio ensordecedor. Acostumbrado a las manifestaciones de siempre, convocadas por una o varias asociaciones tradicionales y fuertes, a mí me llenó de alegría ver como en Santa Cruz de Tenerife se reunían más de cuatro mil personas sin una dirección notoria, sin grandes pancartas, con pequeños cartones o papeles reflejando el motivo que cada persona asumía como causa, sin marcas de los partidos o sindicatos…
En una época en la que los movimientos sociales clásicos (el movimiento obrero, el feminismo, el pacifismo, el ecologismo) se veían arrinconados en una sociedad como la española en un 10% de la población, el huérfano pueblo se mostró a sí mismo que el amparo sólo podría venir desde sí mismo. Las manifestaciones de aquel día no fueron especialmente grandes, pero tenían la fuerza de su origen. Nunca hasta ese día una manifestación convocada por actores desconocidos y sin medios había conseguido atraer a tanta gente. Las reunía el descontento con la situación social en retroceso.
Las acampadas.
En Madrid, un grupo de veinte personas determinó que la protesta no podía tener fin después de tres horas de manifestación. Decidieron acampar en Sol. Se les sumaron otras personas, pero no tuvo mucha trascendencia hasta que fueron desalojados ilegalmente con nocturnidad y brutalidad por la policía nacional y local. Los desalojados de la Plaza de Sol esa noche son los héroes anónimos del #15M. Son ellos quienes despertaron la conjunción de deseos se salir a la calle a mostrar la indignación que tenían muchas personas.
La expulsión creó un movimiento denso en la red, un llamamiento masivo por todas las vías electrónicas y por el boca a boca. Se produjo una movilización como la bola de nieve que creó una enorme #acampadasol. La #acampadasol fue creciendo progresivamente mientras los medios empezaban a enfocar el fenómeno, con bastante perplejidad por el mantenimiento de una acampada astral que desafiaba al marco jurídico del derecho de reunión y manifestación. Las acampadas se constituyeron por todo el territorio nacional y en varias ciudades por el mundo. Todas crecían de la misma forma que Sol.
La primera reacción del poder.
Era la semana de las elecciones municipales y regionales, momento en el que el poder sonríe para no espantar a los votos. Se instaló una permisividad en los poderes públicos. Aunque no faltaron las tentaciones de actuar, la enorme fuerza social que acumulaban las manifestaciones-asambleas-acampadas fue su mayor protección. Esa gran fuerza procedía de la empatía que la sociedad cansada de recortes y engaños sentía hacia quienes formulaban la protesta. Una acción represiva siempre hubiese significado un llamamiento a nuevas adhesiones.
La prohibición de las acampadas el día de reflexión por la Junta Electoral Central y el minuto de silencio, el desalojo violento en Barcelona y en otras ciudades, la campaña de desacreditación de los medios de comunicación (perroflautas, violentos, antisistemas)… cada acción de represión ha fortalecido el movimiento. Por eso el sistema de poder no sabe muy bien como afrontar la relación contra el movimiento: si no actúan se molesta porque se alarga, se cansa; sin actúa con virulencia, el movimiento recibe la empatía de la sociedad.
El sistema de poder ha tenido una relación incómoda con el movimiento y además de la permisividad y la represión en sentido contrario o la estigmatización a través de los medios (criminalizando, marginalizando, magnificando problemas que cualquier convivencia humana genera), también se han visto intentos de absorsión. La atribución a un intelectual francés, Hessel, o a un grupo de intelectuales españoles de posiciones indulgentes con los gobiernos socialistas, Reacciona, de la inspiración del movimiento significaban un desviación de las fuerzas más transformadoras que habitan en el movimiento. Otro ejemplo de intento de reconducción del movimiento al apoyo de un determinado lado del bipartidismo lo reprensentó la intervención de Iñaki Gabilondo en un encuentro de PRISA denominado Piensa, Opina, Reacciona. Fue gracioso que en la entrevista con público que le hace a Jose Luis Sampedro, el maestro recomiende la lectura del diario Público delante del pope de PRISA.
La acción sin acampadas y la represión en aumento.
