¿Cómo interpretar el vivir bien?
Por Raúl Prada Alcoreza
Se ha escrito un número significativo de documentos sobre el “vivir bien”; una parte de ellos son documentos oficiales, vale decir del gobierno; otra parte es de ONGs, bastante prolífica. Hay otros documentos de difusión, pero también hay escritos de crítica al concepto y al uso del concepto.
Lo que vamos a tratar de hacer es poner en consideración otra perspectiva para interpretar el “vivir bien”, una perspectiva que podría ser llamada histórica, pero atendiendo que se trata de la percepción de la historia reciente. En este sentido vamos a lanzar una serie de hipótesis que buscan poner en la mesa otras posibilidades interpretativas.
1. No es adecuado tratar de comprender el “vivir bien” desde una revisión bibliográfica, aunque esta se la tenga que hacer. En los documentos ya están inscritos interpretaciones, que corresponden más bien a los usos que se quieren dar al concepto del “vivir bien”. El problema de estas interpretaciones es que sacan al “vivir bien” de los contextos de donde emerge, de las luchas de los pueblos indígenas. Por lo tanto, aíslan al concepto del sentido dado en la dinámica de las luchas, otorgándole más bien una interpretación vinculada a objetivos institucionales. Entonces, de manera diferente, la posición de una hermenéutica crítica es que la interpretación del “vivir bien” tiene que darse desde el sentido de las luchas de los pueblos indígenas, que es la descolonización.
2. Del aymara suma qamaña y del quecha suma kausay, de las muchas traducciones que se pueden hacer, la que parece más adecuada es de vida plena, no tanto “vivir bien” ni “buen vivir”, como se hace en la traducción al castellano en Ecuador. Esto se comprende en una interpretación lingüística y filógica, pues qamiri, que tiene que ver con el jaque, alguilen, hombre o mujer, hombre y mujer, en plenitud, con acumulación de prestigio y virtudes, con claridad e iluminación. El significado de hombre rico, que se le atribuye actualmente, tiene que ver con los usos prácticos del lenguaje que le da la gente ahora, sobre todo por las apropiaciones y adecuaciones generadas por la colonia, el mercado y la modernidad barroca. También se explica esta interpretación desde una perspectiva histórica; hablamos de la historia de las sociedades antiguas, de la historia de las religiones, de la historia de las culturas, de la historia del pensamiento antiguo. Esto tiene que ver con las preocupaciones de las sociedades antiguas por lograr la plenitud de la vida o la vida plena. Esta búsqueda ha quedado en las religiones, en los mitos y leyendas, también en los ritos de iniciación, así como en las “filosofías” antiguas.
3. Empero, no se trata de sustituir las interpretaciones oficiales, las interpretaciones ecológicas, las interpretaciones difundidas, por una interpretación con pretensiones filosóficas, sino tan sólo poner en consideración que el tema de la vida plena fue una preocupación de las sociedades antiguas, de sus religiones, de sus filosofías, de sus éticas. Que el tema retorne ahora en plena crisis estructural del capitalismo, manifestada en la crisis financiera, en la crisis de sobreproducción, pero también evidenciada en la crisis ecológica, llamada eufemísticamente cambio climático por las cumbres de Naciones Unidas, se explica, por la búsqueda de alternativas civilizatorias a la modernidad y al capitalismo. Entonces, en principio, “el vivir bien” debe entenderse por esta actualización de antiguas utopías en la perspectiva de encontrar alternativas civilizatorias.
4. El “vivir bien” es un proyecto político, cultural y civilizatorio de las naciones y pueblos indígenas originarios. Este proyecto se fue construyendo en la historia reciente de las luchas anti-coloniales y descolonizadoras de los pueblos indígenas. Es, si se quiere, una utopía, que nace al fragor de los conflictos que enfrentan las comunidades indígenas. Lo primero que pusieron en mesa los pueblos indígenas del continente fue la reconstitución de sus territorios ancestrales, tema que entró en la agenda de los congresos, foros internacionales, reuniones de organizaciones indígenas. Por tal motivo también fue ingresando a la oficina especializada en temas indígenas de Naciones Unidas. Otra reivindicación que entró en las plataformas de lucha es el de la autonomía indígena, que vino acompañada por el planteamiento de autogobierno y libre determinación.
