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Esto es así o porqué decimos que el golpe de estado parlamentario del 22 de junio de 2012 fue un golpe de estado parlamentario:
1.- Una definición clásica de golpe de estado es el cambio brusco de un gobierno por una medida de fuerza o la amenaza del uso de la fuerza y/o la violencia. Esta medida de fuerza puede ser legal o ilegal, militar o civil, administrativa o judicial, en todos los casos es ilegítima, independientemente de que sus resultados (la imposición de un nuevo gobierno) se vayan legitimando con el transcurso del tiempo y la imposibilidad de derrocarlo.
Este es el caso paraguayo: cambio brusco de un gobierno por una medida de fuerza, parlamentaria en este caso.
2.- Los golpes de estado suceden con una demostración de fuerza y violencia del que será el nuevo gobierno para debilitar al gobierno que se quiere derrocar. En el caso paraguayo la masacre de Curuguaty cumple esa función y la instalación de francotiradores en los techos del Congreso reforzaron esa idea (recuérdese la insistencia en culpar a “francotiradores” de la matanza de Curuguaty)
3.- El uso de la fuerza y la violencia por parte de los golpistas tiene por fin paralizar cualquier respuesta u oposición al golpe, haciéndola ineficaz. Esto fue así en el caso paraguayo.
4.- Los golpes de estado pretenden cambiar radicalmente un escenario político o instaurar una nueva estructura de funcionamiento político en el país o ambas cosas a la vez. En el caso paraguayo si bien la intención aparente es quitar a Lugo del ejecutivo y volver el poder a uno de los dos partidos tradicionales, la intención de fondo es resolver a favor del parlamento la dualidad de poderes entre ejecutivo y legislativo, pasando Paraguay a ser una república parlamentaria sin dejar de ser formalmente una república presidencial. El caso es que, desde este golpe de estado parlamentario en adelante, ningún gobierno podrá considerar que gobernará por el tiempo estipulado constitucionalmente, sino por el tiempo que pueda impedir que se forme el quórum necesario para someterle a juicio político, en tanto el juicio político ha devenido en el instrumento para cambiar al ejecutivo si este no es dócil a la mayoría parlamentaria.
5.- con ello, el valor del voto en Paraguay, en un sentido político, que ya sabíamos vale menos que cero, cayó aún más bajo, sobre todo el voto presidencial. El voto para congresista en cambio, aumentará su valor político y económico, en tanto un sillón en el senado permitirá el acceso al control directo del ejecutivo. El voto perdió su valor político en tanto la decisión popular puede ser modificada por una mayoría parlamentaria. Y ganó valor monetario el voto parlamentario en tanto hoy es mucho mejor negocio invertir en un sillón del Congreso que en cualquier otra campaña electoral.
6.- Los golpes de estado se sustentan en la invención de una normalidad mediática y discursiva que desmiente la percepción crítica de la población, intentando crear una otra percepción, dócil. Es lo que sucede hoy en Paraguay.
7.- Los golpes de estado instalan una censura de prensa que requiere de una prensa oficialista que puede permitir dar cuenta de cierta disidencia siempre y cuando esta sea minimizada y criminalizada. Esta prensa oficial puede ser preexistente e independiente del aparato estatal. Es nuestro caso.
8.- Dependiendo del signo político del golpe de estado, la cultura y la expresión cultural y social del país dará un giro rápido intentando acomodarse a lo que se cree es la postura del gobierno surgido del golpe de estado. Se da así tanto la práctica de la autocensura (silenciar las propias opiniones divergentes de la oficial), como una explosión y radicalización de las opiniones propias que se cree reflejan o concuerdan con la opinión del liderazgo golpista. En Paraguay, estos días post golpe, las posiciones conservadoras, derechistas o francamente fascistas, han inundado la comunicabilidad paraguaya.
Pelao Carvallo
29062012