El 19 de junio hizo una demostración de su gran capacidad de convocatoria y su independencia. Con el paso de los días se fueron levantando las acampadas de protesta. Además,el #15M se habían iniciado estrategias diferentes como la penetración en los barrios organizando asambleas allí, desde los centros urbanos, o las marchas indignadas por todo el país, que llegaron a Madrid el 23-24 de julio. Después de las marchas, un grupo de indignados se quedó acampado en Recoletos, Madrid.
A esas alturas, salvo los desalojos de acampadas en Barcelona y otros sitios y algunas fricciones puntuales (c0mo las que se produjeron a las puertas del Congreso o en las tomas de posesión de cargos municipales o regionales), en su confrontación con el poder, las instituciones continuaban con una tolerancia hasta cierto punto el movimiento de manifestación de la indignación. Es cierto que las instituciones habían sido presionadas por grupos políticos y empresariales para usar mano dura contra el movimiento. Hubo un momento, por contra, en el que se hablaba de los guiños del candidato del partido que sustenta el gobierno para las elecciones del #20N, que había hecho varias reformas en sentido contrario a lo que reivindica el movimiento #15M.
Esa política de tolerancia para adormecer el movimiento se rompió el martes 2 de agosto. Se desalojó a los indignados acampados en Recoletos y se quitó el punto de información en Plaza Sol. Después, se valló la plaza, imponiendo un estado de excepción en la plaza simbólica del movimiento, suspendiendo el derecho de libre circulación por esta plaza, violando los artículos 56 y 116 de la Constitución y la ley de regulación de los estado de alarma, excepción y sitio. La Delegada del Gobierno en Madrid, Dolores Carrión, medio explicó que lo comerciantes le habían pedido que se desalojara y no se dejara entrar con posterioridad. Grave error: político y jurídico.
La protesta quedaba prohibida. Eso produce una reindignación. Vuelven los indignados a las calles para exigir su derecho de pasear por Sol, de protestar en ella, de informar allí. Otra vez el movimiento arrastra a miles de personas. Durante varios días y sus noches, se reúnen cerca de Sol exigiendo la entrada en la #plazatomada en una #madridsinmiedo. Se cortan calles, se hacen asambleas que deciden las acciones. La noche del 4 al 5, hay una iniciativa de protesta delante del Ministerio de Interior, donde con los métodos pacíficos de siempre se demandaba la liberación de la plaza. Se produjeron cargas con heridos y detenidos. Supongo que los responsables del Gobierno y del Ministerio sintieron vergüenza propia o se dieron cuenta de que la represión del movimiento potencia su apoyo, pues quitan al día siguiente el cerco de Sol. Los indignados volvieron a pisar la plaza nuevamente…
Sin embargo, la actitud hostil del gobierno continuó durante los días de celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud (Católica). En ese evento, devaluador del principio de aconfesionalidad de nuestro Estado, el gobierno se enfrentó al movimiento de oposición a la celebración de estas jornadas. Fueron noches de recrudecimiento de la represión contra la protesta.
Relajación de la protesta.
En cambio, las protestas contra la reforma constitucional (que introdujo el déficit cero del neoliberalismo en la norma jurídica con el máximo rango en nuestro ordenamiento jurídico y se hizo en verano, con unas Cortes a punto de disolverse, por un procedimiento que reducía la participación de los grupos políticos, sin referéndum) no tuvieron el mismo empuje. Ni los viejos agentes ni el 15M han conseguido extender la protesta contra esta medida regresiva de máxima gravedad en la calle.
Septiembre fue un mes en el que la calle bajó el volumen de su manifestación. Pero volvió a elevarlo en octubre. El 15O de ese mes el movimiento volvió a demostrar la gran fuerza de atracción de la indignación acumulada en la población. Grandes manifestaciones por todo el mundo, especialmente en España.