En la medida que se avanzó en las discusiones, acompañadas por investigaciones, otra reivindicación necesaria se hizo presente; se trata de colocar en igualdad de condiciones a las culturas nativas respecto a la cultura dominante. En este sentido se recogió, acogió y adecuó el planteamiento de interculturalidad. Este planteamiento venía del discurso multicultural y del pluralismo liberal, aunque ya tenía antecedentes filosóficos en le hermenéutica, que concibió una fusión de horizontes histórico-culturales, sin que su diferencia desaparezca. La hermenéutica concibió un diálogo cultural basado en la interpretación del otro horizonte a partir de los propios valores. Es como prestar la complejidad de un horizonte cultural para ser interpretado por la complejidad del otro horizonte cultural, manteniendo las diferencias valóricas y de percepciones; lo que hace posible dos interpretaciones simultáneas y en permanente diálogo. Las organizaciones indígenas recogieron estos planteamientos buscando desplegar una interculturalidad emancipadora.
A toda esta plataforma de luchas, que en parte se recogieron en el Convenio 169 de la OIT y, después, en la Declaración de Naciones Unidad sobre el Derecho de los Pueblos Indígenas, se sumaron interpretaciones de las sociedades pre-coloniales, interpretaciones de lo que deberían ser las sociedades en armonía con la naturaleza. Pero, sobre todo, importan las que diseñaron un proyecto político y cultural. El katarismo de la segunda década de los setenta fue indudablemente un proyecto de estas características. En este proyecto el eje fundamentas es el de la reconstitución del Qullasuyu y del Tawantinsuyu.
Empero, también en tierras bajas, así como en los países donde las poblaciones indígenas son minorías se construyó un proyecto político pluralista desde la perspectiva intercultural. De la misma manera, que en tierras altas, se recuperó también los sentidos utópicos de ivimarey, ñandereko, teko kavi, de tierra sin mal, vida armoniosa y vida buena. Late entonces, una búsqueda utópica para escapar del sometimiento, dominación y exclusión en la que se encuentran los pueblos indígenas. Ahora bien, este proyecto de tierras bajas no es de reconstitución, sino pluralista y plurinacional. Este es el sentido que se le dio; este es el sentido que se transfirió a la Asamblea Constituyente a través del documento del Pacto de Unidad, que acordó con las cinco organizaciones componentes, tres campesinas y dos indígenas-originarias, el carácter del nuevo Estado. En el documento del Pacto de Unidad se diseñó un Estado plurinacional y social comunitario; en tanto que en el documento constitucional lo nuevo del Estado viene definido como plurinacional comunitario y autonómico.
Se puede decir que los dos proyectos indígenas-originarios se asumen en la Constitución, el de tierras bajas, en tanto condición plurinacional, el de tierras altas, en tanto condición comunitaria. A estas condiciones de posibilidad del Estado se añade la condición autonómica, que era una demanda regional, empero, siempre fue una reivindicación indígena. La autonomía indígena se plasma en la concepción pluralista de las autonomías, compartiendo con la autonomía departamental, regional y municipal.
Como se puede ver, el “vivir bien” no puede ser interpretado independientemente de estos horizontes políticos que abren el proceso constituyente y la Constitución. Por lo tanto, se trata de un concepto que debe ser interpretado a partir de sus contextos, el contexto de las luchas indígenas y el contexto del proceso constituyente, cristalizado en la Constitución.
5. La Constitución contiene el concepto del “vivir bien” en dos partes significativas, aunque de diferente alcance. El “vivir bien” aparece en el lugar dedicado a los valores; no así, como en el caso de la Constitución de Ecuador, que aparece en el lugar dedicado a los derechos, dándole un alcance más operativo, compartiendo el mandato constitucional con los derechos de la naturaleza. Sin embargo, en la Constitución boliviana, el “vivir bien” vuelve a aparecer claramente en la parte dedicada a la Organización Económica del Estado, donde se define la economía plural, empero en la perspectiva de la economía social y comunitaria, la intervención del Estado, la industrialización de las recursos naturales, la prohibición de exportar materias primas, la interpretación de los recursos naturales como no mercantilizables, destinados al vivir bien.
