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Marxismo, anarquismo o cosmovisión originaria y formas de vida comunitaria

04.06.12

El marxismo es una receta de cocina.
Marx escribió tres veces a Engels que no, que no era “marxista” ni aceptaba el “marxismo”.
Primera premisa. Marx no acepta el llamado marxismo.
Marx es un óptimo autor y pensador, a mí me sirven mucho sus análisis, como también me sirve Bakunin, Debord y otros.
Las experiencias enseñan más que los autores, como la experiencia zapatista.

Lenin, Stalin, Mao y Troski no son seguidores de Marx, sino de Engels en lo que este último llamó de marxismo, que no tiene mucho que ver con las últimas geniales conclusiones de Marx.

Por eso que pareciera que se distanciaron del “marxismo”, siendo al revés, no se distanciaron, sino que lo asumieron, dejando atrás las ideas de Marx poco útiles para la centralidad estatal, la niña de los ojos de Engels, Lenin y demás del castillo de naipes que se derrumbó tan fácilmente.

Las experiencias de la comuna de París fueron trabajadas en los últimos años de su vida por Marx y ahí quedan claras las diferencias con Engels. Ver el libro de Marx “La guerra civil en Francia” y la introducción que hizo posteriormente Engels, el muy patudo negando las tesis de Marz y colocando las propias. Ese libro no es muy divulgado por la nomenklatura por razones obvias. Ahí Marx plantea lo que sería posteriormente la autonomía de los soviets, en tanto Engels se la juega por le centralidad estatista.

Segunda premisa. Marx y Engels se distancian en los últimos años de vida de Marx.
Engels aprovecha sibilinamente la muerte de Marx para lanzar el que llamó de muto propio de “marxismo”.
Es claro que los estatistas aprovecharían, porque les venía de perillas, las opiniones de Engels contrarias a Marx.

Por otro lado, si bien los europeos nos legaron el llamado marxismo y el anarquismo, que cada quien lo usa como bien entiende, lo cierto es que aquí había una historia e identidad que los paradigmas europeos no consiguen tocar, pues están dedicados a “la lucha contra el capital”, en tanto aquí se había desarrollado la cosmovisión de la sociedad sin clases, que les da cancha tiro y lado a las ideas europeas que asumen tantos libertarios por estos lados.

Ni el llamado marxismo ni el llamado anarquismo nos sirven. Por ejemplo el magonismo en México, siendo Flores Magón un defensor de las ideas anarquistas, supo él y sus compas subordinarlo a las comunidades originarias, al igual que los actuales zapatistas y actuales magonistas, cuyas principales bases teóricas y conceptuales, así como prácticas y de construcción, dervan plenamente de la autonomía comunitaria, que ningún autor europeo podía visualizar. Mariátegui era integrista, es decir, trabajó mucho el indigenismo, pero subordinándolo al “marxismo”. Horroroso.

Conclusión:
Asumimos la cosmovisión originaria y las formas de autonomía comunitaria del buen vivir y utilizamos las cosas europeas cuando nos sirven, por ejemplo la caracterización de la relación de producción capitalista de Marx, la democracia directa y la acción directa de Bakunin y el método situacionista de interpretar cierta situación o acontecimiento.

Claro, no pretendo que todos pensemos y actuemos igual, a cada cual le aprieta el propio zapato y elige el arado que le viene en gana, sin embargo de opciones personales estamos hasta la coronilla, ahora se trata de que el sujeto “nosotros” de las formas de vida comunitaria determine sus andares. Y plegarnos a ello. Basta de vanguardismos. Basta de colectivos de “afinidad ideológica”. Vamos a construir comunidades con los vecinos.


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