El grado de manifestación a veces se relaja, pero la verdadera razón del movimiento sigue creciendo, la indignación por la aplicación del programa de cambio de paradigma del capitalismo, ya sin las concesiones de las décadas del consenso socialdemócrata. Además de la indignación que sienten silenciosamente en sus casas muchas personas y que muestran cada vez que se les convoca, el movimiento de forma serena va organizando asambleas de autoafirmación y plataformas de acción. No obtienen la implicación de tantas personas pero su trabajo es importante para el mantenimiento del movimiento. Así hay muchas asambleas de información y debate, acciones directas puntuales, …
Cambio de gobierno y programa antisocial y autoritario.
El 20 de noviembre se produjo un refresco en el gobierno del Estado, encargado de continuar las reformas del gobierno agotado y fallecido. El gobierno anterior del PSOE hizo grandes servicios al capital, pero gesticulaba su mala gana para desarrollar el programa que desalentaba a sus militantes, simpatizantes y electores que en los gobiernos de González o el primer gobierno de Zapatero mantuvieron su fe dentro de la ceguera. Muchos de sus votantes prefirieron abandonar su confianza en un partido que había protagonizado un programa de reformas muy neoliberales (recortes, reforma laboral, reforma de pensiones, reforma de la Constitución, privatización de las cajas, guerra de Libia, …). Su papel lo ocupó el PP, con una mayoría absoluta que le infló el ego y que desarrolla el programa de recortes y capitalismo desbocado sin remordimientos electorales.
La reforma laboral ya ha provocado la primera gran tensión entre el gobierno y los sindicatos, los partidos de izquierda y el movimiento del #15M. Dentro de las manifestaciones de la huelga general, el movimiento se identificó con un “bloque crítico”, capaz de protestar contra la grave reforma laboral, siendo crítica con la tibieza de los sindicatos mayoritarios.
En estos meses, se desarrolló un nuevo episodio de represión contra la indignación popular contra los recortes en servicios públicos. En este caso, el epicentro tuvo lugar en las calles de Valencia donde los alumnos primero protestaron por las condiciones en las que tienen que asistir a clases en sus centros educativos y después exigieron libertad para los compañeros detenidos en las manifestaciones. Fue una nueva ocasión en la que vimos a la policías correr detrás de manifestantes y golpearles.
El nuevo gobierno anuncia futuras modificaciones del marco jurídico para la represión de los movimientos de indignación. Han avisado de que van a agravar la pena de la resistencia pasiva que se oponga contra la autoridad y sus agentes o la persecución de alguna forma de la convocatoria a través de redes sociales de determinadas manifestaciones. Estas advertencias de los cambios legislativos se hacen para combatir la forma de convocar y resistir del movimiento.
La relación con las otras izquierdas.
Muchas de las personas que se han integrado en el movimiento ya tenían militancia en grupos de conciencia y acción contra el sistema social imperante y a favor de un mundo más justo. Ha habido una extensa zona de confluencia entre los dos mundos, que tienen en común algo muy importante, el descontento hacia las contradicciones de esta organización de la sociedad y las propuestas para estructurarla de una forma más positiva.
Sin embargo, también hay zonas de recelo en los dos lados. Ciudadanos del #15M que no quieren ver siglas y símbolos empañados en sus acciones u organizaciones-militantes que ven en el movimiento social un proyecto débil de oposición al sistema, una competencia en la captación de adherentes. En la historia de los movimientos sociales ha sido muy común la división. De hecho, actualmente, en medio de la hiperdebilidad de los movimiento promotores de un mundo más racional, se observa una atomización que dispersa las energías. Los movimientos políticos, los sindicales y los sociales deberían aprender a dialogar y apoyarse si queremos que esa energías diluídas adquieran una capacidad de extenderse por el cuerpo social, a pesar de que los orígenes, las rutinas, los conceptos, las formas de actuar difieran.
La variedad del movimiento social.