Además, en la Organización Económica del Estado, se definen los límites y las condiciones de este desarrollo económico; los límites y las condiciones son ecológicas. Se plantea en la Constitución un modelo ecológico articulado al modelo económico. Se plantean las condicionantes de la conservación de la biodiversidad, las condicionantes de la defensa del agua y de la vida, de la energía, de los bosques, del aire. Por otra parte, se lee en lo que respecta a los recursos naturales hidrocarburíferos, minerales y evaporíticos, que éstos son considerados estratégicos, cuya explotación debe ser sostenible. El marco económico que retoma la Constitución es el desarrollo sostenible, también pensada para las comunidades campesinas y la economía agraria. Esta forma de aparecer el “vivir bien” en la Organización Económica del Estado le da un carácter fuerte en la incidencia de las políticas públicas y en la construcción del Estado plurinacional. En este sentido, el “vivir bien” es una condición de posibilidad constitucional.
6. La Constitución no es el último lugar de desarrollo del “vivir bien”; se logra una interpretación más acabada, con consecuencias mundiales, en las resoluciones de Tiquipaya-Cochabamba, en las resoluciones de la Conferencia Mundial de Pueblos y Movimientos Sociales frente al Cambio Climático. Se define el “vivir bien” como modelo civilizatorio alternativo al capitalismo, a la modernidad y al desarrollo. En las resoluciones se exige el pago de la deuda histórica del norte al sur por concepto de costo de la colonización, también se plantea la deuda con la madre tierra y se exige el pago de la deuda por concepto de transferencia de los costos del desarrollo a la naturaleza. Además de plantear la transferencia tecnológica, la implementación de tecnología limpia, la restitución de la naturaleza por los efectos de contaminación, depredación y destrucción, que son los costos del desarrollo y de un modelo compulsivo de consumo. También se les exige a las potencias industriales, responsables de la emisión de gases de efecto invernadero, la disminución radical de los mismos, en un 50%. Se prohíbe más intervención extractivista en los bosques, los que tienen que ser conservados. Por último, se convoca a formar una internacional de los pueblos en defensa de la madre tierra, en lucha contra el capitalismo. Como se puede ver, “el vivir bien” forma parte de un programa de movilización mundial.
7. El documento donde se encuentra más desarrollado el concepto del “vivir bien” es el Anteproyecto de Ley Marco de la Madre Tierra, elaborado durante un año por las organizaciones del Pacto de Unidad, contando con la participación de las comunidades de base y las regionales. Es en este documento, donde se concibe la Ley de la Madre Tierra así misma como fundacional, en consecuencia, a la que tienen que adecuarse las otras leyes. La intensión de esta definición es claramente de re-conducir el proceso, considerado desviado por las organizaciones. El anteproyecto de ley comprende tres estratos epistémicos; se recogen los logros de la perspectiva ambientalista; se comprende la problemática desde la ecología, en la perspectiva de las teorías de la complejidad; y desprende una concepción desde las cosmovisiones indígenas. Lo importante de este anteproyecto es que el documento descarta hablar de recursos naturales, pues se considera que esta es una concepción capitalista de explotación, que viene de la concepción moderna del dominio sobre la naturaleza. En vez de esto, se habla se seres de la madre tierra, que comprende a todos los ciclos de la vida, ampliando la vida a una visión cósmica, la cual ayuda a interpretar, en la larga historia geológica, los ciclos de la formación de los minerales y de los hidrocarburos.
En el anteproyecto de ley se plantean los derechos de los seres de la madre tierra, la convivencia armónica de las comunidades y sociedades humanas con las sociedades orgánicas y los ciclos vitales. Este anteproyecto de ley abarca distintos aspectos de la composición de la ley, de los conceptos, de las definiciones, de la madre tierra, de la biodiversidad, de los ciclos de los bosques, de los suelos, del agua, de las cuencas, de los ríos, del aire. También lo que compete a un modelo económico-ecológico, de la transición del extractivismo a un modelo armónico con la madre tierra, cuyo eje primordial sea la soberanía alimentaria. Así mismo trata de las transformaciones institucionales del Estado para garantizar el cumplimiento de los derechos de los seres de la madre tierra. Como se puede ver, el “vivir bien” es toda una propuesta de concepción integral y dinámica de la madre tierra, de los derechos de los seres de la madre tierra, en complementariedad con los derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios, los derechos fundamentales, los derechos de los trabajadores, los derechos sociales y los derechos colectivos.
