En defensa de la Autonomía y los Derechos Colectivos, el movimiento indígena del Pacífico, Centro y Norte, ha articulado una red de coordinación a nivel de todos sus territorios
Los derechos colectivos de los pueblos indígenas
Galo Muñoz Arce | Opinión
La Constitución Política de Nicaragua, establece la Plurinacionalidad del Estado, que comprende una serie de derechos especiales para los pueblos y naciones indígenas al interior de cambios profundos en el sistema de representación político, en el sistema económico de producción y distribución, en el sistema jurídico, administración de justicia y en el conjunto de las políticas públicas, en consideración de que los patrones culturales de la modernidad, amenazaban la pervivencia cultural de los pueblos y naciones indígenas en todo el mundo.
En ese contexto, el Estado Plurinacional recogía las propuestas realizadas en años anteriores por la Organización Internacional del Trabajo, OIT, que definió un conjunto de derechos específicos para los pueblos indígenas conocido como Convenio 169. A este conjunto de derechos y marcos jurídicos que piensan en términos de “pueblos” y no en individuos, se los conoce con el nombre de derechos colectivos
Esta definición nueva rompe con el paradigma tradicional de los derechos fundamentales, que siempre consideraron a un ciudadano como un individuo aislado de su comunidad o pueblo y de sus relaciones culturales. Los derechos colectivos representan un avance en materia de derechos fundamentales porque reconoce a los individuos como portadores de derechos fundamentales y a los pueblos les reconocen y garantiza la vigencia de su cultura, de su territorio, de sus instituciones.
De hecho, han sido incluso denominados como “derechos de tercera generación” en virtud de que amplían la esfera de los derechos y reconocen un sujeto especial de derechos fundamentales: el sujeto comunitario expresado en los pueblos y nacionalidades.
El sistema de Naciones Unidas, declaró el Decenio de los Pueblos Indígenas (1995-2004), como una forma de sensibilizar a los Estados para que adopten una serie de instrumentos jurídicos que protejan las condiciones de vida y de cultura de los pueblos y nacionalidades indígenas. En esta misma década el movimiento indígena se convirtió en un importante actor político.
En consecuencia, en los albores del nuevo milenio, el movimiento indígena del Pacífico, Centro y Norte de Nicaragua, presentó en el seno de la Asamblea Nacional el Proyecto de Ley de Autonomía. Da la impresión que los acuerdos consagrados en la Constitución Política de Nicaragua, el Convenio 169 y las Declaraciones de las Naciones Unidas, no es acatada por los asambleístas nicaragüenses, que salieron tranquilamente de vacaciones, importándoles poco o nada la aprobación de la Ley, e incumpliendo con el compromiso, “que en el 2012 ya se contaría con la Ley”.
En defensa de la Autonomía y los Derechos Colectivos, el movimiento indígena del Pacífico, Centro y Norte, ha articulado una red de coordinación a nivel de todos sus territorios para debatir el proyecto de Ley de Autonomía y presionar desde las comunidades al sistema político nicaragüense para que apruebe la Ley de Autonomía.
Para este año 2013, el movimiento indígena se prepara para reclamar los derechos colectivos en el Texto Constitucional con la aprobación de la Ley de Autonomía. “No se trata de una concesión de los Padres de la Patria, sino que se trata de reconocer los derechos ancestrales de quienes irrumpieron el escenario nacional, aún antes de que se constituyera la república”, opinó uno de los dirigentes de la Coordinadora de Pueblos Indígenas del Pacífico, Centro y Norte de Nicaragua.
La profecía Maya para finales del pasado 2012, no hablaba del fin del mundo. La profecía maya más bien nos habla de cambios que ocurrirán a nivel físico en el planeta, y en la conciencia de la raza humana. Ojalá que estos buenos augurios penetren en la conciencia de quienes fueron electos para atender los reclamos de los pueblos indígenas chorotega.
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Los indígenas del Pacífico, Centro y Norte de Nicaragua
Leo Gabriel | Opinión
Para los que venimos de afuera, la historia de Nicaragua se presenta como un ciclo permanente de sujetos colectivos que irrumpen (casi siempre de manera violenta) en el escenario político para muchas veces apagarse tan sorpresivamente como habían venido. Tal fue el caso con los conservadores y los liberales somocistas, los sandinistas de los años 1980, pero también de muchos movimientos sociales como de los estudiantes luchando por el 6 porciento, los trabajadores del Nemagón y los indígenas de la Costa Caribe de Nicaragua.