Pese a que más arriba se propuso un concepto para aproximarnos a la realidad de este movimiento obrero, lo cierto es que la complejidad y heterogeneidad del movimiento lo convierten al algo difícil de circunscribir. Se vincula con este movimiento todo ese descontento social o toda el anhelo de tranformación. También se asocia a él las grandes manifestaciones, las acampadas, las marchas indignadas, las asambleas populares que se han adscrito y otras que no lo han hecho, las acciones contra las subidas de precios públicos del transporte (”Yo no pago”), las acciones contra los desahucios y los embargos, las movilizaciones de nuestros adorable yayoflautas, las reacciones espontáneas contra la represión policial, la participación crítica junto a agentes viejos como los sindicatos, …
Una infinidad de modos de lucha y de enfoques. A él se han acercado personas sin una formació ideológica fuerte, libertarios, comunistas, socialdemócratas, ecologistas, feministas, pacifistas, personas de difícil adscripción, … ; protesta, autogestión, demandas al poder institucional, … El ensamblaje de esa riqueza es complicado, pero le puede dar al movimiento una fuerza programática jamás vista.
La organización asamblearia predominante puede ser una de sus mayores riquezas, pero también es puesta en discusión por el moviento, en un pensarse a sí mismo colectivo.
Futuro de la oportunidad.
Muchas veces se ha certificado la defunción del movimiento. Pero el movimiento continúa en la discreción de las asambleas de muchas ciudades y de muchos barrios. El movimiento sigue en muchas plataformas de organización y acción (como la de los afectados por las hipotecas, como la de jóvenes que gritan que no tienen futuro, la de estudiantes que se organizan contra sus recortes). El movimiento reactiva su visibilidad cada vez que se produce una agresión grave. El movimiento enseña su gran poder en grandes manifestaciones, como la de su aniversario, el 12 de mayo. El movimiento persiste porque las causas del malestar dura.
El capitalismo siempre ha sido muy excluyente (los pueblos empobrecidos de África, Asia y América pueden dar fe, así como amplias sectores marginados en las sociedades opulentas) y muy destructivo (ha consumido recursos energéticos no renovables en unas pocas generaciones, dejando a las futuras una imposibilidad). El movimiento obrero consiguió poner contra las cuerdas a este sistema de economía política. La organización de ese movimiento precisó del transcurso de décadas. Por eso, parece muy apurado pretender grandes logros para un movimiento con un año de vida.
Pudiera ser que este intento popular de conciencia, organización y lucha nunca alcance la fuerza para echar un pulso al capitalismo promulgando los valores de solidaridad, igualdad, libertad y sostenibilidad. Pero las personas que no se pueden conformar con una sociedad en la que hay 16 milmillonarios y 6 mil personas que viven en la calle o con una sociedad en la que en los países empobrecidos se muere la gente de hambre mientras en el primer mundo se tira la comida deben agarrarse a cada estrella fugaz o permanente que pase o quede, porque cada una de ellas puede ser la capaz.
En la medida de lo posible los nuevos movimientos políticos socialistas deberían salir del ombliguismo que se abrazó en las décadas del Estado del Bienestar en occidente. Se consiguió una solidaridad interna, pero las relaciones internacionales se mantuvieron con regulaciones de crecimiento acelerado de la desigualdad. En el interior, los mecanismos de igualación tampoco obtuvieron nunca la fuerza suficiente para romper las capacidades de rearme de la clase con poder económico y políticos. Además, los nuevos movimientos deberíamos tener en cuenta a las generaciones futuras, que son denostadas por el sistema en el que vivimos. Hay que empujar a la sociedad en ese sentido incluyente, frente a los proyectos del sistema de excluir o los proyectos fascistas que también quieren imponerse de excluir sin piedad.
La tarea es muy grande. Organizarse. Encontrarse en las calles o en lo salones. Atraer. Dialogar. Llevar el pensamiento crítico a personas que sólo tienen la verdad de los medios convencionales. Decidir y ejecutar. Crear medios alternativos. Crear redes alternativas de consumo. Manifestar. Cooperar con otros movimientos. Ilusionar. Protestar….
Mientras tanto no alcanzamos la fuerza para resistir, enfrentarnos en ofensiva y vencer, hay mucho que hacer en información, formación, sensibilización, organización, movilización de la sociedad que continúa en las penumbras del neoliberalismo. El movimiento se ve por muchas personas como una esperanza de reconducir a la sociedad hacia patrones diferentes a los de la voluntad de los poderosos.
¡El 12 de mayo a la calle, a la plaza!