8. Desde esta perspectiva, desde esta lectura del “vivir bien”, se entiende que la apropiación que hace el gobierno del término, no del concepto, del “vivir bien” sea más bien utilitario y reductivo, incorporado como adorno en planes y programas desarrollistas, como es el Plan Nacional de Desarrollo (PND). No deben sorprendernos, de ninguna manera, las contradicciones entre sus discursos y lo que efectivamente se hace. Ya sus planes y programas no abandonaron el desarrollismo, tampoco la práctica del ejercicio político y del ejercicio económico no abandonaron el modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente y periférico. La contradicción fuerte no está tano entre lo que dice y lo que hace el gobierno, entre sus planes y programas, por un lado, y la ejecución, por otro lado, puesto que esta ejecución es la continuidad expansiva del modelo extractivista colonial del capitalismo dependiente. La contradicción profunda está entre las gestiones de gobierno, sus políticas públicas, y la Constitución. La contradicción profunda está entre el gobierno y las naciones y pueblos indígenas originarios, que son el sujeto del proceso constituyente. La contradicción profunda se encuentra entre el gobierno, la práctica gubernamental, y el mandato de las luchas sociales del 2000 al 2005.
9. El “vivir bien” no es un concepto gubernamental, es un concepto construido por las naciones y pueblos indígenas originarios en las luchas anticoloniales y descolonizadoras. Es un concepto que se articula a otros conceptos, como los de territorialidad, autonomía, autogobierno, libre determinación, instituciones, normas y procedimientos propios, gestión territorial y gestión ambiental propios. También se articula a los horizontes abiertos por la Constitución, el Estado plurinacional comunitario y autonómico. Por lo tanto, el “vivir bien” es un proyecto político y cultural de las naciones y pueblos indígenas originarios y, desde la aprobación de la Constitución por la absoluta mayoría del pueblo boliviano, es el proyecto político del pueblo boliviano. Por otra parte, el “vivir bien” se ha convertido en un modelo alternativo al capitalismo, a la modernidad y al desarrollo, en una perspectiva mundial. Plantea una revolución mundial, convocando a los pueblos y los movimientos sociales a luchar contra el capitalismo, en defensa de la madre tierra.
10. Una de las interpretaciones más sugerentes que se elaboraron sobre el “vivir bien” es la de David Choquehuanca, canciller de Bolivia. Sin embargo, hay que anotar, que no es esta interpretación la que maneja el gobierno. No es la interpretación oficial. El gobierno no la ha asumido, pues el bloque dominante del gobierno considera que esta interpretación es “pachamamismo”, termino inventado por el comunicador Pablo Stefanoni, defensor del pragmatismo y el realismo político del gobierno. Se entiende esta actitud, pues el gobierno tiene un discurso desarrollista y una práctica extractivista, contrarias a la crítica inherente a la concepción del “vivir bien”. De una manera resumida, la versión del Canciller comprende una interpretación desde la lengua aymara, desde los sentidos lantenes en la lengua, además de suponer un pensamiento amautico (1) elaborado.
El suma qamaña, en aymara, tiene que ver con una forma de vivir plena, que se logra a través de un recorrido por el taki, el camino donde se consigue la iluminación, después de pasar por las tareas y responsabilidades del jaque, el sujeto dual, alguien, hombre y mujer. Las responsabilidades donde se inicia y adquiere experiencia, las responsabilidades que lo otorga la comunidad. Por lo tanto las responsabilidades donde la pareja, chacha-warmi, se convierten en las autoridades de la comunidad, expresando su voluntad, cumpliendo la voluntad de la comunidad. En la medida que se avanza, que se adquieren nuevas tareas, nuevas funciones, se asciende, por así decirlo, se expresa la voluntad no de una sino de muchas comunidades, en la medida que se pasa del ayllu, que es una comunidad dual y complementaria, a la conjunción de varios ayllus, conjunción que hacen a la marka, que es tanto todo un espacio de territorios de ayllus, como lugar que representa la reunión de todos estos ayllus. El suyo comprende a una conjunción de markas, de conjunción de espacios territoriales, es como un meta-espacio creado por la dinámica de las conjunciones de espacios que articulan dinámicas territoriales, relaciones de complementariedad entre los ayllus. Por lo tanto, sin seguir con esta rica complejidad que sostiene una concepción de espacio y tiempo a la vez, pacha, de equilibrio, debemos anotar que cuando el jaque llega a ser mallku, jacha mallhu, jiliri apu mallku, adquiere mayor sabiduría y sobre todo iluminación. Es un qamiri, en pleno sentido de la palabra. Es un hombre y mujer de luz, han logrado la alegría mayor por haber respondido y efectuado la diversa voluntad de las comunidades que representan como autoridad. Este camino no es selectivo, todos tienen que cumplirlo, por el sistema de mandos rotativos.