Rompiendo con este paradigma volcánico ha surgido últimamente, de manera muy pacífica, una nueva fuerza social y cultural en el horizonte de Nicaragua, basada en los pueblos más antiguos: los indígenas del Pacífico, Centro y Norte de Nicaragua (PCN). Hasta hace poco desconocidos por la abrumadora mayoría de la población nicaragüense lograron subir, sin mucho ruido, paso a paso, a la tribuna del escenario nacional, hasta la fecha más bien amparados por convenios internacionales que por la legislación nacional.
Luchando por sus derechos como pueblos originarios y por sus tierras y costumbres ancestrales 330 000 miembros de comunidades indígenas, a veces tan remotas como Mozonte o Muy Muy y a veces tan cercanas como los Sutiavas en León y los Nahoas en Masaya, lograron romper la crisálida de su aislamiento al que les habían confinado durante siglos el Estado Nacional, algunos terratenientes sin corazón, empresas transnacionales sin alma y hasta sus propios hermanos indígenas de la Costa Atlántica.
Bajo el título: “¡Nosotros sí existimos!” los indígenas del PCN acaban de editar un libro que se presentará el martes 4 de Diciembre, a las 6:00 pm en el Hotel Seminole de Managua.
Lo que se puede leer en estas 140 páginas es mucho más que un ejercicio académico de unos dirigentes indígenas y antropólogos expertos en la materia. Estructurado en siete capítulos con títulos tan sencillos como: “¿De dónde venimos? ¿Cuantos y quienes somos? ¿Para qué luchamos? ¿Hacia dónde vamos?”. Es el esfuerzo colectivo de 22 Pueblos PCN de acercarse a su propia identidad como pueblos, alzando la bandera de la Unidad en la Diversidad, propia de los movimientos indígenas de América Latina.
No es casual que la presentación de este libro se está dando en el marco de un evento de gran trascendencia para los pueblos indígenas de América Latina. El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), en cooperación con el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA), Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y del Caribe, Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas en la ONU y el Comité Organizador en Nicaragua integrado por el Gobierno de Nicaragua y los Consejos Regionales Autónomos del Atlántico Norte y Sur, está llevando a cabo en estos días, del 3 al 5 de diciembre un Taller de Consulta Preparatoria para el establecimiento del Foro de Pueblos indígenas en el FIDA. La propuesta de establecer el Foro de Pueblos Indígenas es un intento concreto del FIDA para institucionalizar un proceso de diálogo y consulta con las y los representantes de dichos pueblos a nivel nacional, regional e internacional.
La participación del Consejo de los Pueblos Indígenas del Pacífico, Centro y Norte de Nicaragua, órgano representativo de los indígenas de esta parte de Nicaragua que se creó en mayo de este año, es otro paso importante hacia la globalización del Buen Vivir -no solamente para los propios indígenas. Es un paso también hacia lo que unos filósofos quechuas de Bolivia han estado llamando la “Indianización de las Américas”. Al igual que en los países andinos también en Nicaragua los indígenas podrían ser el eje de la transformación político-social y ecológico-cultural de esta parte del país, en un tiempo en que la crisis del sistema neoliberal se está acercando a pasos agigantados.
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Nota de Clajadep:
Los indígenas de la región atlántica están agrupados en el MIN, Movimiento Indígena de Nicaragua, y mantienen acuerdos con el sandinismo. Este movimiento más próximo a la institucionalidad, por lo que reciben mayores beneficios estatales, se coordina con otros movimientos indígenas de Centroamérica de similares características:
COONAPIP - Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de Panamá, MNICR - Mesa Nacional Indígena de Costa Rica, CONPAH - Confederación Nacional de Pueblos Autóctonos de Honduras, CCNIS - Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño, AJPU - Espacio de Coordinación Maya de Guatemala y BENIC - Consejo Nacional Indígena de Belice.
Nosotros estamos difundiendo noticias de Copinh en Honduras y de la Coordinadora de Pueblos Mayas del Occidente de Guatemala, entidades firmes defensoras de la autonomía y el protagonismo desde abajo. En las otras organizaciones abundan nexos de dependencia con partidos o grupos de izquierda y algunos son férreos enemigos del zapatismo, precisamente por su vocación integrista.