Sin pelos en la lengua ni medias tintas ni paños tibios, al pan, pan, y al vino, vino. Al que le venga el sayo, que lo arroje horrorizado (o al menos que parezca) al fuego del cielo.
Después del siniestro golpe de estado que acabó con la democracia e instaló la tortura hasta con ratones y otras cosas en orificios corporales, desapariciones y lanzamientos de cuerpos vivos al mar, los escándalos del caso Spiniak, de la pedofilia, de carabineros asaltando gasolineras, detectives corruptos, 40 conscriptos muertos en prácticas en Antuco, personalidades manoseando menores de edad en prostíbulos secretos, curas ídem en lugares no tan secretos, como escuelas, caída del avión en Juan Fernández, la Polar, coimas, lobbies, cohechos, ministros que deben hacer mutis por el foro, presidentes de partidos que deben renunciar diciendo que es en solidaridad, filtración de preguntas y una larga lista de delitos, pecados, deshonestidades y un extenso etcétera, vemos que en todas partes se cuecen habas y el tinglado está podrido en todos sus vericuetos, articulaciones y ensambles. Como en un tsunami que viene y todos en la playa corren despavoridos viendo las gigantescas olas como enormes rascacielos que tapan el sol y el horizonte, así escapa la población chilena de las instituciones hoy en día.
No hay que ser muy hábil en la cosa de “pensar” ni intelectual académico con barba y rascándose la barbilla con decenas de libros publicados, para darse cuenta de que algo huele mal en Dinamarca, demasiada chamusquina en el ambiente, que dicho sea de paso está siendo destruido, pisoteado y envenenado como con saña; los gobiernos utilizan a las tropas de la “defensa nacional” para atacar a mansalva con moderno armamento de guerra y potentes gases elaborados en criminales laboratorios de la guerra química y biológica, a los campesinos, indígenas y pobladores de las proximidades en cientos de minas y plantaciones que sueltan contaminación a diestra y siniestra generando multitudes en repliegue, que se encuentran con los que vienen del tsunami de la playa ya anotado más arriba. Todos huyendo de las instituciones y de los modos de hacer política y economía, buscando cavernas donde meter los cuerpos desnudos y abrazarse tiritando mientras los altavoces de la izquierda recorren ominosamente las calles llamando a las urnas, a aguantar el chaparrón, que ya vendrá el arca de No Es. Que salgan de la oscuridad, que vengan al sol radiante de las emanaciones fétidas de la vergüenza, que adopten la sicología de los ratones, agazapados, corriendo de acá para allá con velocidad de vértigo masticando cualquiera cosa. .
Es una manera un tanto extraña de asegurar la tranquilidad y paz social necesaria para que las ovejas se dejen trasquilar, ya que se requiere un mínimo de domesticación social que, al parecer en Chile es tan acentuada que ya parecemos país de zombies, hasta con los mismos jóvenes que estremecieron el país con las notables batallas estudiantiles, hoy día dando conferencia de prensa para demostrar la importancia de meterse de cabeza en el tarro de basura, de sacar con las manos lo instalado en el wáter para arrojárselo en la propia cabeza y además lamerse los bigotes como el gato cuando devora al ratón.
Nos quieren hacer creer que basta con poner a esos muchachos como candidatos al parlamento para salir del atolladero, como una imagen o representación de la oleada juvenil que se abalanza dentro de las instituciones para recomponerlas y limpiarlas con overoles y escobillones y así la máquina trituradora de cuerpos y de almas podrá moverse con más eficacia cortando cabezas e introduciendo ratones y demás objetos en los orificios corporales de la gente. Ya preparan la estrategia de circular fotos de la ya tú sabes en bikini para hervir la tetera de los incautos pecadores, tapando cuidadosamente que su tío o resultado de los pecados de algún abuelo, fue descubierto pagando para introducir ratones en cuerpos de jóvenes doncellas que nada saben de barricadas ni capuchas. En fin que no es el infierno el que arde, sino el cielo.
Los viejos arrugados en círculo ven como todas esas cosas pasan desde hace muchos años atrás y ven sucederse una tras la otra las diferentes escenas de la película que nos venden barata. Se ríen de la ingenuidad de los compradores de ilusiones mientras los nietos sentados a su alrededor escuchándoles con la boca abierta y llenos de espacios en el alma donde crecen sueños comunitarios, no quieren ir al chat ni a la droga, sino encontrarse con ella o con él y tocarse limpiamente tejiendo otro mundo desde los corazones y pasando tiernamente sus manos por el cuerpo del otro, o la otra. Cuando vengan las bestias ya saldrán todos juntos a defenderse para que siga creciendo el trigo.
Abrazos infernales
Jaime Yovanovic (Profesor J)
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