Como se puede ver, se trata de un manejo complementario y rotativo de la potencia social. Se trata de la realización del sujeto comunitario. El qamiri es la subjeividad misma de las comunidades realizadas; no solo es madurez, ni tampoco solo experiencia, sino el logro del saber colectivo.
Desde esta perspectiva, podemos decir que el qamiri es una realización opuesta a la realización individual, al logro individual, independiente de lo que pase con las comunidades; sobre todo es opuesto a la traducción actual de hombre rico, el que tiene mucho dinero. Hablamos entonces de una ética y hermenéutica del sujeto, del sujeto dual, del sujeto complementario.
Desde esta interpretación, el “vivir bien” es la realización del ciclo de la vida, la intuición intelectiva del significado del ciclo. Es la alegría del saber (2).
11. Si consideramos que el “vivir bien” tiene varios nombres en el mundo, recogiendo las resistencias culturales al capitalismo, sobre todo las alternativas experimentadas en la India, concretamente el indicador de la felicidad, veremos que el concepto del “vivir bien” requiere de otros indicadores e indicatums (3) para poder valorizar y evaluar las condiciones en las que se encuentran los seres y los sujetos en el mundo, en su regiones y localidades. Con el “vivir bien” nada tienen que ver los indicadores macroeconómicos. No pueden evaluarlo. No pueden decir nada. Se encuentran restringidos, habitando el cálculo cuantitativo de la producción anual del país, que es un cálculo capitalista del “mal vivir”. ¿Qué sentido tiene hablar del PIB, de la composición del PIB, cuando nos referimos al “vivir bien”? Esta perspectiva macroeconómica tiene sentido cuando estamos preocupados por la marcha de la economía capitalista, por la marcha de la autonomía relativa de este espacio separado de la sociedad, de la política y de la cultura. Cuando es indispensable saber qué pasa con las balanzas y balances económicos. Aquí no entran los sujetos. El concepto del “vivir bien”, como el concepto de felicidad hindú, es un concepto que incorpora no sólo el cálculo cualitativo, si así podemos hablar, sino la subjetividad, la afectividad. Por lo tanto se requiere de otros indicadores e indicatums, de otra estructura de cálculo.
No se puede confundir la crítica a las disonancias del gobierno en su desenvolvimiento económico con una supuesta crítica al concepto del “vivir bien”. Son dos ámbitos completamente diferentes. Lo que no quiere decir, de ninguna manera, que no hay que hacer una crítica del desenvolvimiento económico del gobierno y de las políticas económicas gubernamentales, considerando también sus contradictorias ejecuciones. Sin embargo, cuando se tratan de transiciones es menester hacer una crítica integral, que comprenda los distintos campos, el campo económico, el campo social, el campo cultural, el campo político, el campo burocrático, el Estado en sentido restringido, pues todos estos campos se encuentran articulados. Se trata de evaluar las posibilidades y obstáculos de la transición.
Notas
(1) Pensamiento del amauta, sabio andino.
(2) Fernando Huanacuni Mamani publicó un libro sobre el Vivir Bien/Buen Vivir. Filosofía, políticas, estrategias y experiencias regionales. Forma parte de una investigación para la CAOI. En el libro se pueden encontrar definiciones del Vivir Bien en las distintas lenguas indígenas de los países componentes de la CAOI; en quechua, en aymara, en mapuche; además de las definiciones del pueblo kolla de Argentina, de los pueblos indígenas en Colombia; también lo que significa Vivir Bien en lengua maya. Para ampliar un glosario de las significaciones plurales y singulares de los pueblos indígenas vale la pena revisar la citada investigación.
(3) Indicadores cualitativos.
—-
Fuente: Horizontes nómadas: http://horizontesnomadas.blogspot.com/2012/08/como-interpretar-el-vivir-bien.html